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Mi madrina Pilar me sana

en Sexo con maduras

Pilar llegó a casa de Paquita, iba a ver a su hijo que era su ahijado, se llamaba Javi y estaba enfermo, nada grave, un simple catarro.

– ¿Hola, Paqui, como está Javi?

– Parece que está mejor, hoy ya no ha tenido fiebre, pasa a verlo si quieres, está en la cama.

– Oye, Pilar, una cosa ¿Te puedes quedar un rato con él que yo tengo que ir a hacer un recado?

– Claro que si.

 

Pilar se dirigió a la habitación de Javi, era una habitación con dos camas de poco más de un metro y con un pasillo entre las dos de medio metro aproximadamente.

,-¿Hola, Javi, cómo estás?

– Estoy mejor, gracias.

Pilar vestía un jersey marrón y una falda gris. Lo primero que hizo Javi fue fijarse en sus tetas, como siempre hacia, está vez tampoco le defraudó destacaban por debajo del jersey.

Hay que decir que Javi, casi todas las pajas que se hacía era pensando en ella, sobre todo en sus tetas, pero nunca pensó que pudiera ir más allá.

Pilar se sentó en la otra cama, enfrente de él y le tocó la frente.

– Pues no, no parece que tengas fiebre dijo, no estás caliente.

¡¡¡ Y que no estoy caliente dice la muy puta!!!, Solamente con tocarme con su mano me ha puesto a cien pensó Javi.

Miró hacia ella y vio que tenía las piernas un poco separadas, empezó a mirarla por debajo de la falda y vio sus blancas bragas, Pilar no sé daba cuenta y seguía hablando con Javi que casi ni la escuchaba, estaba teniendo una erección de campeonato.

Pilar de repente dejó de hablar y miró a Javi, siguió su mirada y se dió cuenta de su descuido cerrando las piernas rápidamente.

– ¿Se puede saber que miras?

– Yo, nada, fijo Javi poniéndose colorado.

– No soy tonta, estabas mirando por debajo de mi falda, ¿No te da vergüenza?

– Si, perdona Pilar, no le digas nada a mi madre, por favor.

– Bueno, ya veremos.

Pilar miró hacia las sábanas y vio un buen bulto, su ahijado estaba cachondo y le había puesto ella, se sentía orgullosa de ello, decidió ir más allá, no pensaba hacer nada con ese mocoso pero iba a hacerle de rabiar.

Se levantó, metió sus manos por debajo de la falda y se sacó las bragas, se las enseñó a Javi.

– ¿Quieres olerlas?

– Si, por favor.

Javi se puso las bragas en la nariz, mientras con la otra mano se sobaba la polla.

En ese momento se oyó la puerta, era su madre que regresaba. Javi escondió las bragas bajo las sábanas y Pilar se sentó juntando las piernas.

La madre llegó a la habitación.

– ¿Qué hacéis preguntó?

– Nada, hablando, dijo Pilar.

– ¿Estás mejor? Hijo.

– Si mamá, ya casi estoy bien, dijo Javi que había empezado a restregarse las bragas de su madrina por su miembro.

– Es que las buenas compañías hacen milagros, dijo Pilar.

– Bueno, yo me voy a preparar la comida, quédate otro rato si quieres con él, Pilar.

– Si, me quedo un rato, a ver si acabo de curarle.

La madre de Javi salió.

– ¿Y mis bragas, que has hecho con ellas?, damelas.

– Javi las sacó con las manos temblorosas de debajo de las sábanas y se las acercó.

– ¿Que es esto, so guarro?, Dijo Pilar enseñándole su corrida en las bragas.

– Lo siento no me he podido contener.

Pilar se acercó las bragas a la nariz y las olió con ansia, se las metió primero debajo de la falda y empezó a restregarse el semen de Javi por su coño, empezó a acelerar el movimiento y su respiración se entrecortó.

Mientras tanto la madre de Javi canturreaba en la cocina.

Javi la tenía otra vez tiesa pensando en lo morboso de la situación, se atrevió a sacar una mano de debajo de la sábana y tocó un pecho de Pilar por encima del jersey, se lo apretó, los suspiros de ella se hicieron más fuertes.

– Si, sóbame las tetas, cabron ¿Te gustan, a que si?

– Si me encantan tus tetas, he soñado montones de veces con ellas, dijo Javi que había empezado a masturbarse de nuevo.

– Mira como me has puesto, dijo retirando la sábana.

Pilar dejó de sobarse con sus bragas, estaba demasiado caliente, no podía más, se subió la falda y se puso a horcajadas sobre Javi, se metió su polla y empezó a moverse arriba y abajo.

Javi la agarró bien de las tetas por encima del jersey.

Su madre seguía trajinando en la cocina, ajena a todo.

– ¡Que bien follas, madrina!

Pilar no decía nada, se mordisqueaba el labio y seguía con su movimiento, estaba a punto de correrse y estaba segura de que Javi también, se veía que era inexperto, no podría aguantar mucho.

Efectivamente, Javi se corrió dentro de ella y le soltó las tetas, Pilar también se había corrido. Lo que había empezado como una simple provocación había terminado con un buen polvo.

Se levantó de la cama y se estiró la falda, cogió las bragas y se quedó mirandolas con asco, no sabiendo muy bien que hacer con ellas. Se las tiró a Javi a la cara.

– Toma, para que tengas un recuerdo del polvo que le has echado a tu madrina.

Javi las metió debajo de la sábana. En eso apareció su madre en la puerta.

– ¿Ya te vas Pilar?

– Si, a lo mejor vuelvo luego a ver que tal sigue, pero creo que ha mejorado mucho, ¿Verdad Javi?

– Si, gracias por todo, madrina.

– De nada, ha sido un placer. Adiós.