miprimita.com

Mi primera vez

en Hetero: Primera vez

Todas las chicas temen por su primera vez, el dolor, la sangre... en cambio yo no. Fue algo a lo que nunca di mucha importancia, simplemente seria un polvo mas y encima puede que no muy placentero. Tenia muchas ganas de que llegase lo había imaginado un montón de veces pero nunca había puesto caras a mis fantasías. Al fin fue con un chico con quien ya me había liado mas veces y me lo había propuesto muchas veces pero yo siempre había dao un NO por respuesta.

Él era un chico de la calle, siempre metido en líos, el típico chico malo que gusta a todas las quinceañeras. Bajito y moreno de piel, pelo negro pincho, pendientes, sonrisa malvada y cuerpazo. Yo por aquel entonces tenia 16 años me lo encontré en la barra de un pub cuando yo ya iba un poco pasada de copas. Yo llevaba unos vaqueros y un niki ajustado negro que dejaba entrever mis pechos, él llevaba unos pantalones también vaqueros que le marcaban su perfecto culo de gimnasio con una camiseta que también le marcaba los abdominales negra.

Nos pusimos a hablar, el tenia novia pero eso a mi no me importo y entre trago y trago me propuso dar una vuelta. Yo acepte sin pensármelo dos veces. Nos colamos en un edificio en obras y allí nos fundimos en un apasionado beso. Yo me derretía poco a poco con sus besos mientras sus manos se aventuraban a desabrocharme los pantalones y a tocarme mis tetas. Yo me aventure también a desabrocharle sus vaqueros pero no hizo falta ya que al ver mis intenciones el de un solo tirón los desato y dejo al descubierto sus calzoncillos de los que saque su gran polla. Comenzamos a masturbarnos mutuamente yo sentía sus dedos en mi clítoris y entrando y saliendo de mi agujero y me retorcía de placer, un montón de sensaciones y pensamientos invadían mi cuerpo.

Tengo unas ganas impresionantes de follarte.

Dijo mientras no cesaba de masturbarme y lo sello con un apasionado beso, yo ya estaba al limite me temblaban las piernas apoyada contra aquella pared pero aun así dije que NO. Seguimos jugando con nuestras lenguas, el también estaba muy excitado, a mi de vez en cuando se me escapaban gemidos y ambos teníamos la respiración muy agitada. Entonces el se centro en mi escote que empezó a besar y fue bajando por mi tripa hasta llegar a mi coñito virgen. Una vez allí abajo comenzó a comerme el clítoris, sentía su lengua jugar con mi clítoris mientras su dedo entraba y salía de mi vagina, oleadas de placer recorrían todo mi cuerpo, mi respiración se aceleraba y los suspiros se me escapaban cada vez mas frecuentemente. Agache mi cuerpo para morderle el cuello y el me beso. Su boca sabia a jugos lo que me excito aun mas. Así llego mi turno, me puse en cuclillas entre el y la pared, vi como su erecta polla me apuntaba y la metí en mi boca, no me atreví a mirarle a los ojos, tenia la punta mojada sabia un poco agria pero no me importo, yo estaba muy excitada. Su polla empezó a salir y entrar de mi boca cada vez mas aprisa mientras una de mis manos tocaba su perfecto culo y con la otra le pajeaba mientras me follaba la boca.

Oooooohhhh Siiiiiiiiiiiiiii, nooo paresssss – me dijo.

Pero yo me detuve y seguimos masturbándonos mientras nos besábamos.

Date la vuelta – me pidió.

Yo me negué, pues yo seguía con la negativa de no follar. Comenzó a masturbarme con su polla, yo estaba súper excitada así que agarre su pollon y comencé a pasármelo por mi rajita. Ahora si que quería hacerlo. El roce de su verga en mi coño me excitaba cada vez mas. El me termino de quitar los vaqueros, me levanto la pierna derecha y seguimos haciendo la sierra. Entonces el me cogió también de la otra, las enrosque en su cintura y me la empezó a meter lentamente. Sentí como algo se rompía dentro de mi, pero no dolor. El placer que me producía el roce de su polla en mi coño era mayor que el dolor que sentía. Ver su cara de placer y escuchar sus gemidos que se entrelazaban con mi respiración acelerada me ponía aun mas cachonda, nos besábamos mientras el me embestía contra la pared cada vez mas deprisa. Yo ya estaba a mil y me corrí. Entonces el me bajo y termino pajeandose porque lo hicimos con la marcha atrás.

Después de vestirnos, a mi aun me temblaban las piernas. No me creía lo sucedido después de tanto tiempo esperándolo... me encanto la experiencia y hoy por hoy no me arrepiento de nada.