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Te recuerdo

en Autosatisfacción

Sentada en mi silla del escritorio, delante de la pantalla de mi ordenador me disponía a leer el relato de un amigo. Yo ya conocía la historia y a la protagonista, pero la curiosidad me colmaba, como la habría contado, no me lo imagino escribiendo, ¿qué habrá escrito?

El maldito ordenador, parece no querer arrancar, un poco aburrida decido levantarme y meto en la tetera un poquito de agua con unas cucharaditas de té, dejándolo reposar tranquilamente a fuego lento. La casa está demasiado silenciosa, no acabo a acostumbrarme a la soledad. Han sido muchos años compartiendo piso, la economía no permitía otra cosa, pero la camaradería que se creaba era genial, grandes amistades guardo de aquellos años cercanos, y por supuesto a él. Quizás la música acompañe mi noche, enciendo la mini cadena, un poco de chill out, después de una jornada de trabajo, siempre es bien recibido.

Mientras me quito el jersey y mis tejanos, el siseo del vapor escapando de la tetera empieza a sentirse, mi habitación es inundada por esa fragancia a té recién hecho, es un aroma que me alegra, rápidamente me meto el primer vestido que encuentro por mi cabeza, hasta que sus dos tirantes chocan contra mis hombros, recojo mi pelo en una coleta, y lo anudo con una cinta, descalza salgo corriendo a la cocina, y aparto el té del fuego.

Nunca viene mal dejarlo reposar unos cuantos minutos antes de beberlo, toma más sabor, un cigarrillo puede ser una buena forma de espera, me acerco al ordenador, ya ha cargado, abro el navegador e introduzco la dirección que ponía en mi mail: "todorelatos.com". La página se abre, esperaba un sitio con más contenido pornográfico si te soy sincera, observo tranquilamente todas las opciones que esta me ofrece: categorías, nuevos relatos, Top 100... Al fin encuentro lo que buscaba, "Buscar Autor".

Introduzco su Nick: "Hipnos" y clico el botón de buscar, de nuevo la página empieza a cargar, en un segundo la búsqueda finaliza, aparece una sola entrada, como características dos relatos publicados, y ultimo relato: "Ana, mi compañera de piso (2)" (Ahora me entero que me llamo Ana). Lo selecciono, observo que su primer relato ya lo han visto 19.000 personas, un escalofrío recorre ligeramente mi cuerpo, y mis mejillas empiezan a tomar un color más sonrosado. Está claro que nadie conoce mi identidad, ni la suya, pero que la gente conozca nuestra historia con todos los detalles, me da un poco de vergüenza.

Me dispongo a leer la primera entrega de mi historia cuando, ¡puff! Primer impedimento, descubro que tengo que registrarme. Apago mi cigarrillo en el cenicero, y me levanto del escritorio, el té ya está preparado para servirlo, medio lleno una tacita y la endulzo un poquito con azúcar de caña, da un sabor mucho mas acaramelado a las bebidas, y para el té la encuentro ideal. Ya estoy preparada para enfrascarme en la lectura.

Relleno todo el formulario del registro, y rápidamente lo envío, en ese mismo instante suena la señal de mail recibido, mi nombre de usuaria y contraseña son validos, ya puedo enfrascarme en la lectura de mi historia.

42 minutos, si que ha escrito, este cabroncete. Comienzan las palabras a ir contándome la historia, la introducción es mucho más real de lo que pensé, pocos son los cambios que ha introducido, no entiendo porque ha querido ser tan fiel, alguien que lo conociera podría reconocerlo por sus expresiones, por su introducción, por todo lo que pasó, ¡allá él!

Mi supuesto nombre toma presencia en el laberinto de palabras, un cosquilleo en mi barriga da paso a que se refleje en mi cara una sonrisa, lo que leo empieza cada vez a interesarme más, sus sensaciones y comentarios, hasta ahora sólo imaginados en mis pensamientos, empiezan a certificar o a desmentir mis ideas. La situación de su llegada al piso, me resulta cómica, que tontos, mira que montar tanto porque estábamos en pijama, yo los tenía por más abiertos, pero empiezo a comprender que mi madre tiene razón con ese de que todos los hombres son iguales.

Me gusta como cuenta la amistad que va surgiendo entre nosotros, ese compartir tanto tiempo diario, los detalles que tenía conmigo, como me esperaba a la salida de clase, que tonta, todavía sonrío al pensarlo. Continúo leyendo, he entrado en un punto que me enerva, el ha decidido contarlo todo, y claro ella no podía faltar, maldita zorra, ella veía mucho más que él, y aquella noche todavía la recuerdo, no nos dejó ni un minuto a solas.

Cada vez la historia me resulta más desagradable, joder, no soporto leer como se folla a esa puta, prefiero parar, me levanto de la silla, busco mi pitillera y repentinamente parece que el cigarro quisiera tomar vida y querer inmolarse en mis labios, deseoso de arder. Observo como el color de su capullo pasa del ceniza al rojo, durante unos segundos, para tornar de nuevo a su color grisáceo deseoso de tornarse rojo de nuevo. ¿Por qué me ha contado que ha escrito, lo nuestro? ¿Qué quiere torturarme? No lo entiendo, realmente nunca creo que pueda llegar a entenderlo.

No sé realmente de donde consigo sacar fuerzas, pero continuo leyendo, cada palabra me refleja una representación simétrica a aquel momento en mi cabeza, hace que sienta puñaladas en mi corazón, maldita zorra, solo despierta en mi odio, espero que el destino le aguarde lo que se merece. Aún me resulta peor descubrir como intentó convencerlo para que estuviera con su amigo, por fortuna creo que el destino nunca la volverá a poner en mi camino, sino más de dos cosas le diría. Realmente no recuerdo mi enfado a la mañana siguiente de aquel día, es probable, pero no fue porque él hubiera follado con su novia, joder, no me dejaron dormir en toda la noche, mi cuarto está pared con pared al suyo, y la muy puta no paraba de gritar, parece que quisiera restregármelo una vez más.

Por fin llegamos a donde quería, aquella noche, lo tenía todo pensado, la noche anterior sin apenas pegar ojo, me dio para pensar muy bien lo que haría la noche siguiente, su descripción de cómo intentó convencerme casi me resulta cómica, la había olvidado del todo, mi cabeza en aquel momento sólo tenía una idea. Me sorprende lo bien que lo recuerda todo, ningún detalle se le escapa, ese momento está guardado en su cabeza con toda la pasión que lo vivimos. ¡Dios!, noto como la temperatura va aumentando en mí, solo de pensar que en uno minutos estaré recordándolo, espero que lo recuerde también como recordaba el de la noche anterior con la zorra.

Aún recuerdo el tacto de su piel sobre las yemas de mis dedos, ese ambiente que creamos en la habitación, la magia de aquel momento, el aroma de su cuerpo, si su olor, es lo que más me excita, ese aroma, me embriaga, me vuelve loca, hace que se me erice la piel. Solo lo pienso y noto un calor que me vence. ¡Qué cabrón como lo cuenta! Parece que estoy allí acariciando de nuevo su pecho. Leer sus caricias sobre mi espalda, sobre mi barriga, que recuerdos. Un sofoco, eso es realmente lo que siento, tanto calor, estoy sola, lo añoro, desearía adueñarme del tiempo y pararlo en ese instante, sin entender porqué me quito el vestido, realmente me estorbaba, estaré mucho más cómoda en ropa interior.

Acariciarme los hombros, el cuello, el abdomen, leyendo como él me lo hacía me está calentando como nunca pensé pudiera pasar, sus besos, como los recuerdo, esos gruesos labios que apretaban los míos entre los suyos. Paso mi dedo por ellos, intento engañar la poca consciencia que aún me resta, tengo que imaginarlo, eso es, imaginarlo aquí conmigo, yo sentada sobre él, que cosquilleo más agradable, mi visión cada vez se hace más nublada, quiero dejar de ver lo que me rodea, quiero volver a aquella habitación, cierro los ojos. Lo conseguí, allí junto a él por fin, tanto tiempo añorándolo, tantas noches pensando en su ausencia, y esta noche está aquí conmigo, esta tumbado en la cama y es mío.

Una ligera capa de sudor recorre toda mi piel, la cara me arde, mi respiración aumenta, ya no necesito leer, conozco lo que pasó, yo lo viví. Acaricio todo su cuello con mi lengua, ese sabor salado de su piel, lo noto, si lo noto está en mi lengua, siento como me acaricia mis pechos, ¿soy yo la que pellizca mis pezones sobre el sostén?, no, es él, me mira, me sonríe, me acaricia. Noto como me quita el sujetador, está ansioso, no lo puedo hacer esperar tanto como aquella vez, no, esta vez no seré tan cruel, yo también te necesito, quiero sentirte. Mi mano acaricia uno de mis pechos, el roce con mi aureola normalmente molesto, ahora produce una sensación agradable, noto como quieren erguirse, parece que quisieran salírseme, no puedo más, tomo un poco de saliva de mi boca y la dejó en la punta, jugueteo con él, hago espirales, imagino que es él quien me las hace.

Unos pequeños gemidos empiezan a salir de mis labios, sólo yo los oigo, la música se encarga de que nadie pueda escuchar mi clímax de placer. Esa música, ahora la recuerdo, es la misma de aquella noche, de nuevo estoy ahí contigo, ahora me acaricias mis piernas, tus manos de tacto áspero contra la piel delicada de muslos, me cuesta tragar, tengo toda la garganta seca, estás igual de impaciente que yo, tus dedos ahora pasan por mis inglés, no me siento cómoda, de nuevo te vas.

Estar sentada sobre esa incomoda silla, no ayuda, subo una pierna apoyándola en la mesa, y vuelvo a acariciarme las ingles, has vuelto veo tus ojos verdes con esa mirada de pasión, esa que yo solo te consigo sacar, esa lascivia que me muestras. Corro un poquito el tanga hacia el lado, como a ti te gusta, lo miras, sigue igual, como lo dejaste, todo rasurado para ti, nunca lo he descuidado esperando tu regreso. Te aguarda, con un dedo comienzas a recorrer toda la trazada que separa mis labios, ¿lo notas?, está mojado, muy mojado, ¿qué quieres? Tanto tiempo esperando, al sentir de nuevo tus caricias reacciona. No te importa, sigues recorriéndolo, cada vez tu movimiento es más enérgico. Te necesito dentro, no puedo, esta tortura me vence. Me sonríes, esa sonrisa perversa del niño que se conoce haciendo una travesura. Al fin, lo hiciste tu dedo se ha abierto camino, despacio, pero impertérrito viola toda mi intimidad, para placer mío, ¡no!, te necesito más rápido, ¡más!, tus movimientos aumentan su frecuencia. Lo que en principio significaba un deleite para mi coño, ahora es una tortura, quiero más, tú lo sabes, ¿acaso esta es tu venganza? Ahora juegas conmigo con dos dedos, mis jugos facilitan la labor, sigue, lo estás consiguiendo, lo noto.

Mis gemidos han desaparecido, ya ni la música puede acallar mis voces, eres tan cruel, ¡házmelo!, ¡termina! Tu mano ahora cambia su movimiento, comienzas a acariciarme con la yema de tus dedos el interior de mi vagina, que placer, lo estoy sintiendo. Ligeras contracciones, es como si me palpitara, cada vez son más rápidas, cada vez más veloces. ¡Dios! Rápidamente, sin entenderlo cierro las piernas entrelazándolas, dejando mi mano atrapada sepultada en mi interior, cuanto placer. El calor de mi cuerpo parece que se evapora, como agua al sol una tarde de verano, el frío, si el frío es ahora lo que me colma. Ese espasmo, ese puto espasmo, me devuelve a la realidad, a la cruda realidad, no estás aquí, no estás conmigo. Hace nada te sentía, te saboreé, tu olor colmaba la habitación, ahora te has ido.

Enciendo un cigarrillo, y me enfundo el vestido, estoy toda sudada, pero siento una sensación de gozo, que tiempo no sentía. Cierro la página, ya te lo he dicho, lo que me falta por leer lo conozco. Aunque no te digo que otro día no termine de revisarlo, sé muy bien lo que pasó aquella noche, y quiero recordarlo todo, te prometo que la próxima vez lo leeré entero.

Perdona, pero recordar la pasión de aquel instante, me venció. Abro el Messenger, si te digo la verdad, me alegra el no encontrarte, no tengo ahora ganas de hablar, soy feliz recordándote, hace sólo unos segundos estabas aquí. La áspera soledad que a momentos se apodera de mí ha desaparecido, ahora es una amiga que callada contempla mis actos y no me disturba. Sé qué esperas ansioso una opinión del relato, te conozco, sin duda me ha gustado, pero, ¿qué decirte? Realmente no lo sé, dudo unos segundos con la ventanita abierta para mandarte el mail. Lo tengo decidido, solo una palabra te enviaré, sólo una, espero que la comprendas, sólo una:

"GRACIAS".