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Karibeth (01: Pagando con mi cuerpo)

en Grandes Relatos

KARIBETH I

Hola mi nombre es Karina Elizabeth, pero todos mis amigos y mi familia me dicen Karibeth, tengo 18 años, soy de México, me considero una mujer muy cachonda, demasiado diría yo, y tan es así que me gusta hacer mucho ejercicio para tener un cuerpo que siempre sea el centro de todas las miradas de los hombres con los que convivo o me ven caminar por la calle; mido 1.70 de altura, soy delgada, de piel blanca y ojos azules y en verdad que estoy orgullosa de mi cuerpo, poseo una cintura muy bien delineada, mis piernas son dignas de admirarse pero más aún mis senos y mis glúteos que con cualquier tipo de ropa resaltan, siendo mi ropa consentida aquella que me hace ver sexy y con la cual hago despertar con mayor rapidez la imaginación de los hombres.

Pues bien, como les dije me excita mucho caminar por las calles o centros comerciales sabiendo que los hombres (de cualquier edad) con sus miradas lujuriosas me desvisten toda, me desean y los pobrecitos no pueden hacer nada, tan solo ver y antojárseles unas horas conmigo. Todo lo que hacia con extraños no pasaba de miradas y piropos, pues deseaba conservar según yo mi virginidad, hasta aquél día en que experimenté el mas desenfrenado sexo que pude imaginar y realmente conocí de lo que soy capaz de hacer excitada y darme cuenta que soy una adicta a la lujuria.

Me encontraba una madrugada de viernes a sábado en el vehículo de mi papá, él y mi mamá habían salido de la Ciudad una semana a visitar a mis abuelos, y regresaban hasta el domingo, no era la primera vez que yo me quedaba sola en casa algunos días, con el pretexto de no faltar a la escuela, estudiar o hacer alguna tarea muy pesada y claro que tampoco era la primera vez que tomaba el auto sin permiso ya que aun no contaba con la edad legal para conducir. Pues bien, sabiendo donde escondía las llaves del auto mi papá lo tome para ir a divertirme con mis amigas a la disco, en ese entonces yo tenia cumplidos 17 años, aunque arreglada siempre aparentaba más edad. Ya me dirigía a mi casa llevando algunas copas de mas pero estando consiente perfectamente, o eso creía yo, cuando de pronto en una esquina un perro me salió de la nada y mis reflejos no fueron suficientes para detenerme a tiempo y evitar golpearlo, ya al enfrenar pude ver que el perro continuó con su carrera, lo que me tranquilizó un poco pues pense que no había sido tan fuerte el golpe, pero al bajarme a ver el auto pude ver que me equivoqué pues no había salido tan bien librado como yo creía, la parrilla estaba rota y comenzó a tirar agua del radiador, rápido me subí al auto y me encaminé a un taller que decía servicio 24 horas, me detuve ahí y me bajé a tocar la pequeña puerta del taller, hacía bastante frío, y más frío sentía por como iba yo vestida, llevaba un vestido negro, entallado de tirantitos y con un escote bastante prolongado, atrás mi espalda estaba semi desnuda y abajo dejaba ver buena parte de mis piernas, unas medias negras con cuadros detenidas con un liguero también de color negro, que se notaba de vez en cuando con el vuelo del vestido por causa del aire que hacia, así como una tanga diminuta de color negro y con brassier del mismo color sin tirantes, además de que me había puesto unas zapatillas negras de charol. Mientras me abrían la puerta yo maldecía mi suerte y pensaba lo que daría por tener un sweter o abrigo en esos momentos pues me estaba congelando y todo por confiarme que de la disco pasaba al auto y del auto a mi casa y no necesitaría nada, tonta de mi… de pronto mis pensamientos fueron interrumpidos por los ruidos que hacían desde adentro para abrir la puerta, al abrirse se asomó un hombre de aproximadamente 35 años, alto, delgado, moreno, algo sucio de la cara y de las manos por la grasa del taller y de una finta de estar molesto por haber interrumpido su sueño, con todos sus cabellos alborotados por estar acostado, adentro solo había herramientas tiradas por todos lados y un pequeño catre se veía hasta el fondo; me preguntó que se me ofrecía mientras sus ojos recorrían todo mi cuerpo, y mientras le explicaba lo que me había sucedido no dejaba de mirarme, poniendo más atención en el escote de mi vestido, en mis pezones que se llegaban a notar por el frío que tenía y en mis piernas, lo que me dio un poco de miedo pero era mas mi preocupación por el auto para que no me descubrieran mis papas y el coraje por estar pasando aquella noche congelándome. Se acercó al auto y lo levantó con un gato hidráulico metiéndose abajo del auto pidiéndome que me subiera a un banquillo para que le detuviera una lámpara por arriba del cofre para que pudiera ver mejor, por lo que me acerqué al auto para alumbrarle como me dijo y mientras el por debajo del auto lo revisaba dándome cuenta que no desaprovechaba la oportunidad para verme de vez en cuando por debajo del vestido, lo que hizo que me excitara un poco y en lugar de alejarme del auto me acerque mas para que no perdiera detalle, pensé que dándose un taco de ojo tal vez lo inspiraría a hacer más rápido y mejor su trabajo, en esos momentos me pidió que le pasará la lámpara para ver, según él, los daños por debajo, yo se la pasé y no me quité del banquillo seguía pegada al auto ya para entonces bastante excitada pues hasta entonces no había llegado tan lejos con un desconocido como en ese momento (sin imaginar lo que faltaba), hubo momentos en que el mecánico pasaba la lámpara por debajo de mi para verme mejor, incluso al estar yo deslumbrada levanté la cabeza hacia el cielo dejando por completo de cuidarlo, lo cual aprovechó para abandonar de revisar el auto y mejor ponerse a revisar por debajo de mi vestido mis piernas y algo mas…

Se levantó en ese momento me ayudó a bajarme del banquillo y me dijo que el problema era bastante serio, el radiador estaba muy dañado, además de otras piezas de la suspensión, y que de la parrilla mejor ni hablar tendría que cambiarla por una nueva, y que por las reparaciones serían 1300 pesos mas la parrilla que costaría otros 1500 pesos ya incluyendo la mano de obra, además tendría que dejárselo y pasar la tarde del lunes por él ya que como era fin de semana tal vez no conseguiría todas las piezas por estar cerrados las refaccionarias además de que los domingos él acostumbra descansar y cerrar el taller. En esos momentos la excitación desapareció por completo, aún cuando él continuaba lanzándome esa mirada que caracteriza a todos los hombres, yo solamente pude decir con un tono de angustia que no era posible lo que me estaba pasando, me preocupaba que mis papás llegaban el domingo por la noche, le expliqué al mecánico que no podía esperar hasta el lunes que el auto debía ser reparado entre el sábado y domingo dándole a conocer la razón, además le dije que solo contaba con ochocientos pesos. El solo soltó una carcajada y me dijo cómo crees güerita, ni modo ahora si que estas en líos, le rogué que lo reparara entre el sábado y domingo que le completaba el pago con mi reloj, una cadenita de oro que llevaba en el cuello, así como mis aretes y un par de anillos también de oro, o que me prestara el dinero y yo en la semana veía como lo conseguía y se lo pagaba, le dejaba todos mis datos para que no desconfiara, el solo negaba con la cabeza, solo me respondía que no se podía, que necesitaba el dinero para comer y que además como pagaría las refacciones; ya desesperada le dije que sería capaz de todo con tal de que no me descubrieran mis papás…qué quería que hiciera para que compusiera el auto. Y como si hubiera escuchado la palabra mágica abrió los ojos y repitió con una sonrisa que me hizo sonrojar en medio de aquel frío mis palabras: serías capaz de todo güerita… Inmediatamente me di cuenta de la intención de sus palabras, pero pensé que podríamos llegar a un arreglo y podría salir yo avante ante este problema a mi manera, tal vez pasando un rato conviviendo y dejándolo darme algunos besos y algunas caricias lo tendrían satisfecho, es decir, imaginé que como a la mayoría de mis novios lo tendría mas que entretenido con un buen faje y sin necesidad de llegar a más... Si lo que fuera, en estos momentos realmente soy capaz de hacer lo que sea, le respondí. Demuéstralo, me dijo, y yo solo le respondí cómo, que quería que yo hiciera, me tomo de la mano y nos metimos a su local, medio cerró la puerta y se sentó en el catre, yo en ese momento me sentía con miedo, nerviosa y a la vez excitada, me acercó a él y comenzó a acariciarme las piernas, pasando sus manos frías y maltratadas por mis medias e introduciéndolas debajo de la falda, tocando todo lo que podía, yo solo me encontraba de pie tiesa y pensando en lo que estaba haciendo, tuve que retroceder cuando me dijo arrodíllate al mismo tiempo que se desabrochaba el cinturón y del pantalón de mezclilla bajaba el zipper dándose a notar ya un bulto. Bueno te estoy esperando chula…. Me dijo con una sonrisa de lujuria, le dije que podría pedirme lo que fuera excepto sexo ya que aún era virgen y no pensaba aún perder mi himen, el nuevamente soltó una carcajada y me dijo: no güerita, a puras vistas no puedo trabajar, tu decides…además tu sabes en que te estabas metiendo y necesito un adelanto… No, no por favor, le respondí, por favor, mientras él nuevamente me tomaba de la mano y de una manera firme pero sin lastimarme me arrodillaba en el momento que sacaba su pene, este era el primer pene real que yo veía , a simple vista mediría unos 20 centímetros, era gordo, y más aún su cabeza, nada parecido con los que uno ve en libros o una que otra película, en fin, el me tomo de la cabeza con ambas manos y acercó mi rostro a su herramienta, como él le llamaba, no por favor, señor suélteme por favor, le decía ya con una voz que más de miedo pareciera de deseo y me lo introdujo por la boca, que hermosa sensación, y más me excité al escuchar lo que me decía: así es mamacita, mama rico mi herramienta, ya ves como si eres una putita rejega, chupa güerita, así síguele. Estuvimos así hasta que él termino derramando todo su semen en mi boca yo traté de separarme pero el me detuvo con fuerza y me decía que se lo limpiara todo, que utilizara mi lengua y así lo hice, el sabor al principio era bastante desagradable pero en pocos instantes me terminó gustando mucho aunque el olor hasta la fecha me sigue sin agradar.

Una ves que quedó limpio nos pusimos de pie y comenzó a acariciarme todo el cuerpo, me besaba el cuello mientras sus manos se introducían por debajo de mi falda para acariciar mis glúteos, y después subir sus manos hasta mis pechos y tocarlos de una manera que en verdad me agradó mucho ya que parecía niño con juguete nuevo, era brusco pero a la vez tierno, era cariñoso y fiero al mismo tiempo; mientras continuaba diciéndome que era su muñeca, que estaba bien buena y cosas por el estilo, hasta que terminé con el vestido y el brassier enrollado en la cintura quedando al descubierto mi par de pezones, abajo seguía puesta mi tanga y el liguero por lo que después de que se agasajó con mis pechos se arrodilló para desabrochar el liguero y bajarme la tanga hasta despojármela, quedando ante su vista mi mas valioso tesoro y a la merced de su lengua cedieron mis labios vaginales, que por cierto ya se encontraban mas que mojados a causa de la excitación, mi conchita por lo regular la traigo bien rasuradita dejando solo un pequeño mechón de vellos en forma de triángulo en mi pubis ya que me gusta ir a nadar y ponerme trajes de baños bastantes sexys además que al usar tangas no me gusta ver mis vellos asomándose. Pues esto pareció agradarle mucho ya que sus energías volvieron a su pene que de inmediato se puso en erección nuevamente, entonces separó el catre de la pared y me indicó que me acostará en él, antes de hacerlo decidí quitarme por completo la poca ropa que me quedaba solo me dijo que dejara conmigo las medias y las zapatillas, mientras él hacia lo mismo y se despojaba de su ropa, apenas me acosté y de inmediato se abalanzó sobre mi como un perro tras una suculenta pieza de carne fresca, abrió mis piernas y de inmediato me introdujo la cabeza de su pene, yo sentí una gran dolor y trate de quitármelo de encima pero el se aferró a mi y besándome y tocándome los senos y las piernas, nuevamente acercó su herramienta a mi vagina y de un golpe lo introdujo al mismo tiempo que yo gritaba de dolor sintiendo como si fuera partida en dos, se quedo quieto yo creo que lo asusto la idea de que me lastimaba pero la excitación pudo mas y nuevamente comenzó a moverse de arriba hacia abajo sin importarle mis suplicas por el dolor causado de que me dejara, el solo me besaba y con una de sus manos acariciaba salvajemente mis glúteos balbuceando: estás bien nalguda mamacita, que ricas chichis güerita, realmente eres un ángel, estas buenota y solo eres para mi, yo fui el ganador de tu tesorito… después de un rato de su saca y mete comencé a sentir nuevamente excitación, el dolor poco a poco se convertía en placer, un inmenso placer que transformaba mis gritos de dolor en jadeos de lujuria, el ya déjame, me duele, por favor ya no me lastimes, se convirtieron en: así, así , papacito, dame mas, métemelo todo, me gusta, me gusta tu herramienta, dámela mas… mmmmmmm, hasta que un alarido de placer absoluto buscaba la salida desde lo mas profundo de mis entrañas a causa de la más hermosa sensación jamas sentida por mi, mi primer orgasmo causado por un pene, y este era el de un mecánico y su herramienta…. En verdad que fue fantástico sentir un frío y un calor al mismo tiempo por todo mi cuerpo. Inmediatamente después de mi pude ver como nuevamente de su miembro brotaba una gran cantidad de semen, pero esta vez lo hacia sobre mis senos y parte de mi cuello.

Una vez que terminamos se puso de pie y fue hasta ese momento que ahora yo pude verlo completamente, era delgado pero no flaco al contrario mostraba un cuerpo fuerte, debajo de su piel manchada por grasa se veía una persona de no mal ver. Yo no pude ponerme de pie debido a que un temblor invadió mis piernas, realmente estaba agotada.

Una vez que me recuperé reaccioné y dejé de divagar por lo que había hecho, le dije yo ya cumplí con la parte del trato que me correspondía ahora te toca a ti, entonces ya vistiéndose me dijo prepárate güerita porque al rato vengo por otro abono del pago, yo le respondí que ya estaba mas que pagado ya que le había entregado lo mas importante… mi virginidad… y el me dijo eso solo era un adelanto al rato vengo para cobrarme el resto y salió de la pieza para ponerse a trabajar, para esto ya eran las cuatro de la madrugada del sábado.

Mientras él se encontraba afuera trabajando me levanté de aquél catre y fui al baño a lavarme y tratar de quitarme el sabor del semen en mi boca, me vestí mientras pensaba que no tendría caso ya que al rato nuevamente me quitaría todo pero en fin con una pequeña sonrisa morbosa me quedé dormida…

Eran las nueve de la mañana cuando me despertó una voz preguntando si quería un café, abrí mis ojos y me di cuenta que no fue un sueño y que realmente me poseyó un extraño. Desayunamos mientras me platicaba que me dejó dormir para que yo recuperara fuerzas, que ya estaba desarmado la parte del auto que requería reparación y solo esperaba que su compadre abriera su refaccionaria para ir por las piezas a cambiar, le dije que mientras yo iría a mi casa a bañarme y cambiarme, a lo que enojado respondió: No, mi putita se queda a cumplir, si quieres bañarte báñate aquí pero tu no te vas hasta que el auto quede listo y saldada la cuenta, yo solo asentí con la cabeza y cuando el salió con las piezas del auto cerró el cuarto con candado para que no saliera. Fue hasta entonces, estando sola, cuando un remordimiento cruzó por mi cabeza y pensé que por tratar de evitar un problema con mis papas me metí en algo peor, ahora ya era una prostituta y lo peor de todo es que me gustó…. Y comencé a llorar.

El reloj ya marcaba las dos de la tarde cuando escuché las llaves abriendo el candado, de un brinco me levanté del catre, para entonces ya estaba bañada y me había pintado, maquillado y hasta perfumado, como si estuviera esperando alguno de mis pretendientes con la mejor de mis sonrisas, pero al escuchar las voces de mas de un hombre un escalofrío recorrió todo mi cuerpo de los pies a la cabeza, tuve miedo por lo que me pudiera pasar, y rápidamente me senté nuevamente en el catre como toda una dama, se abrió la puerta y el mecánico entró con otros dos sujetos quienes llevaban una bolsa llena de cervezas, inmediatamente tres pares de ojos comenzaron a recorrer todo mi cuerpo, con una mirada que me dio a entender que estaban al tanto de todo lo que en esa pequeña pieza pasó de madrugada, el primero en hablar fue el mecánico quien me dijo que ya traía las refacciones y que por suerte su compadre tuvo todas en su refaccionaria, solo que lo habían acompañado él y su hijo quien arreglaría el radiador: primero, para ayudarlo a terminar de componer el auto rápido y segundo para que yo les pagara en persona por las refacciones, al decir esto último los tres soltaron una sonrisa que me lleno de angustia. Su compadre era un señor de aproximadamente 60 años, alto, gordo, moreno, de bastante cabellera, manos gordas y toscas, con una mirada de lujuria que parecía arrancarme la ropa. Su hijo era un joven como de 25 años, también era alto y menos gordo, moreno pero con una mirada mas tierna aunque con ese brillo de hambre por comer de la mejor carne.

Haciendo uso de valor le dije al mecánico que estaba loco que se olvidara de todo, él me respondió que ya no podía echarme para atrás ya que las refacciones estaban ahí y solo era cuestión de colocarlas para terminar de arreglarlo, en ese momento tanto el joven como su papá se sentaron junto a mi y el señor de edad me dijo que inclusive traían unas cervezas para hacer mas placentero el trabajo, terminando de decir esto me puso su mano en mi pierna diciéndome que no me preocupara que todo saldría bien y todos felices, yo sentí unas ganas de salir corriendo hacia la calle y dejar todo ahí, el auto, mi virginidad y la confianza de mis padres, pero temí por como pudieran reaccionar tres hombres dispuestos a desahogar su apetito sexual en mi, así es que me quede sentada mientras la mano del viejo no soltaba mi pierna y comenzaba a subir mientras le decía al mecánico que no se había equivocado y en verdad estaba bien buena como les había dicho, y en ese momento volteando hacia mi me dijo que comenzaría a cobrarse las refacciones, comenzó a besarme el rostro, la boca, el cuello, su aliento denotaba ya algunas cervezas, sus manos gordas comenzaron a acariciar mis senos de una manera brusca, tosca, que me lastimaba y lo cual se lo hice saber pero no parecía importarle por encontrarse cegado por la excitación, comenzó a levantarme la falda y meter sus dedos en mi vagina lo cual me desagrado bastante y me produjo un gran dolor que parecía excitarlo más y yo no podía hacer nada, tan solo gemir, el mecánico mientras tanto cerraba el cuarto con candado desde adentro y ponía un viejo radio con el volumen alto para que cubriera mis gritos y quejidos, el joven se levanto del catre para dejar que me acostara su padre y junto con él comenzó a besarme todo el cuerpo y tentonear con sus manos por debajo del brassier y comenzó a chupar y mordisquear mis pezones, para ese entonces el mecánico ya se les había unido y quitándose los pantalones y la trusa comenzó a introducir su pene en mi boca, mis gritos y quejas parecían que más les excitaba y los encendía como a bestias en celo, poco a poco el dolor comenzaba a excitarme, eso nunca lo pense de mi, era otra mujer, era realmente una puta gozando con tres tipos que comenzaban a violarla, el joven continúo entreteniéndose de manera salvaje con mis senos mientras su padre ya sin pantalones comenzaba a buscar penetrar su rechoncho pene en mi vagina, al encontrar el orificio de entrada como un perro comenzó a moverse dentro de mi diciéndome pinche puta estas bien buena, te dejas coger de lo lindo, yo solo respondía con leves gemidos que entre dolor y una terrible excitación salían de mi boca llena de la carne de ese gran pene que horas antes me había hecho sentir por primera vez el mas grande de los placeres y al mismo tiempo una puta en estreno y ahora me ahogaba hasta las lagrimas y me hacia en momentos sentir la necesidad de vomitar, pero una vez recuperada volvía a entrar por mi boca como lo hacia en mi vagina la otra. Increíble, aún con todo ese dolor sentí en mi llegar el primer orgasmo, no lo podía entender, mi cuerpo disfrutaba lo que mi mente rechazaba, haaaaaaaa, no lo pude evitar y todo mi cuerpo se contusionaba de placer, el joven gordo fue el primero en darse cuenta, lo está disfrutando la muy perra, exclamo, no cabe duda que le gusta la buena berga.

Después de mi quien terminó fue el viejo quien con un grito de jubilo explotaba su pene gordo en mi estómago, y finalmente la herramienta que tenia en mi boca estallaba y se vaciaba dentro de mi boca, yo tenia que pasar rápido todo el semen para evitar ahogarme.

Yo pensé que todo había terminado cuando la voz del joven después de haberme llenado de chupetes y moretones mis senos, dijo que era su turno y antes de que pudiera protestar me tomo de la cintura y me dio un giro de 180 grados, yo realmente estaba débil, mucho mas que la primera vez, me tomo de nuevo de la cintura y me jalo hacia el de una manera que me lastimo y me hizo gritar pero no tanto como cuando me di cuanta de sus intenciones y doblándome hacia delante su pene que también era gordo y largo, además tenia unos testículos realmente grandes, buscaba entrada por mi agujerito, yo quise quitármelo de encima pero no me soltaba y el mecánico todavía escurriendo semen me comenzó a dar de nalgadas y pellizcos, inclusive me mordió una nalga para después decirme que me quedara quieta o vendrían mas azotes para la perra en celo, hoy tan solo de acordarme de aquél dolor se me vuelve a poner la carne de gallina, yo comencé a llorar suplicando que por ahí no me metiera su pene, y riéndose los tres el joven cínicamente me respondía que me tocaba una dosis de berga por todos lados y zas…Después de bañarme de saliva me atravesó el ano de un tirón, yo grité de tal manera que la garganta me dolía y solo podía llorar y suplicar al viento porque sabía que de ellos no tendría respuesta, yo les reclamaba y les vociferaba que eran unos desgraciados infelices, pero esto aun mas los cachondeaba, después de quedarse un rato quieto comenzó a moverse rítmicamente tras de mi, mientras yo seguía pidiendo piedad y que no me lastimaran y solo sentía como respuesta el golpeteo de sus testículos en mis nalgas, el padre del muchacho con gran orgullo felicitaba a su hijo mientras el mecánico pellizcándome la espalda y las nalgas me decía: ahora si güerita te desvirgaron por todos tus hoyitos , estas bien rica y te damos palo duro jajajajaja, comenzando a gritar los tres duro, duro, duro… yo seguía gritando mientras sentía nuevamente unas manos manoseando mi vagina para luego sentir unos dedos gordos introduciéndose, primero uno, después dos y así hasta que yo sentí como trataban meterme toda la mano en mi rajita como si tuviera odio contra mi. Yo sentía que en cualquier momento perdería el conocimiento a causa del dolor, pero otra vez el cuerpo fue mas allá de la conciencia y nuevamente sorprendida de mi misma comencé a disfrutar todo ese martirio y nuevamente un orgasmo acompañó un escalofrío y un gemido, los tres rieron y comenzaron a decirme que era una puta muy buena, que solo me apretaba el calzón pero me gustaba ser la puta de los tres, que me movía muy bien, que era una gatita en celo , etc., mientras yo gritaba ya no de dolor sino de gozo por sentirme amada por tres hombres al mismo tiempo, ¿por qué al mismo tiempo?, bueno porque mientras el joven seguía metiendo y sacando su gordo pene, el mecánico se deslizó por debajo de mi como si fuera un automóvil y buscando entrada comenzó a penetrarme por la vagina, que experiencia, dos penes al mismo tiempo, en un solo ritmo por lo dos lugares que mas placer me dan, y hasta entonces zonas vírgenes, y que decir de mi boca que en esos momentos era ocupada por una rechoncha berga que buscaba cabida hasta la campanilla, el cuarto se lleno de berridos de toda índole, gritos, gemidos y peticiones, sobre todo las mías que pedían mas, y mas, y más… hasta que nuevamente los cuatro llegamos al orgasmo, en ese momento el que mas disfrute fue el del joven que estaba en mi ano, ya que pudo refrescar toda esa cavidad martirizada y violada sin piedad, por lo que sentí un gran alivio cuando terminé con un chorro adentro de mí.

Así estuvimos hasta las nueve de la mañana del día domingo, intercambiaron posiciones de toda índole, inclusive yo participaba en ocasiones dando mi opinión en la posición que debían adoptar para que yo la disfrutara también, fui doblada, estirada, cargada, etc. Todos mis años de entrenar en el gimnasio ayudo a que se divirtieran con este juguete sexual de carne y hueso que la suerte les brindaba, me bañaron de semen los tres en varias ocasiones y ellos se bañaron de mis jugos once veces, en verdad que el tiempo pasa rápido en la perversión y el erotismo, el mecánico saco una colchoneta bastante grande de su bodega y ahí nos acostamos los cuatro. Cuando alguno de ellos sentía nuevamente el ímpetu de penetrarme solo se acercaba a mi y me acomodaba en la posición que quisiera y lo hacíamos, yo no tenia ya fuerzas para nada solo me abría de piernas y los recibía, de ellos dependía el resto del trabajo, o les paraba las nalguitas para que me penetraran ya con cierta facilidad, o les mamaba el pene hasta que los dejaba sin una gota.

Ustedes se preguntaran que pasó con mis papas, bueno, déjenme decirles que llegaron el domingo en la noche y no se dieron cuenta de nada porque yo ya me encontraba en casa, bañadita y con mi pijama, aunque yo acostumbro a dormir desnuda pero me habían dejado tan moreteada de todo el cuerpo que tenia que cubrirme toda y no ponerme ni siquiera playera o shorts para andar en la casa, inclusive durante varios días me olvide de las minifaldas y los escotes, y tarde casi una semana afónica de tanto gritar, me dejaron tan adolorida que tuvieron que ayudarme a subir al auto entre los tres, yo les dije a mis papas que el dolor se debía a que había excedido en el ejercicio en el gimnasio (ejercicios sexuales) y lo afónica por los fríos que habían hecho durante la semana (y todo el semen que había entrado por mi garganta). Yo para mis padres sigo siendo su niñita inocente.

Respecto al automóvil nunca se dieron cuenta de lo sucedido. Yo por mi parte no podré olvidar a aquellos tres sujetos que me dieron a conocer la persona que realmente soy, y aunque nunca nos dijimos nuestros nombres y jamás volvimos a vernos, todos quedamos satisfechos, ellos hicieron un excelente trabajo con el auto, inclusive la parrilla la dejaron casi idéntica a la que tenia y como no si el precio pagado realmente fue muy alto ¿no creen? …fui su putita de fin de semana…

Espero muy pronto contarles mas historias verídicas, se despide de ustedes Karibeth