miprimita.com

La virgen de las letras

en Confesiones

"la virgen de las letras"

 

Lo erótico es una mancha en el techo.

 

Favor de leer éste texto despacio. (funciona mejor).

 

"La maja desnuda", el perfil torcido de una mujer joven y victoriana que mira hacia arriba con gesto elegante, un africano antiguo y encuerado susurrando en el aire una plegaria a los hombres –no a los dioses-, una "cuna de moisés", un snoopy con un puñal atravesando su lomo, un bule, una pareja de campesinos que entre los dos cargan a su hijo muerto envuelto como tamal, un caballito de juguete antiguo, un hombre caminando por un trigal al atardecer...

...aún las recuerdo; sabía de memoria todas los dibujos color ocre que dejó la humedad y la filtración del agua de lluvia en el techo de la recámara de Da. Allí pasaba horas mirándolas y componiéndolas en mi mente mientras estaba recostado, desnudo y con el brazo completamente líquido sobre el pecho –también desnudo- de Da. mirando ambos hacia arriba.

A ella le gustaba esa posición, tenía unos pezones mágicos....

mágicos –para mi- y trágicos –para ella- (me dijo una vez)

pues eran muy sensibles, bastaba un soplo o un roce sutil para que esos botones reaccionaran con una rápida erección, situación por demás cachonda para mis ávidos y hambrientos dedos. Yo solía crearle relatos –microrelatos... jaa!- (mientras hacia la voz grave y hablaba bajito) acerca de las manchas de su techo mientras las yemas de mis dedos índice y medio se dedicaban a patinar por la extensión de su pecho desnudo, jugar con sus pezones, gozar de su sonrisa roja, trasladarse al trigal recién segado de su sexo, y a caer en paracaídas justo en las lagunas de sus ojos verdes.

Da. era una mujer de esas pocas que prefieren callar la boca y hablar con las manos mientras estaba tendida, desnuda, y concentrada en lo que yo le hacía, a veces alzaba sus brazos y comenzaba a escribir frases en el aire, sus femeninos movimientos eran tan potentes que muchas veces dejaba ese espacio de aire y vida impreso con algunas letras manuscritas que luego se desvanecían... siempre le pregunté que escribía,

nunca me dijo...

Da. tenía esa magia -de sólo algunas mujeres- de dejar tatuajes en el espacio donde estaba presente, aún cuando ya no estuviera..... era como.... como el olor del jazmín, que perfuma aunque ya no esté la flor.....

Yo iba a San Carlos, (la más antigua academia de arte en toda América) no solo para rescatarme de la gris y lineal urbanidad de ésta ciudad mexicana tan congestionada y estridente, sino también para continuar con mi historia allí, creo que ya tengo unos cuatrocientos cincuenta años siendo en ese lugar.

.. siendo.

 

Era un paraíso, el tiempo se ha quedado fijo en cada uno de sus muros, y cada puerta tiene un pasaje a otra dimensión, en ese tiempo yo subía las escalinatas de dos pisos y llegaba a un salón en el que bien podría estar El Greco trabajando , muros anchos, grandes alturas, luz cenital, caballetes mínimos llenos de manchas de pintura antigua, piso de madera crujiente y si no fuera por unas botellas de tequila y ron, dispuestas para arrancar los motores artísticos de algún alma quedada, podría jurar que estaba en algún taller de algún maestro del siglo XVII. Incluso el taller como materia era antiguo, llegaban tres o cuatro modelos, se desnudaban en el fondo, caminaban por la orilla y se postraban en un templete minimalista el cual rodeábamos, listos con papel y armados con sanguina y carboncillo para empezar a robarles el alma a las chicas en su mayoria y algun despistado modelo hombre muy de vez en cuando.

Quizás era el espacio, o el poder del lugar, pero nunca tuve un pensamiento sexual hacia las modelos, cuando pintaba me dedicaba a exprimirles su sensualidad y su feminidad, a notar contrastes, claroscuros, masas de color, a extraerles los nutrientes de sus cuerpos y escupirlos en mi papel...

Pero un día llegó Da.

Llegó inocente, sutil...

Habló con el maestro, y le dijo que era extranjera, española, efectivamente tenía buen culo, (no conozco una que no lo tenga) , una boca roja como si acabara de comer grosella, unas piernas torneadas, limpias y blancas, unos senos hermosos que aún sobre el montón de blusas que llevaba se notaban erguidos y redondos, labios gruesos, muy besables... labios pecadores que bien podrían abarcar mi p....

... alcancé a escuchar algo de Valencia, cuando sonó la campana que anunciaba el fin de "pose" y un descanso de algunos minutos, yo me quedé sentado, mirándola.... como una película muda mientras el sonido de la madera crujiendo me ayudaba a completar los diálogos entre Da y el maestro.

Fue hasta el día siguiente cuando Da. se atrevió a posar, no sé si era su primera vez o si lo había hecho antes, llego con una seguridad medio gastada con bastantes tintes de inseguridad que me dejaron en el limbo, a esas alturas yo estaba con mi sanguina lista para penetrarla y con mi papel sobre la madera listo para raptarle el alma, colocado en una posición de frente que me permitiría tener la mejor vista, pero ésta posición le daba la espalda a la española, no la ví desnudarse ni la noté acercarse, estaba afilando una roja, cuando un soplo ocre me invadió.....

De pronto giré mi cabeza y ahí estaba Da. pasando a mi costado! Y sin mentir diré que cuando lo hizo logré ver una estela de letras ondeándose atrás de ella en su camino, como la estela de espuma que deja un barco cuando rompe el agua... estaba atónito.....

Sorprendido.

Se despojó de su velo, e hizo una pose sencilla, muy plana, justo enfrente de mi, cruzó sus piernas en forma de loto –tapando su sexo- irguió su espalda recta, cerró sus ojos, enseño sus senos redondos y fuertes –tenía sus pezones erectos- y extendió los brazos con las manos abiertas como si estuviera recibiendo la gloria de dios; yo dibujaba su cuello cuando abrió los ojos y me miró de frente.

Yo tenía en mis ojos las letras que ella soltó al pasar.

Ella lo notó.

Vió directo a mis ojos.

Como buena hechicera sabía muy bien lo que me había "robado", y no me apartó la vista durante el tiempo que duró la pose, hizo cuatro más antes de terminar.

Yo dejé de pintar.

Solo la observaba.

Da. era un sueño mágico, al terminar, se levantó de una manera muy sutil, es muy difícil describirla, tan difícil como es una descripción de algo intangible, parecía que flotaba, su feminidad se desbordaba, era como una ilusión etérea de una mujer. Se hizo aire y paso a mi costado de nuevo....sin dejar de mirarme y justo en el punto más cercano sopló...

Su soplo era veneno ocre puro, penetró mis ojos, mis oidos y mi piel y se fue mero adentro, en lo más profundo de mi conciencia.

 

+ + + + + + + +

Hablé solo unos días con ella, y mis frases no rebasaban las veinte palabras, eran muy escuetas, yo me perdía en sus ojos y ella me hincaba sus colmillos oculares hasta que me dejaba seco, y eso...me encantaba.

Un día no pude más, el veneno me producía adicción y ansia, y es bien sabido que con ansia no se piensa bien; hurgué en mi costal de ideas para tener a Da. cerca de mi y decirle....o mejor dicho mirarle todo lo que le quería decir, todo lo que representaba, todo lo que me excitaba.... se me ocurrió una idea de mala calidad , producto de la mencionada ansiedad: llegué muy seco y muy directo ese día antes de que comenzara con su sortilegio de desnudarse, le dije:

-Da. tengo en mente un proyecto... y.... tu podrías ser la modelo idónea... para...para ...... posar, se trata de......

Y Da. puso su dedo índice en mi boca, y sin decir palabras me miró con un deseo enorme, su boca se puso más roja aún que de costumbre, y sus pezones se pararon. Sonrió y me dijo con la voz mas suave del mundo que hablaríamos después; yo fui a mi lugar, busqué mi sanguina y mi carboncillo, y dibujé y dibujé los minutos se me hacían horas, Da. entre sus dedos llevaba un papelito que nunca soltó, cuando terminó de posar y le cedió el turno a otra modelo pasó cerca de mi lugar y me dejó el papelito en la madera:

"yo lo sé M. Yo también. Me esperas?"

Se me desbordó la sonrisa, los ojos y de paso la polla.

El taller terminó, uno a uno los compañeros se retiraron y Da. paseaba divertida mirando y encontrándose en cada uno de los ejercicios haciendo tiempo, yo estaba completamente ocupado con una sanguina que no encontraba, unos papeles que parecían no terminar de enrollarse, y finalmente un caballete que tuve que llevar hasta la puerta porque....porque no se veía bien donde estaba. Curiosamente estaba en los menesteres del caballete cuando María –la última- salió y yo di dos pasos y cerré la puerta, la pesada y cómplice puerta....

Ya no me era extraño que -como un pase mágico- al voltear Da. estuviera de nuevo desnuda, le miré los ojos, mi ropa se desvaneció, recuerdo la sensación de sentirme Adán con mi compañera Eva cerca de un árbol de manzanas en el paraíso de San Carlos, caminé hacia ella y ella corrió divertida a esconderse detrás de un biombo, sin decir palabras...solo sonriendo, yo fui tras ella y entonces el destino puso en mi camino una pluma fuente. –¿que demonios hace una pluma fuente en un recinto de pintura?-

(Por este tipo de situaciones quizás debemos creer en el destino).

....

una pluma fuente...

...la tomé y perseguí a Eva por todos los rincones del salón mientras ella reía, miraba y hacia mover sus senos al ritmo de un vaivén marino y eterno,

-la puerta estaba cerrada- y Da. por fin dejó que su fauno con la polla bien erecta la alcanzara, la abrazara, y la comiera a besos.

(Que nutritivo es la mezcla del sexo y del peligro )

éste fauno de pronto se encontró de rodillas en el piso del taller tomando de los tobillos a Eva -recostada en una mesa- abriendo sus piernas y metiendo su lengua de textos en Da. haciéndola convulsionarse de placer y de excitación.

Hicimos el amor recargados en un caballete, después sobre un banquito, y en una mesa de nuevo, los detalles explícitos están de más... su sexo era agua pura, mi pene era fuego rojo, y mientras la poseía comencé a recoger cada una de las letras que Da. iba dejando en el ambiente, y a escribir sobre su espalda un cuento ultramarino que comenzaba en Valencia con esas sus mismas letras... mientras mi polla penetraba su feminidad, mi mano penetraba su interior grabándole un texto que se fue por sus costillas, por sus senos, por su panza, por sus muslos radiantes, por sus pies, que le dio la vuelta y acabo un poquito antes de su vagina húmeda....

Da. se dejó ese tatuaje literario dos días más hasta que la humedad y mi piel lo borraron parcialmente, luego un día la metí en la bañera, le hice el amor, y lavé completamente el relato. Salimos, la envolví en una toalla y nos acostamos en su cama mirando el techo, .... un techo que tenía unas costras ocres que dejó la humedad....

Da. : "yo también".

 

M.

 

 

Comentarios?? Errevez618@hotmail.com