miprimita.com

Insasiable Hijastra 2 - Mi padrastro me excita

en Amor filial

2da parte de Insasiable Hijastra de Belle Hart, la 1ra parte la pueden encontrar como A mi padrastro le gusta mirar publicado por juanita

------------------------

Estoy en la ducha, corriendo un paño con jabón sobre mi atlético cuerpo. Es sábado por la mañana. Ayer por la noche mi padrastro Bill y yo tuvimos sexo.

Eso está bien, ¿Verdad? Tengo más de 18. Soy legalmente adulta. Aun así creo que la gente se pondría loca si lo supiera. En especial mi novio, Blake. Pero nadie tiene por qué saberlo.

Mientras lavo mi cuerpo, oigo un golpe en la puerta del baño. Yo no respondo. Bill abre la puerta y entra. Yo lo estoy espiando desde atrás de la cortina blanca de la ducha. Esta vestido con una bata. Es alto y tiene los músculos del cuerpo magros por el yoga y por caminar. Tiene el pelo castaño y dulces ojos color marrón. El es guapo. Tiene 50 años. Me dobla la edad. Pero no me importa. Le sonrío.

 Él me devuelve la sonrisa.

—¿Te importa si me uno a ti? —me pregunta.

—Claro—le digo. Él deja caer la bata. Debajo está totalmente desnudo. Siento como mi coño se moja y mi corazón se acelera. Muevo la cortina del baño. Mientras él mira como el agua recorre mi cuerpo, por mis grandes senos, mis curvas delgadas, mi largo y rubio cabello, mojado por la ducha. En realidad gime un poco. Da unos rápidos pasos dentro de la ducha y se moja bajo el agua que corre. Él pone sus manos sobre mis hombros.

—¿No estás aquí para bañarte, no? —le pregunto.

—Estoy aquí para ensuciarte—me dice con voz ronca. Yo me río. Él se inclina y me besa con avidez. Llenándome de deseo. Paso mis manos sobre los músculos de su pecho mojado, y luego bajo alrededor de su culo apretado. Él gime mientras me besa. Luego mueve las manos hacia abajo para acariciar mis grandes pechos. Yo me quejo. Me muevo para que su gran erección golpe mi cadera.

—Oh, Bill…—le digo sin aliento. — Te necesito dentro de mí.

De repente, él toma mi cuerpo y me da vuelta, así que el agua me cae en la espalda. Me inclina. Pongo mis manos en la pared  de la ducha. Mientras el mete sus dedos en el interior de mi coño para sentir lo mojada que estoy, él gime. Luego guía su dura polla dentro de mí. Yo gimo de placer.

—Oh, Cielos, Erica—Bill me dice mientras pone sus manos en mis caderas. Siento como tiemblo. Entonces comienza a empujar su polla en mi coño. Siento como comienza a crecer el placer en forma de un hormigueo que me atraviesa. No puedo creer que esté follando con mi padrastro de nuevo.

Él mete su polla dentro y fuera, mientras respira con dificultad. Yo gimo y me quejo, se siente tan bien. Él mueve sus manos hacia mis pechos y comienza a masajearlos y acariciarlos. Gimo. Se siente tan bueno en este momento.

—Oh, Bill—le digo—Fóllame más duro…—él toma su ritmo. Empezando a empujar su polla más profundo en mi coño. Follándome más duro que antes. Gruñendo con cada embestida.

—Oh, papi—le digo sin aliento cuando siento como mi orgasmo comienza a construirse. Bill me folla más fuerte cuando lo llamo así. Él está casi frenético. Golpeando su verga dentro de mí y siento como la explosión de mi orgasmo se acerca. De repente todo explota y siento los músculos de mi coño apretarlo, en un fuerte estallido de placer. — ¡UGGHHHH! —le grito mientras me corro.

— ¡UGGHHH! —Bill gruñe en voz alta mientras dispara su semen dentro de mí. Luego cierra el agua, me saca de la ducha y me alza en brazos. Todavía estoy débil por el placer. Él me lleva por el pasillo hasta su dormitorio. El dormitorio que compartía con mi madre antes de morir hace unos años.

Empuja la puerta abierta y me lleva hacia la cama tendida. Tiene una hermosa colcha de ganchillo color rojo oscuro. Me deja en ella, a continuación, retira las cobijas. Él me levanta otra vez y me pone sobre las sabanas blancas. Solía follar con mi madre en esta cama. Ese pensamiento me marea. Miro hacia él con lujuria. Abro mis piernas para él, declarándole con mis ojos que quiero que me folle más.

Se sube rápidamente en la cama y se coloca encima de mí.

—Oh, Erica, te amo tanto—Bill me dice mientras me besa suavemente.

—Yo también te amo tanto, Bill—le digo mientras lo beso de nuevo. Él juega con mis pechos mientras me besa. Entonces me besa el cuello y los hombros. Moviendo su boca sobre mí pecho para chupar mis tetas. Yo me quejo y corro mis dedos por su cabello.

—Oh, cielos—digo mientras siento cómo el deseo me inunda. —Oh, Bill… —Él besa mi estomago. Estoy impresionada. Veo hacia dónde va. —¿Bill? —le pregunto, un poco nerviosa.

—Shhh…—él me dice mientras me besa más abajo en el vientre.

—Pero nunca he hecho eso antes—le digo, un poco ansiosa.

Besa y lame la zona justo encima de mi vello púbico.

—Te va a encantar, cariño, te lo prometo—, me dice. Mi corazón late con nerviosismo de todos modos. Luego mueve lentamente su boca hacia mi coño y empieza a chuparlo. Yo me quejo. Y me sonrojo.

Arremolina su lengua alrededor de mi clítoris y chupa los pliegues de mi piel allí. No puedo creer lo bien que se siente. No hay nadie como él. Comienzo a jadear mientras gimo.

—Oh, papi…— le digo cuando me siento sin aliento por el placer que se está construyendo a partir de su succión.  Alcanzo mis tetas y empiezo a masajearlas mientras el placer me envuelve y de pronto se precipita en una ola enorme. No puedo soportar el éxtasis. Que estalla a través de mí en un fuerte placer. Gimo. Siento como mi coño se aprieta tres veces por el placer intenso. Estoy asombrada.

Él deja de chuparme y trepa por mi cuerpo con una sonrisa en su rostro. Todavía estoy sin aliento. Me besa el cuello y la oreja mientras trato de recuperarme, pero me está poniendo caliente de nuevo.

 Me encanta el peso de su cuerpo sobre el mío. Me encanta el hambre que tiene de mí. Tengo que tenerlo de nuevo.

Me besa en la boca, entonces, puedo probar mis jugos. Es tan perverso que me excita más. Me sonrojo de nuevo. Estoy avergonzada de lo mucho que lo deseo.

Lo dejo de besar por un momento para mirarlo a los ojos.

—Te necesito en mi interior, Bill—, le digo y las lágrimas se escapan de mis ojos. Eso me avergüenza demasiado.

Me mira fijamente a los ojos mientras abre mis piernas un poco y guía su polla dura en mi resbaladizo coño. Estoy mirando en sus ojos el deseo que siente mientras siento su polla llenarme muy dentro. Yo me quejo. Puedo ver el cambio de su cara. Esta más dominado por la lujuria que antes. Abre mis piernas poniéndolas a cada lado de él. Lo rodeo con mis piernas por la cintura. Mientras el cierra sus ojos momentáneamente mientras gime. Luego los abre de nuevo y comienza a follarme.

Trato de mantener mis ojos abiertos, mantener la mirada fija en él. Mientras llena mi coño una y otra vez con su dura polla, pero es tan difícil. El placer aumenta a medida que se desliza dentro y fuera de mí.

—Bill…— Me quejé mientras me follaba. Él comenzó a follarme más fuerte. Me agarro a su espalda con las manos. Todavía con mis piernas alrededor de él. —Fóllame, papi—, le digo sin aliento mientras él se hunde mas en mi.

Él tomó su ritmo, follándome más y más profundo, gruñendo y gimiendo con cada embestida. Quiero ser follada sin sentido. No puedo creer lo bien que se siente.

Me quejo en voz alta mientras me folla. Siento como su polla toca un punto sensible dentro de mí. Siento como un profundo e intenso orgasmo inicia  mientras él me folla con furia.

—¡Papi, fóllame!— Grito mientras siento el placer más profundo y más intenso. Me sonrojo profundo de nuevo, pero no me importa. Me folla frenéticamente unos segundo más y después soy presa de la explosión del placer dentro de mí y mi orgasmo se derrama. Yo me quejo en voz alta por un largo tiempo y siento como mis jugos brotan de mí. El intenso y profundo placer se siente tan bien que no lo pudo creer. Me echo a llorar mientras él sigue fallándome.  La mete por unos pocos segundos más, y luego dispara una enorme carga de semen dentro de mi coño.

—¡Ugghh!—, grita mientras tiene su orgasmo. A continuación, se derrumba encima de mí. Todavía estoy llorando, y los dos estamos sin aliento. Yo sigo rodeándolo con mis brazos y mis piernas, muy fuerte alrededor de él.  Me pongo a temblar un poco. Él me sostiene fuerte y besa las lágrimas en mis mejillas.

—Shh…—, me dice suavemente. —Shh…— el nos da la vuelta y ahora estoy acostada en la parte superior de él. Él me mantiene cerca, acariciándome la espalda. Yo casi nunca lloro, pero estoy emocionada.

De repente los dos oímos que la puerta de enfrente se abre.

—¿Erica?— escucho como Blake me llama desde la puerta de la entrada. —¿Hay alguien en casa?

—Mierda—, le susurro a Bill. Levanto mi cabeza para escuchar a Blake.

—Tengo que romper con él—, le digo, dándome cuenta. Siento como los músculos de Bill se ponen rígidos.

—No, no rompas con él—, Bill me dice muy serio.

Lo miro con sorpresa.

—¿Por qué?— le pregunto. —Quiero estar contigo.

—Eres muy joven—, me dice. —Tú no sabes lo que quieres.

—Pero él ni siquiera sabe todas las cosas que tu sabes sobre el sexo…—, le digo, avergonzándome de nuevo.

Bill sonríe.

—Tú puedes enseñarle—, me dice suavemente. —Yo no te puedo retener solo porque te quiero. Tienes que ir con él.

Me separo de Bill y me siento en la cama.

—¿Estas rompiendo conmigo?— yo le pregunto tristemente.

—No—, dice Bill rápidamente. —Creo que tú debes darle una oportunidad a Blake, eso es todo. Solo tienes que darle tiempo.

—¿Erica?—, escucho a Blake llamarme, esta vez desde la sala de la planta baja. Tenemos una sala de juegos y una sala de ejercicios allí.

—Probablemente deberías estar vestida en el momento de que él entre aquí—, Bill dijo, apoyándose en un codo. —Y no desnuda en la cama con tu padrastro—, añade.

Yo me río en silencio y beso a Bill rápidamente en los labios.

—Nos vemos más tarde—, le digo. Entonces salto de la cama, desnuda y corro a través de la habitación hacia la puerta. Me asomo y salgo al pasillo. Está vacío. Puedo hacer una rápida carrera por el pasillo hasta mi habitación. Rápidamente me pongo el pijama de nuevo. Entonces de nuevo regreso al pasillo y miro hacia debajo de la escalera.

—¿Blake?— lo llamo. Él aparece en la sala de estar. Alto, moreno y guapo. Él es un estudiante universitario y un atleta.

—Hey—, me dice sonriendo hacia mí. —Estaba a punto de irme, pero no quería dejar la casa abierta y vacía así que… hola.

Sonrió hacia él.

—Estaba dormida, creo—, le digo. Son las 10 de la mañana. Sé que él me creerá.

Él asiente con la cabeza.

—Déjame  ducharme rápido—, le digo. —Solo tardo un momento.

—Bien, súper—, me dice mientras se dirige de nuevo a la sala de estar.

Rápidamente me doy una ducha, estoy paranoica por si Blake huele a Bill sobre mí. Además estoy un poco sucia por el sudor y el semen. Después de ducharme me pongo una camiseta y unos pantalones vaqueros y voy por la escalera descalza para ver a Blake. Se levanta y se acerca a abrazarme y a besarme. Me pongo de puntillas mientras lo beso. Él se siente tan bien. Caliente. Estoy confundida.

Nos sentamos a ver un reality show. Un poco más tarde Bill baja, recién salido de la ducha y completamente vestido.

—Hey, chicos—, dice mientras nos ve. Actuando como él suele actuar. —Voy a la universidad para calificar algunas tareas. Los veré más tarde.

—Bien—. Le digo.

—Nos vemos más tarde—, Blake dice mientras Bill pasaba directo hacia la puerta principal. A continuación, Blake se da la vuelta hacia mí.

—La casa para nosotros solos—, dice mientras me guiñaba un ojo. Yo empecé a reír.

—Déjame desayunar primero—, le digo. Me levante y voy directo a la cocina. Blake me sigue.

Me hago un poco de avena, mientras que él mira.

—Te ves nerviosa—, Blake me dice.

—No—, le digo mientras pongo un poco de avena en mi boca. En realidad estoy un poco asustada de tener sexo con Blake después de tener sexo con Bill. En cierto modo me da asco y me duele el estomago.

—Está bien—, dice Blake mientras camina a través de la cocina hacia mí. Estoy de pie en el mostrador comiendo mi avena. Blake se ve tan caliente como siempre, en pantalones vaqueros y una camiseta apretada gris. Hace que me derrita al mirarlo. Pensé que había decidido que quería a Bill. Ahora no estoy tan segura. Tal vez si soy demasiado joven para decidir. Si yo le enseño a Blake todo sobre el sexo, ¿Tal vez me quede con él?

Blake llega a mí y pone sus brazos alrededor, me sostiene cerca mientras como.

—Te amo, ya lo sabes—, me dice Blake sobre mi pelo.

—Yo lo sé—, le digo. —También te amo.

Después Blake toma mi mano y me lleva arriba a mi dormitorio. Estoy decidida a enseñarle algo nuevo. Me besa cuando damos un paso dentro de mi habitación, le respondo el beso. Luego lo miro a los ojos mientras me quito mi camiseta por encima de mi cabeza. Blake me ve con avidez los pechos. Ellos están bien apoyados en un sostén de encaje rosa. Paso mi mano por el costado de su rostro.

Él rápidamente se quita la camiseta y la tira junto a la mía. Me besa y desabrocha el sostén por mi espalda. A continuación, me lo quita. Los dos gemimos cuando el comienza a jugar con mis tetas desnudas.

—Oh, Blake…— le digo con pasión. —Quiero probar algo.

Se aparta de mí y me mira con una ceja levantada.

—¿Quieres probar …Algo?—, me ve con una sonrisa. —Eso es pervertido.

Yo sonrió. Me sostengo de mi ancho tocador, con un gran espejo en la parte superior. Me paro frente al espejo y me miro en él. Blake está de pie detrás de mí. Desabrocho mis pantalones y los deslizo lentamente hasta el suelo y me deshago de ellos. Él rápidamente se quita los zapatos y los calcetines, bajándose los pantalones y los bóxers.

Se para detrás de mí y presiona su cuerpo al mío. Nuestros ojos se encuentras en el espejo mientras empiezo a jugar con mis pechos. Yo gimo. Me siento en una nube de deseo. Puedo sentir su erección acariciando mi espalda. De repente, me inclino hacia delante, apoyando mis manos en el tocador, empujando mi trasero detrás de mí.

—Vaya—, me dice Blake. Mira hacia abajo y pone sus manos en mis caderas. —Tenemos que hacerte más alta—, me dice, mirando alrededor de mi habitación. En la esquina tengo un gran banco de plástico que utilizo para hacer ejercicios aeróbicos. Rápidamente se va por la habitación para tomarlo y vuelve. Me muevo cuando él lo coloca en el suelo. Luego subo en él. Lo que me eleva 5 o 6 centímetros. Me levanta lo suficiente. Blake es un poco más alto que Bill.

Blake pone sus brazos alrededor de mil por detrás y me levanta. Estoy chorreando mis jugos en este momento. Lo necesito mucho. Me inclino hacia delante otra vez, poniendo mis manos en el tocador. Blake gime.

—Oh, cielos, Erica—, me dice mientras pone sus dedos en mi resbaladizo coño. Luego desliza su polla dura dentro de mí. Yo me quejo. Echo un vistazo hacia él por el espejo. Nuestras caras están llenas de deseo. Él empieza a follarme.

—Oh, cielos, si—, le digo con total  pasión mientras él se empuja. Y empieza a empujar más fuerte.

—oh, cielos, Erica… oh, cielos…— sigue diciendo mientras me folla. Él me está follando duro y rápido. Estoy gimiendo y jadeando.

—Si…— le digo una y otra vez. —Si… ¡Oh cielos, si…!

Golpea con su polla dentro de mí y no puedo pensar con claridad. De vez en cuando miro por el espejo para ver cómo me folla. Me excita mucho. Puedo sentir un gran orgasmo creciendo en mí. Amenazando con estallar.

—¡Follame!— le grito —¡Oh, cielos!— el éxtasis estalla dentro de mí. —¡Ugghh!— grito mientras me corro. El placer es abrazador y me estremezco por completo.

—¡Uggghhh!— Blake grita mientras dispara su corrida en mi coño. Luego lanza gruñidos en voz alta otra vez. —Ugghhh—, y dispara otra carga. Wow.

Mis piernas se tambalean debajo de mí. Blake se sale de mí y me levanta y me lleva a la cama.

—Te amo, Erica—, me dice mientras me recuesta en la cama. Él se acuesta encima de mí y empieza a besarme.

—Te amo tanto, Blake—, le digo entre besos, pero no estoy segura de a que me refiero.

Más tarde, cuando Blake se ha ido, y es hora de la cena, estoy sentada en el sofá viendo la televisión, pero en realidad no la veo. Estoy pensando en Bill. ¿Realmente cree que yo escogería a Blake sobre él? ¿Por qué? ¿Por mi edad? No hay comparación entre ellos.

Justo en ese momento Bill entra por la puerta principal. Me pongo de pie. Él me mira tímidamente.

—Te fuiste por mucho tiempo—, le digo.

—Yo quería darte tiempo con él.

—Oh.

—¿Has… dormido con él?— Bill me pregunta con cautela.

—Si—, le digo, de repente me siento mal. —Yo pensé que tú querías que hiciera eso.

—Yo lo quería. Quiero decir, yo no quiero limitarte—, dice Bill cuando está a pocos metros de mi, mirándome a los ojos con amabilidad.

—¿Tienes un video de nosotros?—, le pregunto.

—No—, Bill me dice, mientras parece sorprendido. Da un paso hacia mí. —Eso estuvo realmente mal, Erica. Nunca debí haber hecho eso.

—Oh—, digo.

Él me mira por un momento y me pongo nerviosa.

—¿Estas tomando la píldora?— de repente me pregunta.

—Si— le contesto.

De repente da un suspiro de alivio.

—Gracias a Dios—. Yo le sonrió.

Doy un paso más cerca de él, por lo que puedo tocarlo. Me pongo de puntillas y lo beso en los labios.

—Bienvenido a casa—, le digo.

Él pone sus brazos alrededor de mí y me besa profundamente, con la misma hambre que antes. Eso me quita la respiración.

—Te extrañe—, me dice.

—Yo también te extrañe—, le digo.

Él pone sus manos en mi culo y me levanta hacia arriba. Lo rodeo con mis piernas alrededor de él y seguimos besándonos.

—¿Me vas a follar aquí?— le pregunto entre besos.

—Si—, me dice como si fuera un hecho. Me siento mareada por el deseo ahora.

Me pone suavemente sobre el gran sofá marrón. Yo me quejo. Me quita la blusa y rápidamente me desabrocha el sujetador y me lo quita. Me quejo mientras acaricia mis pechos y los besa. Paso los dedos por su pelo. Él se quita la camisa a cuadros y la arroja al suelo. Luego me quita los vaqueros y las bragas, dejándome desnuda y lista sobre el sofá. Se desabrocha  la cremallera de sus pantalones y los baja con sus bóxers, junto con los calcetines y zapatos. Se arrodilla en el suelo junto al sofá.

Pasa sus manos por mi cuerpo y mete sus dedos dentro de mi coño. Estoy empapada por él. Yo suspiro. Él masaje mis pechos con una mano mientras me mete sus dedos con la otra.

—Oh, Bill—, le digo. Me siento tan desnuda y expuesta mientras él acaricia mis tetas y me folla con su mano, mirando mi reacción. Su mano rítmicamente empuja dentro y fuera de mí, masajeándome. Luego comienza a follar mi clítoris con el pulgar también. Siento que me voy a morir. Me siento tan expuesta y tan caliente y el placer corre al rojo vivo a través de mí cuando me folla de esta manera.

—Oh, Billy—, me quejo. Mi madre solía llamarlo así. Siento una oleada de rubor en mi cara y cuerpo después de que yo lo llamo así. Él se mantiene follándome.

—Oh, cielos. ¡Oh, cielos!— grito mientras frota mi clítoris y mi coño más fuerte. Él masajea mis tetas más duro también. Él se está poniendo bastante frenético también. Puedo escuchar su respiración más fuerte. Puedo sentir mi orgasmo y la pasión con la que se construye, es un placer exquisito.

—¡Papi!— grito cuando arqueo mi espalda. —¡UGGHHHHHH!— grito mientras me corro. Mi orgasmo se agita a través de mi coño y mi cuerpo siente un placer intenso. Estoy sin aliento, mientras pongo mi cuerpo hacia abajo y miro a Bill con los ojos borrosos. Él tiene lágrimas corriendo por su rostro. Se sube encima de mí y me aferro a él con toda mi fuerza.

Él extiende mis piernas y toca mi coño mientras con otra mano guía su dura polla dentro de mí. Todavía estoy sin aliento, pero con ganas de más.

Me besa con avidez cuando empieza a empujar dentro de mí. Yo me quejo. Mi coño esta tan sensible que casi duele, pero quiero esto tanto. Se siente tan bien ahora mismo. Dolor y placer. Profundo e intenso. Estoy tan llena de amor y lujuria por mi padrastro.

Me mira fijamente a los ojos y pasa sus dedos por mi cabello mientras me folla. Luego me besa de nuevo. Lo rodeo con mis piernas. Él se queja. Lleva sus manos hacia abajo y agarra mi culo para empujar más profundo en mí. Él empieza a follarme más frenéticamente.

—Oh, cielos, si— murmuro mientras empuja en mi. —Oh, cielos, si.

Él se queda sin aliento cuando me folla más duro. Se queja con cada embestida ahora. El placer nos está envolviendo. Yo gimo con cada embestida. Siento el placer llenarme con cada golpe de su dura polla dentro de mí.

—Fóllame, papi—, le digo con pasión. —Fóllame duro— empieza a joderme con abandono, me la mete lo más duro que puede. Yo me quejo y gimo con gruñidos y gemidos.

Yo lentamente siento como un orgasmo muy intenso se construye. Creo que es como una bomba y luego explota dentro de mí. Yo grito. Una ola vibra a través de mi y luego otra rompe justo después. Yo grito de nuevo. Entonces gimo cuando el placer se rompe dentro de mí.

Él sigue follándome duro por unos pocos empujones más y grita duro. Dispara una larga y dura carga de semen en mi coño mientras grita.

—Mierda—, me dice mientras se derrumba sobre mí. —Oh, cielos—, me besa la cara. Las lágrimas están saliendo de sus ojos de nuevo.—Te amo—, me dice emocionado.

—Yo también te amo tanto—, le respondo. Lo rodeo con mis brazos y mis piernas y él me aprieta contra sí. Todavía puedo sentir el placer que gira alrededor de nosotros. Su pene enterrado todavía en mí. Yo quiero que se quede dentro de mí para siempre.