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Mis hermanos y yo

en Amor filial

Me presento, me llamo Clara y esta es mi historia la cual comienza cuando tenía 13 años. Vivía con mis padres y dos hermanos, Jonás el mayor de 16 y Fran el pequeño de 11. No conocía para nada el sexo, algo normal con mi edad, aunque ya empezaba a picarme el gusanillo y Jonás se encargaría de mostrarme el camino.

Mi hermano mayor, me solía aupar sobre sus piernas cuando estaba trabajando o simplemente al ordenador y me explicaba lo que estaba haciendo. Eso lo hacíamos desde que yo era una cria. Hasta ahí todo normal. Pero ese caluroso verano noté algo distinto. Yo contaba 13 años recién cumplidos y aun no estaba formada del todo, más bien casi nada, bajita, pechos minúsculos, aunque he de reconocer que ahora los tengo bien grandes, caderas estrechas, vamos que todavía era una cria.

Después de cenar Jonás se puso al ordenador. Yo entre en su habitación y le dije que me enseñara lo que estaba haciendo. Me cogió por las axilas y me puso sobre su pierna izquierda. El era un chico de pelo moreno y largo bastante alto y demasiado delgado. Esa noche, como hacía tanto calor, solo vestía el pantalón del pijama. Yo con mi camisón me puse encima de su pierna. Me fue diciendo que estaba haciendo un trabajo que tendría que entregar en septiembre. Como me aburría un poco le dije si podía mirar otras cosas por Internet y el me dijo que si pero que no tardara mucho.

Notaba que el cada poco me cogía por la cintura y se movía en la silla como para buscar una posición más cómoda y quizás fuera porque yo le pesaba un poco. Yo seguía a lo mío aunque empezaba a notar cosquilleos que me recorrían el cuerpo cada vez que me movía, cuando al poco empecé a notar una sensación extraña que me recorría la pierna derecha. Era su miembro. Subía poco a poco a cada empujoncito que me daba Jonás por su pierna lo que además me producía a mi una sensación de raro placer que nunca había sentido. Apretó más nuestras 4 piernas y se movió un poco más rápido. Yo no quería pararle porque la verdad es que también me estaba gustando, nunca había sentido nada así. De repente para, se queda todo en silencio, me coge por las caderas y cierra sus piernas colocándome encima de el con mis piernas abiertas con lo que quede encajada entre su torso y su miembro que sobresalía abundantemente por el pantalón del pijama. Volvió a cogerme por las caderas y me movía atrás y adelante sobre sus piernas. De vez en cuando paraba y oía sus jadeos entrecortados. A mi me llenaba una sensación que era indescriptible y me asía fuertemente a la mesa mientras cerraba los ojos lo que hizo que no tardara en mojar mis braguitas dándome cuenta que había tenido mi primer orgasmo. Casi al instante noto que el ritmo de mi hermano crece y en cierto momento mete la mano para coger su miembro y según deduje después para no mojarme el camisón y que todo el semen quedara en su mano pero lo único que consiguió es escupir toda la leche por mi barriga y braga. Me dijo que no me moviera que me iba a secar y con unos pañuelos completo la operación. Yo marche para la cama con una sensación bárbara pero pensando que el primero que había conseguido sacarme un orgasmo era mí hermano.

Tanto me gusto, que intentamos repetir. Siempre de esa manera, sentados al ordenador y preferiblemente por la noche cuando todos estaban en cama o a punto de irse. La cosa fue modificándose. Porque Jonás empezaba a meterme la mano por debajo para excitarme rozándome la braga o me rozaba los pezones, cosa que hoy en día me pone a mil con lo que puedo decir que eso ha marcado mi vida sexual, o simplemente me daba besitos en el cuello. Si os digo la verdad la polla de mi hermano era más bien pequeña, 14 cm. A lo mucho y más bien delgadita lo que yo creo le acomplejaba mucho. Cierta noche que estábamos en acción, noto que el me baja un poco las braguitas dejando al descubierto mi coño casi sin vello y sigue restregándose pero en cierto momento dirige su mano y con 2 de sus dedos los introduce en mi coño. Di un salto de la sensación sentida. Estuvo así un rato sin llegar a meter los dedos enteramente adentro, los saco y los dirigió a mi boca y me digo que los chupara. Volvió abajo y empezó a frotarme el clítoris y como si pulsara un botón en menos de un minuto m corrí. Entonces paso sus manos a mi ano, mojo 2 dedos y empezó a sobarlo. Yo confiaba ciegamente en mi hermano por aquella época así que suponía que no haría nada que no me gustara. Al poco metió un dedo por mi orificio cosa que no me gusto pero no dije nada. Siguió con la operación y empecé a notar que ya no me dolía tanto. Paró, cogió su polla e intentó meterla dentro pero no lo consigue. Coge con una mano las nalgas para separarlas y con la otra su miembro y consigue insertarme la puntita pero de un salto me zafo y le digo que me duele. El me dice que confié en el que al principio ocurre pero después se siente placer. Repitió la operación pero seguía doliéndome. No era inaguantable supongo que porque su polla era mas bien estrecha. Cogida por la cadera voy saltando en su miembro hasta que oigo una respiración fuerte y las manos de mi hermano se paran, se había corrido en mi culo. No llegue a sentir el placer que me dijo pero al menos había sido breve. Esa fue la última vez que lo hicimos.

No le hecho enteramente la culpa a el pero quizás no era el momento de desvirgarme. Eso pensé con esa edad pero al pasar el tiempo me alegro que haya sido mi hermano y no cualquier otro desconocido. Dos años después se marchó a estudiar fuera y cuando volvía la relación era muy tensa aunque afortunadamente ahora nos hablamos y nos llevamos de puta madre.

Mi cuerpo fue cambiando. Mis caderas agrandaron, mis pechos crecieron, el vello salió abundantemente y casi nunca me lo cortaba. La historia iba a reservarme otra sorpresa. A punto de cumplir los 16 llegue de la calle y no había nadie en casa o al menos eso creía yo cuando empecé a oír los ruidos de una silla. Me dirigí casi sin hacer ruido por el pasillo y a la altura de la habitación Fran me detuve ya que de allí salían esos ruidos. La puerta estaba entreabierta y pude observar a mi hermano con los pantalones bajados y con su miembro fuera haciéndose una paja. Otras muchas veces estuve a punto de pillarle pero esta vez había sido de lleno. La imagen me impacto. Dispuestos a hacer comparaciones, Fran era un portento a lado de Jonás. Ato y moreno también pero grueso de hacer karate tanto en sus brazos, como sus pechos además de tener un estomago como se suele decir de tableta de chocolate. Pero no era solo eso, su miembro era enorme. A ver, enorme en comparación con el de Jonás ya que a ojo sería cerca de 20 y la verdad era bien gruesa. Estaba sentado en una silla viendo videos porno en el ordenador y tenía las dos manos en su polla, las bajaba y subía, la descapullaba, a veces usaba una mano y a veces dos para masturbarse. Yo me estaba poniendo muy burra con la imagen así que no tardé en primero buscar mis pezones y después bajar hasta mi clítoris. Tenía miedo que me viera pero la imagen de ese cuerpo y de esa polla era algo a lo que cualquier mujer no puede decir que no. Al poco veo que sus jadeos aumentan y en breves su magnifico miembro escupe la leche sobre su estomago. Sin hacer ruido vuelvo a la entrada abro la puerta y la cierro otra vez preguntando si había alguien en casa. Oigo una voz que me dice que si pero tarda 15 segundos en aparecer eso si, vestido aunque con la respiración entrecortada.

Llegue a obsesionarme con ese largo miembro. Me colaba en el baño si el estaba con el pretexto de buscar algo para vérsela aunque fuera solo flácida y alguna vez lo conseguí. A el no parecía importarle que se la viera porque casi no hacía ademán de taparla y en eso radicaba la diferencia con Jonás, Fran, tenía más confianza en si mismo y ningún pudor en enseñarla porque la consideraba grande lo que demostraba los complejos de mi hermano mayor. En una ocasión entre en el baño y el estaba duchandose con lo que idee un plan y le dije:

-Te importa que orine, es que tengo muchas ganas.

-Adelante, me dijo, no hay problema.

Por el espejo empecé a mirar si podía verle el cuerpo y lo conseguí, llevándome una grata sorpresa. Se la estaba meneando. Me impresionó ver la curvatura de su polla ya que al ver que entre dejó de masturbarse. Quise ser un poco mala y le pregunte:

-¿Te interrumpí en algo?

-Pues si, preciosa, me estaba pajeando joder.

-Por mi no te cortes, le respondí picadamente.

Fran dejo aparecer la cabeza por la cortina y me pregunto extrañado:

-¿Te pone ver a tu propio hermano masturbarse?

-Con ese cuerpo que tienes y ese miembro olvido que eres mi hermano.

-Gracias, pero tampoco es para tanto. Si supieras los cuerpos y sobre todo las pollas que veo en el vestuario del gimnasio. Pero, en fin…. O sea, ¿que te gusto?

-La verdad es que un poco, pero sobre todo me gusta tu cuerpo, ¿te importaría pajearte mientras te miro?

-Esta bien, pero con cuidado que no entre nadie.

Descorrió un poco las cortinas, cogió el pene que ya empezaba a ponerse flácido y empezó a masturbarlo hasta conseguir que se ereccionara entero. En ese momento lo descapulló al máximo. De vez en cuando me miraba y en otras levantaba la cabeza. Yo no aguante más y empecé a frotarme el clítoris. Aquel cuerpo y las gotas de agua cayéndole por el cuerpo me estaban poniendo mojadísima. El entonces abandono la mirada sobre su polla y la centro sobre mi velludo coño lo que pareció excitarle más. Para ayudarle me baje la maga izquierda del pijama para que observara mi pechito. Yo conseguí correrme y al poco veo que el se empieza a encorvar y me dice que este atenta. Sin pasar ni 10 segundos un corro de blanca leche sale disparada y asía hasta 5 chorros seguidos. De repente oímos ruido por el pasillo así que me subí la camiseta y el cerro la cortina. Era mi madre que nos llamaba para desayunar. Esa no fue la última vez que mi hermano y yo nos masturbamos sino que la cosa llego a más, sobre todo el día que cumplí 16 años, pero eso es otra historia.

Continuara….