miprimita.com

La otra habitación

en Jovencit@s

Me desperté. Mire el reloj. Las doce. Los rayos de luz que se colaban por la ventana iluminaban un dormitorio que no era el mío. Mire a mi alrededor y desorden. De repente oí unos pasos que retumbaban en mi cabeza y vi entrar a una chica en mi habitación.

Vaya ya te has despertado.

Si – la respondo confusa, no recordaba nada de la noche anterior y me dolía la cabeza - ¿Cómo he llegado hasta aquí?

La chica se acerco a mi y se acomodo en la cama a mi lado.

-Soy Sandra.

Sandra era una chica alta y muy morena. Parecía ser de mi edad. Continuo hablando.

Yo vivo aquí, pero no pienses nada raro. Anoche llegaste con mi compañero de piso Rafa, algo así como mi novio.

Pero... – Yo seguía muy confusa.

Por su forma de hablar Sandra parecía ser una chica muy abierta y liberal.

Solo recuerdo que anoche salí a las 10 a tomarme unas copas y... nada mas.

Bueno yo tampoco conozco toda la historia – Se quedo pensativa y empezó a hablar con mas desparpajo aun que antes – te encontramos Rafa y yo en la "Elite" y nos pusimos a hablar los 3, luego yo me marche al baño y cuando volví no estabais. Tuve que volver sola a casa y mira por donde hoy me vuelvo a encontrar contigo y ¡en mi casa!.

Imágenes de la noche anterior se venían a mi cabeza.

Si me había enrollado con Rafa pero parecía que a Sandra no la importaba demasiado, lo que me confundía aun mas. Sandra me miraba interrogante hasta que por fin se decidió a hablar.

¿Vas a contarme lo que paso?

Empecé a recordar lo sucedido...

Salí de casa a las 10 para irme con mis amigas de copas. Era una noche fría pero el cielo estaba despejado. Primero fuimos a cenar y después fuimos a la "Elite". Estuve bailando, iba un poco bebida, y ¡si! Recuerdo que los encontré y estuvimos hablando. Luego Sandra se marcho al baño...

Cuéntame que paso cuando me fui al baño.

Sandra me saco de mi ensimismamiento. No me podía creer lo sucedido la noche anterior. Soy una chica bastante tradicional en cuanto al sexo y desde mi punto de vista lo de anoche fue algo sucio.

- Oye no te preocupes. A mi no me importa lo de anoche, no tenemos nada formal, puedes contármelo con total libertad.

Sandra me notaba angustiada y trataba de tranquilizarme. Se acerco un poco mas a mi y empezó a acariciarme el pelo en señal de confianza. Por fin me decidí a hablar.

Al ver que tardabas cuando fuiste al baño, tu novio me propuso venir a casa porque "supuso" que habrías venido. Ahora me doy cuenta de que lo tenia todo planeado.

Bueno en realidad tarde porque me encontré con un viejo amigo – dijo con cara de picarona.

Yo no entendí muy bien a que se refería y no me apetecía hacer muchas suposiciones porque me seguía doliendo la cabeza. Sandra continuaba acariciándome el pelo y cada vez estaba mas cerca de mi. Yo continué con mi historia.

Al llegar comprobamos que no estabas y nos sentamos a tomar algo. Pero ya sabes como son las cosas, una cosa lleva a la otra y acabamos besándonos. Sus manos empezaron a enredarse en mi pelo y a recorrer mi cuerpo. El chico me excitaba cada vez mas. Pero yo en realidad no quería llegar a mas. Pero me pudo la tentación. Hice lo mismo que el y empecé a tocarle la nuca y bajar mis manos por su espalda hasta llegar a su culo. Nos acercamos aun mas y empezamos a rozar nuestros sexos. El también estaba muy excitado y por el tamaño de su verga la noche parecía prometer. Sus manos empezaron a desabrocharme la camisa mientras con sus labios me recorría el cuello. Yo hice los mismo y le quite la camiseta dejando al descubierto un cuerpazo de infarto. Me quede embobada mirándole y continuamos quitándonos las ropa hasta quedar los 2 en ropa interior.

Me quede callada. Estaba hablando demasiado. No creía conveniente contar a Sandra todos los detalles. Ahora ella ya no solo me acariciaba el pelo, sino que sus manos bajaban hasta mis pechos lo que me incomodaba un poco, pero no la aparte. Sandra me daba confianza y a la vez eso que yo consideraba prohibido me excitaba. Continué.

Seguíamos besándonos como si fuese el ultimo beso de nuestras vidas, todo era muy intenso, la situación, el ambiente, el y yo juntos en la cama...Bajo su boca hasta mis pechos y los empezó a besar y a mordisquear mis pezones. Mi respiración se aceleraba cada vez mas. Primero fue al derecho y lo chupo y acaricio poniéndole toda su atención y dedicación y después fue al izquierdo, mientras tanto me miraba fijamente a los ojos. Yo me derretía de placer al sentir su lengua jugueteando con mis pezones erectos. Luego bajo por mi tripa hasta llegar a mi coño y se detuvo para mirarme.

¡Rafa es la ostia en la cama! Te hace sentir plena – dijo Sandra con toda la naturalidad del mundo – pero mis mejores orgasmos han sido con tías.

Me quede un poco sorprendida. No me había dado cuenta pero las manos de Sandra estaban acariciando mi sexo. Para mi era una sensación extraña, una mezcla entre placer e incomodidad. Aun así continué con el relato de lo sucedido.

Con un movimiento de cabeza aparto mis labios con su nariz y comenzó a estimularme el clítoris con su lengua. En el instante en que eso ocurrió mil sensaciones recorrieron todo mi cuerpo. Me penetraba con su lengua mientras los gemidos se me escapaban. Volvió a parar, me miro y me planto un beso de los de película. Sus labios estaban cubiertos por mis flujos lo que me excito aun mas.

Sandra había empezado hacia un rato a masturbarme y me miraba con cara de deseo. Yo cada vez me sentía mas liberada. Mi respiración había comenzado a agitarse y millones de ideas locas rondaban mi cabeza. A pesar de ello no hice caso a mis instintos y continué con el relato.

Aparto con sus manos mis piernas y se dispuso a penetrarme. Su verga erecta apuntaba en dirección a mi vagina. Comenzó a penetrarme lentamente. Su rostro frente al mío me dejaba contemplar su cara de placer. Nos besábamos apasionadamente mientras aumentaba el ritmo de la penetración. Mis manos recorrían su cuerpo. Los suspiros se me escapaban. Por fin había conseguido que cállese rendida a sus deseos. Estaba a punto de llegar al orgasmo. Mis gemidos se entrelazaban con su respiración acelerada. Nos mirábamos a los ojos al tiempo que nuestras respiraciones se sincronizaban. Llegamos los 2 juntos al orgasmo. El mas intenso que he tenido en mi vida. Luego el se dejo caer sobre mi pecho y así nos quedamos dormidos los dos.

Mi respiración se había acelerado recordando la historia. Sandra seguía masturbándome.

Es una suerte haberte encontrado aquí – me dijo Sandra.

Acto seguido me beso, yo no me aparte. Sus labios eran suaves y cálidos. Yo empecé también a tocar su cuerpo. Tenia una piel muy suave y tersa. Su pelo era sedoso. Mis manos fueron a parar a su sexo. Comencé a masturbarla. Su respiración se agito rápidamente. Sandra dirigió sus manos a mis pechos y los masajeo dulcemente mientras no cesaba de mirarme con su mirada picarona. Yo continuaba masturbándola mientras me succionaba los pezones. Era una sensación que me gustaba. Sentía morbo por lo prohibido. Deslizo su boca por mi cuerpo besándome y haciéndome desear lo que venia después. Su boca al fin se detuvo en mi sexo. Deslizaba su lengua por mi rajita deteniéndose en mi clítoris. Oleadas de placer recorrían mi cuerpo de arriba abajo. Me metía los dedos mientras su lengua golpeaba mi clítoris. Al principio despacio para luego acelerar e ir cambiando el ritmo. Yo ya estaba al limite, estaba a punto de correrme. Se giro sobre mí hasta ponerme su coño en mi cara. Yo hice lo mismo que ella. Sus jugos inundaban mi boca y resbalaban por las comisuras de esta. Mi lengua la penetraba. Estábamos haciendo un 69. Mis manos agarraban su culo para que la penetración fuese mas profunda. Sentía su respiración cálida sobre mi sexo. Al fin llegamos las dos al orgasmo. Se recostó a mi lado y me beso. Nuestros flujos se mezclaron en nuestras bocas.

¿Te ha gustado? – me pregunto.

No sabia que responder. Si me había gustado y ¡mucho! Pero sentía una sensación extraña.

Mire el reloj. Las 4.

He de irme – dije.

Recogí mis cosas.

¿Volveremos a quedar? – me pregunto al salir por la puerta.

Sandra aun estaba desnuda en la cama.

Puede que si...