A estas alturas de la vida, uno no está solo, y es un crimen crear falsas esperanzas, que no se van a cumplir.
- Me encantó, fue más hermoso de lo que soñé sería el momento de mi entrega. Imaginaba una boda, un viaje de luna de miel, una casita llena de luz y alegría, caricias, besos, arrumacos, esperar la noche, apagar la luz y hacer el amor. Pero nunca pude imaginar que sin boda, ni viaje, ni casita, ni la noche, sino con la plena luz de una mañana preciosa, acostados sobre fresca hierba cuajada de rocío, sintiendo la vida brotar con todo su fuerza a nuestro alrededor, rodeados de mariposas y canto de grillos, sintiendo tu dulzura, tu delicadeza, tu amor sacudir mis entrañas con descargas profundísimas de infinita felicidad, sería el momento, hasta ahora más importante de mi vida; la consumación de este holocausto, que para una mujer, significa entregar su himen al hombre. Gracias Rodrigo, gracias por tu amor.
Más que un muro, parece un puente.
Autswich; verguenza de la humanidad, que León Felipe, con su poema nos invita a no olvidar nunca.
Esta frase, dicha a manera de reproche a una niña, adolescente o mujer joven, desconozco la edad que tenía; la escuché de los labios de una mujer de ochenta y ocho años de edad, pronunciada con amargura, con algo de nostalgia y una entonación que quisiera le fuera explicado, al menos ahora, porqué su madre, a la que amó entrañablemente, se la dijo, sin existir mas razón para ello que tener un carácter tal vez demasiado fuerte para una mujer.
-Abrázame en silencio, sin palabras abrázame fuerte, no digas nada déjame sentir tu piel, de mar mojada; déjame oir tu corazón que el mío graba.
Pasó con su madre. ¡ Qué rara belleza ! ¡ Qué rubios cabellos de trigo garzul ! ¡ Qué ritmo en el paso ! ¡ Qué innata realeza de porte ! ¡ Qué formas bajo el fino tul ! . . .
... como todos sus compatriotas, era un verdadero charlatán; pero en cuanto a vinos añejos, era sincero.
Llevábamos a bordo fibra de corteza de coco, azúcar morena de las Islas Orientales, manteca clarificada de leche de búfalo y granos de cacao. La carga había sido mal estibada y el barco escoraba.
Después del relato Rosita publicado el 24 de Junio de 2002, continuamos así
Rosita, joven mujer de 14 años, un poco menor que yo, deseaba, tanto como yo, tener relaciones. . .