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Divina crisis (1): La obediente comepollas

en No Consentido

Lo mejor de las historias que les voy a contar es que absolutamente todo, ha sido cierto.
 
Quería haberlas escrito antes, pero como cada vez me pasaban nuevas aventuras sexuales, no quería romper mi buena racha.
A veces, a la historia le pondré algo de salsa e igual cambio el aspecto de la chica o de otro personaje para hacerlo más erotico, otras veces, lo dejare como fue para ser fiel a como todo paso en la realidad.
Todo empezó en el 2008, en plena crisis de la España del ladrillo, yo nunca había estudiado mucho, pero me estaba yendo perfecto, con mi trabajo de paleta en la obra y mi buena forma física.
Ganaba dinero, tenía una linda pareja y me podía permitir todo lujo de caprichos.
Pero llego la crisis, perdí el trabajo, también a mi pareja y entonces simplemente... empezó una vida que nunca hubiera imaginado.
Con 36 años, sin pareja, en paro y sin posibilidad de encontrar ningún trabajo me dedique mientras cobraba la prestación del desempleo a hacer gimnasio y pesas, lo único que sabía hacer además de poner ladrillos. Y gracias a ello, cuando se acabo la prestación, pude conseguir un trabajo de portero en una discoteca de playa... lugar donde empezaron mis andanzas como auténtico pervertido.
 
 
Llego Julio, y con el calor la disco por las noches se ponía hasta arriba de gente, el trabajo estaba pagado de pena, pero yo no tenía muchos gastos al tener mi pequeño y cutre apartamento pagado y comer poquito para mantener en forma. Así que no me quejaba y trabajar de noche me permitía no tener que madrugar, que ya había perdido la costumbre.
En esas, un jueves noche, alrededor de las 4:40 que ya habíamos cerrado, me dirijia como cada noche a mi coche después de encenderme un cigarro cuando noté que unas chicas llamaban mi atención con silbidos. Eran tres,y cortadas por el mismo patrón, tacones de plataforma, minifaldas cortitas y tops más ajustados imposible.
 
Salvo que una parecia guiri por el pelo como rojizo y que llevaba el top a rayas ajustado como de payasete, las otras dos eran las típicas morenas pintadas como una puerta que cada noche entraban a la discoteca y ni siquiera me dirigían media mirada. Pero esa noche era diferente, supuse que el maromo de turno que las llevaba se habría ido y las había dejado sin coche. Y allí a esa hora no se veía a nadie más que a mi.
Me dijeron que las acercara a una urbanización donde veraneaban y como pasaba absolutamente de esas crías les dije sinceramente que no, que iba para el centro y que estaba muy cansado.
La que tenía más tetas (en ese momento para mi eran payasete, la morena de más tetas -tampoco para tirar cohetes- y la morena sin tetas), empezó a hacer pucheritos y caiditas de ojos, y a pedirme que las acercara, que yo era muy guapo (primera mentira) y que ellas me lo agradecerían otro día (segunda mentira).
 
Después de muchos “va a ser que no” por mi parte y muchos “venga, porfa, venga haznos el favor”, por el suyo les dije francamente:
⁃ Yo ya tengo una edad chicas, no voy a recorrer en coche y a estas horas por urbanizaciones perdidas a cambia de nada. Ofrecerme algo y me lo pienso.
 
La que no tenía tetas dijo que no tenían dinero, que se hubieran pedido un taxi y no me hubieran molestado, que otro día me pagaban. La de las tetitas pequeñas (era la más pícara, cómo se notaba que había hormonado antes la muy zorrita), empezó a verme venir y me dijo:
⁃ Oye tío, sé claro que es tarde y no somos ya unas niñas (yo seguro que no lo era pero ella no había cumplido los 20), dinos qué quieres y nos lo pensamos.
Y yo me lancé de cabeza, total no tenía nada que perder.
⁃ Bueno seré claro, si una de vosotras, la que quiera, me hace una mamada rápida que me relaje del trabajo yo os acerco a las tres. Total decís que soy muy guapo y que me lo queréis agradecer.
 
Se miraron con cara de “ni de coña” pero viendo que tenían la misma posibilidad de que las llevara (ninguna) de que me la chupara alguna (ninguna), las probabilidades cambiaron y aquello se iba a convertir por azares del destino en un “una me la chupa y las llevo”.
 
Así que tetitas dijo:
⁃ Venga pero dentro del coche, no me voy a arrodillar aquí como una cualquiera a chupar. Te lo hago rápido en el asiento de delante.
⁃ Perfecto, verás que te va a gustar, conteste yo haciéndome el interesante y relamiéndome de mi buena suerte.
 
Entramos los cuatro y yo me coloqué al volante, tetitas a mi lado y las otras dos detrás con cara de no creerse (o sí) lo que iba a pasar en los siguientes minutos (breves seguro porque la tenía ya como una piedra de lo que hacía que no descargaba con una chica, y aquello era un bollito que ni me imaginaba lo rico que se sentiría cuando empezara a tomarse su biberón).
 
Me baje los pantalones y aparecío como el mástil de una bandera mi chupa-chups y le dije:
⁃ Comienza campeona, gánate el viaje llevándome al cielo anda.
 
La chica, aunque parecía un ángel que no había roto un plato,se veía que no era la primera verga que se metía en la boca, así que creyéndose la número uno empezó a pajear fuerte con ambas manos y comerse mi polla con esmero y ritmo. Yo miraba como ese petit suisse que hasta hace nada suplicaba con cara de gatita desvalida que la llevara a casa, ahora se estaba metiendo mi polla hasta la campanilla y sin emitir ninguna queja.
La niña en cuestión ensalivaba perfectamente mi palote y subía y bajaba con ambas manos para comérsela entera con sus labios.
La imagen era de película. Detrás en mi coche dos chiquillas totalmente borrachas que estarían flipando pero a la vez agradeciendo a su amiga la buena mamada que me estaba haciendo y que lograría hacerlas llegar a su casa a una hora digna. Y delante en mi coche una niña de apenas 18 años, comiendo polla a velocidad de vértigo, y succionando y ensalivando como una fabulosa zorrita esperando que en cualquier momento me corriera como un novatillo.
 
Yo la miraba, pelo moreno largo echado con su mano hacia el lado para evitar que mi corrida se le quedara pegada en el pelo (supuse), labios rojos en forma de O sube y baja de forma rítmica con un sonido de chapoteo que me hipnotizaba, top blanco que cubría sus tetas que deberían ser divinas por su adorable edad y minifalda de putita que apenas cubría su culito duro como una piedra de tanto bailar reguetton.
Yo por mi parte unos brazos de gimnasio más gordos que sus piernas, y una polla que parecía que iba a reventarle la boca, dejándome comer la punta y esperando la corrida sin creérmelo.
 
Tenía dos opciones: dejarme al placer y llenarle la boca de leche a aquella diosa, o intentar que aquello durara más y fuera algo más divertido.
Como esta imagen no iba a darse todos los días, me decanté con absoluta cara de pervertido por la segunda opción. Lo primero que hice fue indagar con mi mano sobre su culo, por debajo de la diminuta mini falda, viendo que llevaba un imperceptible tanga. Así que le apreté un cachete y fui deslizando la mano hasta su rajita, que noté sin pelos. La muy puta debía de tener todo el chochito depilado, y tras ensalivar mis dedos empecé a metérselos en el coño.
 
Ella ni se quejaba, totalmente entregada a comerme el rabo a toda prisa para que me corriera e hiciera de perfecto taxi. Pero no iba a ser tan fácil, entretenido en meterle dedos en el coño, primero uno fácil y después el segundo con algún gruñido y varios intentos de apartarse (cosa difícil debido a su posición en el asiento delantero, el poco espacio disponible, y que yo era bastante más fuerte q ella y le daba poca tregua de poder apartarse), me relajé y el morbo inicial preludio de una corrida rápida, se convirtió en un ejercicio de putear a la niña osada que me comía la polla a cambio de hacerle de taxi a ella y a sus amigas.
 
Así que igual le metía un dedo, que dos, que le pellizcaba con fuerza y descaro el culo o le soltaba un cachete sonoro para así dejárselo bien rojo.
En ese momento ella paró y me dijo:
 
⁃ Oye te estas pasando, solo era una mamada. 
 
Y yo con todo a favor y sabiendo que la dejaba en evidencia con sus amigas impacientes y después de lo chulita que se había puesto le dije:
 
⁃ Si la chuparas bien no tendría que meterte mano, se nota que solo se la has chupado a crios en la disco. Ahora te estas comiendo una polla de verdad y no te cabe ni la mitad. Espabila que se nos hace tarde a todos.
 
Como no podía ser de otra manera, en vez de mandarme a la mierda, empezó a hacer como arcaditas y metérsela más adentro, ya sin manos, no paraba de mover la lengua y acariciarme la punta del capullo con lo que debería ser por la profundidad de la mamada, su garganta.
 
Yo la miraba y no me lo creía: en su hasta ahora carita de Ángel, se veía por el esfuerzo como se le salían los ojos de las órbitas, resoplaba y tragaba y yo notaba mi polla recorrer su cuello, esa niña no se había metido una polla tan adentro en su vida, pero al parecer le iba el orgullo en ello y allí estaba, tragando como una verdadera puta.
 
Era un Dios,casi lo tenía todo: La adolescente comiendo polla como si no hubiera un mañana, sus amigas atrás mirando (o no), yo ensalivando mis dedos para metérselos en el coño, pero me faltaba algo.
Así que viendo cerca mi orgasmo decidí jugármelo el todo por el todo, le cogí del pelo que se apartaba haciendo una coleta y empecé a dirigir la mamada subiendo y bajando mi cintura, a la vez que le regalaba uno de mis mejores repertorios.
 
⁃ Cométela entera putita, te voy a romper la mandíbula.
 
⁃ Así así, ensalivamela bien con esa cara de zorra que gastas, traga polla que te gusta.
 
⁃ Arriba, abajo, arriba, abajo. Que bien lo haces guarra, te voy a llenar la cara de leche, sigue así que el premio está al caer, zorrita.
 
Iba a correrme y me daba mucho morbo que pareciera un pinchito moruno, ensartada por delante con mi pollon hasta la garganta y por detrás con dos dedos de mi mano derecha ya metidos profundos hasta que no daba más. Así que con la mano izquierda libre empecé a darle cachetes viendo ese culo blanco empezar a ponerse realmente rojo de los golpes.
 
Empecé a bufar y a repetir frases ininteligibles:
 
⁃ Más más más, come come come, zorra zorra zorra, que golfa eres niña y come te gusta la piruleta.
 
- Chupa y recibe que ibas loca, come come come, hasta el fondooooo.
 
Yo ya me corria pero ante mi sorpresa, paró de chupar toda enfadada y me dijo:
 
⁃ Tío, me estás tratando muy mal, así no. Voy a parar de chupartela.
 
Yo no me creía que aquel moco de niña fuera a ser tan tonta, por segunda vez había evitado que su suplicio terminara, pues la corrida era inminente. Así que todo digno le dije:
 
⁃ Lo siento, no me la comes bien, quítate el top y deja que te sobe las tetas y sigue chupando a ver si así hay suerte. Hazlo sin manos y deja caer mucha saliva, y deja de quejarte o no salimos de aquí en toda la noche.
 
Se quitó el top, y dos tetas redonditas y duras aparecieron. Nunca había visto dos tetas asi de teen y tan blanquitas, en contraste al resto de su cuerpo moreno.
 
Así que haciendo como que me ponía cómodo e intentaba concentrarme, empecé a sobarle las tetas mientras volvía a comerme el rabo, esta vez con manos y escupiendo saliva constantemente.
 
Yo por mi parte intentaba hacerlo durar lo máximo, una mano en sus tetas, y las apretaba bien o le pellizcaba los pezones, me era igual hacerle o no daño. La otra le guiaba la cabeza, hundiéndosela lo maximo y viendo como ya se le corría el rímel de los ojos. Quizás estaba soltando alguna lagrimita del esfuerzo o bien de la humillación. Ni queriendo me la hubiera chupado mejor.
 
Yo no era dueño de mi, el morbo y el placer me superaban. Solo subía cintura para incrustarle más el rabo en la garganta, y hacía fuerza a la vez con ambas manos, la que le apretaba la cabeza y la que le apretaba las tetas, mientras totalmente desatado le seguía diciendo:
 
⁃ Así putita, cométela hasta la raíz. Soy el portero de la disco, trátame bien mientras te taladro la boca. Sigue, más salivita, muy bien golfa, te estas ganando el taxi, no pares y cómetelo todo, que crecerás fuerte y sana. Con lo digna que entraste a la disco y el pollon que te estas comiendo para poder irte.
 
 Claramente era inevitable y me iba a correr, así que le apretaba fuerte las tetas, sacaba mi lengua como un auténtico pervertido mirando cómo su cabeza subía y bajaba cubriendo de saliva y chapoteos mi verga, toda llena de venas y a punto de explotar. En el momento cumbre la agarre de la cabeza y me la apreté contra la ingle, los ojos se le salían y le costaba respirar, para en ese momento empezar a descargar leche en su boca. Vi perfectamente como le salía mi semen por la nariz, y me apretaba la pierna buscando un poquito de piedad para poder respirar. Yo finalicé la presión satisfecho de la gran corrida y sin querer hacer leña del árbol caído,como si hubiera sido la corrida más normal del mundo (había sido la corrida del pervertido número uno sobre la listilla número uno que se lo merecía), les dije:
 
⁃ Limpiate y nos vamos a casa, aquí no ha pasado nada. La próxima vez, si no queréis mamar polla, que os venga a buscar papá.
 
Continuará...