Estamos tumbados sobre la cama del motel, tu estás boca abajo, mostrando al aire tus preciosas y tentadoras posaderas, yo tumbado junto a ti, acaricio tu espalda, bajando hacia tu cintura, recorro tus contornos, me deleito con la suavidad de tu piel, acaricio tus muslos, primero por su parte posterior, luego por la parte interior, al sentir mis caricias separas levemente tus piernas, invitándome entre gatunos ronroneos a seguir con mis caricias en dirección a tu húmedo manantial de placer.

Tu cabeza reposa sobre tus brazos, vuelves tu cara hacia mi y puedo contemplar la expresión de placer que tiene tu rostro, tus labios, humedecidos, me piden un beso. No se lo niego. Sigo acariciando tus sensuales curvas, deleitándome con tu culo.

Te colocas de costado. Ahora estamos los dos de costado, frente a frente. Tus pezones están erectos, acaricias mi cara, mis labios, beso tus dedos, que a continuación deslizas sobre mi cuello, mi pecho, mi abdomen, hasta que llegan a mi pene, palpitante, ardiente de deseo.

Lo acaricias con ternura, con mimo, con mucha suavidad, desde el tronco hacia el glande y al tronco de nuevo.

Me acerco a tu oído y te susurro:, "eres deliciosa" "me encanta como me acaricias".

Me volteo y del cajón de la mesita de noche, cojo una suave crema hidratante de suave y agradable olor.

Unto con ella tu espalda, tu culo, tus piernas….

Ahora tu cuerpo brilla con la tenue luz de la habitación, mis manos resbalan sobre ti. Mi polla late en tu mano.

Mis dedos untan tu ano de crema.

Ya he descubierto mis cartas. Quiero romperte el culo.

Te adelantas a mis deseos y me pides en un susurro: "empálame con tu verga" Es igualmente sorprendente y excitante oirte pronunciar unas palabras tan rudas en un susurro. Es como una confesión.

Me incorporo. Me coloco tras de ti, agarro firmemente tus caderas, elevándolas hasta colocar tu hermoso trasero en pompa, listo para ser penetrado.

La visión de tu sensacional pandero me pone a dos mil, el brillo de tu piel, y la temperatura que no para de subir ponen más duro si cabe mi miembro.

Tus deseos son ordenes para mí. Coloco mi glande junto a tu ano, al notar el contacto te estremeces ligeramente.

Dibujo círculos con mi glande en torno a tu estrecho orificio, haciendo aumentar tu deseo.

Finalmente coloco la punta sobre tu asterisco e introduzco lentamente mi glande, tú empujas hacia atrás impaciente, quieres tenerlo dentro ya. Quieres sentirlo. Cada vez entra más. Sale y entra, suavemente, delicadamente.

Mis manos buscan tu clítoris, tus pechos.

La penetración es más profunda a cada embestida, tu coño chorrea sobre tus muslos, mis huevos ya tocan contra tu rajita.

Te mueves haciendo aumentar el ritmo.

Jadeas

Gimes

Sudas.

El sudor también recorre mi frente, mi espalda, mi pecho.

Aumentamos el ritmo y la profundidad, vamos a llegar al mismo tiempo. Lo presentimos, el ritmo aumenta, es casi frenético, mi polla entra y sale de ti, a veces incluso llega a salirse del todo, pero estamos tan empapados de nuestros fluidos que no es complicado introducirla de nuevo en su sitio.

Estamos a punto de alcanzar el orgasmo simultáneamente, tus piernas comienzan a flojear.

Las embestidas aumentan su cadencia….

Una explosion de mi pene descarga toda su leche en tu interior al tiempo que tienes un orgasmo que te hace aullar de placer.

Tus piernas ceden y te desplomas bajo mi peso, me sientes aún dentro de ti, quemándote por dentro, nuestra respiración es entrecortada, jadeamos, sudamos, pero no nos apartamos el uno del otro hasta después de haber recuperado un poco el aliento.

Saco mi polla de tu culito con un pop, que viene seguido de un hilillo de leche que sale de tu ano y baja hacia tu rajita.

Sacas fuerzas de flaqueza para volverte sobre ti misma e ir en busca del artífice de tu orgasmo, encuentras mi pene todavía algo erecto, lo agarras suavemente, te inclinas sobre el y besas el glande como gesto de agradecimiento por el buen rato que te ha hecho pasar….

Continuará (…y perdón por la tardanza)