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Trío con dos chicas. Relato interactivo (cap 7)

en Trios

UNA DULCE SORPRESA

 

Ya ha pasado un mes desde que estamos juntos mis dos chicas y yo. Nos hemos ido instalando en la rutina de repartir mi tiempo entre ambas. Casi a diario voy a casa de Raquel donde el sexo se mantiene casi desde que llego hasta que me voy. Siempre la encuentro encendida hasta el punto que yo quiero, gracias al juego en que la tengo atrapada. Si noto que  dismunuye la pasión, la tengo un par de días de abstinencia y se pone como una moto, me llama suplicando mi presencia o que al menos la deje hacerselo con los dedos. Es maravilloso tener hasta este punto su voluntad en mis manos. Es maravilloso y para los dos.

Hoy mismo (jueves) me ha llamado a primera hora.

-He pasado toda la noche entre sueños húmedos, no puedo más, porfa, ¿que hago?

-No quiero que te toques. Voy a ir para tu casa pero aún tardaré un rato, tengo que hacer.

-¿Tardarás mucho? Tengo que salir a hacer unos recados.

-Como quieras pero si llego y no te encuentro en casa, tendré que irme de nuevo.

Basta con eso para tenerla atrapada en su propia casa y con una hoguera entre las piernas esperando fervientemente a que yo me digne en visitarla.

Una hora después me ha lanzado otro mensaje aún más apremiante. Me la puedo imaginar sentada, apretando las piernas, tratando de contener ese ardor que pugna por desatarse en cualquier momento. Entonces le respondo:

-Cuando llegue quiero encontrarte desnuda.

Y no hace falta que se lo repita, pasará desnuda el tiempo que tenga que esperar a su liberador, ya sean minutos u horas. Eso es algo que incrementa aún más su desesperación, ver su propio cuerpo desnudo, accesible y evitar cualquier roce que pueda inflamar un deseo que quien sabe por cuanto tiempo va a extenderse.

Cuando finalmente llego a apagar ese fuego con mi manguera procuro dosificarlo, no quiero que todo acabe en segundos. Voy despacio, trato de retener su orgasmo el mayor tiempo posible. Si veo que la temperatura sube muy rapidamente, paro y recomienzo.

Hasta que por fin cuando ya llegamos al punto de no retorno, sincronizo los movimientos y acabamos los dos en una explosión brutal, una marea incontrolable, una efervescencia de energía que recorre cada centímetro de nuestros cuerpos y nos transporta hasta el olimpo del placer.

 

En cuanto a Aura, la mayoría de las noches viene a dormir a mi casa, otras a la de Raquel y las menos se queda con su prima.

Esta noche ha llegado pronto y nos hemos sentado a cenar tranquilamente. Quiere aprovechar el tiempo porque este fin de semana no vamos a poder vernos. Tengo que viajar al festival de cine de Gijón para cubrir la entrega de premios. Aura me pregunta con los ojos tristes:

-¿Cuando te vas?

-Mañana por la tarde cojo el AVE a León. Allí me espera mi colega Felipe, el fotógrafo. ¿Te acuerdas de él?

-Claro que sí, es el chico que estaba contigo el día que nos conocimos.

-Eso es. Me espera en León y desde allí nos vamos a Gijón con su coche donde lleva todo el equipo que necesitamos.

-¿Sabes? A veces me he preguntado qué hubiera pasado si ese día tu amigo hubiera venido con nosotros. Podría haber cambiado todo así que me alegro de que no viniera.

-No Aura, no habría cambiado nada. Me enamoré de tí desde la primera vez que te ví aunque entonces no lo tuviera muy claro y con mi amigo o sin él habría ido a por tí.

-Lo sé, a mi me sucedió lo mismo. Te quiero.

 

Nos besamos y nos vamos a la cama a aprovechar la noche.

 

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VIERNES 6:00

 

Nos hemos despertado muy temprano. Puesto que tenemos tiemp propongo:

-¿Qué te parece si le damos una sorpresa a Raquel y nos presentamos en su casa con el desayuno?. Hace tiempo que no estamos los tres juntos y seguro que le hace ilusión.

-Me parece una idea excelente.

 

Salimos de casa con una botella llena de zumo recién exprimido. A esta hora es difícil encontrar nada pero cerca de casa hay una panadería que abre temprano donde compramos unos cruasanes. Luego cojemos el metro hasta Embajadores.

 

Como tengo llave no hace falta despertarla aún. Entramos en su apartamento sigilosamente, yo me dirijo a la cafetera para ir calentando el agua. Aura se sienta en el borde de la cama y contempla un momento la somnolienta desnudez de su amiga. Suavemente le acaricia el pelo y la espalda. Poco a poco Raquel acaba de despertar.

-Buenos días perezosa - le dice Aura mientras se inclina y deposita un beso en sus labios.

-Que grata sorpresa, hacía tiempo que nadie me traía el desayuno a la cama. Os quiero a los dos.

-Se incorpora y atrae a Aura dándole un largo beso.

Desde el otro ángulo del apartamento donde estoy enfrascado en la tarea de hacer el café y disponerlo todo en una bandeja, le lanzo yo también un beso que atrapa en el aire.

Terminada la tarea me desnudo e indico a Aura que haga lo mismo. Llevo el desayuno a la cama y damos cuenta de él mientras nos ponemos al día.

Retiro la bandeja y lavo los platos. Mientras tanto Aura y Raquel han empezado a calentar el ambiente. Se están besando y frotando sus cuerpos desnudos sintiendo como se les eriza la piel. Contemplo el cuadro complacido.

 

Ya completamente excitadas Aura le dice:

-Raquel, sobre lo que me dijiste el otro día…..

-Cielo, ¿estás segura de que quieres dar este paso?

-Nunca voy a estar segura al cien por cien pero la única forma de saberlo es probarlo.

-Esperaba que llegara este momento. Relájate.

 

Aura se tumba en la cama boca arriba y con la cabeza al pie de la cama. Raquel se pone de rodillas sobre ella y va bajando el culo hasta ponerle el coño encima de la cara. Aura desde debajo empieza a lamerlo despacito. Entonces Raquel se inclina hasta llevar su boca a la entrepierna de Aura. Empieza también ella a usar la lengua y se enzarzan en un perfecto sesenta y nueve.

 

Desde mi posición la visión que se me ofrece es espectacular, el culo en pompa de Raquel ejecutando lentos movimientos y debajo solo asoma el pelo de Aura cuya cabeza está atrapada bajo el sexo de su amiga.

 

Aunque no acostumbro a practicar el sexo anal, ahora mismo es lo que se me está poniendo en bandeja. Sin pensarlo más me acerco. Con una mano acaricio la cabeza de Aura y con la otra meto un dedo primero y luego dos en el culo de Raquel. Logicamente le falta lubricación pero sé muy bien donde encontrarla.

Deslizo la mano entre el chocho de Raquel y la boca de Aura descubriendo el charco que ya se ha formado con la mezcla de los fluídos vaginales de la primera y la saliva de la segunda. Impregno bien un par de dedos. Antes de retirarlos, los acerco a la boca de Aura que ella abre sin necesidad de pedírselo. Le meto los dedos, jugueteo un poco con su lengua ávida y vuelvo a sacarlos, frotándolos otra vez con los labios vaginales de Raquel. Retiro la mano ya completamente recubierta de una película viscosa.

Empleando ambas manos separo las nalgas de Raquel dejando a la vista su orificio trasero. Le meto los dos dedos y empiezo un movimiento de mete-saca empapándole bien toda su cavidad anal. Mi polla la lleva un rato enhiesta y pidiendo guerra por lo que creo llegado el momento.

Apunto mi capullo contra su entrada y lentamente pero con inevitable dolor le voy introduciendo centímetro a centímetro. A pesar de la lubricación, por el culo siempre es más difícil pero finalmente lo consigo, ya tengo toda mi tranca clavada hasta lo más profundo y comienzo a moverla adentro y afuera mientras mis pelotas rebotan contra ella.

Desde abajo escucho los gemidos de Aura. Si abre los ojos se encuentra con mis cojones rozandole la pringosa cara mientras rebotan en el culo de su amiga.

Mi polla está engrosando demasiado aprisa sin dar tiempo a la dilatación de la cueva que la comprime. Empujo más aún mientras Raquel emite un débil quejido por el dolor del ariete que le está taladrando el culo.

Por el otro lado, el chocho de Aura también es una ciénaga en la que chapotea la experta lengua de Raquel descubriéndole todo un nuevo mundo de sensaciones. Deja a Raquel llevar toda la iniciativa y solo se deja hacer.

Creo que esto no va a durar mucho más. Acelero el ritmo de mis sacudidas mientras Raquel abre el culo un poco más para recibirme hasta lo más hondo y aplasta un poco más el coño sobre la cara de Aura, completamente mojada y con serias dificultades para respirar.

 

Finalmente llega la eyaculación. Un largo chorro de semen se proyecta hacia el interior de Raquel desde donde escurre cayendole por las cachas del culo hacia las piernas y sobre la cara de Aura que recibe esta lluvia seminal que viene a añadirse la la mezcla de saliva y jugos vaginales que ya la cubría por completo. Encharcada como un campo de arroz se ve obligada a boquear para no perder el aliento.

 

Saco mi miembro del culo de Raquel. De la punta sigue rezumando leche que continúa goteando sobre los cerrados párpados de Aura. Lo froto contra el culo de Raquel donde dejo los últimos restos.

Pero todavía no ha terminado la segunda parte, Aura aún no ha llegado al orgasmo. Acerco un dedo hasta su húmeda rajita donde se encuentra con la lengua de Raquel y se acompasa con ella en movimientos cada vez más rápidos tratando de producirle una doble sensación mientras con un segundo dedo la penetro.

Tras un rato de frotación, finalmente estalla en un más que esperado orgasmo. Nos relajamos y nos tumbamos los tres en la cama. Estamos los tres empapados de esa cobertura en la que se mezclan los fluídos de nuestros respectivos cuerpos, semen, saliva, jugos vaginales, sudor, una variopinta mezcolanza que hace imposible distinguir por el olfato

quien es quien.

 

Metemos la sábana en la lavadora con la vana esperanza de que vuelva a quedar medio limpia y nos metemos los tres en la ducha, afortunadamente lo bastante amplia. Bajo el cálido abrazo del agua nos limpiamos mutuamente los restos mientras nos prodigamos tiernas caricias jabonosas.

 

El resto de la mañana lo pasamos holgazaneando en la cama entre besos y caricias.

 

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VIERNES 17:00

 

Después de comer unas raciones regadas con unos dobles en una cervecería cercana a Chamartín hemos ido dando un paseo hasta la estación. Mientras tomamos café en el vestíbulo Raquel comenta:

-Vais a tener mucho tiempo libre. Es una ciudad con mucho que ver y de noche muy animada.

-Eso, tu incítale - dice Aura - él solito rodeado de esas fogosas mujeres del norte.

-¿Fogosas? Me parece que has ido poco por allí.

-Pues como ejemplo mírate tú que eres de por allí.

-Querida, yo soy la excepción que confirma la regla pero por ahí arriba son bastante fríos, creeme. De todos modos Diego es un bomboncito muy apetecible.

-Vamos - les digo - ¿ahora os vais a poner celosas?

 

Aura cuchichea algo al oído a Raquel y las dos sueltan una risita. Miedo me da qué estarán tramando.

-Pues vale, habrá que tomar precauciones - dice guiñando un ojo a su amiga.

 

Se ponen cada una a uno de mis costados ocultando de la vista el espacio entre mis piernas puesto que estoy sentado frente a la barra de la cafetería. Entonces ante mi sorpresa, Aura me baja la bragueta y me extrae el miembro. Empieza a masajearlo hasta que me produce una erección a la que me ha costado llegar por lo incómodo de la situación. Parece que nadie pueda vernos, pero….

 

Cuando ya estoy palote, saca del bolso un rotulador de piel y me escribe a lo largo del pene: “Propiedad privada”

-Así estás precioso- se ríe.

-Vale, y ya por qué no me pones un cinturón de castidad.

-No seas tonto, solo es una broma. De todos modos no sirve para nada, puesto que para que pueda leerse tienes que estar empalmado y si llega ese momento ya no habrá vuelta atrás. Si de verdad no confiaramos en tí no estaríamos contigo.

-Sois encantadoras.

 

Llegada la hora subo el tren que puntualmente parte con su silencioso e imperceptible movimiento.

Desde la ventanilla veo cada vez más lejos a mis dos chicas que levantando una mano me despiden confiando en que la ausencia sea corta y llevadera.

 

De hecho van a aprovechar el fin de semana para hacer planes de chicas. Aura se va a quedar en casa de Raquel. Acaba de descubrir una nueva faceta de su sexualidad y necesita explorarla y con quién mejor que con su amiga del alma.

 

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VIERNES 19:10

 

Salimos de León con un tibio sol de los que no calientan pero apenas la carretera empieza a serpentear entre los farallones calizos de las montañas de Gordón, el cielo se oscurece y una ventisca con nieve nos obliga a ir despacio para contrariedad de Felipe.

-Vaya hombre. Quería pasar el puerto de día pero no va a poder ser.

 

La nevada aumenta de intensidad y llega un momento en que casi no hay visibilidad. Es peligroso seguir así por este camino encajonado entre montañas y con las curvas cerradas que impone el curso del río. Avistamos una gasolinera y nos detenemos para esperar a que al menos amaine un poco el temporal. Aparcamos junto a un surtidor bajo techo y en ese momento la nevada prácticamente se detiene. De todos modos lo tenemos complicado, ya ha anochecido y un denso manto blanco cubre la carretera.

Salimos del coche y una ráfaga helada me sacude en la cara y en las manos. Con un trozo de cartón retiramos un poco la nieve acumulada en el parabrisas.

 

Una jóven empleada sale de la tienda y se dirige al surtidor. Es una rubia muy simpática, algo rellenita pero con una bonita silueta. En la placa prendida en su uniforme se puede leer “Sara G.” lo que nos permite ponerle nombre. Con una amplia y luminosa sonrisa, nos da la bienvenida.

 

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Lector, aunque el relato en general es de tríos y pese a lo que pueda parecer por el final de este capítulo, te anticipo que el próximo va a ser casi completamente de temática lésbica por lo que le voy a dar esa clasificación. Como excepción y sin que sea un precedente.

 

Que lo disfrutes