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Mi tía Lola (1: El secreto)

en Amor filial

NOMBRE DEL RALATO: "MI TIA LOLA (I): EL GRAN SECRETO"    

MI NOMBRE: JUANDIEGO  

      La vi entrar, con su escotadisimo traje rojo, sus medias negras y sus zapatos de tacón interminable... sabía como seducir a un hombre porque tenía todo lo que una mujer debía tener para ello: era una mujer espectacular, de las que todos llaman explosiva; todo en ella era exhuberante, sus pechos (llegué a saber que necesitaba una talla 110 de sujetador pero que siempre llevaba la 100 para hacer el efecto de aumnto de pecho), su trasero... aquel culo era mi sueño y el de cualquier hombre, carnoso, bien respingon y siempre decorado con uno u otro tanga que se ceñía a su cintura por los lados y se perdía entre las dos montañas que tenia por nalgas; su cara era pura poesía, con sus labios siempre rojos por el carmín, ojos verdes que hacían centellear en lo más profundo de cada ser toda la lívido que el más pulcro de los hombres guardara; morena de piel y cabello, como una auténtica lozana, como una autentica mujer latina... COMO UNA AUTENTICA MUJER COMO DIOS MANDA; finísimos dedos acabados en unas uñas siempre cuidadas hacían de culmen perfecto a esos brazos morenos, sabe dios si por el sol o porque era su color natural; piernas interminables que hacían de ella una mujer de metro ochenta, pero no eran piernas de modelo, todo lo contrario, eran piernas de gimnasio, torneadas tras horas de ejercicio, musculosos. Una belleza en toda regla que a sus cuatrenta y dos años, estaba en la flor de su vida.            

     Aquella noche mi tía había elegido para la boda de mi primo aquel traje rojo. Al entrar en la iglesia era todo un espectaculo y no había hombre que al pasar no admirase aquel trasero que dejaba adivinar el triangulito del tanga, ese que se forma justo donde empieza a perderse esta maravillosa prenda. Juraría que hasta el mismisimo cura que celebraba la ceremonia dirigió más de una mirada al escote de mi tía, pues no puede un hombre por casto que sea dejar de mirar y admirar aquel valle de carne.

   La ceremonia transcurrió como de costumbre en una boda... los "si quiero" de los casamenteros resonaron desde el altar, y la explosión de alegría entre los invitados no se hizo esperar. El besó a ella... creo, porque yo estaba entretenido admirando, como desde el primer minuto de la ceremonia, aquel monumento que se encontraba a la izquierda de la novia. Fue cuando ya saliamos de la iglesia que me acerqué por primera vez a mi tía para darle la enhorabuena.... o al menos esa seria la excusa. Me acerque a ella por detrás admirando aquellos tacones que hacían esbeltar su figura aun más de lo que ya era, le di un apretón leve en la cintura, más abajo que lo normal, para poder tocar el elástico de su tanga y la besé en la mejilla:

-enhorabuena, tita Lola.

-gracias, Juan- ella me correspondió con otro beso en la mejilla que me pareció durar mas de lo normal - el proximo eres tú... ¿hay expectativas de boda?

-je, no aun no, solo tengo 20 años- puse voz de inocente, pues en mi fantasía  me excitaba aun más que mi tía  me viera como un corderito indefenso entre sus manos de, imaginaba yo, tigresa sexual.

   Ella se alejó con ese contoneo, provocando a todo el mundo, niños, jovenes, adultos y viejos... se metió en el coche de los novios y desapareció de mi vista.

Todos cogimos los coches para dirigirnos al convite, que se celebraría en las afueras de Sevilla. Yo conducía pensando solo en mi tía y deseaba verla bailar como tantas otras veces en reuniones o ceremonias que una y otra vez congregaban a la familia. Solo imaginarmela bailando unas sevillanas, o un pasodoble, con sus tacones altísimos y sus pechos moviendose al compás de ellos; solo imaginar su cuerpo mecerse al compás de la musica, pero a la vez sabiendo como hacerlo para dejar ver, ora las ligas, ora algo mas de teta, hacian despertar en mi toda la furia juvenil que guardaba durante 20 años de virginidad.

  Pero si solo mi imaginación podrucía esos efectos en mí, llegado el esperado momento fue un cúmulo de sentimientos viciados, calenturientos, perbertidos. Acabose la cena y pasamos al salón donde mi tia era el espectaculo general y particular de todo hombre. Bailo unas sevillanas con su hijo pero pareció que era ella la novia porque, pareciome a mi, levantó el ánimo de mi primo, más aun de como ya lo tenia. En la segunda se pegaba a él poniedole los pechos en la boca, en el taconeo casi enseñó su culito respingón de tanto como se levanto su vestido, y cada vez que acababa una de las cuatro sevillanas pegaba su trasero al paquete de mi primo... pense "menuda zorra es mi tía, provocando a su hijo delante de todo el mundo".  Tras algunos bailes entre novios, padrinos (tambien pareció provocar a su propio consuegro) y padres de los novios, los demás empezamos a buscarnos pareja para bailar sevillanas; no tuve suerte y tuve que esperar a un cambio de pareja cuando mi tía se me acercó y me dijo:

-vamos Juan, ¿no vas a sacar a bailar a tu tita Lola?

-si... claro... venga... - no se si por el calentón o porque me despertó de la fantasía que me rodeaba, pero ella se percató de que estaba mas nervioso que de costumbre.

-uy, ¿te vas a poner nervioso con esta tita tuya?

-bu...- solo dije eso porque me quedé petrificado, afortunadamente empezó la primera... o desafortunadamente porque mi nerviosismo no me dejaba coordinar movimiento alguno;mi corazón latía a mil y mi verga a dos mil, viendo delante de mi esos dos pechos mas que generosos, inmensos, voluptuosos, GIGANTES, moverse de aqui para alla, rebotando uno contra otro... no había duda, ella estaba segura de que estaba mas pendiente de su escote que de las sevillanas. Acabó la primera y repetió conmigo lo que habia hecho con su hijo y con, desde ahora, su consuegro: colocó su respingadísimo trasero sobre mi muy parada pija y con el "trin" final pegó un empujoncito hacia atras, hacienbdome toser de la emoción.

-que bien bailas, Juanillo, no recordaba que lo hicieras tan bien, ¿desde cuando no bailamos?

  La respuesta correcta era "desde nunca" pero no articulé palabra alguna porque si la primera de las sevillanas había deparado ésto, la segunda, la mas sensual de las cuatro sevillanas, sería descomunal. Sonó la musica, dimos los tres pases y llegó el momento (para el que no sabe bailar sevillanas dire que el tecer cruce de la segunda es de lo mas erotico, porque él agarra con una mano de la cintura y ella se pega más o menos dependiendo de la circunstancia): la agarré de la cintura con mi mano, muy abajo, tal vez movido por mi deseo desenfrenado, ella se acercó a mi cada vez mas, cada vez mas, cada vez mas hasta quedar totalmente pegada a mi, con sus tetazas queriendo salir de su vestido y colarse en mi boca, que no quedaba muy lejos; fuimos girando, yo sin quitar ojo de lo que tenía practicamente en mi cara, ella pegando no solo el pecho sino tambien la región de mas abajo, y ocurrió lo que no debía pasar: llevado por el calentón que tenía, se despertó del todo en mí la lujuria contenida, despertó en mi toda la lívido de un joven inexperto y no estrenado cuando tiene delante de si a una puta calentandole de aquella manera... bajé mi mano hasta su culo, colocandola entre sus dos gluteos y con la palma abierta, agarré aquel valle solo atravesado por el sedal que tenia por tanga y le di lo que en Andalucia llamamos puntazo, en toda regla, justo en el momento que la guitarra daba el último "tran"    

Ella no pareció quedar indemne a tal provocación y y soltó un gemidito que me heló el alma, me miró asombrada y comentó:

-¡¡¡Juan, hijo!!!... desde luego sabes bailar sevillanas como nadie- y me besó en la mejilla, esta vez muy cerca de mis labios que temblaban de la emoción. ¡Mi tía acepataba aquella actitud en su propio sobrino y delante de toda la familia!¡¡¡Mi tía, no cabía dudas, era una autentica ninfomana!!!

  La tercera y la cuarta fue ya todo un descaro, toqueteo de culo por alli, manoseo de vientre por alla, roce de trasero por aquí, sobrepresión  de tetazas por acá... mi tía se estaba calentando, no cabia dudas; ¡yo estaba poniendo a mi propia tía, esa que fue objeto de mis masturbaciones desde años atrás! "Juanillo-pensé-al menos tendrás recuerdos suficientes para meneartela por el resto de tu vida, si de esta situación no llegas a mas".

  Concluyeron las tandas de sevillanas y yo estaba totalmente desesperado, en mi cabeza iban y venían recuerdos de destalles de aquella mujer que era mi tía; desperté de mi letargo al llegar a mi mesa, donde se encontraban  mis padres. Mi madre estaba claramente aturdida, pues era obvio que se habia percatado de mi bailecito, pero mi duda se confirmó al dirigirse a mi:

-Te he visto bailar con tita Lola...-comentó, pero seguidamente mi miedo se transformó en asombro sumo cuando dijo-... no debes aprovecharte de su situación... no está bien.

  ¿Que demonios siginifica ésto?,¿a que se refería mi madre?, ¿en que situación de desventaja podría hallarse mi tía para que yo, un chaval de 20 años y virgen, puediera aprovecharme de ella?. Tenía que sacar toda la infomación posible, porque veía una luz al final del oscuro túnel de lujuría en el que me encontraba; seleccioné mis palabras milimetricamente y pregunté:

-¿De que se supone que me estoy aprovechando?- di con la nota porque mi madre, que obviamente llevaba dos copas de más, cantó de pleno, además suponiendo que era un secreto a gritos:

-Sabes que ella hace todo eso por tu tío...- mi tío, el típico hombre que siempre se encuentra en segundo plano cuando aparece juanto tremendísima mujer;en todo mi "acoso" durante la sevillana me percaté que él había estado mirádonos, pero pude comprobar cierta satisfacción en aquella mirada-...es el pequeño juego que ellos han ideado por el problema de él.

-No se a qué te refieres, mamá.

-Desde que sufrió aquel accidente...- ahora lo recordé, hacía entonces tres años de aquello-...perdió toda la capacidad para... bueno.. para estar con tita Lola. El disfruta mirando a tu tia jugueteando con todo el mundo, y ella lo hace como motivo de cariño hacia él.

  Aunque aquellas palabras me asombraron, no pude más que deducir que no eran ciertas, y,sacando mis propias conclusiones y tal vez también movido por mi fantasía, me hice creer que todo aquel "juego" que mi tía realizaba era por propio morbo y por desesperación... deduje que mi tía, la mujer más bella sobre la faz de la tierra, la más monumental de las damas, la mas selecta de todas las señoras, ERA UNA AUTENTICA ZORRA. A partir de aquí, no pararía hasta que aquel monumento me desvirgara...me iba a follar, de todas todas, a mi tía. 

  Aprovechando la valentía que sentía gracias a los tres wiskis que llevaba en el cuerpo, me acerqué a ella, esta vez con la ventaja añadida de que sabía su secreto, sabía que iba a calentarme para, se comentaba, compensar a mi tío:

-Tita Lola...

-¡hola juan, el mejor bailarin de sevillanas de toda la fiesta!

-No exageres tita... eras tú, que sabías llevarme... - mi tono era claramente de inocencia, pues el morbo se multiplicaba por cien-... quería pedirte un favor, tita- era lo único que se me había ocurrido por el momento; tenia que improvisar- ¿puedes acompañarme fuera un segundo? quiero preguntarte una cosa pero aquí, con la musica no se puede...

-¡claro! vamos...

       Ella salió del combite y se dirigió, con aquel movimiento de caderas y aquel oleaje de gluteos, hacia las cuadras que había fuera. Yo no podía dejar de admirar su cuerpazo desde atrás: su cuello despejado gracias a un elaboradísimo moño que recogía sus negros cabellos; su espalda descubierta, debido a la forma del traje rojo, que era abierto por detras; aquel increible trasero, que se movía ahora para acá ahora para allá, con cada paso de mi tía; aquellas piernas moldeadas y cubiertas por pantys de color negro ; y aquel par de zapatos de tacón de aguja, de casi 15 centimetros de longitud, que hacían el complemento perfecto para sus piernas.

  Llegamos a las cuadras, que se encontaban al final de un caminito que salía desde el local donde se desarrollaba el convite. Durante aquel paseíto, silencioso, pude idear un plan para conocer si aquel secreto del que me habló mi madre era real, o mis deducciones eran la verdad.

-Bueno, aquí podemos hablar tranquilos, sin que nos moleste el ruido- ella estaba colocada frente a mi y la luz de la luna llena de aquella noche daban una textura a su piel distinta, como mas aterciopelada. Tuve que contenerme para no dirigir mi mirada hacia el escote de mi tía porque si lo que contó mi madre era cierto, allí sí podria llamarme la atención.

-Es que quería preguntarte esto a tí porque ya sabes como son mis padres... a ellos no me atrevería... contigo tengo confianzas... supongo que me entenderás. 

-mmm debe ser algo interesante... ¡cuánto misterio!

-verás: últimamente tengo problemas para controlar... mis impulsos.

-jé, ya me fijé durante las sevillanas.

-bueno también quería pedirte perdón por eso... pero primero de nada escuchame, por favor.

-a ver...

-no se, desde hace cosa de tres meses me noto raro, como si fuera a perder el control... no se si ir a un psiquiatra.

-¿Cuando suele pasarte esto?- mi tía sabía dirigir la conversación, o al menos eso creia yo, pues esa pregunta tenía una respuesta muy concreta, y ella la conocía perfectamente.

-Bueno, tita, no sé... me pasa más cuando estoy con las chicas

-¿Te pones nerviosos delante de una muejr bella?, ¿te sudan las manos mas de normal?, ¿te late el corazón más rápido que de costumbre?,¿notas como pierdes el control, y tienes miedo por no poder frenarlo?

-Si tita, exactamente

-Juan, escucha, esto que te pregunto ahora lo hago porque confío en ti y si tu confias en mi puedes contestarme: ¿has estado alguna vez con una chica...tú sabes... en la cama?

  Mi cabeza estaba por estallar por el cúmulo de emociones en aquel momento... ¡mi tía quería saber si era virgen! sabía perfectamente qué tenía que contestar, pues, a parte de ser la verdad, aquella idea del joven virgen y la mujer madura era mi fantasía número uno:

-Tita, no sé que decirte... bueno... la verdad es que aun no...; he estado con chicas y nos hemos besado, y con algunas hasta tocado, pero nunca llegué a acostarme con ellas

-Juan, ¿sabes una cosa? eso que te pasa a tí... es mas o menos lo que a mí...-¡TRIUNFO!¡iba a contarme su secreto, el real, el que nadie conocía!-... todo el mundo cree que soy así, como soy, por satisfacer a tu tío... en parte es verdad, pero no al cien por cien, porque también influye en mi comportamiento mi falta de sex... mi falta de estar con tu tío.

-....- yo no sabía que decirle, mi tía estaba contando sus intimidades, y eso me estaba poniendo muy caliente... más que nunca. Únicamente elevé mi mirada, que hasta entonces había estado dirigida hacia el suelo, para así controlar que no se me fueran los ojos a su tremendisimo escote y los clavé en los suyos. Ella siguió hablando:

-Cada vez que me encuentro ante un hombre de buen ver, me pasa lo que a tí me pongo nerviosa, sudorosa, se me acelera el corazón... y otras cosas que supongo sabrás porque lo habrás comentado con tus amigos- ¿que se le humedecía la vagina? ¿que se le ponían erectos los pezones? (ésto si era fácilmente comprobable... y sí, estaba erecta)... toda esas cosas que se comenta pero que no se sabe hasta que no estás con una mujer practicando el sexo- oye Juan, mira, me interesa esta conversación muchísimo; vente mañana por la tarde a casa y seguimos hablando... ahora volvamos a la fiesta.

¡Vaya invitación más descarada! ¡¡¡¡mi tía no le interesaba la conversación, seguro, sino lo que estaba apunto de estallar entre mis piernas!!!!. Acepté la propuesta y nos dirigimos hacia la fiesta. Ahora a media luz entre el local y las cuadras puede comprobar que mi tía estaba muy colorada, como sofocada, y con la respiración muy acelerada... sus pezones parecían querer escapar por el borde del escote, pues habían adquirido un considerable tamaño bajo la tela roja y se marcaban clarísimamente, cosa que subía aun más mi livido. Ya no estaba pendiente de ella, sino de lo que había dicho... sus palabras retumbaban en mi cabeza como si de un martillo se tratara. Antes de llegar a la puerta del local, me detuvo y, clavando sus ojos en los mios, me dijo:

-Esto no lo cuentes a nadie... será un secreto entre tita y sobrino, ¿vale?- y dicho esto me beso en la mejilla y me dio un pellizquito en la barbilla-... vaya con Juanillo... ¡sale a su tía en todo!- y me guiñó un ojo.