En mi vientre un cosquilleo latente... que adivino enardecedor, y se va desplazando hasta mi pecho, que bota bajo las sabanas rozando incesante... el latiente sentir de mi pecho.
Se que Rafael se ha dado cuenta de cómo los espío, a veces mientras esta con ella mira hacia mi terraza, él sabe que estoy allí y algunas veces hemos cruzado miradas de deseo.
Mario-Eres tu que mas puedo pedir, eres preciosa cielo, y miras como te sonríes me gusta tu sonrisa y tus ojos esa mirada, me estas poniendo a mil querida.
Ceci se acerco a ella con un paño húmedo y acercándose le empezó a frotar sobre la mancha, que justo había caído sobre uno de sus pezones, al frotar con aquel paño el pezón de Elena se puso erecto, se sonrojo y agacho la cabeza llena de vergüenza, Ceci la miraba sonriendo (hacia tiempo que la deseaba.
Herido, gozoso y además orgulloso, de ser hombre y vestirse por los pies, de ser y de tener en su alma la limpieza pura de la raza, que desde el tiempo y ancestralmente ¡le lleva a la lucha!, a la lucha incesante de buscar bajo las piedras, algo para sobrevivir, y así en su disputa cotidiana, lleva la talega llena y la desdicha en el alma que se le antoja errante.
Resurge en mi visión eternos sueños llenos de deseo, que se funden en mi mente, a hierro forjado se introducen en mi y revive en mi persona un hondo sentido, no vivido pero deseado.
Y ahora sin tu mirada sin tu voz, sin tus palabras mis ojos se impregnan de lágrimas dejando en mí pecho dolor.
Y ahora en mi soledad ya no quiero pensar más si también te perdí me doy cuenta que al fin ¡soy pobre una vez más!
Quizás si todo fuera de otra manera.
Me desangro por dentro, llevo quebrado el corazón, mi alma esta rota ¡herido muerto de amor!
Bajo la plateada luna, bajo el inmenso cielo, tus ojos brillaran ante mí como luceros, y en esa infinita oscuridad de tu mirada quiero perderme, así enamorada.
Así mecidito sobre mis brazos con ojos de asombro descubriendo la vida te alimentas de mi pecho, succionando el alimento que destila.
Hoy mi alma se siente poética, mi ángel pulula alrededor de mi mente, haciéndome pensar en palabras que inciertamente riman.
Me miraste a los ojos fijamente mostrándome tu cara, ¡la pena que sentías se me clavó en el alma!. Acerque mi boca a tu rostro, ¡olor a rosas me llegaba!, y mis labios degustó el salado sentir de tus lagrimas.
Llegas a mí y lo iluminas todo, infundes en mi alma tormentos de satisfacción, y se revuelven mis entrañas de emoción
Maria mientras se convulsionaba aún, la tomo en sus brazos llevándola a la ducha, allí la deposito en una silla, cogió algodón y agua oxigenada, le desinfecto las heridas que le había causado, el ano de Maria aún sangraba.
Solo tu sabes como convertir mis lagrimas, en una sonrisa.
Esas ocasiones en que la suavidad envuelve los sentidos, haciendonos denotar como una caricia del ser amado es la vida.
Daniel siquiatra reconocido, investiga los secretos de la mente, a través de sus enfermos.
Bajo la hipnosis, Daniel obtiene su placer sexual y hace posible sus fantasias con la ayuda de una paciente.
El sentido del oído comienza a funcionar, oyendo como te quejas en un acto de placer enrarecido. Caricias nuevas que no has sentido, y que descubres entre mi dedo y tu piel interior. Así te vas descubriendo, dándote y dándome nuevas formas de sentir.
Y desde mi ser, recibo el bautismo de conocer por tu boca Sus palabras, Sus mandatos, Su Ser. Divino Ser, que acomete justamente su fuero, sobre aquel que arrebate, ¡justamente delibera!, consciente de la actuación humana.
El psiquiatra descubre que el papa de Maria, la violó cuando esta tenia siete años.
Por un momento no supo que mano, que pierna, que lengua, estaba en su cuerpo. Tampoco supo distinguir, que pene la penetraba y de que forma lo hacia, ni si eran manos de mujer o de hombre, solo sabia sentir un orgasmo tras otro. Por un momento creyó explotar, sintiéndose tan llena. En su mano izquierda
Miguel también se tendió sobre la alfombra, cogió a ana por la cadera y la sentó de espaldas a él, penetrándola. Mientras esta lamía extasiada la concha de Maria, así de esa manera llegaron los tres a...