miprimita.com

Anécdotas de una niña muy puta (1)

en Confesiones

Soy puta, ¿para que negarlo a éstas alturas? Y soy puta porque me gusta el Sexo, disfruto mucho con él y casi no hay día sin que amanezca con ganas de meterme algo en la cuca. Ya no recuerdo cuando empecé con esto, quizás tenía doce años y aún estaba en primaria (leer "Mi nombre es Susana"), gocé con objetos primero y así fue como me desvirgué yo misma, aunque en mi caso no hubo sangramiento, si acaso algo de dolor, ¿qué cosas me he metido? Veamos: Mis dedos (lógicamente, por lo general tres, pero caben mas al mismo tiempo), pepinos (imprescindibles), plátanos con su concha, un topocho (variedad de plátano, mas grueso), cambures, el mango de una sartén (mi primer consolador), un batecito de béisbol;

Eso fue un diciembre, resulta que a mi sobrinito le regalaron un juego de béisbol, con su pelotita, su guantecito y su batecito, de cuarenta centímetros de largo por un máximo de cuatro centímetros de grosor, cuando se durmió yo se lo quité y en la oscuridad del cuarto me di a la tarea de introducírmelo en mi gruta ya lubricada:

"¡Ah si!... ¡rico!... ¡que bien!", recuerdo que dije cuando veinte centímetros entraban y salían de mi cueva de adolescente, cuando todavía no me había follado Choclo, mi perro (leer "La Perra de mi Perro"), aceleraba y retardaba el ritmo de la metida del bate, aunque intentaba no hacer ruido, mi calentura era tal que no podía contener mis quejidos de placer, así mi sobrino de dos años se despertó.

"¿Qué edtá ciendo?", me pregunta, en su lenguaje infantil.

"Nada, estoy...gozando...¡mmm rico! ¡como gozo!", le contesté, presionando aún mas aquel bate hacia mi útero, estaba forzando mi vagina al máximo, sin saber que la estaba preparando también para mi primera verga viva, unos días después: La de mi querido perro. Carlitos, mi sobrino, se acercó en la penumbra hacia mí para verme mejor, yo estaba sentada en una silla al lado de la cama, él estaba acostado en ella, yo con la falda arriba, con las piernas bien abiertas y con el batecito enterrado en mi concha dilatada. Carlitos se quedó tranquilo viéndome gemir de placer, entonces vio el bate.

"¡Eh! ¡Eh bate mío! ¡dame!"

"No, ya vá, deja que termine, ¡ay sí! Que rico tu batecito! ¡uff!."

"¡No! ¡dame ya!".

"¡Cállate pendejo! Me llegan los jugos! Estoy...¡coño!"

"¡Nooo! ¡dame! ¡Dameeeee!"

Aceleré el ritmo de la metida y sacada del bate, mientras frotaba mi clítoris, mis fuertes gemidos producto del descomunal orgasmo que me estaba viniendo coincidieron con los gritos y lloriqueos de mi sobrino pidiendo su juguete, quedé un poco turbada y Carlitos aprovechó para sacarme el bate de mi totona con su manito, casi soy sorprendida por mi cuñada, cuando entra al cuarto al tiempo que me paro de la silla rápidamente, acomodando mi falda.

"¿qué te pasó? ¿qué pasa aquí?"- pregunta mi cuñada.

"Edta Susana tá gozando", acusa el niño.

"Si, esta muérgana siempre está gozando a costillas tuyas mi amor", indica la madre, dándome una mirada de reproche y cargando en brazos a su hijo. Lo de "gozando" ella lo interpretó como alguna maldad o travesura que por jugar suelo hacerle a mi sobrinito, menos mal, porque en ése momento sentí que se me salía el corazón. Mariana, mi cuñada –ahora excuñada- tenía una fina de blusa de seda gris que le dejanba la espalada descubierta, cuando Carlitos estaba en sus brazos el bate tocó su espalda, "¿dónde metistes ese bate Carlitos? Está todo mojado", pregunta ella, tuve que contener mi risa.

Al darme la espalda Mariana, Carlitos se asoma por su hombro derecho, sacándome la lengua, yo le replico sacándole la mía y subiéndome la falda para que vea mi almeja trajinada, todavía rezumando los jugos de mi abundante corrida provocada por su batecito de béisbol.

Mmm...¿qué otra cosa? A ver...el mango de las escobas, velas, lápices, un tubo metálico, zanahorias, el mango de un secador de pelo, una berenjena, mazorcas... una mazorca: La primera vez que lo intenté fue sumamente rico, lo hice con granos y luego la desgrané y me metí la tusa pelada, la cual herví antes para suavizarla un poco, hagan la prueba chicas, es genial. La segunda vez no fue nada agradable. Intenté con una mazorca aún mas grande, pero, a pesar de estar bien mojada con mis jugos, no sé que pasó que no funcionó, forcé mi vulva y empujé con fuerza, el resultado es casi me la enterré toda y luego no podía sacarla, aún así, halando con mis uñas mas arriba de donde tiene los pelitos logré extraerla con violencia, el resultado fuñe un intenso dolor en le interior de mi vagina, había quedado dilatada como cuatro y casi no podía caminar, parecía un muchacho cuando le dan una patada en los testículo o cuando los tiene inflamados.

Aquello fue una pesadilla que no se la deseo a nadie. Durante varias noches el dolor no me dejaba dormir. Lloraba en silencio para que Ariadna, mi hermana, que comparte el cuarto conmigo, no se despertara, no tenía a quien acudir, nunca tuve la suficiente confianza con mis hermanas como para comentarle esto y no podía decirle a mi tío, seguramente me castigaría con severidad, no podía ir a un médico sola, tenía que ir con un representante y además ¿qué le iba a decir cuando me preguntara? La vergüenza sería para morirme en el acto.

Desesperada, acudí a lo que me quedaba: Los consejos de mis cyberamigos. Internet, descubierta por mí hace poco ha ejercido una influencia muy importante en mi vida y coincidió esto con mi etapa de exploración sexual. Por fin, fue mi amiga, Tibisay Cardoza, la misma que me ayuda a preparar mis experiencias para ustedes- ella misma ha tenido vivencias fuertes, leer "Fiesta en Tasajera"- quien me proporcionó la ayuda que necesitaba. Sin siquiera conocerla en persona , logró conectarme con una doctora en Cagua- no diré su nombre- tan cachonda como yo, y sobre todo tan profesional que me dejó gratamente impresionada.

Me metió mano en la cuchara, vio lo trajinada que estaba, hizo algunas bromas al respecto, me enseño un consolador de uso personal -es la primera y única vez que he tenido uno de estos en mis manos- me dio un diagnóstico ("Vulvovaginitis", inflamación e infección interna provocada por un desgarre en la pared vaginal, probablemente ocasionada por una partícula entre los granos de la mazorca), me dio el tratamiento, me dio incluso algunos condones y me dijo, sin cobrarme la consulta, que cuando quiera podría venir para que, juntas fuéramos una noche a gozar como buenas putas, ¿pueden creer todo esto? Lo cierto es que en un momento de desesperación la solución me vino como caída del cielo. Hasta la fecha mi familia no sabe nada de lo que tuve que pasar.

¿Mi último objeto-follador? ¡una chayota! No sé si la conocen, es un fruto parecido a la berenjena, de concha clara y cuerpo mas grueso que aquella. Ésta vez tomé precauciones: Superexcitada (puse a Choclo a trabajarme con su lengua), unté el fruto con aceite de oliva, antes lo limpié bien, le atravesé un tenedor para poder manipularlo y ¡zuas! ¡pá dentro y pá fuera! ¡pá dentro y pá fuera!

Al terminar de correrme, con la chayota en mi cuca pude ver lo sorprendente de mi cuerpo, cerca de cuatro centímetros de separación dejó la chayota en los labios de mi vulva, así que, inmediatamente intenté con algo que no había resultado antes: Se le llama "Fist fucking", o sea, meter el puño, ésa vez lo intenté y lo logré, quizás es porque mi mano es pequeña, lo cierto es que logré insertar mi mano derecha hasta la muñeca en mi tronera abismal, no hubo ningún placer en particular, sólo lo hice por experimentar, supongo que con todos estos "ejercicios" no sufriré mucho cuando tenga mi primer bebé...o intente follar con un caballo (si, confieso que lo he estado pensando, en donde yo vivo puedo conseguirlos, y también burros).

Éstas son sólo algunas anécdotas, pequeñas confesiones, si creen que he vivido demasiado, esperen a leer la segunda parte de mi recopilación de ocurrencias, si no se ponen calientes, por lo menos se asombrarán un poquito, espérenlas...