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Sexconcurso (III)

en Grandes Relatos

Sexconcurso (3)
por Pipo

El negro y la mulata se retiraron a un lado del escenario y los protagonistas se colocaron delante de las respectivas ruletas y las hicieron girar.

A ella le salió un coño rojo y a él una lengua roja con lo que los dos suspiraron aliviados en esta prueba solo tendrían que mirar con lo que tendrían un rato más para recuperarse.

Entraron en el plató una china de piel muy clara y de baja estatura y una negra de piel muy oscura y de casi 2 metros de altura. Se colocaron en medio de la cama y durante un minuto la pequeña lengua de la china castigó el clítoris de la negra, esta no llegó al orgasmo pero poco le faltó.

La visión de un dúo lésbico no les dejó indiferentes a ninguno de los dos.

La quinta tirada era la que marcaba la mitad del programa, representaba ya una ganancia de diez millones si la superaban. Esto les dio nuevos ánimos.

La ruleta les dijo quienes eran los instrumentos que iban a jugar. A él le salió un coño blanco pero como era un hombre tuvo que poner el pene y a ella le salió lengua roja con lo que ella volvía a descansar y a su marido le harían una lamida profesional

Se abrió la puerta de los invitados y entró una jovencita que justo tendría 18 años, escultural, rubia de una piel blanca y unos pechos redondos, firmes que relucía con los focos. La visión que tuvo Marcos era de estar viendo una diosa.

Él se sentó en la cama redonda y ella se arrodilló delante. Tomo la verga con cuidado la descapulló y esta brilló con toda su roja belleza.

El gong sonó y la lengua hizo un recorrido exploratorio por todo el glande sin dejar el frenillo que al pasar por él provocó una sacudida de todo el pene. La lengua empezó a castigar el frenillo hasta que Marcos dijo basta y la lengua continuó bajando hasta los huevos.

Cuando estaba trabajando el tallo el gong volvió a sonar y Marcos soltó un bufido de satisfacción pues unos lengüetazos como aquellos no se los habían dado nunca. La diosa era joven pero era una profesional.

Laura empezaba a aburrirse, parecía que solo jugaba él.

La sexta tirada volvió a animar el concurso. A él le salió un pene rojo y a ella un culo. Marcos sonreía pues él descansaría y el trabajo lo haría ella.

Laura viendo el buen resultado de la ayuda que antes había recibido su marido decidió comprar también ella una ayuda por un millón.

Se abrió la puerta y entraron dos hombres que parecían dos torres. Uno tenia un pene un poco más grande que el otro. Ella fue lo primero que miró cuando entraron y escogió el de tamaño menor, como quieras dijo el presentador pero las apariencias a veces engañan.

El que tenia el pene mayor se tumbó en medio de cama como para hacer un 69, ella se situó encima y empezó a lamerse el clítoris, la penetró con un dedo para empaparse de sus humedades y lo sacó para introducirlo en el culo.

Laura no era virgen del culo su marido jugando le había introducido algún dedo pero verga ninguna.

Cuando dijo esto en voz alta la polla expectante de penetrar alzó la cabeza, se había despertado de golpe aquello no era un trabajo más era un desvirgamiento y esto no sucede todos los días. Aunque a medio gas la polla estaba seca había de lubrificarla para no dañar el culo. La punta de la polla no quitaba su ojo del pequeño y rosado culo que tenia delante.

Marcos primero contemplaba la escena con cierto regocijo pero pronto reaccionó. Si la polla del gigante penetraba en su mujer sin estar bien lubrificada le haría más daño del necesario. Había que ayudar a Laura. Si pedía ayuda externa le costaría un millón de pesetas. Pensó que por hacer una mamada a un hombre lo podía hacer él y de ahorraba un dinero.

Se dirigió hacia el gigante que tenia que desvirgar el culo de su mujer. Se arrodilló delante de él y se puso su polla en su boca. Nunca lo había hecho. Si de entrada le daba un cierto asco, el primer contacto de sus labios con el pene de un hombre se sorprendió por la suavidad de su piel. Esto le hizo olvidar todo lo que tenia a su alrededor y se dedicó a mamar, lamer y chupar con desespero lo que tenía entre manos.

Su fino trabajo consiguió alcanzar el éxito rápidamente. La polla del gigante se alzaba majestuosa y brillante. Marcos no se dio por enterado y continuó su labor pero no le dejaron.

Sonó el gong y el gigante se dirigió al culo de Laura para desvirgarla. Apuntó el glande, empujó los riñones y el culo se cerró. Llamaba a la puerta trasera de una virgen y le dejaban con un palmo de narices a él que las mujeres se le ofrecían todo y no les negaba nada. Se enfadó y de un golpe penetró toda un inmensa polla hasta el fondo.

Laura gritó de dolor. Relájate, te dolerá menos, le aconsejó su marido.

Así lo hizo. Notaba una cosa grande que entraba y salía de su ano, el dolor iba disminuyendo y ella se iba calmando. Esto le hizo fijarse en la polla que se había abandonado su boca al gritar y que decidió terminar el trabajo mamario que había empezado. Lo cual satisfizo a su dueño que no sabía que hacer.

Sonó de nuevo el gong y se terminaron los dolores de Laura. Los gigantes se retiraron, cada uno a un lado del escenario con la polla en plena erección implorando con la mirada ayuda para terminar con aquella erección. Nadie se apiadó de ellos.

(continuará)

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