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Ángel travieso 2

en Trios

Antes que nada quisiera decir que esta historia no la escribi yo, la colgue aqui porque me gusto mucho y queria que otros tambien la leyeran...

Una fuerte bofetada a mi culo me lleva de medio despierta a alerta, el relámpago del dolor forzando los ojos abiertos mientras miro fijamente a mi papi.

—Vamos, Ángel. Es hora de ponerse en marcha.

Con un resoplido, entierro mi cara en mi almohada y estiro mi cuerpo, aliviando los dolores que había causado la noche anterior. Me doy la vuelta y lo veo vestirse, ponerse los pantalones y deslizarse en su camisa. Él es mi papi, mi ex padrastro, de todos modos, y amante.

Dios vaya que es un amante.

—Luca... —Estoy gimiendo. Él me había fóllado muchas veces la noche pasada, y estoy agotada. Saciada, pero agotada.

Él se acerca, se inclina sobre mí, esos hermosos ojos marrones parecen taladrar en los míos mientras baja la cabeza y cepilla sus labios con los míos. —Vamos bebe. Tienes tío Domani viniendo a cenar hoy, ¿recuerdas?

Mi coño está desgastado de ayer por la noche, pero eso no evita que se caliente, volviéndose pesado y doliendo al pensar en mi tío.

Técnicamente, es mi ex-tío político, pero me excita pensar en él como el tío Domani. Él es más grande que mi papá, hombros más anchos y más voluminoso. Él también tiene una enorme polla. Por lo menos, creo que lo es. El hombre que sabe cómo llenar unos jeans.

Me estremezco, la idea de ser llenada por él, tomando el control de mi cuerpo. Con un movimiento de mi muñeca, tiro de la manta a un lado y me arrastro desde la cama, desnuda como el día en que nací.

Luca tira me acerca de un tirón, alinea mi cuerpo desnudo a su cuerpo vestido, y deja caer una mano a mi culo, apretando el montículo regordete. —¿Supongo que estás feliz de que él venga otra vez?

Me acurruco más cerca, inhalando su aroma masculino, me deleita estar cerca de él. Yo amo a mi papi. No hay duda. Pero quiero a mi tío. Dios, deseo a mi tío.

—Oh, papi... —susurro contra su pecho, frotando mi mejilla sobre la camisa blanca almidonada. —Yo sólo quiero que él me folle, papi.

Su polla se contrae en sus pantalones, llenándose y endureciéndose contra mi cadera. —Minx2. —Él da un golpe a mi culo, agarrando y amasando la mejilla mientras muele su polla en mi contra. —¿Por qué me haces esto?

Él gruñe y áspero mientras me empuja hacia la cama. Aterrizo con un rebote y una sonrisa, mi coño poniéndose más húmedo por el momento, sufriendo y sólo pidiendo a gritos ser llenado por su polla.

Luca ni siquiera se quita la ropa, simplemente descomprime y saca su duro eje, acariciándolo un par de veces antes de que él se arrodilla en la cama. Me arrastro de vuelta, acostándome y preparándome para él, pero él me mueve de un tirón sobre mi estómago, golpeando mi culo una vez que estoy en posición.

Con mi trasero arriba, gimo cuando traza la grieta de mi culo, dedos deslizándose por mi raja. —Fóllame, Papi. —Otra nalgada, y gimo, mi coño apretándose y deseoso.

Piernas cubiertas de tela se alinean con las mías, la cabeza de su polla se burla de mi coño. —¿Estás segura de que es a papi a quien deseas, Ángel? ¿No quieres a tu tío Domani?

Dios, eso solo empuja mi excitación más alto, los traviesos, pensamientos sucios dando vueltas por mi mente. De Domani follandome. En mi coño, mi culo, mi boca. Quiero ser llenada por pollas Morelli.

Cierro los ojos, lo imagino detrás de mí, su polla gruesa a la espera de dividirme. Se está frotando en mi clítoris, mis jugos haciendo el camino suave y resbaladizo. —Fóllame, tío Domani. Lo necesito. ¿Por favor?

—Eso es correcto, pequeña zorra. Quieres la polla de tu tío en ti. —Él se burla de mí, una pulgada dentro, una pulgada fuera. Una y otra vez. —Ruégame.

No puedo mover mis caderas, sus manos me mantiene quieta, y no quiero nada más que ser tomada. —Por favor, tío Domani. Fóllame. Úsame. Yo soy tu putita. Tu puta.

Trato de sacudirme, moverme y tomarlo.

Pero no puedo.

Estoy gimiendo ahora, diciendo cualquier cosa para conseguir que me den lo que quiero. —Úsame. Por favor, úsame. —sollozo.

Las manos en mis caderas se contraen y luego su polla está ahí, llenándome y estirándome, y ese placer, lleno de dolor me consume, corre a través de mí como un tren y casi detiene mi corazón. Él agarra mi pelo, tira de los hilos mientras me folla, rápido y furioso, golpeando en mí como si él no pudiera conseguir suficiente.

—Tómalo, bebé. Toma esa polla.

Me muevo con él, contra él, empujando las caderas hacia atrás mientras empuja. Quiero todo lo que me dará. Yo quiero todo.

En mi mente, soy follada por mi tío, subyugada y dominada, hecha someterme y disfrutar de cada segundo.

Él va más y más duro, jadeando y gruñendo con cada embestida. Mi orgasmo se acerca, moviéndose como un tren de carga sin frenos, golpeando a través de mí. Baila por mi espalda, todas esas encantadoras pequeñas terminaciones nerviosas que viene a la vida mientras se mueve dentro y fuera de mi coño. Mi coño se aprieta rítmicamente alrededor de él, ordeñando su polla, haciéndome temblar y gemir con cada espasmo involuntario.

—Tío... —Estoy llorando, rogando, suplicando. Dios sabe lo que está cayendo fuera de mi boca. Yo no lo sé y no me importa. Sólo el hecho de que me voy a venir, exprimir su polla y tomarlo todo, es suficiente en este momento.

—Maldito pequeño coño apretado. —Él está golpeando como un martillo neumático, la cama sacudiéndose y golpeando contra la pared mientras me folla, toma lo que quiere de mi coño.

—Me voy a venir. —suspiro, su polla acariciando mi punto G, romperlo en pedazos diminutos.

—Córrete en mi polla. Maldición sí.

Y así, las puertas se abren, ese puro placer corriendo a través de mí, mi coño aprieta contra su pene, apretando hasta que grita y se congela en mi contra. Cada músculo de mi cuerpo está lleno de esos hormigueos, esos relampagueantes ataques rápidos de felicidad que soplan a través de mí mientras me vengo. No puedo moverme, no puedo respirar, no puede hacer otra cosa que sentir como su polla se hincha y palpita en mi coño, nada si no sus dedos clavándose en mi cadera y la liberación erótica que él hace salir de mí.

Estamos pegados, él en mí, mis dedos anudados en las sábanas, una maraña de pelo, y me cuesta pensar, ni hablar de moverme.

Luca suelta mi pelo y lentamente sale de mi coño, su semen siguiendo su retirada. —Ángel... —Su voz es un susurro ronco, y miro hacia atrás, con las cejas levantadas. —Ven a limpiarme, tengo que ir a trabajar.

No dudo. En un parpadeo tengo mi boca envuelta alrededor de su polla ablandándose, lamiendo y lamiendo la combinación de nuestros jugos, el salado, dulce almizcle que hacemos juntos. Trazo las texturas de su polla, me aseguro de que recojo cada gota, saboreando todo y cada uno de nosotros. Incluso mientras lo baño con mi lengua, su semilla se desliza por mis muslos internos, recordándome que hemos prescindido de los condones hace meses. Estoy usando control de la natalidad y disfruto de compartir estas partes de nosotros mismos.

Demasiado pronto toca mi mejilla y lo dejo en libertad con un pop suave, la polla regresando a la vida bajo mi mirada.

—Basta, nena. Papi tiene que ir a trabajar.

***

La lasaña se está horneando y tengo cuarenta y cinco minutos antes de que esté lista para salir del horno.

Otros quince antes de que se enfrié y entonces estaremos listos para comer.

Tengo mariposas que pululan en mi estómago, con la esperanza de que mi tío se una a nosotros en el juego. La llamada telefónica había sido fácil. Una marcación rápida y luego el tío Domani respondiendo y aceptando venir a la casa de mi ex padrastro para la cena al final de la semana... siempre y cuando le prometiera hacerle lasaña.

Comercio Fácil. Especialmente teniendo en cuenta el plan.

Papá y yo hemos estado juntos desde hace meses y que habían acordado inicialmente para mantenerlo entre nosotros. Pero

también sabe que acaba de cumplir dieciocho años y que tengo la avena para sembrar... o algo así. Así que no me pongo a dormir alrededor... pero me pongo a joder sus hermanos. Si están dispuestos.

Dios, espero que el tío Domani esté dispuesto. Sólo de pensar de su nombre, su cuerpo, su polla, su boca en mi coño... mi coño hormiguea y duele y desea y necesita. Todo al mismo tiempo.

Reviso el reloj y veo que son casi seis. Se supone que debe estar aquí. En cualquier minuto... segundo... lo que sea. Tengo la boca seca, los nervios me ponen inquieta, y busco el delantal que quería llevar para él, ellos. Se trata de "ellos", ya que papi se niega a quedarse fuera. No es que me queje. Los hombres Morelli son todos magníficos, sus raíces italianas parecen empaparlos en masculinidad y atractivo sexual. Y quiero beberlos todos.

Oigo un coche en la calzada y me asomo por la ventana para ver el SUV de mi tío seguido de cerca por el coche de mi papá. Estoy usando mi delantal, y nada más, dejo caer un par de cubitos de hielo en los vasos de whisky que había servido para ellos y me acerco a la puerta principal, lista para comenzar con la seducción. Mientras ando en todo el comedor, la puerta se abre y Luca entra con una sonrisa amplia cuando me ve. Es todo lo que puedo hacer para evitar tirar los vasos al suelo y abalanzarme sobre él. Es como si se volviera más hermoso cada hora.

Su mirada barre sobre mí desde la cabeza a los pies, y puedo ver que está conteniendo una sonrisa.

Yo le entrego un vaso y se lo toma antes de que él presione un beso en mi sien. —Gracias, Ángel. —Sonrío, feliz de complacerlo.

—¡Tío Domani!, —Lo encuentro en la entrada, acurrucándome junto a él y envolviendo mi brazo alrededor de su cintura mientras él toma el vaso de mi mano. Me devuelve el abrazo por un momento antes de soltarme, y fruncir el ceño a Luca. Él me había dicho que mi tío estaba interesado, pero no parece. Jugando a la anfitriona, apresuro a los hombres, quitándoles los abrigos y maletines mientras

los llevo hacia la sala de estar. Además, se había convertido en la "sala de la seducción". Realmente, creo que estoy trabajando totalmente demasiado duro para entrar en los pantalones de un hombre.

Pero papi consigue lo que papi quiere.

Mi tío está liderando el camino por el pasillo y Luca se remonta a tomar mi mano, tira de mí hacia él, y presiona un beso a mi sien. — ¿Cómo está mi nena hoy?

Me acurruco cerca, disfrutando de la sensación de su fino traje contra mi piel desnuda. —Bien. Cachonda, pero bien.

Él se ríe y aprieta su agarre por un momento, un suave apretón de afecto. Una vez en la sala de estar, el tío Domani se sienta en el sofá y apoya los pies sobre la mesa de café. Se afloja la corbata de rayas, mientras que él toma otro sorbo de bourbon. Luca me ha mantenido cerca de la entrada, sorbiendo su bebida mientras nos abrazamos al lado del otro por un momento. Ambas de sus bebidas están lucen bajas, así que giro en sus brazos, lista para volver a llenarlas, jugando a la anfitriona adecuada.

De vuelta en la habitación, un fuerte chisporroteo seguido de tos dura me tiene dando la vuelta, y me muevo a ayudar a mi tío. El pobre tiene la cara roja y frotando su pecho mientras tose y trabaja para respirar profundo.

Papá no me deja moverme. —Espera, Ángel.

Yo frunzo el ceño y luego dirijo mi atención a mi tío. —Tío Domani, estás-

—¡Estás desnuda! —Se ahoga con las palabras mientras coloca el vaso vacío cerca de la mesa. —Luca, ella está, ella está... —Agita su mano arriba y abajo, como si me abarcara. —Desnuda.

Miro a mi papá y río cuando él simplemente arquea una ceja. —Sí, me di cuenta. —Me da la vuelta para que mi trasero desnudo se

enfrente a mi tío, mi frente pegada a su pecho cubierto de tela, y me acurruco más cerca. La posición es impresionante. Puedo tener a mi papi más cerca y mi tío puede ver mi culo. Y yo tengo un trasero bastante espectacular.

Luca arrastra una mano por mi espalda, los dedos deslizándose sobre la piel y bordeando los lazos de mi delantal. —Ella es una niña traviesa por estar casi desnuda. ¿No es cierto, ángel?

Oh, mi coño se aprieta, la excitación zumbando bajo en mi cuerpo. —Soy una chica traviesa, papi.

A la mierda, si vamos a tratar de meterlo en mi cama, bien podría actuar como que lo quiero.

Él palmea mi culo, apretando, deslizando sus dedos por mi pliegue, e inclino las caderas hacia atrás, dándole más acceso a mis partes de color rosa. El tío Domani hace un ruido ahogado y Luca me acaricia más profundo, aparta más las mejillas de mi culo para exponerme a mi tío. Me pongo de puntillas, deseando que él provoque mi calor, acariciando mi pequeño y lindo agujero.

—Luca... —No sé si él está pidiendo que nos detengamos o que sigamos adelante. Yo voto por seguir adelante.

—Papi... —me quejo, yo quiero más. Con o sin el tío Domani. Empujo más cerca, queriendo que él me acaricie, me haga correrme.

—Vamos a ponernos cómodos, Ángel. —Él libera mi culo y me tira hacia el sofá de dos plazas antes de que él ponga su vaso sobre la mesa de café y luego me tire a su regazo. Me río mientras caigo, dejando que mi cuerpo aterrice, que me coloque como él desea. En el momento en que ha dejado de moverme, mi delantal es descartado y estoy enfrentando al tío Domani, mis muslos sobre los de Luca, mis piernas abiertas.

Estoy expuesta, nada oculto a la vista y en poniendo más mojada a cada segundo.

—Chicos, esto es suficiente... Luca, ella es tu hija. —El tío Domani tiene una mano sobre los ojos mientras se lanza a recuperar lo que queda de su bourbon.

—Ángel, dile a tu tío por qué estás siendo una chica mala. —Él me acaricia, sus manos deslizándose sobre mi piel desde la clavícula hasta las caderas, dejando piel de gallina a su paso. Esos dedos talentosos se burlan de la parte superior de mi raja desnuda, reuniendo humedad, pero no deslizándose entre los labios.

Mi coño está hormigueando, poniéndose más pesado y adolorido con cada segundo que pasa. Lo deseo tanto. Ser llenada, tocada, lamida y follada. Algo, cualquier cosa... dedos, pene, un consolador... lo que sea. Muevo mis caderas, meciendo mi culo contra el eje creciendo debajo de mí y abriendo mis muslos aún más ampliamente. Su palma toma mi coño, una ligera presión contra la que puedo moverme y no dudo, jodo esa mano, pidiendo más fricción. —Yo dije... —Él golpea mi coño y grito, arqueando la espalda por el placer y el dolor que me da. —Dile a tu tío por qué estás siendo una chica mala.

Gimoteo, pero hago lo que él pide. —Porque quiero que me folle, papi. —Papi vuelve a acariciarme y yo centro la mirada en Domani. —Quiero que me folles, tío Domani. Duro y profundo. Papi dice que puedo, y tienes una gran polla. ¿No me quieres, tío? —Se frota una mano por el bulto en sus pantalones, y yo sé que estoy más cerca de ganarlo.

He estado bastante pasiva en el regazo de papi hasta ahora, los brazos a los costados y me estoy agarrando a los muslos externos de Luca. Me muevo, ajustando mis manos por lo que una se apoya en mi pecho, pellizcando el pezón y amasando la carne. La otra parte es aún más traviesa. Empujo la mano de mi papi fuera del camino y deslizo un dedo entre los labios menores, provocando a mi agujero y luego llevando ese dígito hasta rodear mi clítoris.

—¿Por favor, tío? Sólo quiero que juegues conmigo. Si no me vas a follar, ¿le darías a mi coño un beso? —Mordisqueo mi labio inferior, hago pucheros, dando un gemido gutural.

Observo mientras aprieta esa hermosa polla cubierta de tela y sé que él está cerca de ceder.

Papi añade sus propios dos centavos, empujando a su hermano. —Tú la has deseado desde que pusiste los ojos en ella, Dom. Estoy entregándotela en bandeja. Mi pequeño ángel tiene el coño más dulce que alguna vez hayas probado.

Busco algo de mi crema, recogiendo un poco y luego poniendo mi dedo en mi boca, lamiéndolo limpio, pruebo el sabor de mi coño y gimo. —Realmente lo es, tío Domani.

Se ve atormentado, deseoso y necesitado, con las piernas abiertas mientras él acaricia su polla.

—Luca... —gime.

Yo contrarresto su gemido con uno de los míos. —Por favor, tío Domani.

Eso rompe la pared. Él se pone en pie y cruza el espacio entre nosotros en un momento, se pone de rodillas ante mí y abre mis piernas más ampliamente. —Sostenla.

Su voz no es más que un gruñido, una demanda, y mi coño se pone más húmedo con su tono.

Sus dedos separan mi raja, deslizándose hacia arriba y abajo del hoyo al clítoris y de nuevo antes de que se deslicen entre los labios, los chupa limpios. —Sí, maldito dulce coño.

—Lame ese coño, Dom. —Papi mece sus caderas debajo de mi culo, y yo disfruto de la sensación de estar atrapada entre los hermanos.

Luego esa lengua está ahí, frotando mi pequeño manojo de nervios y el envío de astillas de placer irradia a través de mi cuerpo. Tío Domani está manteniendo mis piernas abiertas, sus dedos clavándose en mi carne. Él circula mi clítoris, dando vueltas y vueltas, pero no me da lo suficiente para llevarme más allá de un agradable zumbido. Luca susurra en mi oído mientras su hermano me saborea. —¿Tu tío está comiendo ese coño? ¿Va a coger ese pequeño coño tuyo? Llevo mis manos a mis pechos, pellizco y ruedo los pezones, pero mantengo mi mirada centrada en Domani.

—Él está comiéndome tan bien, papi. Quiero que empuje su polla en mí. Que me lo de duro.

—Porque eres una putilla sucia, ¿no es así?

—Joder, papi, soy una puta, tu puta. —El tío me sigue comiendo, lamiendo y mordisqueando, gimiendo contra mi coño.

Domani libera uno de mis muslos, y encajo mi talón en su espalda superior, obligándolo a que se acerque, pero me congelo cuando dedos son empujados en mi coño, estirándome y frotando esos lugares sensibles dentro de mi coño. —¡Joder, tío Domani!

—Sí, él está extendiendo ese agujero, ¿no es así, Ángel?

Sí, sí, sí, lo está. Él chasquea mi clítoris, golpes rápidos con esa talentosa lengua y sus dedos se curvan dentro de mí, frotando mi punto G, y me siento a mí misma cada vez más húmeda y mojada. Mi coño está teniendo espasmos, rítmicamente apretando y apretando alrededor de los dedos del tío Domani, tratando de llevarlo más profundo. Quiero que se arrastre dentro de mí, dándome ese placer veinticuatro horas al día. Tío levanta la boca, sus dedos bombeando dentro y fuera de mi agujero, mientras su mirada se mantiene fija en la mía. —Tienes un bonito coño, Angélica. Voy a follar este agujero, a utilizarte. ¿Quieres ser usada, cariño?

Él coloca su pulgar sobre mi clítoris, pequeños, círculos rápidos empujando mi orgasmo más cerca, y me muevo contra él, trabajando con su movimiento, pellizcando mis tetas y saborear en el dolor. —Sí. Quiero ser tu puta. Quiero tomar todo. Follame, tío Domani. Soy una niña mala.

Domani levanta la mano y golpea mi coño, el golpe hace eco en la gran sala. —Las chicas malas reciben una palmada. —Él me golpea de nuevo, con la palma contra la carne. —Eres una mala. — Golpe. —Mala. —Golpe. —Niña.

Luca no puede ser dejado de lado. —Eres una puta desagradable. Dejando que su tío y su padre la follen.

—¡Joder! —Me muerdo el labio, retorciéndome contra la polla clavándose en mi espalda, la boca y los dedos tocándome en todos los lugares correctos.

Mi orgasmo se acerca, sus palabras y toques conduciéndolo más cerca con cada segundo que pasa. El placer y el dolor se mueven en armonía, llevándome hacia el borde. Está viajando, deslizándose a lo largo de mi columna vertebral y no parezco tener control sobre mi cuerpo, mis miembros, mi vida.

La mordedura, el dolor de los golpes, es casi abrumadora. Quiero empujarlo, jalarlo cerca. Yo sólo quiero.

—Córrete, Angélica. Córrete y te follare.

Oh, mierda, mierda, mierda. Está allá. Él chupa duro mi clítoris y lo sigue con una fuerte bofetada, dedos que empujan y rozan mi punto G hasta que todo lo que puedo hacer es arquear mi espalda y gritar. Cada músculo está tenso, duro, y es como si todo mi cuerpo contuviera la respiración. Esperando en el borde.

Entonces estoy gritando sus nombres. El de Domani. El de Papi. Olas de placer están vertiéndose a través de mí, un huracán pareciendo fluir sobre mis músculos, en mis venas. No puedo respirar, el mundo para a mi alrededor.

Y el tío Domani no se detiene. No detiene sus movimientos, su tormento. Estoy en éxtasis, mi cuerpo respondiendo a cada toque, incapaz de hacer otra cosa que sentir la felicidad a medida que rueda de pies a cabeza y de regreso otra vez.

Me golpea como un rayo, otro orgasmo corriendo como un tren de carga, demoliendo cualquier esperanza de vivir el tiempo suficiente para conseguir ser follada por mis dos hombres.

—¡Papi! —Grito y luego me deshago en sollozos, suplicas, balbuceos. —Por favor, no, tío. Tío. —Papi rie, siento la subida y la caída contra mi espalda. —Más despacio, Dom, ella dijo “tío”. Vamos a tener la cena y darle un descanso.

Gracias. Maldito. Dios.

***

La cena nunca había sido tan... interesante.

Me vi obligada a comer desnuda. Bien.

La lasaña fue un éxito. Impresionante.

El pan de ajo era delicioso. Después de haber sido sumergido en mi coño. Al parecer, el jugo de coño iba genial con pan de ajo.

Por supuesto para el momento en que habíamos terminado, yo estaba lista para pollas. El pan no parecía ser suficiente. Y había terminado de esperar.

Con la mesa despejada, los platos remojándose, tome una tira de condones que había escondido al principio del día y me dirigí hacia la sala de estar, papi y el tío Domani estaban disfrutando de una copa después de cenar.

No espero, no dudo, no pido permiso. Simplemente me acerco a mi tío mientras él se relaja en el sofá y me pongo a horcajadas sobre su regazo, una cadena de protección que descansa sobre el cojín a su lado. De alguna manera su bebida desaparece y él

envuelve sus brazos alrededor de mí, me aprieta y me besa. No, él me devora. Enreda su lengua con la mía, y saboreo el sabor de su bourbon, el sabor inherente de él.

Su polla se endurece entre mis piernas, la cresta de su polla se alinea con mi deseoso coño, y me retuerzo contra él, tomando el placer que pueda del contacto. He estado adolorida, necesitada, desde que había ido abajo en mí y sólo había empeorado durante la cena. Esos habían sido los juegos previos. Estoy lista para el evento principal.

Las manos del tío deambulan, acariciando, burlándose y atormentándome. Se siente como si estuviera en todas partes, amasando mi culo, acariciando mi espalda, pellizcando mis pezones y golpeando en mi agujero trasero. Todo el tiempo esos labios están en los míos, me seduce con su piel.

Él arranca su boca, sus labios a un pelo de los míos, y compartimos nuestra respiración, la esencia misma de la vida. Sus manos están guiando mis caderas, meciéndose hacia adelante y hacia atrás sobre su eje.

La voz de Domani es suave, pero dominante cuando habla en contra de mi boca. —Quiero follarte, nena.

—¿Es eso lo que quieres, Ángel? ¿Quieres que papi deje a tu tío follarte? Sólo chicas sucias son folladas por sus tíos. —Luca interrumpe nuestro juego, y es como si otra ola de calor y el placer son vertidas sobre mí.

—Tío Domani, soy tan traviesa. —Susurro, pero sé que mi papá oye, porque de pronto un condón abierto se mete en mi mano. Me vuelvo hacia mi papá y lo encuentro arrodillado en el sofá, sus pantalones desabrochados y su polla expuesta.

—Follalo y chúpame como la puta sucia que eres. Vamos a utilizar tus agujeros. —Dios, papi me hace sentir como una mala chica. Yo lo puto amo.

Mi coño se tensa a la espera, más que listo. Me deslizo de nuevo en el regazo de Domani y lo libero en unos instantes, el látex cubriendo esa polla gruesa sobre la que he estado fantaseando. Está cortado, largo y me llenara tan bien.

Con una mano en el hombro del tío Domani, me levanto y coloco su polla en mi apertura, cubriendo con mis jugos y luego bajo sobre él, poco a poco.

—Oh, papi, él es tan grande. Es demasiado, papi. —Me quejo, mordiéndome el labio mientras me extiende incluso más que Luca.

—Toma esa polla por papi, cariño.

Asiento con la cabeza, bajando más, más y más desapareciendo en mi coño. En algún momento, el placer se transforma y se convierte en pura felicidad.

Domani agarra mis caderas, me ayuda a deslizarme a lo largo de su eje hasta que lo tengo en mí, llenándome, avivando esos fuegos que habían sido dejados de lado momentáneamente durante la cena.

Me levanto y caigo sobre su polla, encontrar un ritmo dulce que nos da tanto esos sentimientos fantásticos. Cierro los ojos, varío mis movimientos. Meciéndome, dando vueltas, arriba y abajo. Cambia mientras trato de encontrar ese ritmo perfecto que nos dará más placer. Me conformo con un pequeño meneo, el pulgar del tío rodeando mi clítoris y mi coño responde, apretándose alrededor de su eje. Una mano se anuda en mi pelo, tirando fuerte contra mi cuero cabelludo, jalando el creciente éxtasis y arrojándolo aún más alto. Papi obliga mi cabeza a volverse hacia su polla, desliza su eje entre mis labios, y yo lo chupo, saborear el sabor salado de su pre-semen, gimiendo a su alrededor.

—Chupa la polla de papá. Folla a tu tío. Puta sucia.

Gimo, mis ojos cerrados, haciendo lo que me exige.

La follada, la succión, el pellizcar y la provocación. Se suman, mi excitación alimentándose de la de ellos. Es bueno y muy, muy malo a la vez.

Soy una chica muy mala.

Espero conseguir unas buenas nalgadas después.

El tío Domani me hace ir más rápido, obligándome a rebotar en su polla mientras yo mantengo a papi en mi boca. No puedo contener mis sonidos, los gemidos, quejidos y gimoteos escapan, amortiguados sólo por la polla en la que tengo mis labios envueltos.

A continuación, la felicidad que he estado persiguiendo se metió cerca, justo contra mi pecho y engatusa su camino profundo dentro de mí.

El tío Domani comienza a exigir, gruñendo y mandando. — Tomar esa polla, Angelica. —Él aprieta mi pezón, las estrellas estallando detrás de mis ojos, y que es seguido rápidamente por flujos de lava de felicidad corriendo por mis venas. —Estoy usando ese puto coño. Toma esa polla gorda.

Está allí, montando la línea entre el placer y el dolor, y no puedo esperar a que los fragmentos de euforia me golpeen.

Arriba y abajo, Tío Domani está haciéndome ir más rápido y más rápido ahora, su respiración viniendo en ásperos jadeos, apretando su agarre, guiándome mientras todavía está dándome los toques y me empuja al orgasmo que necesito. Está arrastrándose y deslizándose, arrastrándome a mí al borde.

Papi está usando mi rostro, usándome como su pequeña zorra que le encanta la leche, yo lo adoro, lo amo. Quiero su caliente leche en mi boca. Quiero tragarme hasta la última gota.

Los dos están gruñendo, gimiendo mientras me usan.

—Chupa esa polla.

—Toma eso, niña.

—Puta jode pollas.

Están dándome lo que necesito, lo que anhelo y sin lo que no puedo vivir.

Otra respiración pasa, otra... Mi coño se está apretando alrededor de la polla de Tío Domani, apretando y liberando, estremecimientos atormentan mi cuerpo mientras toman su propio placer de mí.

Papi es el primero en sucumbir a mis talentos. —Mierda, me voy a venir. Venirme en todo ese rostro. —Se libera de mi boca y se masturba la polla un par veces antes de bañarme con su semen, salen borbotones de su crema blanca que están derramándose en mi pecho y cuello con su líquido cremoso. Dándome un lindo collar de perlas.

Mi tío sigue rápidamente, chocando contra mí desde abajo en una serie de golpes fuertes mientras grita a través de su orgasmo. Una y otra vez, y otra vez. Alargo mi liberación hasta que siento como si estuviera en constante estado de venirme. Él se sella contra mí, tenso e incrustado profundamente en los espasmos de mi vagina, con su palpitante polla dentro de mi coño.

—Sí, sí, sí...

Después de varios segundos, se relaja debajo de mí, con la respiración pesada, y el sudor perlando su frente. —Joder, Angel. Esa fue una follada caliente.

Lamo mis labios, el sabor de mi papi todavía persiste. Él frota su pulgar sobre mi barbilla. —Sí, lo fue. Y no ha terminado todavía. —Se inclina hacia abajo, me da un beso suave y luego se endereza—. Ve a limpiar Angel, y encárgate de los platos.

—Oh. —Abro mis ojos, de repente recuerdo la lasaña que probablemente está pegada a la sartén y que necesitaré remojar. Salto del regazo del Tío Domani, ganando un gemido en respuesta, y me inclino sobre él, dándole un beso rápido—. Lo siento, Tío Domani. Lo haré mejor después.

Le doy un profundo beso a Papi, me inclino cerca y deslizo mi lengua entre sus labios, acumulando su sabor y manteniéndolo cerca antes de alejarme. —Gracias, Papi —le susurro antes de precipitarme.

Tengo que limpiar y prepararme para lo que las sorpresas “después” podrían deparar.

****

Una vez he terminado con la limpieza, encuentro a ambos, Luca y Domani charlando en el comedor, bebiendo lo que queda de sus vinos, sonriendo y hablando de negocios.

Definitivamente no van a follarme.

Cuál es el punto de esta noche.

—Ejem.

Ellos siguen hablando.

—Disculpen. —Apoyo las manos en las caderas, con los pies golpeando ligeramente el azulejo.

Siguen bebiendo.

Maldita sea.

Toso dos veces. Fuerte y tendido.

Dos pares de ojos masculinos se centran en mí y cada uno tiene una sola ceja arqueada. Son como un juego raro de gemelos, ambos mirándome con un dejo disgusto por haber sido interrumpidos.

Pero, ¿hola? Chica desnuda con varios agujeros listos para ser llenados aquí.

—¿Necesitabas algo, nena?

Muevo las manos, haciendo un gesto hacia arriba y abajo en mi cuerpo. —Sí. Pechos turgentes, coño y culo apretados. Simplemente lista para la cogida aquí.

Los dos hombres intercambian una mirada antes de levantarse al unísono. Ambos todavía vestidos, solo sus chaquetas tiradas a un lado, y se ven tan malditamente calientes en lo que queda de sus trajes. Todo ajustado y tallado a sus cuerpos, acentuando las líneas de sus músculos.

Y todo para mí.

Estoy en un extremo de la mesa y ellos en el otro, cada uno tomando un lado diferente en un esfuerzo de llegar a mí. La mirada en sus ojos no es realmente lujuria en este momento, es una promesa con un toque de advertencia.

Quizá debería haberlos dejado terminar de hablar.

Retrocedo un paso y ellos se mueven hacia adelante. Entonces es un paso adelante y dos hacia atrás, pero sus zancadas más largas todavía los acercaban más a mí.

—Um...

—Será mejor que corras, niña —me gruñe Tío Domani y giro sobre mis talones, corriendo hacia el dormitorio, con un grito y risas juguetonas en mis labios.

—No, no, no... —me río, rodeo la esquina y corro hasta las escaleras, precipitándome hacia el dormitorio principal.

Luca está persiguiendo mis pasos, el tío maldiciendo y riendo justo detrás de él. Irrumpo en la habitación sin aliento, y me detengo

cuando llego a la cama, arrastrándome al otro lado para hacerles frente, sonriendo ampliamente.

—No, nena, no eso fue muy bueno, hacer que los hombres mayores corran así. Tendrás que ser castigada.

Sacudo la cabeza, paso mi lengua a lo largo de mi labio inferior. —No, Papi. No lo harías.

Domani y Luca comparten una mirada, ambos hombres tirando de sus corbatas. Una vez más, dividen su enfoque. Papi se dirige sobre la cama mientras Tío Domani viene hacia el extremo. Estoy atrapada.

Felizmente.

La anticipación late con fuerza por mis venas, mi coño preparándose a sí mismo para ser llenado, follado duro y dejado exhausto. Mis pezones se endurecen, hormiguean, y estoy empezando a disfrutar este juego.

El Tío Domani tiene la corbata en la mano, Luca exactamente lo mismo. No se arrastró sobre la cama a mi lado como había anticipado. No, está esperando en el centro del colchón sobre sus rodillas. —Tío Domani... —Pongo una mano para que se quede, tratando de luchar contra mi sonrisa, sondeando el culo.

—No. —Niega con la cabeza—. Las niñas impacientes no hacen las nuevas reglas, Angel.

Puedo correr a los brazos de Dom o de Luca, pero sé que todo terminará en un placer inimaginable en cualquier situación.

Me lanzo hacia Tío Domani, pretendiendo que estoy intentando llegar a él, pero quedó atrapada en sus brazos, manos grandes me agarran y entonces está trabajándome hacia la cama. Mis gritos de guerra con sus gruñidos cuando pateo y peleo contra ellos a cada paso, amando este nuevo lado de nuestra vida sexual. Entonces mis

brazos están por encima de mi cabeza, corbatas de seda aferrando mis muñecas a la cabecera de la cama forjada de hierro.

Y ahora soy su prisionera.

Todos estamos respirando con dificultad cuando finalmente se alejan, de pie a cada lado de la cama, con los ojos llenos de lujuria mirando mi cuerpo.

—Menos mal. —Papi suspira—. ¿Ves con lo que estoy tratando? Te dije que necesito ayuda para mantenerla domada. —Me guiña un ojo, y me río, abro mis piernas y me aseguro de que mis rodillas estén dobladas, tentando. Mordisqueo mi labio inferior, aleteo mis pestañas y gimo.

—Eres una traviesa, ¿no?

Me río. —Sí, Tío Domani. ¿Las chicas traviesas no consiguen que sus culos sean follados? ¿O sus bocas? —He tenido suficiente juego con las corbatas de seda que soy capaz de darme vuelta sobre mis rodillas, agarrar las barras de metal y menar mi culo—. Estoy lista para mi castigo, Tío Domani. —Sacudo mis caderas, con las nalgas al aire, presiono mis piernas juntas, de manera que mi pequeño clítoris reciba algo de atención.

—Joder, ¿estás seguro, Luca? Este es culo caliente. —Miro, encontrándolo a mi derecha, desnudo y su polla gruesa está dura y lista. Pasa la mano por su polla, lo acaricia desde la raíz hasta la punta y una caída de líquido pre-seminal se forma a lo largo de la hendidura. Él está probándome. Yo me muero por probarlo. Tengo tantos agujeros y tan pocas pollas.

—Quiero que folles mi culo. Dámelo.

—Ya oíste a la mujer. Dale lo que quiere, Dom.

Miro a Luca, con una sonrisa amplia. —Gracias, Papi.

Meneo mi culo. —Polla, ¿por favor?

Tío Domani ladra una carcajada. —Muchacha descarada. —Él golpea mi culo, luego arrebata la botella de lubricante que no había visto antes en la mesilla de noche. Un chorro rápido y está bombeando su polla y cubriéndola con la capa de lubricante antes de arrastrarse sobre la cama detrás de mí. Otro chorro y el gel fresco se deslizan a lo largo de la raja de mi culo, dedos romos siguiendo a su paso.

Él hace círculos en mi agujero, esos nervios sensibles queman a la vida con su toque, la sensación de lo prohibido correr a través de mí, con ansias juguetonas desbordándose. Mi coño se tensa, cada vez más mojado, el dolor aumenta con cada segundo que pasa.

—Joder, sí. —Estoy tan necesitada. Empujo un poco hacia atrás contra su toque.

—Ella es una pequeña puta, ¿no? —Dom desliza un dedo grueso en mi culo, con la agradable plenitud enviando un escalofrío por mi columna vertebral.

—Oh, sí. Mi nena es una puta caliente. —La cama se hunde y Papi está a mi lado, con la polla dura una vez más, la mano bombeando la verga que conozco tan bien.

—Papi. —Lloriqueo, centrándome en esa polla que quiero chupar—. Dile que me folle, Papi. Lo quiero.

Como un rayo, empuña mi cabello y tira mi cabeza hacia atrás, así estoy mirándolo a los ojos. —¿Quieres que tu tío ponga su polla en ti, niña mala? ¿Que ponga esa polla en tu coño?

Gimo y retrocedo cuando los dos dedos empujan más allá del anillo de los músculos de mi agujero. —Sí, sí, sí...

—Chupa mi polla como una chica buena y quizás te conseguiré lo que quieres. —Apunta la cabeza de su verga hacia mi boca, y la abro con entusiasmo, tragando cada centímetro de lo que me alimenta.

—¿Quizás? —Tío Domani empuja otro dedo dentro de mí, añadiendo una pizca de dolor a mi excitación. Está jugando con mi culo como un profesional, trabajando dentro y fuera, cortando y estirándome.

La polla de Papi sabe tan bien, salda y dulce, arrugas y líneas familiares que se sienten como a casa. Trago su alrededor, lo chupo hacia abajo, lo tomo como si follara mi cara. No puedo moverme, solo gemir alrededor de la polla de Luca.

Un cuarto dedo casi rompe mi culo a la mitad y yo grito, mucho placer y un poco más de dolor golpeando a través de mí. Tío Dom rápidamente alivia el dolor al llegar y tocar mi coño, hormigueos de relámpagos se extienden desde ese dulce clítoris. El grito cambia a gemido y él continúa. Golpea y folla mi coño y culo, dándome y preparándome para esa polla gorda suya.

—Ella tiene un culo un poco hambriento aquí, Luca.

Me empujo contra su mano mientras él me trabaja de nuevo.

—Bueno, aliméntala entonces, hermano. Estoy un poco ocupado aquí.

Me río alrededor de la polla de mi papi, y él la saca de mi boca, yo gimo y hago pucheros.

—Papi...

Él golpea mis mejillas con su polla, una vez a cada lado. —Eres una niña mala. Se buena o no hay polla para ti, señorita.

—Lo prometo. —Asomo mi labio inferior, y me da lo que quiero, regresa esa polla a mi boca, y mientras yo hablaba con Luca, Dom ha estado ocupado. Su polla está lista en mi ano, buscando la entrada y me alejo un poco, fuera de su alcance, y trabo miradas con Luca.

Toma mi mejilla. —Él está cubierto, nena. Siempre voy a cuidar de mi niña.

Suspiro y me relajo, vuelvo a mi hombre, la polla de Tío Dom empuja mi culo, con la polla entrando y saliendo de mi boca. La abrazó, acaricio el placer de cerca y lo nutro.

Esa polla gorda y gruesa se facilita dentro de mí, lentamente, pero con seguridad recibo pulgada tras pulgada. El ardor es abrumador, casi empujando lejos mi excitación, pero es demasiado bueno para ser malo. Es demasiado de ambos, y entones el placer triunfa, gana impulso y me rodea. Estoy perdida en esa ola mientras Tío Domani se asienta completamente, con sus bolas descansando contra mi coño.

—Oh, joder. Dulce culito. —Me da nalgadas y yo gimo, me muevo de nuevo contra él, satisfaciendo cada uno de sus golpes—. Apretado y caliente.

—Sí. —Papi toma mi mejilla, me acaricia—. Ella tiene el cuerpecito perfecto. Hecho para follar. —Cierro mis ojos, deleitándome con su alabanza—. Sin embargo, eres una chica mala, siendo follada por tu papi y tu tío.

Aumento mi succión, trabajo con Tío Domani mientras él me folla, tomo y doy, y tomo un poco más.

Mi coño se está batiendo, doliendo, y necesitando cada segundo que pasa. Necesito ser follada más duro, necesito que mi rostro y mi culo sean follados duro. Que sean usados.

Lloriqueo, gimo, retrocedo y avanzo, miro a los ojos de mi papi, rogando con mi mirada. Uno o el otro, o ambos, maldita sea.

—Oh, ¿eso es lo que quieres, pequeña zorra? —Arquea una ceja, leyéndome como un libro.

Él desliza su polla fuera de mí, con un hilo de saliva conectando mi boca con la cabeza de su polla. —Papi...

—Cambio de planes, hermano. Tenemos una chica muy necesitada.

—No creo que pueda dejar ir este culo, hombre. —Él empuja dentro de mí y ambos gemimos mientras presiona con fuerza contra mis caderas.

—Joder, Papi. Lo necesito. Demasiado.

Luca acaricia una mano bajo mi espalda. —Shh... ya te entendí.

Estoy perdida en placer por un momento y luego se ha ido, en culo vacío, los agujeros muriendo por algo. Las corbatas desaparecen y Luca se pone debajo de mí. Me incorporo, lanzándome sobre su polla, suspiro al tenerlo dentro de mí sin nada entre nosotros. —Oh, Papi. Es tan bueno.

Cojo mi ritmo habitual, olvidando completamente que hay otro hombre, otra polla, en la habitación.

Bueno, al menos hasta que las manos ásperas están acariciando mi espalda, haciéndome bajar hacia el pecho de Luca hasta que estamos descansando en la parte superior de ambos.

—¿Luca? —Sé que mis ojos están abiertos de par en par.

—Oh, pequeña. Estás a punto de conseguir algo por lo que has estado muriendo. —Él se impulsa hacia arriba dentro de mí, empujando más profundo—. Vas a ser follada por tu papi y tu tío, porque eres una zorra traviesa, ¿no?

La cama se mueve detrás de mí, la polla de Dom está colocada en mi culo una vez más y empuja hacia adelante hasta que estoy llena en ambos agujeros, rellena y explotando de placer inducido por las pollas. Ambos hombres están respirando con dificultad, jadeando, y todavía aferrándose conmigo atrapada entre ellos. Estoy ensartada.

Y me encanta.

—Es tan apretada, Luca.

—Jodidamente húmeda y caliente.

—Oh, sí, zorrita, ¿no?

Lloriqueo, apretando el coño y el culo, extrayendo un gemido de ambos. Es tan bueno, solo tenerlos dentro de mí y sentir ese estiramiento. —Lo soy. Tu zorra a la que le gusta la leche, Papi. Es tan bueno. Comienzan a moverse entonces, alternando empujes, entrando y saliendo de mi coño y mi culo. Empiezan lento, pero descubren el ritmo y trabajan juntos. Lentamente, pero con seguridad aumentan el ritmo, gruñendo y gimiendo, follándome más duro y más duro.

—Sí, follen mi culo, mi coño. Dénmelo todo.

Es más entonces, el endurecimiento de los músculos que no sabía que tenía, el clítoris palpitante, y mi placer está creciendo con cada aliento, embistiendo a través de mí como el viento de un tornado, envolviéndome en franjas de rayos, y todo lo que puedo hacer es jadear y gemir.

—Tómala. Toma esa maldita polla. —Tío Domani está machacando dentro de mí junto con mi papi, abrumando mis sentidos.

Ni siquiera sé lo que estoy sintiendo, en algún lugar entre el placer y el dolor, y cosas que nunca he sentido antes, pero amo cada segundo. Está gritando a través de mí, los nervios gritando a los cielos y bailando con cada embestida.

—Papi... —gimoteo—. Tío Domani...

Tío Domani golpea más duro, empujando profundo. —Dulce culo. Puta sucia.

—Quiero venirme... por favor.

Como si mis palabras fuera un desafío, me folla en serio, bombeando dentro y fuera de mis agujeros, dejándome jadeando y

gritando, subo más duro y más alto. Diferentes músculos se retuercen y tensan, la liberación placentera impregna todo mi cuerpo. No puedo respirar, no puedo pensar más allá del próximo escalofrío recorriéndome. Lava se está construyendo en mis venas, cambiando y moviéndose hacia mi coño, hacia mi culo.

Estamos conectados y trabajando hacia el mismo objetivo, en la búsqueda de nuestra propia liberación.

Estoy gruñendo y gimiendo, los hombres me hacen eco con cada movimiento, maldiciendo y alabando, y moviéndose el uno con el otro.

—Es tan bueno. —Mis pezones se frotan contra el pecho de Luca y me desplomo contra él, no tratando de ayudar, sino simplemente tomando lo que están entregando.

Ellos empujan y tiran de mi cuerpo a su antojo, pareciendo arrastrar incluso más placer de mí.

—Joderjoderjoderjoderjoder...

Mi coño está tan apretado, mi culo siguiendo su ejemplo, apretando y ordeñando, y disparando al éxtasis aún más cerca del borde. La manera en que sus cuerpos se mueven contra mí, para que de alguna manera alguien esté frotando el pleno nervio de mi clítoris. Manos aprietan mis caderas, sosteniéndome como si fuera solo un agujero para ser follado. Más duro y más duro, más rápido y más rápido. —Damedamedamedame...

—Vamos, putita. Vente en nuestras pollas. Dáselo a Papi.

Ahí está, justo ahí al alcance, y sus palabras me empujan a ese borde de manera que puedo abrazar el placer, bañarme en él. No sé si estoy yendo o viniendo, o bailando o muriendo. Todo es demasiado y no lo suficiente. Sé que estoy chillando y gritando, no,

estoy fuera de mi mente con la felicidad, pero no puedo pensar. El mundo podría terminar y no lo sabría.

Estoy sin huesos, escurrida y lista para solo morir en el acto como una chica feliz. Tío Domani ruge, se queda al ras contra mi culo antes de que se haya ido y yo gima la pérdida. Pero Papi se mueve a mi espalda, se cierne sobre mí, su mirada llena de pasión simplemente perfora la mía.

Él mueve sus caderas, empuja dentro de mí suavemente, una pulgada dentro, una pulgada fuera, agradable y fácil.

Suspiro, alcanzando y acariciando su rostro. —Papi...

Besa la palma de mi mano. —Así es, nena. Solo tú y yo. Ya sabes lo que quiero ahora.

Niego con la cabeza. Acabo de venirme como una explosión nuclear. No puedo hacerlo de nuevo. —No...

Él asiente. —Sí, cariño. Ven a la polla de Papi. Agradable y fácil.

Gimo, pero sacudo mis caderas contra él, como él dice. Agradable y fácil, diminutas réplicas se están deslizando a lo largo de mi columna vertebral, tomando control de mi cuerpo mientras me acuesto pasiva debajo de él.

Todavía no he cogido el aliento, todavía no me he venido abajo por todo lo alto de estar con ambos, mi papi y Tío Domani. Estaba llena de ellos, teniendo en cuenta el sueño de dos hombres juntos entregados en bandeja, y ahora mi papi solo quiere un pequeño orgasmo.

Gimo, con el placer subiendo un escalón más arriba. Más cerca de mí, pero no del todo a su alcance. Mi coño se aprieta alrededor de la polla de Papi, ordeñándolo un poquito.

—Esa es mi chica. Sabes que quieres hacerme feliz, mi amor.

Asiento, me muevo un poco más, más duro y llevándolo más profundo, abrazando su polla en mi coño. Las astillas de goce se deslizan a lo largo de mi espina dorsal, bailando alrededor de mi coño, tirando de las cuerdas de placer, dándome más.

—Sí. —Suspiro y él se inclina, captura mis labios en un beso abrasador.

Nuestras lenguas enredadas, saboreando, acariciando y tocando la una a la otra, conectadas y explorando. Gimo y jadeo en su boca mientras se presiona más profundamente en mi coño. Nuestras lenguas se retiran, los labios tocándose apenas mientras respiramos el uno del otro, compartiendo ese último atisbo de intimidad.

Mi liberación está ahí ahora, fluyendo a través de mí, masajeándome de pies a cabeza, y es fuerte y dulce al mismo tiempo. Transcendental y la más suave conexión con el placer que nunca he tenido.

La mirada de alegría del rostro de Luca simplemente lo hace todo mejor, puro y más potente con esa expresión que aumenta mi más elevada excitación. Me sigo viniendo, una y otra vez mientras se congela en el fondo de mi coño, con la polla latiendo y palpitando en mi calor, y alargando mi orgasmo más y más.

Estoy jadeando y resoplando, suspirando su nombre mientras su cuerpo da sacudidas encima de mí, con mi nombre en sus labios. Es tan hermoso, como si el tiempo se detuviera en este mismo momento.

Su semen me llena, y disfruto de la humedad adicional entre mis piernas, la prueba de su deseo por mí. Todo está ahí, el tacto, el sabor, el olor. La perfección en un solo paquete. Un hombre. Mi papi.

Pero, ¿en serio? Follar a Tío Domani fue malditamente bueno también.

Estoy exhausta, y parece que Luca también. Él cae al lado, un rastro de semen todavía queda en la estela de su retirada. Me acurruco contra él, descaso en su pecho, escucho el latido de su corazón y me dirijo poco a poco hacia el sueño.

Me doy cuenta que estamos olvidando un cuerpo y levanto la cabeza para mirar alrededor de la habitación. Tío Domani está sentando en una silla, poniéndose los calcetines y los zapatos cuando lo espío. —¿Tío?

—Vuelve a dormir, Angel. —Me guiña el ojo—. Pero gracias por dejar que me uniera a ustedes.

Sonrío y estoy segura que parezco una loca ebria. —Ha sido un placer. Literalmente.

Él se pone de pie, moviendo la cabeza y sonriendo. —Estoy seguro de que lo fue. Recuérdale a Luca que tenemos la graduación de la universidad de mi hijo en un par de semanas, ¿de acuerdo? Voy a salir.

Hmm... tengo un primo...

Bueno, ex-primo.

Interesante