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Miguel

en Erotismo y Amor

Por fin se habían acabado los exámenes! Llevaba más de un mes sin salir de marcha y ya lo necesitaba, distraerme, bailar, tomar una copa... sin preocupaciones, sin tener que madrugar al día siguiente para seguir estudiando... Pero la mayoría de mis amigos seguían de exámenes, así que solo estábamos disponibles una amiga y yo... por lo que tuvimos que aplazar la gran juerga para el siguiente fin de semana, esa noche quedamos para cenar tranquilamente y charlar de nuestras cosas.

La cena fue normal, hasta que... fui muy descuidada y eso me hizo conocer a un chico increíblemente guapo... pero empezaré por el principio...

Mi amiga y yo quedamos en que ella me pasaba a buscar... yo me puse un vestido negro, botas altas, negras, con mucho tacón... el vestido tenía mucho vuelo y un escote generoso, ya que tengo el pecho bonito y me gusta lucirlo... Tengo el pelo negro, los ojos verdes y la piel clarita, soy delgadita pero con buenas curvas y algo chiquitita, mediré 1.60m, por eso llevaba botas con tacón...

Estábamos cenando y el restaurante fue llenándose poco a poco... antes del postre, yo me levanté y me fui al servicio. Algo de lo más normal, si no fuera porque cuando salí del servicio llevaba la parte de abajo del vestido enganchado en el tanguita, es decir, que iba enseñando todo mi culito y mis piernas, además, llevaba medias hasta el muslo y debía ser un pequeño espectáculo ir así... pero claro, yo no me había dado cuenta... recorrí todo el restaurante sin darme cuenta hasta que, al pasar al lado de una mesa en la que habría 6 ó 7 chicos, empezaron a decirme cosas, casi todas bastante groseras... yo aún no me había dado cuenta de lo que pasaba, así que me giré para decirles un par de cosas... pero antes de que pudiera decirles nada, sentí un cuerpo masculino que se pegaba a mi por detrás, sentí como deslizaba sus dedos por la tirita del tanga hasta liberar el vestido (en ese preciso momento me di cuenta de lo que había pasado!!) mientras me decía: "quieres que les haga disculparse? Porque a una chica tan guapa como tú no se le debe hablar de esa forma..."

Los chicos ya había perdido su diversión, así que siguieron con sus cosas y dejaron de hacernos caso. Yo estaba hipnotizada por la voz de mi defensor, era una voz grave, muy masculina y realmente sexy. Pero imaginé que el físico no tendría nada que ver con esa voz, lo que era una pena, porque mientras hablaba, yo sentía su aliento en mi cuello y me había sentido excitada por la situación...

Me giré y allí estaba él, con sus manos resbalando de mi cintura, sin propasarse, siendo todo un caballero... y, desde luego, pareciéndolo... no era guapo de cara, pero a mí los chicos guapos no me gustan... me gustan los chicos atractivos, sexys, con personalidad... y él lo era... pelo negro, ojos negros como el azabache que quemaban mi piel con su mirada... cuerpo precioso, con los músculos desarrollados, marcándose pero sin ser exagerado... me imaginé su estómago liso y duro... su pecho, con el vello ensortijado enredándose entre mis dedos juguetones... y de pronto se quedó mirándome... había dicho algo, me había hecho una pregunta y yo, absorta en mis fantasías, no le había oído... me miraba divertido, como si me hubiera estado leyendo la mente... y me repitió: "estás bien? Quieres que te acompañe a tu mesa?" Yo solamente asentí con la cabeza mientras le sonreía, porque no se me ocurría nada para decirle y que quedara tan deslumbrado conmigo como había quedado yo con él... Mi amiga, que lo había visto todo, ya estaba levantada, con el abrigo puesto y el bolso en la mano. Saludó a mi nuevo amigo, me dijo que la habían llamado de casa, tenía que irse urgentemente, mañana me llamaría. Se fue antes casi de que me diera tiempo a reaccionar y a decirla que me iba con ella. Pero se negó, dijo que no había falta y antes de irse le pidió al chico si me podía acercar a casa, pues ella había traído el coche. Él la contestó que sin problema y yo lo veía todo como si fuera una película. Ellos hablaban, se movían y yo seguía sin reaccionar.

Me llamo Miguel, encantado de conocerte – dijo, sonriéndome y sentándose en la silla ahora vacía en la que había estado Susana.

Igualmente, yo me llamo Tamara... muchas gracias por lo de antes, qué vergüenza!! Jeje... menos mal que has llegado tú y me has salvado... pero no hagas caso a mi amiga, puedo volver en autobús, no quiero que te molestes.

De ninguna manera, no pienso dejar que vayas sola a casa.

Interiormente sabía que debía resistirme, pero no podía!! Me tenía cautivada y la verdad es que parecía muy simpático.

De pronto me di cuenta de algo que no me cuadraba... que hacía él detrás de mí? Había estado cenando también? Estaba solo? Se lo pregunté, porque me resultaba extraño... había estado cenando con unos amigos, pero al ver mi "problemilla" se levantó a ayudarme y los había dejado plantados... así que se disculpó y me pidió que le esperara un minuto, que iba a despedirme y ya podríamos irnos...

Yo esperé en la mesa, nerviosa, intentando decidir entre quedarme a esperarle o irme antes de que ese chico empezara a gustarme de verdad... no me dio tiempo a más, porque llegó justo cuando me estaba levantando... me ayudó con el abrigo y fingió que comprobaba que el bajo del abrigo estaba bien colocado, pasando su mano justo debajo de mi trasero, pero sin llegar a tocarlo, sólo como una broma... y por fin reaccioné... me eché a reír... esa fue mi perdición, porque para que un chico me conquiste, tiene que hacerme reír...

Salimos del restaurante y hacía mucho frío, así que me estremecí ligeramente y él se dio cuenta... pasó su brazo sobre mis hombres y me acercó a él... yo encajaba perfectamente en su silueta, con mi cabeza justo debajo de la suya, mi brazo bajo el hueco del suyo levantado... me sentí incómoda, pensé que quería aprovecharse un poco de la situación, pero no fue así... Miguel me frotó el brazo con su mano y me señaló su coche, sin hacer el intento siquiera de acariciar "sin querer" alguna parte de mi anatomía...

Nos montamos en el coche y antes de arrancar se giró hacia mi, para preguntarme dónde quería que me llevara... le dije la zona más o menos y que por allí ya le indicaba... Cuando empezó a conducir, me quedé asombrada, estaba seguro de sí mismo, conducía con una pizca de agresividad, pero sin ser alocado... la que se estaba volviendo loca era yo...

Sin darme cuenta, tenía la mano junto a la palanca de cambios, no pensé que le estorbara, ni siquiera pensé en si podía molestarle para conducir... él bajo su mano y encontró la mía... al principio, hizo un amago de retirarla, pero la bajó al instante y entrelazó sus dedos con los míos... su mano era grande, fuerte, cubría la mía con facilidad y esa sensación me encantaba! Y no sé por qué no retiré la mano, quizá porque me había "salvado" en el restaurante, quizá porque había vencido cualquier reserva que pudiera tener por ser un desconocido... no sé por qué, pero dejé allí mi mano y le miré de reojo... y él estaba haciendo lo mismo! Nos empezamos a reír y paró el coche... el ambiente estaba cargado de magnetismo, no sabía que iba a pasar, pero él manejó la situación bastante bien...

Me soltó la mano y se bajó del coche... dio la vuelta, abrió mi puerta y me tendió su mano... apoyé la mía sin pensarlo y me ayudó a salir del coche... yo no veía nada a mi alrededor que no fuera a Miguel... me sonreía con la cabeza ladeada ligeramente y los labios entreabiertos... se apoyó en el coche y me acercó suavemente a él. Me abrazó por la cintura, haciendo que nuestros labios quedasen muy, muy cerca... sin dejar de mirarme a los ojos, seguía sonriéndome, pero no movía ni un solo músculo de su cuerpo... quería que fuera yo quien le besara y eso hice. Me acerqué más a él, saqué un poquito mi lengua y la pasé por su labio superior antes de juntar mis labios a los suyos... su cuerpo se estremeció y me apretó más contra él... Desapareció el frío, la carretera, los coches que pasaban... solo importábamos nosotros... seguimos besándonos cada vez con más pasión, hasta que Miguel se separó de mis labios...

No quiero que cojas frío, princesa... me dejas que te lleve a mi casa?

Yo no sabía que hacer... era un chico increíble, me gustaba, pero... irnos a su casa el mismo día de conocernos...

Él se dio cuenta de que dudaba y me acarició la mejilla mientras me decía:

Tienes razón, mejor quedamos mañana y charlamos y nos conocemos más...

Pero yo no quería charlar! Quería seguir besándole y que me acariciara y descubrir su cuerpo... así que le dije:

Me gusta más el plan de tu casa, allí también podemos conocernos más. Nos vamos? O quieres convertirme en un cubito de hielo??

Se empezó a reír y me dio un último beso antes de subir al coche. Dio la vuelta allí mismo y empezó a conducir mucho más rápido que antes... Yo estaba de lado, mirándole... y eso parecía ponerle nervioso, porque me miraba y se reía, incluso se sonrojó!! Me parecía tan encantador... no podía evitar tocarle, necesitaba sentir su piel... así que con mis dedos, suavemente, empecé a acariciar su nuca, el naci-miento de su pelo, mientras él empezaba a respirar con más fuerza y a carraspear como si tuviera la boca seca...

Encontró un hueco para aparcar y nos bajamos del coche impacientes. Necesitaba estar cerca de él, abrazarle, besarle...

Me cogió de la mano y me guió hasta su portal... abrió la puerta y me dejó pasar... estaba oscuro y no podía ver dónde estaba el interruptor... entonces él me abrazó desde atrás, como había hecho en el restaurante, pero esta vez se pegó bien a mí, y empezó a darme besos por el cuello... ronroneé como una gatita, con los ojos cerrados, sintiendo su pasión antes de desatar la mía...

Intenté girarme, pero Miguel me lo impidió... dio un golpecito en la pared y se encendió una lucecita... entendí que estaba llamando al ascensor... sus manos se dedicaban a mis pechos, mientras no dejaba de besarme el cuello... llegó el ascensor y cuando se abrieron las puertas, el portal se llenó de luz...

Miguel dejó por fin que me girara hacia él y cuando iba a besarle, se agachó, pasó uno de sus brazos por detrás de mis rodillas y el otro por mi espalda y me levantó en vilo...

Una princesa no debe cansarse esperando de pie, deja que te lleve... – dijo mientras entraba en el ascensor...

Y siguió besándome, yo no paraba de acariciar su cara, su pelo, su cuello, su espalda... no llegaba más abajo, así que por el momento tenía que conformarme con eso, pero él tampoco me daba tregua, no dejaba de besarme, pero no solo en los labios... me besaba toda la cara, me mordisqueaba el lóbulo de la oreja y mi cuello era ya un territorio conocido para Miguel...

Llegamos al último piso, él me dejó en el suelo suavemente y empezó a buscar sus llaves... estaba nervioso, pude notarlo... se le cayeron al suelo y soltó una maldición... por fin, consiguió abrir la puerta, se giró para cogerme de la mano, pero yo seguía en el ascensor...

Una ligera sombra de decepción pasó por su cara, pensó que me había arrepentido y me dijo:

No tienes que hacer nada que no quieras, y si no quieres pasar, lo entenderé... te acerco a casa, espera que coja una cosa y ya te llevo, vale?

Miguel! Dijiste que una princesa no debe esperar de pie... es que no me vas a llevar?

Se dio la vuelta lentamente, con una mirada pícara y una sonrisa que me estaba derritiendo... en dos zancadas, estaba a mi lado... volvió a cogerme y me dio un beso que no olvidaré nunca... fue un beso caliente, sexy, que anticipaba muchas cosas...

Me dejó en el suelo y me pidió que me sentara, tenía un piso bastante acogedor... puso música y encendió unas velas... apagó la luz y nos quedamos a la luz de las velas... preparó unas bebidas y se sentó a mi lado... cogió mis piernas y las subió sobre sus rodillas... no apartaba sus ojos de los míos... me desabrochó las botas y las dejó en el suelo... empezó a acariciar mis pies, mis tobillos...

Sabes? Llevo pensando en el momento en que te tenga otra vez en tanguita y medias delante de mi... en el restaurante me he puesto a mil cuando he visto que llevabas ese tipo de medias, me vuelven loco...

Así que no quise hacerle esperar más. Me levanté y me subí ligeramente el vestido. Me di la vuelta y seguí subiéndolo... hasta que él ya tenía que ver el liguero... giré mi cabeza y estaba como hipnotizado... me saqué el vestido por la cabeza y se lo lancé mientras me daba la vuelta... le dio en la cara y se lo apartó rápidamente, no parecía querer perderse ni un detalle... mi ropa interior era negra, sencilla, con un pequeño encaje en los bordes...

Subí uno de mis pies al sillón, al espacio entre sus piernas... y empecé a deslizar la media hacia abajo... me incliné para sacarla del pie y la tiré junto a las botas... cambié de pierna y me quité la otra media con el mismo método... cuando iba a bajar el pie, Miguel me sujetó del tobillo y me dijo:

Estás segura de lo que estás haciendo? Porque te aseguro que pienso pasarme la noche haciéndote el amor una y otra vez, hasta que no puedas soportarlo más...

Y tú? – le contesté-. Estás seguro de lo que haces? Porque no pienso irme sin haberte vuelto loco de placer...

Me incorporé y me puse de espaldas a él... me desabroché el sujetador y lo sujeté contra mi pecho con las manos... me volví hacia él y me puse de rodillas con una de mis piernas a cada lado de las suyas sin retirar mis manos de mis pechos... él llevó sus manos hasta las mías y las bajó delicadamente... Acercó su cabeza a mis pechos y pasó su lengua rápidamente por uno de los pezones... mmmm.... arqueé la espalda para que su boca llegara más fácil a mis pechos... sus manos se fueron derechas a mi culito y empezó a masajeármelo mientras su boca no se separaba de mis pechos...

Separó sus manos de mi cuerpo para desabrocharse sus pantalones... se los bajó sin apartarme de él y los apartó con sus piernas, tirándolos al rincón y dejando así que pudiera sentarme sobre él... bajó mi cuerpo con suavidad y me besó en los labios con pasión y ternura a la vez... nuestros sexos entraron en contacto (aunque aún había ropa de por medio) por primera vez tan directamente, y fue algo eléctrico... a Miguel se le escapó un pequeño gruñido de satisfacción y a mí un gemidito de placer... no podíamos aguantar más... se levantó conmigo en brazos y con una mano se bajó el calzoncillo hasta las rodillas y lo deslizó hasta el suelo, apartándolo con el pie... se volvió a sentar, apartó mi tanguita y colocó su polla a la entrada de mi coñito... mi miró fijamente a los ojos y sin decir nada, empezó a empujar con firmeza y suavidad a la vez, llenándome por completo... ninguno de los dos apartamos la mirada... empezamos a movernos sin necesidad de hablar, nos movíamos al unísono, como si estuviéramos bailando... él sentado, yo a horcajadas encima de él, sus músculos con una tensión imposible... me agarré a sus brazos y a su espalda y seguimos moviéndonos... el éxtasis se acercaba, ambos podíamos sentirlo... nuestras respiraciones se aceleraron, el ritmo de nuestros movimientos también... yo no podía aguantar más, iba a correrme, pero sabía que él también y quería ver su cara cuando lo hiciera, así que me controlé... y él se dejó llevar y me inundó con la fuerza de su orgasmo... tenía una cara de placer indescriptible y se le escapó un grito contenido: "Tamara"... cuando le oí, no pude aguantar más y me corrí... yo no contuve mis impulsos y grité su nombre una y otra vez, cada vez con menos fuerza, hasta que sólo pude susurrarlo...

Sin separar nuestros cuerpos, me acurruqué entre sus brazos mientras él me acariciaba de arriba abajo... al cabo de un buen rato de estar así, él ya parecía haber recuperado las fuerzas, así que se levantó conmigo en brazos, me llevó a su cama, me dejó allí tumbada y me pidió que esperase... le oí trastear, pero como no conocía la casa, no sabía qué estaba haciendo... yo estaba a oscuras y mi cuerpo estaba laxo del placer recibido...

Volvió a la habitación y me pidió que confiara en él... que no iba a hacerme nada malo ni desagradable y que si no me gustaba, pararía de inmediato, pero necesitaba que confiara en él...

Yo simplemente asentí con la cabeza, era evidente que fuera lo que quisiera hacerme Miguel, me gustaría, así que no puse pegas... me incorporé en la cama y él me detuvo... me volvió a recostar y me pasó un pañuelo de seda por la cara...

Te voy a vendar los ojos, princesa – empezó a decirme – porque con los ojos tapados, el resto de tus sentidos se va a disparar y quiero que disfrutes lo máximo posible...

Yo estaba un poco nerviosa. Tener los ojos tapados hacía que no supiera exactamente dónde estaba Miguel y eso me intranquilizaba...

Ven, princesa, dame tu mano, así, muy bien, no te preocupes que no voy a dejar que te des con nada, yo estoy a tu lado, cariño, sigue andando, un poquito más... perfecto, aquí es... sabes que te ves muy sexy con los ojos vendados y completamente desnuda?

Cuando dijo eso yo me sentí caliente y excitada... estaba desnuda delante de un desconocido hasta hacía un par de horas, en sus manos, confiando plenamente en él...

Ahora quédate aquí un segundo, tengo que traer una cosita y ya podemos empezar... no te pongas nerviosa, vale?

Me dio un besito con los labios entreabiertos y salió de la habitación. Le oí volver, dejó unas cosas en el suelo y volvió a salir. Hizo esto unas cuantas veces más, yo no podía reprimir mi curiosidad y le pregunta-ba cada vez que llegaba donde yo estaba, pero él solo se reía y no me contestaba...

Todo llega, princesa, todo llega...

Por fin dejó de ir de un lado a otro y se puso detrás de mí... me abrazó y me di cuenta de que él tampoco estaba vestido... ese dato hizo que me tranquilizara un poco, me sentía menos vulnerable sabiendo que ninguno de los dos llevaba ropa tras la que esconderse...

A ver si adivinas lo que hago por el ruido, princesa...

Se separó de mí y sonó un ruido seco y luego algo líquido cayendo en algún recipiente... mi cara de desconcierto debía ser graciosa, porque Miguel no dejaba de reírse...

Verás como te va a gustar, cariño, sólo un poquito más de paciencia, ya termino...

El ruido se repitió bastantes veces y luego el líquido cayendo, pero ya no sonaba a recipiente vacío, sino a... no sé, no podía identificarlo, pero sonaba como cuando llenas la bañera para darte una ducha. Por fin dejó sus manejos y vino a buscarme...

Te voy a coger en brazos, princesa, no te asustes... así... ahora viene tu sorpresa...

Me bajó en la misma posición en que estaba, es decir, no quería que me pusiera de pie, sino que me iba a dejar tumbada en algún sitio... y de pronto lo entendí todo... me estaba metiendo en una bañera!!

Pero no era agua lo que había allí... era algo más... no sé si voy a poder describirlo bien, pero era más espeso, como con gas...

Es champagne, princesa... te gusta??

Me encanta, Miguel! Nunca me habían hecho nada igual! Métete conmigo...

No me contestó, pero me quitó la venda de los ojos y se quedó mirándome un ratito mientras una de sus manos jugaba con mis pechos entre el champagne... luego empezó a juguetear con mi ombligo y siguió bajando... sus dedos encontraron mi coñito y empezaron a entrar en él lentamente... y cuando lo hizo, pasó algo increíblemente placentero... las burbujas del champagne entraron en mí y el burbujear me hacía estremecerme... Miguel lo sintió y siguió acariciándome... ahora uno de sus dedos me acariciaba el clítoris mientras tenía otros dos dentro de mi, metiéndolos y sacándolos para que entraran las burbujas...

Inconscientemente, me agarré a los bordes de la bañera, porque sentía llegar el orgasmo, pero Miguel no me dejó llegar... dejó de meterme sus deditos y simplemente se dedicó a acariciar mi clítoris... yo quería llegar, estaba a punto... él vio mi cara de decepción y se echó a reír...

Te prometo que va a merecer la pena la espera...

Se metió en la bañera, tumbándose encima de mi, apoyándose en el fondo para no dejar caer su peso sobre mi cuerpo... empezó a rozar mi coñito con su polla y volví al punto en que me había dejado con sus dedos... Estaba muy sensible y lo sentía llegar... ahora me agarré a él, me abracé a él, a sus brazos fuertes y de músculos duros y a los tensos músculos de su espalda... él siguió con un vaivén que desafiaba a la razón... me estaba volviendo loca... de pronto paró... se me escapó un quejidito y él se rió...

Sólo quería acomodarme, princesa...

Y siguió bailando sobre mí, sin penetrarme, simplemente acariciándome hasta que no pude más y me corrí, le clavé los dedos sin poder evitarlo en su espalda con fuerza, y me di cuenta de que también él se estaba corriendo... y lo hacía en silencio, más preocupado por mi placer que por el suyo... así que le pedí que se tumbara sobre mi, que dejara de hacer fuerza... apoyó su cabeza sobre mis pechos y se quedó así un rato, descansando... susurrándome una y otra vez cuánto se alegra de haberme conocido...

Yo bajé mis manos hacia su polla, quería sentirla, palparla, acariciarla... estaba despertándose, pero aún tardaría un poquito en estar erecta del todo... así que empecé a jugar con ella, mis manos la recorrían, pero los dos queríamos más... le pedí que se levantara... se puso de pie, y yo de rodillas... se la acaricié con una mano mientras sacaba la puntita de mi lengua y la recorría entera, de arriba abajo...

Qué bien sabes, cariño...

Él no contestó, simplemente hizo un ruidito con la garganta, producto del placer que anticipaba... yo quería volver a provocarle ese ruidito, así que empecé a besarle la polla... primero la puntita, metiendo-mela en la boca y pasándole mi lengua... jugaba con su puntita dentro de mi boca y con mis manos en sus testículos, le hacía gemir cada vez más alto... empecé a deslizar su polla un poquito más dentro de mi boca, mientras mi lengua no dejaba de recorrérsela de forma juguetona... mi mano estaba en la base de su polla para que tuviera la sensación de que toda su polla estaba dentro de mi... seguí comiéndosela, disfruté haciéndolo, quería que llegara al orgasmo, necesitaba que lo hiciera... no le daba tregua, no paraba de lamérsela... le daba pequeños mordisquitos suaves con los labios y eso hacía que se excitara aún más...

Ya, princesa, para ya... que no aguanto más... que me voy a correr, cariño, apartate ya que me corro...

Pero yo no quería apartarme, quería seguir hasta el final... él no se había dado cuenta y pensaba que yo no sabía que se iba a correr... así que levanté mi mirada y seguí chupándosela y él intentó apartarme, pero yo no le dejé... seguí un par de segundos y Miguel no aguantó más... se corrió en mi boca con fuerza, agarrado a mis hombros, le temblaban las piernas... cuando terminó, yo deslicé su semen otra vez hasta su polla y volví a lamérsela y eso le volvió loco... su polla ni siquiera se bajó un poco...

Me cogió por debajo de las axilas, me levantó en vilo y al desequilibrarme, me abracé con las piernas a su cintura... ese parecía ser su plan, porque aprovechó mi movimiento de piernas para metermela sin esperar un segundo... los dos estábamos muy excitados, pero él estaba como loco... me apoyó contra la pared y empezó a bombear con fuerza... yo me apretaba contra él, me agarraba a sus brazos, bajaba mis manos a su culo, me intentaba agarrar a la pared... me corrí mientras él seguí bombeando... se dio cuenta y cuando terminé bajó un poco el ritmo... pero lo reanudó rápidamente y lo hacía fuerte y me volvía loca... él tardaba mucho en correrse, después de la noche que llevaba no era extraño...

Asi que salió del agua conmigo en brazos, sin salir de mí, y nos fuimos a la habitación... se tumbó en la cama sin importarle mojar las sábanas y siguió follándome... los dos íbamos llegando al éxtasis cuando llamaron a la puerta... ninguno de los dos hizo caso y llegamos juntos al orgasmo, entre gemidos de placer y respiraciones entrecortadas...

Nos quedamos como estábamos, recuperando el control de nuestros cuerpos... el timbre de la puerta no había dejado de sonar y Miguel, de mala gana, se levantó para ver quien era... le oí mantener una pequeña conversación y volvió a la cama... se tumbó a mi lado agotado, sudando champagne, con cara de sueño y una sonrisa de oreja a oreja...

Era mi vecino, que estaba extrañado del ruido...

Empezamos a reír a carcajadas y él estaba guapísimo... le besé... lentamente, de forma muy sensual, mientras me acurrucaba contra su cuerpo...

Qué planes tienes para mañana, princesa?

Ninguno, por qué?

Por si querías que tuviéramos nuestra primera cita... te invito a desayunar...