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Pili y el sandwich

en Hetero: Infidelidad

Pili, después de su primera infidelidad, repite con estos dos nuevos amigos, quiere conocer mas cosas del sexo.

 

Hola Pili, ¿qué tal estas dos semanas?, ¿ya te olvidaste de nosotros?, claro, dos semanas sin noticias es mucho tiempo después de estar juntos solo unas horas.

Fran y Nacho, después del primer encuentro habían tomado un tiempo para decidir que hacer con aquel bomboncito que había caído en sus manos. No todos los días aparecía una chica, casada, con un marido navegante y además con ganas de disfrutar del sexo. Habían cambiado opiniones varias veces por teléfono. Nacho pensaba en quedar con ella otra noche y ponerle el punto y final, Fran veía mas posibilidades, estaba interesado en saber hasta donde podía llegar aquella preciosidad de criatura, cuanto quedaba por enseñar, cuanto quería de verdad Pili aprender, hasta que punto estaría dispuesta a llegar en sus juegos. La mente de Fran, mas inquieta que la de Nacho y sobre todo mas morbosa y lujuriosa pensaba que habían encontrado una mujer con unas ansias de aprender y de experimentar como nunca había conocido y estaba dispuesto a llegar hasta el final. Había que ponerse de acuerdo, llevaban tres años con aquel pisito en Palavea, lo costeaban a medias, agua, luz, limpieza, comunidad, etc, aunque últimamente era él el que menos lo utilizaba, su trabajo empezaba a darle mas quebraderos de cabeza y de absorberle mas tiempo, pero Pili le parecía que merecía la pena arriesgar un poco más.

La respuesta de Pili apareció en la pantalla pasados unos 15 minutos, estaba muy liada con el trabajo, no tenía tiempo, pero por la noche si quería podían chatear un rato. A Fran le pareció perfecto, quedaron a una hora, a partir de las once pero no se quedarían hasta muy tarde, al día siguiente salía de viaje para León y no quería salir desvelado. En el supuesto que alguno de los dos no pueda por las circunstancias que surjan, avisar por correo y poner nuevo día y hora para hablar. Nacho acepta tener uno o dos encuentros mas con Pili pero no se opone a que si Fran quiere seguir o si prefiere que no intervenga en ningún otro encuentro, no tiene inconveniente en dejarle el camino libre a su cuñado. Si al principio fue Nacho el mas interesado a Fran le parece un poco extraño que ahora no quiera seguir con aquel bomboncito, bueno, ya es mayor de edad y que haga lo que quiera. A Fran le gustaría que al menos en otro encuentro si estuviera, tenía interés en ver como respondía Pili en un sandwich.

A las once y diez minutos en la pantalla de Fran aparece el nombre de Pili como conectada, después de los primeros saludos, de enviarse los primeros besos cibernéticos, comienza una conversación en la que van recordando lo pasado la noche anterior en el piso, como se sintieron, que le pareció a Pili lo vivido, si había quedado contenta, si tenía ganas de repetir la experiencia. A todo fue respondiendo que si, que había sido una maravilla, que había disfrutado como hacía tiempo no lo había hecho, que eran dos expertos maestros en el arte de hacer disfrutar a una mujer, se notaba no era la primera vez que compartían amante, su complicidad en ciertos actos, en ciertos momentos, en como tener ocupada la mente y el cuerpo de la dama en todo momento, como hacerla llegar hasta el séptimo cielo. Por la forma de expresarse, Fran deduce que hay que repetir, que hay que volver a juntarse los tres y , desde luego aquella niña tiene ganas de seguir, no una vez. sino las que se propongan. Jejejeje, como dejar pasar una oportunidad como esa, como dejar que aquel tesoro se escape para que una vez descubierto el sexo fuera de la pareja, una vez cometida la primera infidelidad, sea otro y otros los que disfruten de aquella sexualidad tan abierta y con ganas como dice ella misma llegar al séptimo cielo. A las doce y media se despidieron, la cita sería el martes de la siguiente semana a las ocho y media en el piso, directamente, sin perder el tiempo en tomar unas cañas, se podían tomar en el piso y desde luego mas cómodos que en el bar, mas íntimamente cómodos.

Fran envió a Nacho un mensaje para decirle en lo que había quedado con Pili, le explicaba someramente la conversación mantenida y desde luego confirmaba su intención de seguir con aquella relación bastante mas, hasta donde se pudiera llegar una vez puestos los límites por parte de los dos. Hablaba ya de dos, daba por hecho que se quedaría solo en aquella aventura. Aventura que en principio parecía emocionante, con poco riesgo y con gran placer.

Pili era ardiente, tenía ganas de disfrutar de la vida, de vivir una sexualidad plena, pero su marido, por el trabajo, por su carácter, por su temperamento no satisfacía las necesidades que ella demandaba y de alguna forma tenía que llenar ese vacío creado en su interior. No quería ataduras, no quería ninguna relación que la llevara mas allá de un mero placer sexual, no quería buscar un amante que ocupara parte de su mente y la pusiera en una situación de tener que decidir uno u otro lado. Fran y Nacho eran casados, estaban felices con sus esposas, pero eran un poco libidinosos y esto les hacía buscar nuevas experiencias de vez en cuando. Justo lo que ella necesitaba en aquel momento, amantes ocasionales, que le dieran sexo, placer, satisfacción, olvidar las noches de deseo no satisfecho pero nada más, ni una preocupación, solo ser discreta para que su suegra, siempre ojo avizor no la descubriera ni sospechara nada. No fuera que las disculpar por ser demasiado frecuentes no fueran creíbles.

Esa noche no durmió en exceso, estaba nerviosa, excitada, deseosa de que el martes llegara y las ocho y media cayeran en el reloj para ver que sorpresa le iban a dar sus dos amantes, porque estaba segura volverían a estar los dos. Eran dulces, cariñosos, buenos amantes y desde luego preocupados de sus deseos y de hacerla llegar a tocar el cielo con las menos en el momento de los orgasmos. Que pasara pronto la semana, que llegara pronto el día, que se acercara la noche.

El fin de semana ya buscó la disculpa, fue a comer el domingo a casa de sus suegros y comentó de pasada que el martes salía con las amigas del trabajo, una de ellas estaba de cumpleaños, como era casada, el fin de semana sería para celebrarlo con su marido e hijos, pero el martes tenía vía libre para divertirse y habían quedado para ir a cenar y luego a tomar una caña, así podrían hablar de sus cosas, cotillear, criticar a sus maridos, a sus jefes y a todos los que no estuvieran presentes. Se lo creyeron, claro, no había motivos para no hacerlo. Era una historia muy verosímil.

A las ocho y media llamó al timbre, una voz que identificó como la de Nacho contestó y abrió la puerta de la calle, subió las escaleras, iba nerviosa, mas que la primera noche, iba con ganas de disfrutar, pero sin saber lo que iban hacer, nada le habían contado, nada le habían insinuado. Se había vestido para la ocasión, sujetador negro de encaje y con transparencias, tanga de hilo dental y con transparencias, mas bien transparencia en singular, no había espacio en la diminuta telita para mas de una.

Encima una camisola negra también con transparencias y falda hasta la rodilla pero con botones delanteros, los cuales mientras subía la escalera los había desabotonado hasta la altura de la ingle, con lo cual, si daba largas zancadas dejaban visible su ropa interior. Se había cambiado en el coche, no podía ir a trabajar de aquella forma, ¡Jesús, que dirían sus colegas!, había que ser más discreta, pero la ocasión merecía el sacrificio de la incomodidad de cambiarse en el asiento del coche sin levantar grandes sospechas. Llamó al timbre de la puerta de acceso a la vivienda y fue Fran el que apareció detrás de la puerta, la miró de arriba a bajo, hizo un gesto de aprobación, sin dejarla pasar, en el rellano le abrió la falda para ver lo que había debajo, en ese momento una vecina salió de una de las viviendas contiguas, vio claramente lo que estaba sucediendo, como le levantaba la falda a aquella chica, ella misma comprobó el color y la forma del hermoso tanga que llevaba puesto, el color blanco de la piel sin un solo bello alrededor de la prenda íntima, lo cual indicaba que se había rasurado.

Fran mantuvo la falda levantada, sin moverse de la puerta para que Pili pudiera pasar, la hizo exhibirse delante de la vecina, la miró con fijeza a los ojos mientras la obligaba a aquel espectáculo, fueron unos segundos eternos, mientras la vecina sin darse prisa, sin quitar la vista de Pili, de su cara, de su tanga, sus miradas se cruzaron, una sonrisa de desprecio le pareció intuir en aquella mujer. La estaba tomando por una puta, la estaba identificando mal, ella no era una mujer de la calle, no se acostaba con los hombres por dinero, pero como se lo explicaba, se puso roja, miró a Fran con rabia, hizo ademán de querer entrar en la casa pero la mano de este la retuvo unos segundos mas, hasta que aquella mujer inició el descenso de las escaleras, cuando llevaba unos pasos bajados volvió la mirada atrás para ver de nuevo la cara de Pili, como si quisiera fotografiarla, quedarse con "su cara". La rabia crecía en su interior, estaba a punto de estallar, estaba pensando con rapidez y la decisión de darse media vuelta y bajar la escalera estaba ya en su mente cuando su anfitrión dio un tirón a la falda y la hizo entrar en casa de dos zancadas. Se miraron a los ojos, los de ella llenos de rabia, con ganas de darle un bofetón por lo que había hecho, los de Fran saltones, alegres, traviesos, tenía una sonrisa de oreja a oreja, había puesto a su chica en una situación de prueba y la había superado.

Le dijo que estaba guapísima, que había escogido la ropa ideal, era una preciosidad con aquella falda hasta la rodilla pero abierta hasta dejar todo a la vista, la camisola transparente dejando entrever un sujetador que dejaba adivinar unas sombras en los pezones, uhmmmmm, estaba como una diosa para ser disfrutada. La aparición de Nacho con unas cervezas en la mano la hizo tranquilizarse, no le tenía miedo a Fran pero el hecho de haberla exhibido como lo había hecho en el rellano la había incomodado un poco. Pasaron al salón, se acomodaron en los sofás, Nacho solo en uno, Fran y ella en el otro, tomando las bebidas y comentando cosas banales de la semana, del trabajo y otras cosas sin importancia, fuero volviendo a Pili a la tranquilidad, ya le pediría explicaciones de porqué había hecho aquello, pero eso sería mas tarde, ahora empezaba a pasar por su mente lo que le harían aquellos dos mozos esa noche.

Pensaba en cuantos orgasmos podría tener, que intensidad tendrían, se estaba poniendo muy malita ella sola, su mente la estaba llevando a un estado de excitación un poco precipitada, no había empezado la juerga y ya estaba con su sexo húmedo y deseosa de jugar, de abrazar, de besar, de desnudar, de..... de todo, todo, pero ¿cuándo?. Salió de dudas en seguida, el local se llenó de una música dulce, lenta, agradable, sensual y la mano de su compañero de sofá la invitó a bailar. Aceptó y en unos segundos se vio entre sus brazos, ella le rodeó el cuello, acercó sus labios para darle un beso en el cuello, por su mente pasó la idea de darle un mordisco por lo mal que lo había pasado en el rellano, pero lo pensó mejor y se dejó llevar por el placer que la empezaba a invadir, sintió otras manos que acariciaban se espalda, ya eran cuatro manos, uhmmmmmmm, sus dos amantes entraban en acción, desde atrás alcanzaron sus pechos, los botones de su blusa fueron cediendo ante los dedos expertos de su amante de retaguardia, luego el sujetador, al fin sus pechos estaban desnudos, las bocas de sus dos amigos le estaban recorriendo la espalda y el vientre, Fran se había arrodillado delante de Pili y besaba su vientre, su ombligo, acariciaba sus muslos, acercaba poco a poco sus manos a su pelvis, a su triángulo dorado, había recortado el pelo aquella misma mañana antes de salir para el trabajo. El triangulito de cabello estaba apuntando justo a al vértice superior de su sexo.

Nacho empezó a besarla desde la nuca, bajando por su espalda, fue recorriendo una a una las vértebras, caricias, mordiscos, besos, pellizquitos, arañazos suavecitos por toda su piel. Los ojos cerrados, solo sintiendo el momento. Dos bocas, cuatro manos, todo para ella, todo para su deleite, todo para disfrutar, todo para hacerla subir al sétimo cielo. Los dedos de Fran entraron en contacto con su sexo, rondaron sus labios, se mezclaron con su bello pélvico, se enroscaban, daban ligeros tirones, rodearon la entrada de su tesoro, acariciaron los alrededores de su botoncito, de su centro de placer. Estaba empezando a sudar, sus dos amantes no paraban de darle mas y mas sensaciones placenteras.

Alos pocos minutos estaban los tres sobre la cama, ella boca arriba, uno a cada lado, uno con cada pecho, dos manos en su sexo y su culito. Empezaban a preparar el terreno de juego. Estaba claro que no iba a quedar nada sin ser penetrado, sin ser taladrado. Su mente estaba por delante, soñaba con ser penetrada por los dos a la vez, soñaba con sentirse el jamón y el queso del sándwich. No iba a tardar mucho en probarlo, los acontecimientos se estaban precipitando, no iban demasiado rápidos, no, iban a su tiempo, pero ella estaba ya con la mente solo preparada para sentir el máximo placer y a veces las caricias, los movimientos que sus amantes hacían despertar a la realidad. Nacho estaba acotado a su derecha, la abrazó y la colocó encima, Fran seguía acariciando su cuerpo, ahora era él el que estaba a su espalda, solo pensó si sería esa la forma en la que iba a ser penetrada, si sería ya en aquel momento, cerró lo ojos y esperó que empezara.

Nacho con un movimiento de su mano acercó su pene a la entrada de su sexo y de un solo empellón introdujo la totalidad de su miembro en su interior, de su garganta salió un grito de sorpresa y placer, no esperaba que fuera tan brusco, solo un golpe de cadera y ella estaba llena de aquel precioso pene que la llenaba en su totalidad. Los dedos de Fran empezaron a jugar con su culito, un poco de vaselina, un dedo, dentro, fuera, dentro, fuera....., otro poquito de vaselina y de esta vez dos dedos, ya sentía en su interior como se juntaban los dedos de Fran y el pene de nacho, se acompasaron para hacer un doble movimiento de mete saca, estaba soñando, por fin, por fin iba a sentir de verdad el placer de una doble penetración.

Otra vez los dedos de su amante de retaguardia y de esta vez sintió que eran tres los que entraban y se acompasaban con los vai-venes de su amante delantero.

De pronto Fran se coloca entre las piernas de Nacho, siente una presión sobre su ano, empuja un poco y siente como va entrando su herramienta en su recto, poco a poco, Nacho afloja la intensidad y se acoplan de nuevo, ahora es Fran el que marca el ritmo para ir poco a poco ocupando mas espacio en su interior, pasan unos instantes y tiene a sus dos amantes totalmente dentro de ella, vuelve su cara hacia Fran, este le guiña un ojo y le da un beso, mira luego a Nacho, se abraza a él, cierra los ojos y se olvida del mundo, solo piensa en ella, en su placer, en sus sensaciones, en disfrutar de aquel momento, de vivirlo como algo que aunque se vuelva a realizar será irrepetible porque en ese momento siente que de verdad esta entrando en otro mundo. Esta entrando un una nueva dimensión. Solo quiere sentir, sentir y sentir.