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Tenía que pasar un día, y pasó

en Trios

Amo mucho a mi marido, llevamos mas de diez años casados, tenemos dos hijos preciosos, y, para mi, no nos falta nada en la vida, ni en la cama. Por eso, el día que supe la fantasía de mi marido, de que hiciesemos un trio pero con otro hombre, tengo que decir, sinceramente, que me extrañó. Pero mi marido me enseñó unos cuantos relatos que había escrito sobre el tema, y debo decir que me picó la curiosidad. Al fin y al cabo, fantasear es exquisito, y imaginarme en la cama con mi marido y otro hombre dándome placer, pues sí, me causaba morbo, excitación. 

Aparte de fantasear con relatos, también empezamos a jugar en la cama, mediante dildos, mi marido me cubría el rostro con un antifaz… todo para que imaginara como sería tener dos pollas para mí. Y yo disfrutaba, pero también tenía muy claro que, pese a la imaginación de mi marido, no pensaba ir más allá.

Pero mi marido lo planeó al detalle. Si no habeis leido el relato "de la fantasía a la realidad", no lo entendereis. Allí mi marido explica lo sucedido, pero a mi me ha apetecido contaros como fue mi experiencia, que pasó por mi cabeza, cuales fueron mis sensaciones. Ocurrió en Ibiza, en una escapada que pude hacer con mi marido, sin los niños. Pero empecemos por el principio... 

Por fin llegó la escapada, era solo un fin de semana pero seguro que valdría la pena. Llegamos al hotel, por la mañana, deshicimos el equipaje, y nos cambiamos para ir a refrescarnos a la piscina. Nos dimos un buen baño, nos acaramelamos, y estuvimos disfrutando. Estaba disfrutando mucho de mi marido, tenía ganas de hacerle el amor. Ya en la habitación, antes de ir a comer, quise hacer el amor con él, pero no me dejó, con la excusa de que teníamos reserva para comer en un famoso chiringuito de playa. Fuimos a comer y disfrutamos, para luego tumbarnos a gusto en la arena, donde estuvimos siesteando, tomando el sol y refrescándonos un buen rato. Con la tontería, Jorge (así se llama mi marido) fue yendo y viniendo del chiringuito, nos dió por los mojitos, y yo empezaba a notarme "achispada". Besaba a mi marido, lo acariciaba, buscaba su entrepierna sutilmente. Tenía ganas de ir al hotel y saciar mi sed de él. Me había puesto solo un tanga, iba en topless, empezaba a notarme los pezones duros, el momento era ideal, pero el calentón iba subiendo por minutos.. justo cuándo iba a pedirle que nos fuésemos, se levantó para ir a por otro mojito. En fin, pensé, si me emborracha luego que no se queje...

Regresó a mi lado y me ofreció, creo, el tercer mojito de la tarde. Nos reíamos, nos besábamos, nos metíamos mano… estábamos muy a gusto. Notaba el deseo en cada una de sus caricias. Yo tambíen le deseaba mucho. De prontó escuché una voz detrás de nosotros, que se dirigía a mi marido:

-Jose?

Me giré, y pude ver un muchacho algo más joven que nosotros, con buen cuerpo, un poco más bajo que mi marido, guapo de cara con media barba, tez morena, ojos verdes. Su torso desnudo dejaba ver unos abdominales bien cuidados. Me ruboricé un poco, porque debo admitir que el muchacho era mi tipo de hombre (como le había comentado a veces a mi marido, sobretodo los ojos claros me vuelven loca, y en un morenito de piel ya ni te cuento...)

-Coño! -Exclamó mi marido levantándose- ¿Fabián?

Se abrazaron y sonrieron, parecía que se conocían.

-Cariño -me dijo mi marido, al tiempo que yo me levantaba- este es Fabián, un amigo de canarias. Fabián, esta es mi mujer, Carla.

Le di dos besos, notándo como no podía evitar sonrojarme. El echo de ir sin ropa, junto con que Fabián era mi “prototipo", pués me incomodó un poco, debo admitirlo.

-Y que te cuentas tio? -dijo Fabián-

-Aqui, de escapada con mi señora. Por fin dejamos a los crios. Está bien de vez en cuando.

-Ah, que bien, que suerte -dijo Fabián sonriéndome. Bufff, no se si por los mojitos, o por lo condenadamente guapo que era el muchacho, pero noté como mi vagina me daba un chispazo...-

Le devolví la sonrisa, intentando calmarme un poco ("Relájate Carla"), pensé, mientras le decía:

-Pues si, está muy bien.

-Oye muchacho, porque no te tomas una copa con nosotros? -intervino mi marido-

-Me parece bien.

Y se fue al chiringuito, dejándome a solas con aquel desconocido, por el que me había sentido atraída desde el minuto uno, pero claro, con lo que quiero a mi marido soy incapaz de pensar en algo así, y la situación no podía incomodarme más. Deseaba que se marchara. Y sin embargo, el muchacho se sentó, me indicó que me sentara a su lado, y tras un minuto de escucharlo me sentí muy estúpida, porque resultó ser un hombre genial, con buen sentido del humor, muy agradable. No me incomodó para nada, sino más bien lo contrario. Al regresar mi marido ya me sentía cómoda al lado de Fabián, supongo que el alcohol influia en algo, y no recuerdo que me acababa de decir, pero si que me había hecho reir a carcajada plena...

-Vaya, que bien lo pasais… -comentó mi marido-

Pasamos un buen rato, entre risas y copas. Fabián resultó ser muy educado, gracioso y seductor, ya lo he dicho, pero es importante que entendáis, que en vez de sentirme incómoda como al principio, consiguieron (mi marido también jugó su parte), que el ambiente entre los tres fuera muy entretenido desde el minuto uno. Eso no quitaba que Fabián seguía atrayéndome, tenía casi todo lo que busco en un hombre. Tras un rato, Fabián nos comentó:

– Chicos, tengo que regresar dónde estaba. Vine solo (ya nos había contado que no tenía pareja, que había roto hacia unos meses con su ex….) y dejé mi toalla más allá, en la zona nudista. Voy a seguir tomando el sol un rato más allí… Si me quieren acompañar…

-Pues no me vendría mal ponerme el culo un poco moreno -comentó mi marido entre risas- vamos, cariño?

Le sonreía a mi marido, pero en ese momento sospeché. Sabía de la fantasía de mi marido, sabía que yo no quería ir más allá. ¿Y si el encuentro con Fabián no era casual?. ¿Y si mi marido lo había preparado?. Carla, estas flipando, pensé. Relájate un poco, y quítate los pájaros de la cabeza...

-No sé..-miré a Fabián. Por un lado quería ir, estábamos muy a gusto con él. Pero por otro, había venido a disfrutar de mi marido, me sentía excitada por el alcohol y por aquel muchacho. Quería ir al hotel con mi marido. Pero Fabián me guiñó un ojo y me dijo: -Venga, mujer, seguiremos charlando un rato, me caíste muy bien. Anda que no tuvo suerte este energúmeno de llevarse una mujer como tú -dijo mientras le frotaba la cabeza a Jorge-

Mi marido se levantó, recojió la toalla y la mochila, y me tendió la mano. En fin, parecía que mi marido lo tenía más claro que yo, asi que pensé "¿por qué no?", y levantando los dos hombros en señal de “que le vamos a hacer”, me levanté con la ayuda de Jorge y para allá que nos fuimos.

No anduvimos mucho, unos treinta metros, y empezamos a ver gente desnuda. Fabián se paró en su toalla, había sitio suficiente al lado. Acomodámos nuestras toallas, y mi marido se quitó enseguida el bañador. Le gustaba hacer nudismo, lo había echo alguna vez. Se quedó desnudo y dijo:

-Me voy a refrescar…

Fabián hizo lo propio. 

-Yo también, -dijo-

Me quedé sentada en la toalla. No pude evitar sonreir, mientras veía el culito (y buff, que culito) de Fabián avanzando hacia el agua. No le llegué a ver la delantera porque instintivamente, cuando se quitó el bañador, aparté la vista. .

-Ven a refrescarte con nosotros mi vida!! Disfruta Ibiza!! Que aqui no nos conocen!! jajaja. -me gritó mi marido-

Esta bien, pensé. Un día es un día. Vamos a echarle valor. Así que me levanté, y me despojé del tanga, marchando rápida hacia mi marido que me esperaba en la orilla.. me tendió la mano y fuimos para adentro. Nos besamos en el camino. Varias veces. Cuando ya estábamos a la altura de Fabián, este nos interrumpió:

-Como se nota que están de luna de miel, pareja!! jajajaja

Nos reímos los tres, y estuvimos un rato de charla en el agua, desnudos. El agua era bastante limpia, casi cristalina, no pude evitar mirar alguna que otra vez hacia el miembro de Fabián, que se adivinaba poderoso. Al rato nos dejó solos a mi marido y a mi. Aproveché para abalanzarme sobre mi marido, poner mi pecho desnudo pegado al suyo, rodearlo con mis piernas, notando su polla bajo el agua rozándome el coñito. Le besé.

-Que tal amor? Lo pasas bien?

-Disfruto – le dije sonriendo-

-Que te parece Fabián?

-mmmm… -sonreí picarona- es muy majo.

-Si, muy majo, muy buena gente. Pero vamos, he visto que no lo perdias de vista. Y más cuando se quitó el bañador y dejó esa polla al aire….

-Cariño… -dije mordiéndole la oreja- que me pones cachonda….

Seguimos besándonos, busqué con mi mano su polla, que ya estaba dura, y empecé a masturbarle. Mi marido me agarró del culo, atrayéndome hacia él, noté sus dedos en mi clitoris... joder. Menudo calentón.

-Joder nena, no pares…. -me dijo-

Seguí masturbándolo, y noté como descargaba. Notar su polla hinchándose en cada descarga de su corrida me puso perrísima.

-Joder, que cachonda me tienes cabrón -le dije-

-Pues yo ya estoy listo, -dijo- como no te ligues a Fabián….

Ese comentario me fastidió, debo admitir que no me gustó. Así que contesté sin pensarlo:

-Pues a lo mejor me lo ligo

Y salí del agua en dirección a las toallas. Y cuando llegué, vi a Fabián tumbado boca arriba, con la polla morcillona en reposo. Debería tumbarme encima de él, pensé. Agarrarle la polla y comérsela. A ver si el cabrón de Jorge escarmienta. Pero no, en vez de eso, me tumbé, pero al lado de Fabían, en la toalla de mi marido. Me puse boca abajo y dejé que el sol me abrigara, cerrándo los ojos. Noté como mi marido llegaba y se tumbaba a mi lado. No dijo nada. 

A los cinco minutos, la voz de Fabián me sacó de mi ensoñación.

-Disculpa, Carla.

Me giré y lo vi sentado, con el bote de crema en las manos.

-Disculpa, podrías ponerme en la espalda? Iba a pedirselo a Jorge, pero me parece que duerme.

Efectivamente, comprobé como mi marido estaba frito, en el otro lado. No me lo pensé mucho, por un momento, olvidé que ibamos desnudos.

-Claro, -dije mientras me incorporaba y le cojía el bote de crema-

-Gracias,- dijo mientras se tumbaba boca abajo, momento en el que recordé que no llevábamos ropa, y aunque me ruboricé un poco, ya era tarde.

Asi que cojí crema y empecé a frotarle la espalda. El tenía los ojos cerrados, y a mi se me iban tras sus fuertes hombros, tras su culito, su atlética espalda. No pude evitar notar, como mi coñito se mojaba. Además, se me vino a la mente el cabrón de mi marido, el comentario que me había hecho tras la paja... te vas a enterar, Jorge... pensé.

-Oye, Fabían, me pones ahora tu?

-Claro, -dijo sonriendome-

Me tumbé boca abajo y cerré los ojos. Notar, durante unos minutos, esas fuertes manos por mi espalda, recorriéndome de arriba a abajo, me excitó mucho. Más aún, cuando noté que se iban tras mis piernas y me ponía crema tambíen en ellas (cosa que yo no había echo con él, tonta de mi). Notar sus manos subiendo por las piernas hacia mi culito, y por ende cerca de mi coñito, fueron el summum, no podía notarme más mojada. Abrí los ojos, y vi que Fabián no perdia detalle de mi culo, su mirada lasciva lo recorría a la par que sus manos. Además, reparé en que su polla estaba en erección prácticamente, y debo decir que era un miembro espectacular, sin ser enorme, era más gruesa y larga que la de mi marido. Fabián me miró y fue él quién se ruborizó, dejando de tocarme.

-Me voy al agua -dijo-

Y marcho de mi lado con rapidez. Me quede flipada, excitada, sorprendida. Me encantaba poder excitar así a un hombre tan atractivo, para nada pensé que se pudiese fijar en mi. Por otro lado, jamás le sería infiel a Jorge, al cual por cierto miré, y seguía tumbado boca abajo respirando profundamente, dormido. Me giré boca arriba, notando mis pezones erectos, notando mi coñito mojado, flipando por lo sucedido. No podía quitarme de la cabeza aquel muchacho. Sabía que a mi marido le excitaba que me "exhibiera" ante otros hombres, le excitaba la idea de hacer un trio con otro. Pero... ¿cómo reaccionaría si supiese lo que acababa de pasar? ¿Le excitaría? ¿Sería realmente capaz de ir más allá de la mera fantasía¿ ¿Lo sería yo?

No podía más, el calor me podía. Así que me levanté, y me fuí para el agua. Ya no me molestaba mi desnudez. Me metía hasta que me llegaba el agua prácticamente por encima de mis pechos. No tardó en aparecer Fabián:

-Carla, discúlpame...

-¿Por qué? -Me sorprendió.

-Por antes, por haberme excitado, no lo pude evitar....

-Jajajajaja, venga ya hombre..-Le sonreí, era definitivamente un buen muchacho, y no quería que se sintiese mal.

-Es que llevo tiempo sin tocar a una mujer, desde que corté con mi ex... y bueno -dijo mientras me miraba a los ojos, con esos ojazos que tenía- tu me gustaste desde el primer momento, aunque jamás haría nada contigo, por respeto a Jose, claro...

Me sorprendí a mi misma al decir:

-Tu también me gustaste, Fabián, eres muy guapo. Me extraña que no tengas novia, no tardarás en encontrar a alguien. Me excitó a mi también que me pusieses crema, así que quédate tranquilo. Yo tampoco le sería nunca infiel a mi marido...- mientras lo decía, él se había ido aproximando hacia mi, mirándome a los ojos.

Desvié la mirada, o iba a caer en la tentación. Pero lo que encontré al bajar los ojos, fue su polla nadando cerca de mis piernas...

-No te preocupes Carla, y perdón una vez más si te incomodé...

Levanté la vista, y vi como Fabián me miraba las tetas, antes de volver a mirarme a los ojos. Ahora ya no había duda, había atracción entre ambos. Su mirada se giró hacia su izquierda, hacia la arena, y yo miré también. Mi marido estaba casi a nuestro lado...

-Que buena siesta -le sonreí, mientras intentaba calmarme, pués el corazón se me había disparado, mi garganta estaba seca, como sí me hubiese liado realmente con Fabián...-

Mi marido se colocó detrás de mi, se pegó a mi cuerpo, me abrazó desde atrás y me besó en el cuello. Mientras lo hacía, mis ojos volvieron a mirar los de Fabián, que no perdía detalle de nosotros. Noté la polla morcillona de mi marido, pegada a mi culo...

-Vaya -dije girando el cuello para besarle- te has despertado juguetón…

-Parece que no soy el único -dijo Jose mirando a Fabián- Que le has hecho a nuestro amigo?

-Yo nada… -le respondí mientras miraba a que se refería, y vi que la polla de Fabián estaba empalmada..- solo hablámos de sus novias, y le dije que un tipo como él no tardará en encontrar a alguién...

-Es verdad -dijo Fabián- perdona pero el calentón lo llevo porque hace meses que no follo, y tener una hembra como tu mujer tan cerca….

-No pasa nada -dijo mi marido mientras me besaba de nuevo el cuello y, traicioneramente, me empujaba hacia delante... yo para no caer, instintivamente abracé el cuello de nuestro amigo, mientras él me sujetaba por la cintura. Noté la polla de Fabián, durísima, apoyándose en mi vientre. Note mi marido apretándose contra mi desde atrás, su polla apoyada en mi culo. Mis ojos se perdieron de nuevo en los de Fabián. Fue demasiado para mi, me dejé llevar, y lo besé. Noté como Jose me besaba el cuello desde atrás. Me separé de los labios de Fabián, y me giré a besar a mi marido, mientras mi mano bajaba y agarraba la polla de nuestro amigo bajo el agua. Fabián busco mi pecho izquierdo con ansia, llevándo sus labios a lamer mi pezón, durísimo. Cerré los ojos, con mi otra mano busque la polla de mi marido, por primera vez tenía dos pollas para mi, una en cada mano, mientras ellos me besaban el cuello, uno en cada lado....

-Chicos -advirtió mi marido- estamos dando un espectáculo.

-Si quereis ir a otro lado vamos -dijo Fabián- Yo entro a trabajar dentro de tres horas (eran las ocho, y Fabián trabajaba en una discoteca)

-Vamos al hotel, mi vida? -Me preguntó mi marido-

-Si…-no dudé en contestar, perdida de deseo. Mis manos soltaron sus dos miembros duros, y me fuí hacia la orilla, dejándolos en el agua. Cogí la toalla y empece a secarme, pensando en la locura que estábamos a punto de cometer, pensando en lo perdida de deseo que estaba por ese muchacho, pensando.... centrate, Carla, y deja de pensar.... disfruta el momento, tu marido parece decidido, es su fantasía, y el "invitado" no podría ser alguien más atractivo... Se salieron, se fueron secando y poniéndo los bañadores, nadie dijo nada. Nos pasamos por la ducha, y fuimos para el coche. Yo me tapé con un vestidito playero, dejando que se me marcaran los pezones, excitadísimos por lo vivido, sabiendo que a mi marido le encantaría verme así. Mi marido y yo ibamos agarrados de la cintura, Fabián venía al lado. Nadie decía nada. Llegamos al coche, mi marido se subió al volante, Fabián se sentó atrás. Me subí al lado de mi marido. Jose me atrajo hacia él y me besó con ternura...

-Cariño -me dijo- te amo. Disfruta el momento, no te sientas con miedo. Yo no lo tengo, deseaba un encuentro así. Donde lleguemos depende de ti.

Me besó de nuevo, y arrancó el coche. Joder, que marido tengo. Como lo quiero. Estaba que flipaba, pues toda la inseguridad que podía haber experimentado había desaparecido. Estaba decidida, iba a tener sexo con mi marido y con Fabián, ibamos a hacer el trio con el que tanto fantaseaba mi esposo. El trayecto al hotel era corto, pero no podía esperar. Empecé a besar a mi marido en el cuello, mi mano buscando su polla. Le aparté el bañador a un lado, y su polla dura salió como un resorte. Me agache a chuparsela, mi polla la sujetó con firmeza mientras mi lengua recorría la punta para abrir la boca y enterrarla entera entre mis labios, perdida de placer... tras un rato saboreándole la polla a Jose, me acordé de que teníamos un invitado, y miré hacia la parte trasera del coche. Allí, en el asiento de enmedio, Fabián estaba masturbándose, con el bañador bajado. Su mano se deslizaba arriba y abajo de su dura verga, lo miré a la cara y ví que me miraba con deseo. Sin soltarle la polla a mi marido, conseguí agarra con la izquierda lo verga de Fabián, y empecé a pajearlo, mientras mi boca volvía a chupar la polla de Jose....

-Chicos, llegamos al parking -advirtió mi marido-

Me incorporé, mi cabeza no pensaba en nada, solo deseaba seguir, saciar mi sed de hombre, comerme a mi marido y comerme a ese hermoso hombre que nos seguía. Nos bajamos del coche, mi marido algo le dijo a Fabián, y agarrándome de la mano, me condujo hacia nuestra habitación. No vi a Fabián seguirnos. Tampoco dije nada. Pensé por un momento que mi marido se había hechado atrás, y no me atreví a preguntarle, porque para mi sorpresa, yo ardía en deseos de seguir adelante, quería notarlos en la cama, como los había notado dentro del agua.

Llegamos a la habitación, mi maridó me besó de nuevo con pasión, y me condujo hacia la ducha. Nos quitamos la poca ropa que llevábamos y, besándonos con mucho deseo, con mucha ansia, dejamos correr el agua por nuestros cuerpos. Jose bajó por mi cuello, por mis pechos, por mi vientre... volvió a subir, le agarré la polla, que estaba durísima… nuevamente nos besamos. En ese momento noté la presencia de Fabián, que entraba en la ducha, desnudo. Empezó a besarme por detrás, por el cuello, por los hombros, por la espalda… me giré y le besé, mientras le agarraba la polla. Ahora, tenía una polla en cada mano, y me agaché en cluquillas. Perdida de deseo, mis manos no dejaban de menear aquellas dos vergas, que ahora eran mías. Miré a mi marido a los ojos, noté su excitación en la mirada, y me metí su polla en la boca. Luego repetí la jugada con Fabián, lo miré a los ojos mientras por primera vez me metía su miembro en la boca. Estaba fuera di mi...  íba alternando, chupando ara una polla, ahora otra. Mi marido se separó, noté como apagaba el agua y se salía de la ducha. Me quedé de rodillas, mientras con los ojos cerrados no podía dejar de saborear la polla de nuestro invitado, que se notaba dura, la notaba enorme, era más gruesa y larga que la de mi marido.... Dios, era un pollón, por un momento no me acordaba ya de mi marido, solo andaba con deseos de follar con...

-Vamos a la cama -dijo Jose-

Fabián me levantó, agarrándome de las manos, y salió de la ducha, saliendo yo detrás. Mi marido me tapó con una toalla y me besó con cariño...

-Quieres el antifaz, amor? -Me preguntó-

Le contesté afirmativamente, pués sabía que llevar los ojos tapados me desinhibía, me dejaba disfrutar más. Y quería disfrutar aquello. Fabián se fue para la cama mientras Jose venía con el antifaz, me lo ponía con dulzura y me llevaba hacia la cama. Al llegar al borde, mi marido me besó desde atrás y me empujó hacia delante, subiéndome a cuatro patas en la cama. Mis manos notaron enseguida las piernas abiertas de Fabián, y subí buscando de nuevo su miembro. Lo agarré, seguía duro y enorme. No dudé en saborearlo de nuevo, mi boca empezó a chupárselo con deseo. Fabián gozaba la mamada de mi mujer, con los ojos cerrados. Noté como mi marido se situaba detrás de mi, sus manos en mis caderas, su polla entrando, del tirón y entera, penetrándome, haciéndome gozar, por fin, mi coñito lo ansiaba y me estremecí, dejándo por un momento de chupársela a nuestro amigo, pero sin soltársela. Suspiré, mi marido empezó a follarme desde atrás a un ritmo que me permitió de nuevo llevarme la verga de Fabián a la boca. Nuestros cuerpos se aconpasaron al ritmo de mi marido, y allí estaba yo, excitadísima, sintiendo una polla en mi coñito y otra en mi boca, como tantas veces me había dicho mi marido...

Estuvimos así un buen rato, hasta que Fabián me paró y se separó algo de mi boca...

-Quiero follarte…-dijo-

Mi marido, sin dejar de penetrarme desde atrás, aumentando el ritmo, me susurró...

-Quieres probar otra polla amor, quieres que te folle nuestro amigo?

-Si, oh, si, si, si….. – gemí yo, en el vaivén de sus embestidas...

-Jose se salió, y me indicó con sus manos que me tumbara boca arriba. Me quedé con las piernas abiertas, el coñito, muy húmedo, me palpitaba... me notaba los pezones durísimos, me los toqué con ambas manos... entonces noté ese enorme falo apoyándose en mi vagina. Sus manos, subiéndome las caderas. Mi marido, mi amado esposo, me agarró fuerte la mano, mientras ese trozo enorme de carne me llenaba por completo. No pude evitar gemir de placer. Suspiraba en cada una de sus embestidas. Noté la polla de mi marido apoyándose en mis labios, y no dudé en abrir la boca y, agarrándola con la mano, empezar a comérsela. Mis pechos rebotaban con las embestidas de Fabián, y noté como su boca buscaba mis pezones con ansia. Estaba extasiada. Me venía, me iba a venir. Dejé de chupársela a mi marido, le agarré la polla con fuerza mientras me llegaba el orgasmo..:-oh, sí, sí, -gemía – sí, sí, joder…. tuve un orgasmo intenso, mientras nuestro amigo seguía penetrándome sin piedad, esta vez con mas fuerza en cada embestida… volví a conducir la polla de Jose a mi boca, perdida de deseo, y seguimos un rato…

De repente, mis amantes se pararon, y al salir aquel miembro de mi, noté mi coñito palpitando, estaba estremeciéndome de placer. Pero solo pararon para cambiar sus posiciones. Noté a mi marido penetrarme, noté la verga enorme de nuestro invitado pidiéndome la boca. Seguimos otro rato, estaba exhausta pero no quería para, disfrutaba como nunca. Cuándo pararon de nuevo, mi marido me incorporó. Me besó con pasión y me preguntó:-¿Gozas vida?- ante lo cual no pude más que sonreír... Me condujo, me ayudo a sentarme sobre mi amante inesperado. No lo dudé, palpé su verga, dura, y me la introduje con ansia en mi coñito. Buff, como me llenaba, me la metí entera, sentándome encima de él. Empecé a mover las caderas, en un vaivén lento, notando cada centímetro de ese enorme miembro llenándome, haciéndome vibrar. Me recosté a besar a Fabián, y luego noté como sus labios buscaban con ansia mis pezones, lo cual me excitó aún más... empezó a moverse, empecé a notar su polla entrando y saliendo, casi en su totalidad, de mi húmedo coñito, mientras sus labios buscaban comerme las tetas que se movían al vaivén de sus embestidas. Joder, me estaba viniéndo otra vez, pero entonces noté mi marido desde atrás, y Fabián se detuvo. Adiviné sus intenciones, su polla estaba embadurnada en gel lubricante, y se apoyó en mi ano, mojándolo cuánto pudo. Instintivamente empujé hacia atrás, reclamando que su polla invadiese mi culito, reclamándo que la otra verga, que seguía alojada en mi coñito, empezara a follarme de nuevo. Poco a poco, la verga de Jose fue adentrándose en mi. Era increible. Lo había probado, a veces mi marido me había dado sexo anal mientras conseguía penetrarme por delante con un vibrador. Pero aquello era diferente. Tenía a dos machos llenándome, estaba fuera de mi. Fabián empezó a moverse, mi marido también, buscando el compas. Yo estaba que no podía más. Notaba como me iba a venir, como me venía un orgasmo que adivinaba descomunal. Dios, la situación era real, estaba siendo penetrada por mis dos orificios, por un extraño y por mi marido. Y estaba gozando como una perra. No podía dejar de gemir...

-¿Te gusta vida mia? -Me susurró Jose- ¿Gozas con dos pollas, al fín?

Notaba la excitación en su tono de voz. Él también lo estaba disfrutando.

-Oh, si, si - exclamé fuera de mi - folladme joder, quiero vuestras pollas, no pareis.. siiiii, ooohhh, dioooos, siiiii, jodeeeer-

Aumentaron el ritmo, y fue Fabián quién dijo:

- oh, joder, si, que buena estas, que tetas tienes joder… me corro…. siiiii

Y sin duda se corrió, pues noté los espasmos de su verga en las paredes de mi coñito. Fue demasiado. Agarré con fuerza las sabanas, mientras gritaba, como nunca había gritado, ante el mejor orgasmo de mi vida... mi marido aceleró sus embestidas, la polla de Fabián seguía dura, alojada en mi coñito…

-siiiii- exclamó mientras derramaba en mi interior toda su corrida -jodeeeer–

Seguimos unos segundos, mi marido se salió de mi culo, yo me recosté exhausta sobre el pecho de Fabián. Mi respiración se entrecortaba, me faltaba el aire. Sin duda había sido glorioso. Al rato, noté la polla flácida de Fabián abandonar mi interior. Me volteé, me quité el antifaz y salí pitando hacia el baño, a vaciar el esperma que Jose había derramado en mi interior. Escuché a Fabián despedirse, tenía que ir a trabajar.  Me asomé a la puerta del baño, y Fabián se acercó a darme un beso en los labios:

-Pasaos después por la discoteca, os invitaré a unas copas.

Me quedé en la ducha, a la que se incorporó mi marido, besándome desde atrás.

-Disfrutaste vida?

-Mucho, amor. Gracias - le abracé bajo la ducha, 

 
 
 
 
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