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Divina crisis (2): Empalando a una teen

en No Consentido

Les sigo contando mis aventuras tras quedarme en paro con la crisis y tenerme que buscar la vida como portero de discoteca.

Y allí estaba yo, llevando a tres jovencitas borrachas a casa después de una noche de discoteca, a cambio de que la más díscola de las tres me hiciera una buena comida de polla.

La mamada había sido épica, y yo me sentía como un emperador con sus concubinas al lado, deseosas de satisfacer todos sus deseos, supongo que el olor a alcohol que las hembras despedían ayudaba mucho a ese efecto.

Claro que la realidad es que las tenía calladas, y supongo que nada contentas, deseando llegar a su casa y perderme de vista.

Tetitas fue la que me indicó el camino, algo altiva pese a haberse comido mi regalito minutos antes. Con frases cortas me iba guiando, supongo que no quería errores y deseaba llegar rápido a casa. Para algo era la que había pagado el trayecto... comiéndose un buen rabo.

Y después de 30 minutos ya estábamos donde ella quería y tras indicarme una casa, se bajó sin despedirse de sus amigas pegando un portazo y saliendo a toda velocidad (a lavarse la boca rápido, pensé yo).

Entonces fue la otra morena la que me dijo donde tenía que ir, y yo empecé a resoplar pues aquello me podría suponer media hora más de trayecto cuando yo pensaba que apenas en quince minutos las tendría a las tres colocadas y yo camino de casa a descansar (del trabajo, y de la corrida, claro).

La segunda chica me indicó su casa y me dijo que su amiga vivía al principio de la urbanización. En unas casas naranjas que habíamos pasado (ahí vi la verdadera amistad, habían ido directas a su casa dejando a la que no se enteraba de nada -la más borracha, vaya- para la última para salir primero ellas pitando de mi coche).

Miré por el retrovisor a ver con qué me quedaba en el coche y me relamí. Pelo (mucho) rojizo rizado, una cara pálida con pecas y unos labios finos pintados de rojo putón, un top a rayas donde no se veían tetas pero sí dos pezones prometedores, y un cuerpecito de teen que tiraba para atrás: cinturita de avispa y barriguita mimosa.

Yo en esos momentos y después del subidón de que la primera me la hubiera chupado hasta la campanilla, me creía capaz de hacer cualquier cosa con cualquiera de ellas y me vine arriba. Así que empecé a darle conversación a la que tenía toda la pinta de ser una guiri:

⁃ Que tal guapa, de vacaciones por la costa?

⁃ Sin respuesta

⁃ Hablas español?

⁃ Sin respuesta

Yo miraba por el retrovisor y veía una mirada de borrachera total, claramente la más borracha de las tres era la guiri, de eso estaba claro, porque ni había abierto la boca ni parecía mirar a un punto fijo, igual hasta estaba dormida de pie, porque allí parecía que conducía yo solo.

Pero en eso que empiezo a oler como raro y digo ... “tate se me ha meado en el coche”. Así que me aparto a un lado del camino, el sitio más oscuro (miento si no digo que en aquel momento suplicaba que fuera una meada, que estaba deseando reventarla, buscar una excusa para ello y poder darle por todos lados, y es que en esa divina noche todo valía).

Paro el motor y luces y voy para atrás. La cara de ricitos de película. Si por la noche debería vérsele pálida,aquella niña era la palidez y el pánico reflejado cuando me vio parar el coche e irme al asiento de atrás.

Total que me planto atrás, toco la tapicería del asiento y efectivamente... aquello estaba muy húmedo.

Me entra (o yo creo ahora que fingí) una mala leche del quince por la hora, por la cara de tonta de la guiri, y por la faena de la meada en el coche y empiezo a gritarle:

⁃ Niña tú eres tonta o que? Te has meado en el coche? Tú sabes lo que me va a costar quitar este olor?. Menuda faena, este no era el trato.

Yo creo que la otra no me entendía nada pero tenía claro que se había meado y que la había cagado. Es más, que estaba conmigo sola en un descampado a las 5 de la mañana y por su cara vi que era consciente de que me la iba a crujir allí mismo como había hecho con su amiga, su cara era la evidencia de que ahora le tocaba pagar el trayecto a ella lo que no sabía era como.

Al ver su cara de entrega, casi me da la risa porque vi que tenía a payasete a mi merced (le había puesto ese nombre nada más verla por el top a rayas blanco y lila que me llevaba puesto). Cara de sueño, borracha, totalmente meada y con alguien que le gritaba y que en breve claramente le iba a enseñar lo que llevaba bajo los pantalones.

Y entonces todas mis neuronas se dedicaron a pensar como podía beneficiármela. Decidí darle con todo mi inglés (inexistente) ⁃ Y le dije:

⁃ You very bad, you very bad.

Como no podía ser de otra manera, empezó a moquear (iba muy borracha) y a decir:

⁃ Plis plis, Im sorry.

Introduje mi mano bajo la falda y tiré de una braguitas diminutas blancas con encajitos y totalmente mojadas. La verdad es que no se la veía tan putón como su amiga morena, las braguitas tenían su toque de niña buena, pero tan buena no sería cuando había cogido tremenda borrachera esa noche.

Así que con las bragas mojadas en mis manos, mirando su cara de susto llena de pecas, y con el cuerpecito que tenía al lado temblando, me hizo sentirme el tipo más poderoso del planeta. Con lo que sin entrar en preámbulos me puse cómodo a su lado y me quité los pantalones, quería estar completamente a gusto para el festín que me iba a dar y además en el asiento de atrás había más sitio.

Mi cara reflejaba un evidente “Payasito, te toca chupar polla, ve calentando”. Ella mientras estaba imperturbable, llegué a pensar que incluso estaría curiosa o excitada porque su resistencia era nula.

O asumía perfectamente que iba a chupar polla hasta tragar mucha leche como su amiga, o no le importaba lo más mínimo la que yo le estaba preparando.

Sin prisas me ensalivé yo mismo un poco el miembro para que ganara grosor, ya que estaba excitado pero acababa de tener un terrible orgasmo haría unos 45 minutos. Y efectivamente, aquello se pudo muy duro al instante.

Sin pensarlo la cogí del abundante pelo rizado rojo de forma brusca y la empuje hacia mí hasta que calibrando la punta del capullo con donde debería estar su boca, le introduje de un viaje media polla en la misma. Había decidido ser rudo para que la otra ni se le pasara por la cabeza que podría salir de rositas de aquella situación.

En ese momento recreé la situación: Allí estaba yo con una guiri flaquita comiéndome el rabo, siendo ésta la segunda comida no esperada de la noche. Mi coche con un olor entre a sexo de mi corrida, sudor de las cuatro personas que habíamos estado dentro y ahora el meado de la niña en cuestión. Claramente ninguna de las tres gastaba en perfumes caros, pero eso sí, estaban predispuetas a tragar verga claramente.

Y entonces me entretuve mirando bien la escena: Una cabecita pequeña con mucho pelo rizado rojo, una carita blanca que abría la boca al máximo para que le cupiera (aunque la teen abarcaba como mucho media polla), una cara de esfuerzo que total, tampoco se estaba dando mucho brío, un culito pequeño y unas piernas ridículas. Bueno, no era la Schiffer pero mal no íbamos a pasarlo.

Pero el caso es que aunque la niña en cuestión tuviera morbo, debido a su juventud, de chupar rabos no tenía ni idea. De hecho dudo que se hubiera comido ninguno en su vida, porque ni se movía, ni salivaba, ni había lengua... una cosa rarísima. Con la misma poca cortesía y jalándole del pelo la aparté de la polla, deje caer un salivazo potente sobre la verga y sin dejar de apretarle del pelo la atraje hasta mí para meterle mi lengua en su boca y ensalivarla a conciencia. Cuando le pegué unos buenos lametones y vi que de su labio inferior empezaba a resbalar baba, con la precisión que tenerla agarrada fuerte de su cabellera rizada me daba, y los buenos brazos que yo gasto, la volví a incrustar en mi polla esta vez mucho más hermosa y lubricada.

Como vi que su pericia era inexistente, pero ahora resbalaba bien, yo mismo le subía arriba y abajo la cabeza mientras me agarraba la base de la polla para mantenerla bien erecta y que en ningún momento se saliese.

Fueron momentos de completa follada de boca (face-fuck que hubiera dicho la guiri si hubiera visto tanto porno como yo), porque ella no hacía nada y yo todo. Y el resultado eran unos ojos cerrados, una boca abierta al máximo, y un sube baja hasta que notaba que no cabía más polla, que era más o menos cuando tenía todo el capullo en la boca y poco más, porque a partir de que le entraba el capullo tosía y se apartaba.

Luego se me ocurrió otra cosa, y es que le bajaba la cabecita hasta que me rodeaba el capullo para inmediatamente después subirla y sacársela de golpe. Llegué a tomarle pericia y era un come capullo a velocidad de crucero, cosa que empezó a gustarme.

Pero claro, se acabo la lubricación y se acabo el placer. Así que continué de nuevo con todo mi inglés nivel cero:

⁃ Very bad, you very bad.

La levanté un poco y la moví hasta que su barriga quedó sobre mis piernas, le levanté la falda cuyas bragas ya no estaban y contemplé un culo pequeñito y blanco, mi mano era más grande que sus dos cachetes juntos y claro, descargué una ostia en el culo para ver lo rojo que se ponía con solo recibir la primera.

La guiri, que parecía en trance hasta ahora, soltó un chillido tal que debió escucharse en kilómetros a la redonda.

La segunda ostia no tardó en caer, nuevo chillido y ya para entonces aquel culo estaba rojo como un tomate. A mi el par de cachetes habían hecho que se me pusiera la verga como una estaca. Nunca había cacheteado así a nadie y me estaba preguntando si me gustaría eso del sado. El caso es que con la polla dura como un roble que debería estar perforándole el ombligo, la niña entregada a mis deseos y mi vicio saliendo a relucir como nunca seguí dándole a mi nivel de inglés para torpes.

⁃ Your name? ⁃Dijo algo parecido a Magüisa así que di por hecho que se llamaba Marisa en inglés.

⁃ Magüisa, I stop but I fuck you (mucho porno en mis venas... es lo que dio alas a mi inglés).

⁃ Ok, ok, me susurró.

Así que lo inimaginable estaba a punto de caramelo. Tranquilamente porque aquella niña era la calma y la sumisión personificada le hice sacarse la falda. La chica seguía quieta, parecía que le era igual chupar, que recibir cachetes que pillar rabo. La acerque hacia mi e hice que se empalara sobre mi polla, de cara a mi montada en caballito. Y ante mi absoluta sorpresa, su habilidad fue brutal, ya que ensalivó su coñito y se la metió hasta el fondo de una estocada.

Chupar no la chupaba pero follar debería haberse follado a medio pueblo en sus vacaciones, joder que vicio para colocársela hasta el puto fondo de su coño.

En ese momento intento moverse, subir y bajar, pero aquello no estaba muy lubricado y definitivamente tenía la verga incrustada, ni para delante ni para atrás. Ni para arriba ni para abajo. Yo miraba y veía un coñito cerradito que se comía totalmente mi polla, que parecía el doble de grande al ser ella tan diminuta. La niña estaba literalmente empalada, y yo feliz de ser la estaca.

Así que en vez de pensar en follármela, que era imposible, por el momento pensé en saborearla.

Le subí el top de payasete hasta el cuello, sin sacárselo, morbo total. No tenía tetas, apenas unos pezoncitos oscuros que hacían juego con todas las pecas de su cuerpo, que era blanquito, no podía ser de otra manera.

Ni corto ni perezoso apliqué mis labios a esos pezoncitos y empecé a chupar de pura excitación, mientras con mis manos apretaba su culo rojo (no sin algún quejido por parte de Magüisa, es lo que tenia haberla chupado tan mal y recibir dos buenos cachetes).

Sin prisas los chupaba, los lamía, los ensalivaba bien, pasaba de uno a otro, y con tanto lengüeteo debió humedecerse el bollito porque empezó a moverse, a lo que yo marcando sólo un pequeño ritmo con mis manos en su culo ya noté como su cuerpecito empezaba a subir y bajar recorriendo así por fin mi polla su estrechito coño.

La verdad es que parecía que estaba metiendo mi polla en un guante estrecho, que poco a poco se hacía a ella. El placer era increíble y yo empezaba a pasarmelo realmente en grande.

Lo mejor es que con sólo una mano era capaz de abarcar ambos cachetes del culo teniendo así una mano libre con la que me dedicaba mientras lamía un pezon, a pellizcar el otro.

A Magüisa aquello le estaba gustando, porque pese a tener los ojos cerrados buscaba su propio movimiento y rozar su clítoris con mi vientre. O le gustaba mucho follar, o era muy puta, o ambas cosas. Porque antes de que me diera cuenta ella era la que me follaba y emitía grititos y quejidos casi imperceptibles de no estar tan juntos. De repente como una serpiente retorcía su cintura y estrujaba perfectamente mi polla, de repente se ponía a botar de forma violenta que yo creía que debía de estar sintiendo mi rabo partirla por la mitad. A mí en esos moemntos me faltaba la respiración.

Y comprobando que la que me estaba follando era la guiri a mí, y que no debía ya preocuparme del mete-saca, sino de tardar en correrme, empecé a disfrutar en serio de aquel cuerpecito tan rico.

Me ensalivé un dedo y bien mojado recorrí la raja de su culito, tenía que habérselo metido hasta el fondo pero me dio miedo que se acabara aquel polvo donde tan bien lo estaba pasando. Así que me conformaba con ensalivarlo bien y recorrer su rajita del culo acariciando a veces la entrada pero sin introducirlo.

Además esa saliva caía directamente de la raja de su culo al coñito que ya hacía de pistón subiendo y bajando sin cesar, sacándome bufidos, y llevándome al límite de mi resistencia sexual (a rellenarla ya de leche, hablando claro).

Mientras, con la otra mano pellizcaba los pezones totalmente llenos de la saliva de mis buenas chupadas y viendo como los apretaba hasta que se resbalaban, poniéndolos cada vez más grandes y duros y volviendo a empezar.

Y mi boca, ya desatada buscaba a la suya en lo que acabó siendo una guerra de lenguas y babas. Aquella niña borracha y parada era una máquina de recibir placer y dejar que le hicieran un pijama de saliva.

La imagen, un cuadro artístico: una polla enorme reventando un coñito que no paraba de moverse buscando su placer, mientras mi mano de paleta más grande que su culo entero intentando meterle un dedo por el culo y a todo eso su barriguita llena de saliva que resbalaba desde sus pezones que brillaban de tanto lametón y escupitajo que estaban recibiendo. Y todo ello, apretando pezones como el que busca emisoras de radio mientras con mi lengua le lavaba la boca, la cara, su lengua y todo lo que pillaba alrededor.

En ese momento me di cuenta de que no llevaba condón, pensé que una corrida dentro la podía asustar pues aunque ella se dejaba follar sin problemas, no creía que con su edad tomara pastillas o similar (o sí, a saber, pero no quería malos rollos después).

Pero mi cuerpo deseaba seguir recibiendo caballito y correrse como un loco. Si hubiera podido escoger, hubiera decidido sin duda reventarle el mini culo a ver qué tal (después me he arrepentido mucho de no hacerlo), y finalizar en mamada no lo veía... porque era mala de cojones e iba a ser un volver a empezar y ya se estaba haciendo de día y nos iban a pillar. Así que se me ocurrió una paja mix para tener una inolvidable corrida.

Rebajando el ritmo la fui separando de mi, notando claramente que ella estaba en la gloria como estaba y ponía cara de sorpresa al apartarla (tremenda zorrita, le había cogido el gusto a la nueva atracción). Y la puse con lo pequeña que era en el suelo del coche apoyada con un brazo y un cojín que tenía su cabeza como si durmiera recostada en el asiento. Yo me puse de manera que llegaba perfectamente a meterle toda la polla hasta la garganta, así que me la volví a ensalivar a conciencia e imité mi lengua saliendo de mi boca para que ella hiciera lo mismo.

Magüisa, que en su cole debería ser una buena estudiante, comprendió perfectamente lo que quería y dejó su boca abierta con la rosada lengüita sacada.

En esa posición, yo empecé a meter lentamente el capullo ensalivado mientras recorría su lengua, labios y golpeaba la cabeza de mi polla contra la parte interior de las mejillas dentro de su boca.

Me excitaba el lento mete saca y ver el bulto que hacía en los carrillos de su boca mi capullo.

Cuando la tenía medio sacada, hacía puntería dejando caer saliva que a veces caía en el tronco de mi rabo (5 puntos), otras en el asiento (0 puntos) y otras en su cara y boca (9 puntos). Los 10 puntos eran cuando caía directamente entre mi capullo y sus labios en el momento justo de penetrarle la boca, consiguiendo así una entrada lubricada, morbosa y placentera.

Yo hasta ese momento había estado muy callado, aunque también era verdad que mi boca había pasado la mayor parte del tiempo lamiendo tetas o comiéndome la suya. Pero ahora era importante que pese a la diferencia idiomática, le comentara lo que estaba haciendo y lo que me estaba gustando aquello. Así que comencé a decirle:

- Muy bien flaquita Magüisa, te estoy graduando en comer pollas, se te ve muy contenta. Atenta que entra de nuevo, perfecto.

⁃ No pares de mover la lengua, que te lo tengo que indicar todo. Ahora hasta dentro y ni una queja.

⁃ Ui que despiste!!, menudo salivazo te ha caído en la cara y que pinta de puta que tienes. Tú que ibas tan calladita y has acabado empalada en el asiento de atrás de un sucio coche y por el portero de la disco. La de cosas que tendrás que contar cuando vuelvas a tu país.

⁃ Mañana te paso en la disco gratis, pero trágatela un poco más que si no le contaré a tus amigas que te measte en el coche, cosa que te dejará muy mal.

Y así, entre comentarios de vicio, escupitajos varios y una sumisa boquita abierta que dejaba a mi cada vez más sensible capullo recorrerla, pararse, empujar la mandíbula, vi que tocaba descargar.

La chica había sido un dulce, así que clavársela hasta la garganta como a su amiga o darle el lechazo sobre la cara y dejarla hecha unos zorros además de joderle el pelo no iban a ser mis opciones.

Así que decidí dejar mi pollón dentro de su boca, notando el bultito de mi capullo en su mejilla mientras con mi mano pajeaba arriba y abajo el tronco de la polla.

Que hubiera movido un poco la lengua hubiera ayudado, pero ahí me falló, así que lo suplí con darle cachetitos en la cara notando como inmediatamente mi polla empezaba a tener embestidas descargando su leche con paz y armonía.

La corrida no había sido ni de lejos la de antes, así que el bollicao iba a poder tomarse su leche calentita y sin problemas pero no... noté que la iba dejando caer de su boca por la comisura de sus labios e iba directa al asiento de mi coche. Le quedaba mucho por aprender a Magüisa y a mi mucho que lavar el coche ahora lleno de meado, babas, sudor y mi lindo lechazo.

Me levanté poco a poco (estaba mareado de la follada), me puse los pantalones y mano al volante y a los edificios naranjas que ya asomaba el sol, mientras ella atrás se vestía.

⁃ Hasta luego Magüisa see you later cocodrilo, y le lance un guiño y ella me devolvió una sonrisa (me la había reventado, ella lo sabía, pero creo que le había gustado ver lo depravado que había sido y como me había puesto jugar con su top de payasete).

Se que la pregunta de todos es si aquellas niñitas volvieron a la disco, pues ya les adelanto que sí. Igual que les adelanto que no volvieron a necesitarme de taxi y por descontado que pese a que me miraban con la cara de “pervertido como te pusiste, una vez y no más”, ni se quejaron ni dejaron que tuviera una oportunidad similar de disfrutarlas.

A tetitas una vez le pedí el carnet para ver su edad, y mientras se lo devolvía le pregunté si necesitaría esa noche un taxi. La niñata muy bien respondido me dijo: "Yo no necesito taxi pero ya querrías tu repetir lo de la otra noche" (cierto). Payasete simplemente hacía como si no me conocía. Yo creo que ni contó lo ocurrido ni sabía con certeza que yo era el del coche de la tremenda borrachera que llevaba aquella noche.

Eso sí, cada vez que las veía con un chaval de medio pelo pensaba... "te vas a poner morado, menudas máquinas de ordeñar po