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El primo de obil 2

en Hetero: Infidelidad

EL PRIMO DE OBIL 2ª parte

 

Después de una horas de sueño reparador, a las 12 apareció por el salón y con cara de sueñecito y cansada mi

querida esposa, lo primero que pidió fue un café bien cargado.

-¿Qué tal estas dormilona?

-Cansada, muy cansada, ha sido una noche muy agitada, casi ni un minuto de descanso, es un hombre inagotable,

pero ha sido una noche plena. Tráeme un café bien cargado y te cuento, si quieres que te lo cuente, claro.

-Por supuesto que quiero oírlo, y lo más detallado posible, faltaría mas.

Fui a la cocina, preparé dos cafés, uno bien cargado y me dirigí al salón en donde estaba mi esposa mirando uno

de los pecho y pasando los dedos suavemente por encima del pezón. Me miró con una sonrisa y un gesto de que

le dolía un poco. Supuse que se los apretaría un poco, pero era algo que a ella le encantaba.

 

-Toma un cafelito cargado y dime, ¿cumplió las expectativas Omar, lo esperado más o menos?

-Ufffffffff, como ten contaría, desde luego que ha cumplido, yo creo que más de lo esperado, supera a Obil un poco,

en todo, ya vista las fotos que te enviamos, en las primeras se ve lo que lleva entre la piernas, pero sobre todo, no es

el tamaño, que ya de por sí es impresionante, sino como lo adorna todo. La fama es merecida, pero siéntate y ponte

cómodo y te cuento con detalle y por favor, hoy no follamos, mañana, lo que quieras, pero hoy estoy dolorida.

 

-O sea, ¿hoy me toca una alemanita?

 

-No hombre, algo haremos, pero improvisando, porfa.

 

-Vale, cuenta pues, pero con detalle, desde el principio, desde el beso que os disteis cuando te subiste a su coche.

 

-Ya me imaginaba que lo querías punto por punto, pues lo vas a tener, pero va a ser largo.

 

-No te preocupes amor, tenemos dos días por delante, jejeje. Hoy solo me cuentas y mañana ya recordamos algunas

cosas, por si acaso, aunque no será lo mismo, porque no tengo aquello que vi en las fotos, pero le echaré imaginación.

 

Como viste, empezamos ya en el coche, nada más subir al coche, me estaba esperando con los brazos abiertos,

nos dimos un beso, yo esperaba que cortito, pero abrí ligeramente la boca y su lengua entró hasta la campanilla,

sus manos, una en la nuca para que no me separata y otra calibrando mis pechos. Yo tampoco perdí el tiempo,

acaricié su espalda y bajé una mano a su entrepierna, estaba en reposo, pero lo que encontré me dejó casi

temblando, era enorme, no quise pensar nada, porque si me ponía a imaginar como sería erecta, escaparía a

toda velocidad. Cerré los ojos y disfruté del beso y de sus caricias en mis pechos.

 

Me sorprendió al llegar al motel, había reservado habitación para toda la noche. Cuando llegamos arriba le dije

que se había pasado el reservar para toda la noche y me dijo que ya veríamos, la información que le había pasado

Obil era que yo era un mujer con mucho aguante y él no quería ser menos que su primo.

 

Había un música suave y muy romántica, eran las primeras horas de la noche y debe ser para que la gente se

anime, luego fueron subiendo el volumen y la intensidad con temas más movidos y estridentes. Me abrazó y nos

dimos un nuevo beso, esta vez ya más entonado, si cabe, que el del polígono. Sus manos ya bajaron a mi culo,

levantaron la falda y encontraron mis nalgas al descubierto, metió una mano dentro del tanga y fue bajando hasta llegar

al triangulito que dejé, tiró con suavidad del pelo y sin dejar de meterme la lengua hasta media garganta, siguió hasta

llegar a mi clítoris, lo acarició con suavidad y metió un dedo en mi coño, ya estaba mojadito, estaba ya un poco

caliente. Estar entre sus brazos, sentir sus músculos del pecho, tocar su culo, todo musculo, sentir como se empezaba

a poner tieso su miembro, me estaba empezando a hacer efecto, claro que también pensaba que si a esas alturas ya

estaba así, ¿cómo sería el resto de la noche?.

 

A los pocos minutos yo estaba ya desnuda encima de la cama, le había sacado solo la ropa de cintura para arriba,

su cuerpo era como el de un atleta, con una musculatura perfectamente definida, totalmente depilado, se notaba

que pasaba por el gimnasio de vez en cuando. Me peguntó mientras me daba besitos por el cuello si me gustaba

las caricias suaves o con cierta presión, Obil le había dicho que no siempre me gustaba lo mismo, que a veces me

gustaba un poco de presión. Le dije que para empezar fuera muy suave, luego ya veríamos a lo largo de la noche

si podíamos subir la intensidad.

 

Me colocó atravesada en la cama, mi culo en la orilla, se pudo de rodillas en el suelo y empezó una comida de coño

maravillosa, tengo que decir que en ese aspecto no te supera. Tiene una lengua estupenda, pero no llega a tu nivel de

precisión en cuanto a lamer, chupar, apretar con los labios, hummmmmmmm, era bueno, pero no tanto, aún así estuve

a punto de correrme, pero le aparté la cabeza antes de llegar al punto final, no quería correrme a la primera, quería

disfrutarlo un poco más. Acostada tal como estaba, se subió encima y me la puso en los labios, dios, ahora si que la

vi con toda la intensidad, ahora si que la pude comprobar, era enorme, pero enorme, más grande que la de Obil pero

sobre todo lo que me impresionó fue el tamaño del glande, lo que sobresalía , Me pareció una seta, la forma de un

boletus edulis a medio crecer, si no fuera porque el tamaña era el doble o el triple, enorme, me asusté un poco, Omar

lo notó y me dijo que no había problema, que sería muy suave en la penetración, que ya vería como la disfrutaba con

ganas. En esa mamada fue cuando le pedí que sacara unas fotos con mi teléfono que luego te envié en el primer descanso

que hicimos.

 

Mientras se la chupaba, lo que podía, me fue metiendo un dedo, luego dos, luego tres en el coño. En el borde de la cama y

él en el suelo, de rodillas, me la acercó a la entrada, jugó con ella, arriba y abajo, yo veía el cielo y le pedí que me la metiera,

pero poco a poco y con cuidado. Me dijo que si me dolía, se lo dijera, pero yo la quería dentro, ya, no sabía si toda o solo

mitad, pero quería sentirla dentro.

 

Empezó a meterla, despacito, muy despacito, estaba claro que sabía como hacerlo, fue empujando, más bien, animándome

a que fuera yo la que me fuera acercando y así fueran mis movimientos los que consiguieran que aquella barra de carne

caliente fuera entrando poco a poco en mi interior. Me acariciaba los pechos son suavidad, me daba besos en la boca y en

el cuello y poco a poco, sin darme casi cuenta, la tenía casi toda dentro, empujó un poco y la sentí en el fondo, noté que

había llegado al máximo de capacidad de mi cuerpo, pero no debía ser así, porque dio otro empujoncito y noté como

sucuerpo de pegaba al mio, sus huevos rozaban mi culo, lo cual era indicador que lo tenía todo dentro. Cerré un momento

los ojos para sentirla, apreté con mis manos su culo para que no lo moviera, se dio cuenta de lo que quería y haciendo una

suave presión continua, se quedó sin retroceder. Me susurró al oído que no se movería, que me dejaría un ratito así para

que dilatara lo suficiente y me acoplara a su medida. Después inició un movimiento muy lento de delante atrás, pero sin

sacar más de mitad de su polla de mi coño, eran movimientos lentos, pero con un empuje final, para meterla hasta la

empuñadura, una y otra vez. Cuando mi coño se adaptó a la medida, empezó a dar embestidas un poco más fuertes, no la

sacaba de todo, pero notaba como su glande, esa cabeza de seta, rozaba todos los pliegues de vaginales al entrar y salir.

Empecé a notar un cosquilleo interior, un placer que empezaba desde los labios exteriores, muy dilatados y el fondo de

mi vagina. Un placer que iba en aumento, poco a poco, que me hizo cruzar las piernas detrás de su culo para que no saliera

y de vez en cuando, apretaba para que el empuje final fuera más fuerte.

 

Me miró a los ojos y mientras me daba unos empujones ya fuertes, me dijo que tenía razón su primo, que le había dicho

que yo era muy puta, pero muy puta y que tenía un aguante tremendo. Pero por lo que estaba viendo, era mucho más que

eso, era una viciosa de las pollas grandes y de las folladas extremas. Mi cara era de puro placer y mi cuerpo le estaba

indicando que quería más y más. Iba a ser una noche espléndida. Me dijo que me pusiera a cuatro patas, él seguía en el

suelo,se puso de pie y me la metió casi de un solo empujón, de mi boca salió un grito, ni yo misma se si fue de placer o

de dolor o de la combinación de las dos cosas, el caso es que vi otra vez toda la galaxia, empezó a empujar con fuerza y

de pronto, plasssssss, una palmada en el culo, no me dolió, pero me cogió de sorpresa y tras esa otra y otra. No eran

fuertes, pero las hacía coincidir con la llegada de su polla al fondo de mi coño, fueron cinco o seis, estuvieron a punto de

hacerme correr, pero conseguí retrasar el orgasmo, quería disfrutar un poco más de so follada. Su mano derecha cogió mi

teta derecha y la manoseó, la apretó un poco, un gemido tras otro salía de mi boca, cogió el pezón y lo apretó con dos dedos,

me hizo ver las estrellas y eso si no pude controlarlo, el orgasmo llegó como una explosión, se que grité, se que temblaba

y me caí de bruces en la cama, solo sentí un tremendo empujón de Omar que me proyectó al otro extremo de la cama.

Había sido un orgasmo intensísimo, y además imprevisto, no contaba con él.

 

Omar quiso seguir follándome, yo acostada y él desde atrás, pero le pedí que me dejara respirar un momento, que era el

primero y quería descansar, ya vendrían más y ya veríamos como.

 

Me levanté y fui al baño, me mojé la cara y me lavé un poco el coño. Volví a la cama, estuvimos hablando un rato,

de lo que más le gustaba, de lo que más me gustaba y en ese descanso te envié las fotos que me había hecho, por cierto,

cuando vi la foto de su polla encima de mi cabeza, me asusté, como era posible que todo aquello hubiera entrado en mi coño.