Unos empresarios deciden realizar sus fantasías con la niña más pijita de la discoteca.
Dos maduritas casadas tienen que cerrar un importante trato con un cliente ruso sea como sea. De eso se aprovecha el traductor para rellenarlas de leche a gusto.
En plena crisis es difícil encontrar un buen puesto de trabajo. Así que no es raro que una chica se deje atar y empalar si el puesto vale realente la pena.
Ser portero de discoteca tiene sus ventajas. Y una de ellas es poder romperle el culo a una jovencita altiva en el guardarropa mientras grita al ritmo de la música máquina.
Uno es un caballero. Pero si tiene la oportunidad de atravesar a un bollito de rizos y pecas, es evidente que no va a dejar pasar la oportunidad. ¿O ustedes sí?
A veces tienes la suerte de que unas adolescentes algo pasaditas de alcohol necesitan que las lleven tras salir de fiesta a casa. Llegar llegarán, pero no sabemos en qué estado.