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Baño Turco

en MicroRelatos

Ven. Me dice sujetándome la cabeza contra su cadera en medio del vapor del baño turco. Ven, que te vamos a duchar bien. Chupa aquí, ven. No hay día que vaya a este club y no pase un buen rato en el baño turco. No sé lo que tiene. La penumbra, una de ellas, yo creo. Hasta que se te acostumbran los ojos, no se distingue más que el color de las pulseras que identifican el terreno de juego de cada jugador. Verde, me vale cualquier campo. Rojo, solo juego en campo contrario. A mi alrededor, todas las que veo son verdes. Pero una en particular se mueve alrededor de la cadera de mi amigo. Voy acomodándome a la penumbra y distinguiendo el contorno de los cuerpos. Está semi arrodillado, delante de mi amigo, comiéndole la polla. Mi amigo me mira, con cara de placer. Se la está chupando bien por lo que parece. Mientras tanto, él le masturba a su vez. Ocasionalmente se comen la boca. Me quedaría mirando más rato cómo se dan placer, me da mucho morbo ver como un tío le come la polla a mi amigo y le hace gozar. Pero estoy rodeada. Hay al menos cuatro tíos en primera línea a mi alrededor, e intuyo que en los bancos debe haber otros pocos pajeándose, incluso acercándose por si se queda algún hueco libre. Me he arrodillado en el suelo directamente.

El primer chico que llegó cuando entramos, se sentó a mi lado y me comió la boca, y me tocó sin reparos. Me metió bien los dedos en el coño y se las arregló para que me corriera a gusto, mientras me pellizcaba las tetas con la otra mano y me metía toda la lengua en la boca. Era uno solo y parecía cuatro. Me mordió el labio de abajo cuando me corrí. Me cogió de la nuca. Se levantó. No hizo falta que me dijera mucho más. Parecía que habíamos estado solos antes, pero no me había dado cuenta de los que habían ido entrando. De rodillas, delante de él, ya siento además de los cuerpos de mi amigo y el que se la está comiendo, otros tres al menos. Uno de ellos me recorre la garganta con la mano, desde atrás, mientras me meto la polla del de delante en la boca. No me aguanta mucho, la verdad. según empiezo a coger ritmo, me coge la cabeza más firme. mueve también su cadera, me folla la boca, literalmente. Le escucho decírmelo. Ven. Chupa aquí, ven. Que te vamos a duchar bien… uf. Me pone muchísimo pensarlo y en el siguiente segundo se corre entre gemidos, en mis tetas, en mi cara, en mi boca. Mis manos, mientras chupo, también van masturbando las pollas de alrededor. Cuando el primero se corre, el de mi derecha me la mete en la boca casi sin esperar un segundo y antes de que me dé cuenta se está corriendo también en mi cara, y el de mi izquierda, que se ha puesto un poco más al centro no llega ni a metérmela en la boca. Ve cómo me han bañado en leche los dos anteriores y se corre llenándome las tetas también, todo el cuerpo empapado entre el sudor del baño turno y las corridas de quienes han entrado primeros en el juego. Lo que me encanta de este sitio es que puedo tener como seis, siete pollas para mí, cada vez que empieza un juego. Miro a mi amigo, aún arrodillada, y su compañero está ahora de espaldas a él, mi amigo le está masturbando desde atrás y el chico está gozando bien, se le ve en la cara. Mi amigo es un crack dando placer. Lo suyo son las tías, pero vamos, que no tiene ni límites ni final. Si lo que hay a mano es un tío, y dispuesto como este, se emplea y hace disfrutar a cualquiera. Como es lo único que he conocido en este mundo, a mí me parece lo normal. No es que lo sea igual, pero es lo que yo vivo. Todo lo placentero es divertido. Dará igual que sea un tío o una tía quien te come la polla. Si es una boca igual, haciéndote vibrar. Estoy observándoles y poniéndome cachonda mientras les veo jugar pero me dura poco el momento de reflexión. Un chico me hace levantar y me sienta en el banco. Me separa las piernas todo lo que dan y se arrodilla delante. Ha observado toda la jugada de antes y no sé si quiere hacerme gozar porque al que lo hizo antes luego le tocó una mamada de las de peli porno, o porque el muchacho es así de generoso, pero sea como sea, me abre el coño bien y se emplea en comérmelo todo, mientras con la mano separa los labios y me va metiendo los dedos, primero uno, luego dos, chupándome el clítoris y me hace correr hasta dejarme casi sin respiración, igual también por el rato que llevamos dentro del baño turco y la temperatura. Le toco mientras me toca y no le llego a chupar cuatro veces antes de que se corra cuando se incorpora y me mete la polla en la boca. Ha sido primero tan gentil y cuando se pone delante de mí me coge la cabeza con las dos manos y me mete la polla hasta el fondo de la garganta. Entre su cadera y sus manos no tengo espacio para separarme así que me la mete muy adentro, tanto que al principio no sé respirar a la vez y me da arcadas, cosa que me da la impresión de que le gusta porque más adentro la mete. Se corre como un loco en una de esas y apenas le da tiempo a sacarme la polla de la boca, me llena las comisuras con su corrida y me coge la barbilla cuando acaba, mirando mi cara llena de leche con los ojos brillantes. Mi amigo acababa de hacer correr a su compañero de juego, así que propone un receso. Una ducha. Vamos a morirnos aquí, dice. Aunque me he corrido unas pocas de veces, además de las que he hecho correr que también me han dado mucho placer, según salimos y otros cuerpos de la penumbra se mueven hacia nosotros y nos siguen. Me complace, me excita, la expectación. Adonde vayamos ahora, sé que vuelvo a tener varios hombres a mi alrededor. Qué morbazo.