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Mi prima y yo

en Amor filial

La verdad es que esta historia encajaría bien en la categoría de jovencit@s, pero pienso que es más correcto ponerlo aquí.

Teníamos 14 años, mi prima María y yo nos apreciamos mucho, pero como primos, nunca pensamos nada extraño. La verdad es que hemos estado unidos durante toda nuestra vida, cuando nos veíamos no podíamos vivir el uno sin el otro, además de mi prima era mi amiga, y aunque vivía en otro barrio de Madrid, casi siempre ibamos al pueblo a casa de mis abuelos…

Pues el verano en que los dos íbamos a cumplir los 15 (los dos hacemos los años en agosto) decidimos quedarnos en mi pueblo a pasar el verano (como casi todos los años). Siempre estábamos en la huerta, charlando de nuestras experiencias, pensando cuando y con quién perderíamos la virginidad, y cuando se iban mis abuelos, cogíamos unas cervecitas y nos las tomábamos…

Pues un miércoles, por la tarde, decidimos darnos un bañito en la alberca (La alberca es una especie de depósito de agua, en la que el agua entra del pozo, y sale para regar los cultivos por un medio de conductos…) como casi todos los días, y me dijo que se iba a poner el bañador en la habitación del fondo… No la oí bien, después de acordarnos darnos ese baño, fui a la habitación de fondo a por mi bañador. Por a la habitación me fui despelotando, y abrí la puerta sin llamar. Estaba el armario abierto y ella detrás de la puerta de éste por lo tanto no la veía y parece que ella no me oyó entrar. Me acerqué y cuando vi que estaba detrás pegué un respingo, pues no me lo esperaba, y ella tampoco. Estaba totalmente desnuda al igual que yo, y la verdad es que me llevé un calentón muy grande al verla. Enseguida se tapó y se puso a gritarme, cogí al bañador, la pedí perdón y me fui. Al salir le eché un vistazo a la tranca, y se me había puesto como un poste de la luz, joder con María, como está…

El caso es que desde ese momento dejé de verla como mi prima, y la vi como una mujer, cuando salió nos dimos ese baño y nos pusimos a jugar en el agua; no comentamos nada de lo sucedido, y yo aproveché para arrimarle la trocha inocentemente, era muy placentero…

Por la noche refrescó, cayó una gran tormenta, y la habitación en la que dormíamos (Solo hay dos habitaciones, la de mis abuelos y la nuestra, con dos camas) estaba helada. Mi prima me dijo que si podía dormir conmigo esa noche y yo le dije que sí gustosamente, se metió en mi cama, y yo me metía la mano en mis calzoncillos para controlar un poco mejor mi cipote.

Puse cogí y me lancé, me dispuse a tocarle las tetas, y ella se dio la vuelta, yo esperé que me iba a dar un beso apasionado, pero me decepcione al oír: "Víctor, ¿que haces?"

M sentí como un idiota en ese momento, pero le confesé que sentía atraído por ella sexualmente, ella se puso muy nerviosa y yo pensé que seguramente se iba a cambiar de cama, pero cogió y me dijo: "Víctor, hagámoslo". Aunque también me advirtió de que solo por esa noche, y que no la relación no pasaría de allí.

Nos despojamos de nuestras ropas, y comenzamos a darnos apasionados besos. Para romperle el himen, decidí metérsela suavemente, hizo un pequeño quejido, pero el placer que ella sentía podía con ello… Después me tumbé boca arriba, y empezó a subir y a bajar. Era muy placentero, a continuación me puse a lamerle su chirla, María empezaba a dar gritos de placer, y yo empecé a sentirme preocupado por si mis abuelos la oían. Cogí y la metí la polla en la boca, para que se callara, y ella empezó a dibujar círculos en mi glande con su lengua. Yo estaba a punto de irme pero aguanté un poco más, y le pregunté: "¿Dentro o fuera?" ella asintió con la cabeza, y descargué toda mi leche dentro de su boca, y ella se la bebió sin dejar caer más que una gota.

La verdad es que aunque dijimos que la cosa no pasaría de allí, estuvimos teniendo nuevas experiencias sexuales durante todo el verano