Mi madre en sus tiempos libres era costurera, y yo muchas veces me encargaba de hacer los recados, ya que no tiene mucho tiempo. Aquella tarde estaba yo aburrido en casa, había terminado de estudiar y estaba chateando un rato intentando pasar el rato cuando mi madre me mandó a que fuese a entregar una falda que había arreglado a una amiga, me dio la bolsa con la falda y me dijo que era Carolina, la mujer del mercado que tiene un puesto de frutas y es la encargada, me tenía que dar veinte pesos, me dirigí a su casa a dos cuadras de la mía. Me abrió la puerta esa señora que tantas veces me había excitado, 55 años, pero muy bien conservada para su edad. Pelo ya blanco, gafas, me resultaba muy morbosa, además era bastante adinerada, y muy viciosona ya que en la colonia tenía fama de ser zorra desde que se quedó viuda. Pero desde siempre me he sentido muy atraído hacia ella.
Hola cielo, qué guapo estás.
Hola, woaaoo siempre tan guapa como siempre Carolina, te traigo la falda que te ha arreglado mi madre, ¿Qué tal?
Muy bien, aquí estoy sola, estaba terminando de hacer unas cosas ya que tengo que salir pero antes solo me baño y lista.
Que bien que salgas, ¿y puedo saber a donde irás?
Solo saldré a dar la vuelta ya que nadie me invita a salir.
Me ofrecí a proponerle que por qué no íbamos al cine a ver una película y luego a tomar algo. Se quedó un tanto extrañada pero creo que enseguida adivinó, que yo, aquel chico inocente que ella conocía desde que yo tenía 5 años, ya no era un niño, yo ya estaba hecho todo un hombre. Aceptó gustosamente no con cierto reparo por si alguna amiga la viera con un jovencito de 21 años recién cumplidos qué iban a pensar. Le dije qué quería ver, eligió ella la película (la verdad es que la película me importaba más bien poco, lo único que en mi mente cabía era la oportunidad de cumplir mi sueño de calentar la cama de esta madurita que me ponía a mil por hora).
Ella se vistió, y no pude evitar acercarme a la ducha que dejó la puerta entreabierta y cual fue mi sorpresa al verla enjabonarse sus pechos bien dotados y para nada caídos a pesar de la edad, se mantenían bien firmes y jugosos. Empezó a pasar el jabón por su panochita y seguidamente a tocarse y acariciar sus senos con una mano mientras con la otra se tocaba la vagina inclinándose un poco e incluso creo que se estaba metiendo un dedo en el culo. No pude evitar sacar mi verga de los pantalones y pegarme masturbarme, aunque no llegué a terminar, lo cual fue peor porque estuve caliente durante toda la tarde. Se visito y se puso elegantísima. Bajamos al garaje donde cogimos el carro y nos fuimos al cine, era la ultima sesión la de las diez, y nos sentamos en una de las ultimas filas y viendo la película, pude ver como a través de los destellos de luz se marcaban unos pezones duros a través de su blusa blanca y se podía ver de reojo su seno izquierdo puesto que no se había puesto sujetador, la verdad es que sus tetas aguantaban bien sin sujetador.
Al terminar la película la llevé a un bar, donde nos tomamos unas copas, y le empecé a tirar los perros de manera más descarada diciéndole lo guapa que era y que tenía un cuerpo realmente precioso y que se conservaba demasiado bien para tener la edad que tenía.
Pero qué dices... si ya estoy casi hecha una abuela
No digas tonterías, si estás en la flor de la vida, a mí me encantas
La saqué a bailar, y bailamos agarrados una canción lenta, empecé a bajar lentamente la mano y tocar disimuladamente su culo, mientras me acercaba ya con mi verga erecta y dura hacia su entrepierna, se dio la vuelta y no pude evitar restregársela por el trasero a través de su falda, y ver cómo ella sacaba un poco más el culo en señal de aprobación.
Nos fuimos a su casa, pues era un poco tarde y ella ya estaba algo bebida, no había tomado más que dos Martinis con limón y yo dos whyskis con coca-cola pero se ve que se le subieron enseguida. En el coche, no pude evitar meterle mano en el semáforo y tocar sus preciosos muslos a través de sus pantys negros y acercarme y empezar a besarle su cuello al tiempo que la dije:
Llévame a tu casa o a un hotel o a donde sea, porque te lo voy a comer todo y quiero que tengas el mejor orgasmo de tu vida.
En su casa no podíamos ir porque se supone que su hijo ya había llegado puesto que estaría cansado en cuanto saliese de la pizzería donde trabaja.
Así que decidimos ir a un hotel que ella conocía donde le reservaron una habitación, cuando llegamos mis sospechas se confirmaron, no era un mal hotel en absoluto, subimos a la habitación y yo me pedí una copita pequeña de whyski solo, nos empezamos a besar frenéticamente, mientras Carolina se quitaba la blusa dejando al descubierto unas maravillosas tetas (36-B), no muy grandes pero estaban muy bien, su piel era suave, tersa, con la madurez que a mí me encanta, empecé a deslizar mi lengua desde su cuello hacia sus pechos, esos pezones de un tono oscuro palpitaban mientras yo los recorría con mi lengua. Le quite la panty y empecé a hacerle un buen trabajito en su panochita caliente que ya chorreaba flujos y daba claros síntomas de estar excitada, recorrí todos los pliegues con mi lengua, mientras notaba su calor, sus palpitaciones, me desnudé y comenzamos un 69 alucinante que me transportó al séptimo cielo, hasta que con lo cachondo en que estaba todo el día me tuve que correr porque no aguantaba más... me corrí sobre sus pechos. En seguida volví estar a tono y después de ver desaparecer mi miembro entre sus labios. Decidí que mi verga no podía esperar más y tenía que entrar en esa cueva cuanto antes.
¡Métemela! suplicaba.
Y así fue empecé a acomodarme para meterme dentro de su cueva, y el mete y saca duró un buen rato hasta que nuevamente me corrí en su abdomen. Lo hicimos de nuevo tres veces más, la sodomicé y me pasé horas y horas comiéndome su conchita que tanto me excitaba desde mis quince años. La verdad terminé exhausto.
Espero sus comentarios y si quieres ser tu la siguiente en disfrutar de esto, solo escríbeme, espero lo hagan mujeres de 18 a 50 años y parejas pues quiero participar en un trío, mi mail es chilango_hot@hotmail.com