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La terapia de PIla y II

en Amor filial

La vida en casa de Pilar transcurría sin más sobresaltos, hacía más de un mes que había utilizado la terapia con su hijo y desde entonces no había aparecido ningún sujetador manchado, si seguía así habría que recompensarle y ella sabía como, pensó sonriendo.

- ¡Hola, mamá!

- Aj, José ya estás aquí ¿que tal las clases?

- Bien, mamá, pero tengo un montón de deberes.

- Bueno, mi amor, entonces me voy a comprar y así te dejo tranquilo.

- Vale, mamá.

José se sentó a hacer las tareas, atento a los ruidos, cuando oyó la puerta de la calle se levanto y se dirigió al dormitorio de sus padres, solamente con penar en lo que iba a hacer se le puso tiesa. Había conseguido engañar a su madre no usando sus sujetadores, ahora usaba para las pajas sus faldas o sus vestidos y procuraba no correrse en la tela, por ahora la estrategia habìa dado resultado.

Abrió el armario y buscó la falda con que había follado con su madre, era una falda de cuadritos que le volvía loco cuando se la veía puesta, se bajó los pantalones y los calzoncillos y se la puso, le estaba un poco ancha, pero con un cinturón quedó todo arreglado.

Sentir el forro suave de la prenda en su polla hizo que casi se corriera, se tenía que controlar si no iba a durar poco, esperó a que se le bajase un poco y empezó a sobarse con la tela, pronto estuvo otra vez con el aparato tieso, se lo cogió por encima de la prenda y empezó a masturbarse, cerró los ojos y recordó cuando había follado con su madre.

- ¡Oh, mamá, me vuelves loco!

- Quiero volver a follarte, metértela por tu chochito.

- Si mamá, si, quiero volver a comerte tus tetazas y chuparte los pezones.

- ¡Por favor, mamá!

No podía más se iba a correr, le levantó la falda para no mancharla y se dispuso a echar el semen al suelo, ya lo limpiaría después.

Abrió los ojos y lo que vio le dejó petrificado, su madre estaba en la puerta del dormitorio con la boca abierta, lo había visto todo.

    - Oh mamá, lo siento.

- Por dios, José, ¿que haces?, quítate mi falda ahora mismo y limpia el suelo.

- Si mamá, lo que tu digas, he recaído, ¿podrías ayudarme?

- No José, voy a hablar con tu padre.

- No, por favor, no se lo digas a papá.

- Si José, si, a esto hay que ponerle solución.

Pilar y su marido, Jesús, estaban en la cama, Pilar decidió que era hora de poner al corriernte a su marido de lo que sucedía con José.

     -  Jesús, tenemos que hablar.

     - ¿Que sucede, Pilar?

     - Es en relación con José.

     - ¿Que ha hecho esta vez?

     - Bueno, pues, es un poco difícil de contar, ¿te acuerdas de lo que te dije que me pasaba a mi con los hombres maduros y sobre todo con mi padre?

      - Si, que te sentías atraído por él, y que por cierto acabaste follándotelo, un poco puta que eras ya, dijo Jesús.

      - Ya sabes que fue una terapia y que me funcionó.

      - Seguro que al que más le funcionó fue a tu padre, dijo Jesús, empezando a sobar las tetas a su mujer por encima del camión.

      - Estate quieto, Jesús, esto es serio.

      - Tu sigue, Pilar, es que me estoy empezando a empalmar a recordar aquello.

      - Bueno, pues el tema es que a José le pasa lo mismo.

      - ¿Que le gusta tu padre?, dijo Jesús asustado, dejando las tetas de su mujer.

      - No, hombre, le gusto yo.

      - Ah, que alivio, dijo Jesús, volviendo con el magreo, eso es normal, que a los jóvenes les gusten las mujeres maduras, sobre todo si tienen unas tetas como las tuyas, ¿y porque lo sabes?

      - Le pillé masturbándose con mis sujetadores.

      - No me extraña, ya te he dicho que tienes unas tetas preciosas y el chaval se habrá dado cuenta, ha salido al padre.

      - ¿No te molesta?

      - Un poco, pero prefiero que sea él el que te folla a que lo haga un desconocido, porque supongo que utilizarías tu terapia.

      - Pues si, dijo Pilar y ha funcionado durante un mes, pero hoy le he pillado masturbándose con una de mis faldas.

      - Vaya se parece a mi más de lo que yo creía. Seguro que tenía ganas de volver a follarte y por eso lo ha hecho, quiere que repitas la terapia, se rió Jesús.

      - Quiero que hables con él, no es normal lo que hace.

      - Bueno, querida, mañana hablamos con él los dos, quiero que estés presente, se me está ocurriendo algo, pero ahora yo también quiero que utilices tu terapia conmino, mira como me tienes. Jesús, cogió la mano de su mujer y se la puso encima de su polla que estaba totalmente tiesa, excitado por la conversación e imaginando como su hijo se había follado a su mujer, era un pervertido pero le encantaba.

     - Es increíble lo cerdo que puedes llegar a ser, dijo Pilar, te pone cachondo que tu hijo me folle.

     - Y más que me voy a poner mañana cuando vea como lo hace. Jesús le levantó el camisón a Pilar y le bajó las bragas.

     - ¿Nos vas a expiar?

     - No voy a estar presente mientras te folla, dijo y le metió la polla de un empujón.

Pilar se estremeció, Jesús empezó a desabrocharle los botones del camisón y se agarró a sus tetas, estuvo un rato dentro de ella, sin moverse, le gustaba sentir el calor del coño de Pilar en su falo, le encantaba esa sensación.

      - A lo mejor no quiere follar delante de ti, acertó a decir Pilar entre jadeos.

      - Seguro que si, no se va a perder un polvo por esa tontería seguro que es tan degenerado como su padre. Jesús empezó a moverse.

      - Quiero ver como te folla, Pilar, quiero ver como te come esas tetazas que tienes y que haga contigo lo que quiera. Los dos queremos que sea un hombre de provecho y que se cure, ¿a que si, zorra?

      - Si Jesús, si, dijo Pilar entre jadeos, que sea todo un hombre ¿y donde lo vamos a hacer?

      - En la cocina, Pilar, en la cocina.

En ese momento Jesús se corrió dentro de su mujer y hundió su cabeza entre sus pechos, Pilar también suspiró satisfecha, iba a tener dos hombres para ella, pensó y la idea le gustó.

Jesús se salió de ella y se puso boca arriba en la cama, mientras Pilar se quitó las bragas y se abrochó los botones del camisón.

      - Entonces, dijo Jesús, mañana esperamos a José en la cocina para cuando se levante empezar con la función, ya verás como disfruta y tu también, seguro.

      - Ya, y tu, seguro que no, dijo Pilar.

      - Yo voy a disfrutar como nunca, a lo mejor mañana tienes dos porras para desayunar.

      - No seas vulgar, dijo Pilar, pero la idea le gustó.

José se despertó y recordó lo sucedido el día anterior, le entro el pánico, seguro que su madre se lo había contado a su padre, no sabía lo que le esperaba pero tenía que afrontarlo, se puso una camiseta y unos pantalones de deporte y salió de la habitación.

Se dirigió a la cocina donde se oía hablar a sus padres, se asomó a la puerta y vio a su padre sentado a la mesa con el pijama todavía puesto y a su madre con la bata que usaba para estar en casa y que a él tanto le gustaba, era una bata con cuadritos, abotonada en la parte superior, por cierto notó que no llevaba sujetador, cosa rara en ella, en fin, a ver que pasaba.

      - Hola, papá, hola mamá.

      - Ah, hola, José, contestó el padre, ¿ya te has despertado, dormilón?

José se sorprendió por el tono cariñoso de su padre, no se lo esperaba.

      - Si papá.

      - Bueno, José, mamá me ha contado lo que habéis hecho últimamente y como te pilló ayer volviendo a las andadas.

      - ¿Te lo ha contado todo, papá?

      - Si, todo, José, entre nosotros no hay secretos y antes de que me lo preguntes, si, también me ha contado que follasteis hace un tiempo.

      - Yo, lo siento, papá.

      - Tranquilo, José, creo que esto lo podemos solucionar entre los tres de una manera satisfactoria, ¿verdad Pilar?

      - Si, cariño, si.

      - Vamos, a ver, José, ¿que es lo que más te gusta de tu madre?

      - No lo se, papá, dijo mirándola, me gusta toda, pero en especial las tetas, me vuelven loco, por cierto hoy no se ha puesto sujetador.

      - Vaya, José, dijo su padre, ya veo que lo has notado.

Jesús se acercó por detrás a Pilar y le desabrochó la bata, aparecieron sus grandes tetas, se las cogió desde detrás con ambas manos y las sopesó.

     - Venga, José, ven a sobarselas, cometelas como cuando eras niño.

José se acercó a su madre y le empezó a comer las tetas, la cosa iba mucho mejor de lo que se esperaba, seguro que se la follaba otra vez.

Su padre se acercó por detrás y le bajó los pantalones y los calzoncillos, apareciendo el rabo de su hijo totalmente tieso.

    - Ya veo que te la quieres volver a folla, ¿a que si?

    - Si papá, dijo José dejando las tetas de su madre.

    - ¿Donde follasteis la primera vez?, preguntó el padre.

    - En el cuarto de estar, contestó PIlar.

    - Pues esta vez vamos a hacer las cosas bien,vámonos a nuestra cama, cariño.

Los tres se dirigieron al dormitorio, Pilar se tumbó en la cama con las piernas abiertas.

    - Venga, cariño, ven con mamá.

José miro a su padre como pidiendo permiso, no entendía nada.

- Si, José, ve con tu madre, esta va a ser la mejor terapia para los tres, deshinibirnos totalmente, no hay nada mejor en la vida que tener una vida sexual satisfactoria, le guste o no le guste a los demás.

- Mamá, quiero que te pongas de rodillas en la cama, me gusta ver como te cuelgan las tetas.

- Si hijo, como quieras, dijo Pilar haciendo lo que José decía.

Mientras tanto Jesús tenía el pene entre sus manos, iba a disfrutar del espectáculo.

José se puso detrás de su madre y abrió su coño con las manos, le dio un par de lametones que hicieron que su madre suspirara y se dispuso a ensartar su polla en el agujero, lo hizo con fuerza.

     - Si, hijo dale fuerte a tu madre, dijo Jesús que había comenzado a masturbarse,haz que se le muevan esas tetorras.

     - Si papá, si, dijo José que empezó un mete y saca frenético lo que hacía que las tetas de Pilar se balanceasen como locas

Pilar resistía a duras penas los empujones de su hijo, veía como su marido se estaba haciendo una paja y estaba gozando como nunca, los tres eran felices.

     - Venga, José, correte dentro de mi.

     - Si mamá, si, dijo José agarrándose a sus tetas.

     - Que tetas tienes mamá, que tetas, son las más bonitas que he visto nunca.

     - Puas a partir de ahora van a ser para ti y para tu padre.

     - Me corro, mamá, me corro, dijo José dando el último empujón y apretando fuerte el coño de su madre para que no se saliese ni una gota de su semen.

Mientras tanto Jesús se acercó a ellos sin dejar de masturbarse, se iba a correr y lo iba a hacer encima de su mujer.

     - Pilar, mirame.

Pilar lo hizo en el momento en que la polla de Jesús empezó a escupir llenándola toda la cara de lefa, Pilar se pasó la lengua para chupar toda la que podía y se tumbó en la cama junto a su hijo que había sacado ya la polla de su coño, Jesús hizo los mismo y los tres descansaron desnudos en la misma cama, se adivinaban días felices.