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Mis Memorias Sexuales - Juan Carlos -

en Gays

Pues bueno, dado que algunos de ustedes me lo pidieron y en manera de agradecimiento por haber compartido sus muy apreciados comentarios continuare con esta serie de "memorias" (por cierto si quieren leer el primer relato de esta pequeña serie esta en esta misma pagina). En esta ocasión quiero contarles de un chico, que al igual que Yahir, aun tiene contacto conmigo aunque no de la misma manera, ya entenderán por que

 

Entre mis varias memorias sexuales una de las que recuerdo con mas intensidad son las noches que pase con Juan Carlos; no solo por que fue un fin de semana de sexo como pocos, si no por todo lo que rodeo nuestro encuentro. Pero déjenme contarles un poco mas de cómo lo conocí y como se dio todo.

Juan Carlos es de esos chicos que parecieran comunes pero cuando te fijas bien en ellos no lo son (sobre todo por el look regetonero que le encanta y que yo no termino de asimilar). Primero a pesar de ser moreno (y mas aun quemadito por el sol dado que vive en una zona calida) tenia los ojos de un hermoso verde intenso, y segundo su cuerpo… ¡Dios, Era un regalo a la vista! El chico jugaba fútbol y ejercitaba de vez en cuando, lo que había resultado en un cuerpo delgado de músculos bien marcados; toda una barra de chocolate hecha hombre.

El fue uno de esos asuntos sexuales que ansias durante mucho tiempo y que desafortunadamente no se dan… o eso pensé en un principio; de hecho nuestra "relación" se dio de manera un tanto errática. En varias ocasiones cruzamos palabras en alguna pagina de contactos, e incluso intercambiamos mails y platicamos vía msn (con la sesión cam, por supuesto) casi siempre las conversaciones subían tanto de tono que ambos terminábamos masturbándonos, el chico parecía ser una bomba y en días como esos me lamentaba no poder tenerlo cerca. Sin embargo el hecho de que el viviera en Minatitlan y yo en el DF (es decir a unas 8 horas de distancia) fue el factor decisivo para que terminara en la sección de "contactos olvidados" en mi Messenger.

Y no me malinterpreten, de haber tenido la oportunidad le habría dado hasta por debajo de la lengua a ese rico chocolatito veracruzano. Pero en ese momento los recursos no me llegaban para costearme un viaje de fin de semana hasta Minatitlan solo para satisfacer mis bajos instintos. Así que después de un mes el asunto paso a segundo plano.

Sin embargo luego de unos 3 meses, mientras navegaba en Internet buscando material para una tarea, el msn sonó mostrándome un saludo suyo

- ¡Hola bombón!, ¿me recuerdas?

El sobrenombre inmediatamente me indico quien era, y sonriente y curioso le respondí:

- ¡Hola! Que milagro verte por aquí, ¿Cómo has estado? ¿Qué has hecho?

- Estoy bien y pues ando por aquí, deseándote, rico bombón

- ¡Hombre! Sabes que también me muero de ganas por comerte – respondí - pero ya ves, la distancia es un obstáculo cabron

- Si wey, pero te tengo una buena noticia, Adivina donde estoy

- No se, ¿Dónde?

- En Monterrey

- Este… creo que me confundiste Juan Carlos – respondí ligeramente molesto – Yo no vio en Monterrey

- ¡No seas tonto! Ya se que no vives en monterrey, ando por acá de vacaciones con mis tíos, mis papás me mandaron para acá de regalo de cumpleaños

- Felicidades – Le dije – Cumpliste 21, ¿no?

- Gracias, si cumplí 21 y pues bueno, ya me me divertí acá y la semana que entra me regreso a Minatitlan y pues el autobús hace escala en el DF, de hecho llega el viernes a eso de las 11, y no hay mas autobuses si no hasta el domingo en la noche, bueno eso le dije a mis papás, también les dije que tenia un amigo en el DF que me podría "acoger" un par de días sin problemas ¿Cómo ves?

No lo podía creer, el destino me estaba poniendo a Juan Carlos en bandeja de plata ¡Y por supuesto no iba a dejar pasar la oportunidad!

- ¿En serio? – Le respondí aun sin poder creerlo - ¡Hombre que chido! Pues bienvenido. Sabes que te puedes quedar en mi casa… y en mi cama también

- Pues ese es el plan, solo quería preguntarte antes para asegurarme que no habría problema

- ¡Ya sabes que no! Te espero por acá, ¿El viernes?

- Si, llego a eso de las 11 de la noche a la estación de autobuses del norte, ¿Vendrás por mi?

- Vale – Le respondí – me va a costar un poco por que no tengo carro y la estación esta algo lejos de mi casa, pero no hay problema, voy por ti.

- No sabes las ganas que tengo de besarte, probarte, tenerte dentro de mi - Al leer esto una inmediata erección se formo en mi entrepierna y es que si el chico era siquiera la mitad de caliente que parecía ser vía msn o cam, me iba a dar un banquetazo de sexo

El resto de la conversación se nos fue en planear y organizar el fin de semana que Juan Carlos pasaría en mi cama. Pero aun tenía algunos detalles que arreglar

El primer problema fue convencer a mi compañero de departamento que se fuera a pasar el fin de semana a casa de sus papás. Por supuesto el sabia mis preferencias, pero de ahí a pasarse 2 días oyendo gemidos de placer y mi cama rechinar la cosa cambiaba. Bajo la promesa de dejarle el departamento para el solo algún otro fin de semana accedió a mi petición, todo iba perfecto

La semana se me paso demasiado lenta, parecía que el tiempo se hubiera congelado. Finalmente el viernes llego, pero para mi mala suerte no tuve oportunidad de hablar con Juan Carlos dado que su viaje Monterrey hasta el DF duraba unas 8 horas, por lo que no tuvo oportunidad de conectarse ni nada, lo ultimo que había sabido de el era por un mail que había enviado antes de salir confirmándome la hora de su llegada y diciéndome que tuviera lista mi dotación de lubricante.

Conforme el día pasaba me puse mas intranquilo, llegando incluso a pensar que tal vez el chico me estuviera jugando una broma y que iría a esperar a la estación de autobuses en balde, me tranquilice como mejor pude e intente concentrarme en cuanto había deseado conocer a Juan Carlos y en todo lo que haríamos, si es que aparecía. Mantuve este pensamiento durante el día y sobre todo en mi viaje a la estación de autobuses. Casi nunca viajo tan tarde por la ciudad por lo que ese trayecto me pareció de lo mas peculiar.

Finalmente cuando llegue a mi destino comprobé que apenas habían dado las 11 de la noche, intentando matar el tiempo camine por el lugar y comprobé que el autobús que traía a mi amigo aun no había llegado, al parecer se había retrasado por alguna falla mecánica menor pero no tardaría mucho. Me senté a esperar y tuvieron que pasar otros 20 minutos hasta que al fin el apareció.

Venia por el pasillo de entrada caminando con soltura y mirando a todos lados. El no había mencionado su altura, cosa que me sorprendió ya que era mas alto que yo, mediría algo así como 1.90, pero fuera de eso todo lo demás era exactamente como lo recordaba, de hecho en persona era mejor aun: Su cuerpo delgado y grácil, su piel morena, su rostro de rasgos toscos y masculinos, su cabello rizado y de un color negro muy oscuro, y sus ojos, esos hermosos y brillantes ojos verdes que me cautivaron; eso sin mencionar el ajustado pantalón de mezclilla que llevaba y resaltaba a la perfección su exquisito trasero; no cabía duda Juan Carlos era un regalo a la vista y dentro de poco seria mío

Levante mi mano en forma de saludo para llamar su atención, al verme sonrió ampliamente mostrándome sus blancos dientes. Apretó el paso, se acerco a donde estaba y me abrazo con fuerza

- ¡Brian! – Exclamo con ese sabroso acento costeño que me encantaba – Que gusto, tenia miedo de que no llegaras

- Yo pensaba lo mismo, pero aquí estamos los dos

Al separarnos nos miramos sonrientes, fue en ese momento en que ambos sentimos la tremenda tensión sexual que manaba de nuestros cuerpos; Estábamos calientes, nos gustábamos y mucho; apenas podíamos contener las ganas de arrancarnos la ropa y empezar a coger

- Vamos, hay que pedir un taxi – Logre articular tras respirar profundo en busca de control

- Ya te urge, ¿Verdad? – Respondió el pícaro

- ¡Tonto! Lo que pasa es que a esta hora ya no hay transporte publico... además bueno, si, me urge – El sonrió en respuesta

Luego de unos minutos de espera y tras indicarle mi dirección al chofer ya estábamos en camino a mi departamento. Durante el trayecto intente hacer platica pero a decir verdad me costaba concentrarme; por un lado la tensión seguía ahí y me obligaba a pensar en Juan Carlos desnudo; y por otro lado Juan Carlos no dejo de toquetearme, lo que causo que la conversación fuera bastante inconexa.

Tras lo que a mi me pareció una eternidad, llegamos a mi domicilio. Le pague al taxista quien me dirigió una mirada reprobadora, bajamos la maleta de Juan Carlos del taxi y comenzamos a caminar hasta mi departamento

Mientras cruzábamos el estacionamiento un silencio denso nos rodeo, era un silencio lleno de expectativas y excitación, era como si en ese momento quisiéramos empezar a coger sin mas, la expectación era demasiada así que apretamos el paso al unísono para llegar a mi casa.

- Bienvenido – Exclame tras subir cuatro pisos y abrir la puerta de mi departamento. Juan Carlos entro Sonriente

Mas tarde yo en cerrar la puerta que el en caerme encima, parecía que me quería comer a besos. Sin reparos metió su lengua en mi boca, su saliva era tibia y dulce; y sus hábiles y astutas manos ya bailaban por mi cuerpo desabotonando mi camisa y acariciando la piel de mi torso

Súbitamente Juan Carlos se separo de mis labios y se alejo un poco, contemplándome encantado. Tras un segundo guiñó un ojo y se quito la playera dejando al descubierto su marcado torso moreno. Fue un deleite contemplarlo en vivo, sus hombros anchos y cuadrados, la cintura estrecha, los pectorales firmes y coronados por oscuros pezones color chocolate, el abdomen liso y con los músculos perfectamente delineados, su piel suave, morena y lampiña; el chico era todo un festín a los ojos.

Nos besamos nuevamente; esta vez nuestras manos se unieron a la fiesta acariciando cada centímetro de piel. ¡Fue tan intenso! Nos fajamos no se por cuanto tiempo, los minutos habían perdido significado en el calor de ese momento; el mismo calor que nuestros cuerpos generaban al fundirse en un lascivo preludio de lo que estaba por venir.

Poco a poco los besos de Juan Carlos empezaron a dirigirse a mi cuello; yo, gustoso me deje hacer. Sus tibios labios besaron mi cuello, sus dientes mordieron mi carne de una manera sensualmente dolorosa y su húmeda lengua probo cada centímetro de mi torso. ¡Ah, Aquella boca! Si algo recuerdo de Juan Carlos es su traviesa boca, sabia hacer maravillas con ella. Fue un verdadero placer sentir como devoraba mis pezones para luego bajar por mi pecho y detenerse a juguetear en mi ombligo.

Mientras Juan Carlos probaba mi piel, sus y hábiles manos no se habían quedado ociosas, ya habían empezado a trabajar en la bragueta de mi pantalón. Con notable habilidad bajo mi cierre y tras una breve lucha con mi ropa interior extrajo mi miembro en ardiente erección; todo sin despegar sus labios de mi piel.

Juan Carlos hizo una pausa, se hinco frente a mi y dirigió su verde mirada a mi pene, parecía comérselo con los ojos; tras menearlo un poco con su mano, se relamió los labios, abrió la boca y empezó a mamármelo

¡Fue exquisito! Creo que fue una de las mamadas mas ricas que tuve en mi vida, la boca de aquel morenito jarocho era única. Sus labios suaves y tibios masajeaban mi pene con maestría, el interior de su boca era como un horno y su lengua se convirtió en una llama que lamía mi erecta masculinidad regalándole placer al por mayor. De igual manera sus manos me prodigaron sus atenciones; recorrieron mi piel desnuda, pellizcaron mis pezones, arañaron mi abdomen, todo para incrementar mi placer.

Yo no podía hacer otra cosa que gemir encantado por tales atenciones; no supe cuanto tiempo paso, los minutos se extendieron y se fundieron en la marea de placer que sentía; solo regrese a la realidad cuando el orgasmo me alcanzo.

Les juro que no miento, nunca había experimentado un orgasmo así de intenso mientras me la mamaban. La deliciosa explosión me invadió arrancándome verdaderos gritos de placer mientras mi pene expulsaba sendos chorros de leche masculina, la cual Juan Carlos bebió ansioso. Habrán sido unos 8 disparos, tal vez mas, no se, pero su intensidad me hizo tambalearme, tuve que recargarme en el muro para no caer. Cuando logre recuperarme y abrir los ojos una imagen inundada de sensualidad me esperaba: Juan Carlos había bebido casi todo mi esperma, pero al parecer fue demasiado para el y se le había escapado por la comisura de sus labios manchando su pecho Aquella imagen, su torso desnudo, musculoso y moreno barnizado con mi blanco semen; sus manos, recogiendo aquellas gotas que habían escapado de su gula y volviéndolas a llevar hasta su boca para engullirlas gustoso; se quedo grabada a fuego en mi mente, de solo recordarlo una instantánea erección se forma en mi entrepierna. Me había sacado la lotería con este chico.

- Que leche tan deliciosa – Exclamo Juan Carlos sensualmente mientras se levantaba – Se nota que es de buena calidad

- Gracias - respondí un poco apenado - ¿Te digo algo? Nunca me la habían mamado tan rico – Ambos sonreímos, las palabras sobraban, sin embargo añadí – Ven, vamos a darnos un baño

Avanzamos por la casa en silencio, yo al frente guiando y Juan Carlos atrás aun deleitándose con mi néctar, parecía un niño con su golosina favorita

Ya en el baño me dedique a regular la temperatura del agua. Cuando me volví Juan Carlos se estaba terminando de desnudar; todos sus movimientos estaban llenos de un aplomo y soltura difícil de describir, por alguna razón me excito aun mas el verlo desvestirse de esa manera, como si hacerlo frente a un extraño fuera cosa de todos los días.

Embobado contemple su desnudez; sus piernas largas y firmes eran como oscuras columnas que sostenían su portentoso torso, su pene de tamaño y grosor regular pendía ocioso, coronado por una suave mata de oscuro vello. Pero sin duda el mayor tesoro de Juan Carlos era su trasero: Unas nalgas morenas, firmes, musculosas, lampiñas, que incitaban a pecar con ellas una y mil veces

Con soltura, Juan Carlos se metió bajo la regadera, su gloriosa desnudez se vio intensificada por las gotas de agua que le daban a su piel un brillo especial. El me sonrió y con un gesto de la mano me invito a acompañarlo; con un gran esfuerzo, aparte mi mirada del cuerpo de aquel adonis moreno y me desnude para entrar con el a la regadera.

Esta vez nuestras caricias fueron mas sutiles pero no por eso menos eróticas. Con el pretexto de la higiene nos acariciamos todas y cada una de nuestras partes; por supuesto los besos no se hicieron esperar y nuevamente enlazamos nuestros cuerpos en imitación de lo que nuestras lenguas hacían.

Esta vez fui yo el que inicie el ataque. Mi boca beso cada parte de su anatomía y saboreo su piel, sin embargo moría por probar su trasero, así que le di la vuelta y empecé a lamer su espalda y baje hasta que pude morder sus nalgas para finalmente dirigir mi atención a su hermoso culo. Con fascinación separe sus nalgas descubriendo un estrecho agujero que latía ansioso por sentirme. Cuando pase mi lengua por el borde el gimió encantado; sonreí y puse mi lengua a trabajar. Empecé a lengüetearlo con suavidad, cubriéndolo de mi saliva, preparándolo para lo que vendría después. Enseguida empecé a introducir mi lengua en aquel apretado orificio; Juan Carlos empezó a gemir, al muy puto le estaba gustando; ataque con mas fuerza y sus gemidos incrementaron también. Si así estaba con mi lengua, imagínense como se pondría cuando me lo cogiera, mi verga se hincho de solo pensarlo

- ¡Que rico mi rey! – Gritaba Juan Carlos sin pudor alguno mientras se masturbaba – ¡Comete mi culo, cómemelo!

No necesitaba decírmelo dos veces, empecé a lengüetear con mas fuerza y el placer que sintió lo obligo a doblar las piernas, aproveche el momento e hice una pausa para acostarlo en el piso del baño, levante sus piernas y empecé a meter uno de mis dedos en su culo. Juan Carlos soltó un grito y se retorció de gusto al sentir mis maniobras. Con deliberada lentitud continué mi labor, preparándolo para mi verga; enseguida agregué un dedo mas y Juan Carlos gimió mas fuerte, estaba extasiado. Una de sus manos se dirigió a su pene y comenzó a masturbarse mientras que con la otra empezó a apretarse suavemente las pelotas.

Una vez mas el chico me regalo una imagen que me llenaría de excitación cada vez que la recordara: Aquel caliente jarocho tirado en el suelo del baño, las gotas de agua cayendo sobre su morena piel; su pecho subiendo y bajando en agitada respiración, su rostro contraído en un rictus de placer, su pene hinchado y apunto de estallar, todo provocado por mis dedos en su culo, en verdad debí tomarle fotos, creo que el lenguaje no me alcanza para describir lo que mis ojos gozaron en ese momento.

En fin, después de un rato la excitación de Juan Carlos llego al limite y de pronto empezó a gritar; su culo se contrajo y su verga comenzó a lanzar chorros de blanca esperma que le llegaron hasta la cara, donde el empezó a lamerlos, aunque mucho de su jugo se diluyo con el agua de la regadera

Le ayude a levantarse, su sonrisa se había ensanchado y en sus ojos pude ver el deseo de mas; supongo que el vio lo mismo en los míos pues me susurro al oído "Vamos a tu cama" para después morder juguetón el lóbulo de mi oreja. No me hice del rogar, tras secarnos fuimos a mi habitación; el enseguida se recostó en mi cama y mientras me miraba con una avidez e intensidad que casi quemaba exclamo:

- La tienes grandota y bien parada – fue hasta ese momento que me di cuenta que una nueva erección de campeonato se había formado en mi entrepierna

- ¿Te gusta? – Le pregunte lascivo

- Me encanta. Pero acércate, quiero disfrutarte

Lentamente me le acerque; el, ansioso, estiro la mano y me tomo los testículos, sopesándolos

- Los traes todavía bien cargados de leche ¿no?

- Toda la que quieras

- Que bueno, por que quiero mas, toda la que tengas - Agregó mi jarocho de fuego con una mirada de fervor en sus verdes ojos - quiero ser un chocolate relleno de tu leche

Sus palabras me encendieron de tal manera que no supe de mi, simplemente no pude controlarme. Lo tome de las piernas y las separe dejando su culo nuevamente a mi merced y sin previo aviso se la deje ir de un solo golpe, completa y hasta el fondo

Juan Carlos no se quejo, al contrario, parecía querer mas, y yo se lo iba a dar. Mi excitación estaba al tope, no quería hacer otra cosa que llenarle el culo con mi verga. Sin piedad arremetí contra su ano, metiendo y sacando mi enhiesta carne, regalándole el placer que solo la verga de un macho puede dar. El gritaba cada vez mas fuerte, pidiéndome mas y yo solo me excitaba mas con cada uno de sus ruegos.

El chico estaba también disfrutando de lo lindo, su cuerpo se estremecía de placer con cada arremetida, su culo ardiente y apretado palpitaba con furia y de pronto se vino a chorros y sin tocarse, yo pensé que el querría que me detuviera y disminuí mis acometidas, pero el se aferro a mis nalgas para evitar que me saliera de el y negando con la cabeza exclamo

- ¡Sígueme dando papi! No te detengas por nada del mundo

Le obedecí, de cualquier forma yo aun no me había venido y deseaba complacerlo con su sueño, quería llenarlo de mi leche por todos lados. No sabría decir cuanto tiempo estuve dándole por el culo a Juan Carlos, tal vez fue media hora, tal vez fue mas, la cogida se me hizo deliciosamente eterna, mi verga casi me dolía de tanto entrar y salir y mis huevos iban a estallar; casi no podía contener mi orgasmo así que entre espasmos y gemidos de placer saque mi verga de aquel rico culo y se la ofrecí a Juan Carlos. El chico, ni tardo ni perezoso se incorporo con la boca abierta; apenas paso su lengua por mi glande me vine; un orgasmo mayor que el anterior exploto en mi verga y lleno el rostro y la boca de Juan Carlos, el caliente moreno apenas pudo tragarlo, pero hizo su mejor intento y tras varios disparos me desplome en la cama exhausto y sudoroso

Juan Carlos continuo sentado al borde de la cama, relamiéndose los labios en éxtasis, devorando mi semen y frotándose el pecho con el suyo propio; por increíble que parezca el chico se había venido unas 3 veces mientras me lo cogia y sin siquiera tocarse por lo que su cuerpo estaba perdido de leche y sudor. Era tan excitante verlo, rendido a sus mas bajas pasiones, era como una bestia deseosa de sexo, de mi sexo y por supuesto sediento de mi leche

Mientras me regodeaba con la imagen de mi caliente moreno y descansaba un poco, el continuo su faena. Ávido de mi cuerpo comenzó a lamerme empezando por mis pies, subiendo por mis piernas para luego detenerse en mi ahora flácido pene donde lamió los restos de mi venida; finalmente subió por mi pecho saboreando mi húmeda piel; con ansias lamió mis axilas y mi rostro bebiendo cada gota de sudor.

- Que lengua mas deliciosa – Le dije sorprendido por su lascividad

- Mas delicioso estas tu – respondió el, para después ponerse a horcajadas sobre mi cadera y tras suspirar complacido continuo - Quiero comerte, quiero saborearte, quiero llevarte por dentro. Tu leche, tu sudor, tu esencia, la quiero grabada en mi piel. Tenia tantas ganas de que me hicieras tuyo, de sentirte dentro de mi… sabes que me voy a ir y que quien sabe cuando nos volvamos a ver. Necesito meterte dentro de mi para siempre, para que aunque estemos lejos pueda sentirte de nuevo.

Su intensidad me sorprendió y conmovido lo bese una vez mas. Fue un beso salado, en su boca se mezclaba el sabor de nuestro semen, mi sudor y su saliva y sin embargo fue un beso lleno de dulzura. En ese momento entendí esa ansia que el sentía, no era una cuestión solamente sentimental, era mas bien deseo puro el que nos invadia y que teníamos que aplacar antes de que nos quemara, solo podríamos apagarlo el uno con el otro y mas valía no dejar rescoldos por que quien sabe si cuando resurgiera estaríamos cerca el uno del otro para ayudarnos a apagarlo

Los besos continuaron y subieron de intensidad, una vez mas nos retorcíamos abrazados en la cama, disfrutándonos. El intenso calor que generábamos provoco que una vez mas nuestra piel se llenara de sudor, intensificando nuestros roces y haciéndolos mas agradables e intensos. Nuestros cuerpos ya llevaban los rastros del placer; leche, sudor y saliva se mezclaban en nuestra piel lubricando el contacto. Creo que esa noche experimente el sexo mas sucio y delicioso de mi vida.

Una vez mas Juan Carlos se sentó sobre mi cadera y mirándome con sus verdes ojos impregnados de deseo exclamo:

- Lléname de nuevo, quiero tu leche en mi, métemelo hasta que te vengas dentro de mi – Y mientras decía esto acomodo mi verga entre sus nalgas y con un movimiento contoneante me invito a entrar en el.

Aquel culito me dio la bienvenida nuevamente acariciando mi pene de la manera mas intensa que conocía. La cogida fue lenta, rítmica, intensa. Juan Carlos se movía sobre mi casi como bailando, esta vez el llevaba el ritmo y dejo que mi verga le llegara a lo mas hondo, estimulando su intimidad mas profunda una y otra vez

¡Que culo, Dios mío! A la fecha no eh conocido a nadie con tal control en los músculos anales. Se movían con una intensidad tal que a pesar de que todo iba muy despacio resulto tan intenso como la furica y potente cogida anterior, si no es que mas.

Igualmente tuve la oportunidad de comprobar con mis propios ojos que Juan Carlos tenía la curiosa capacidad de vernise en múltiples ocasiones y sin tocarse. Mientras cabalgaba mi verga, el placer lo llenaba causándole una impresionante erección; su pene se hinchaba hasta lo indecible; hinchazón que desaparecía inmediatamente tras una abundante eyeculacion que bañaba mi abdomen y pecho. Increíblemente esto pasó unas 3 veces mientras cogiamos y cada vez Juan Carlos lo disfrutaba mas y mas.

Tras un rato de cabalgar un potente orgasmo empezó a nacer en mis testículos para después extenderse por mi bajo vientre y mi verga. Juan Carlos lo noto y acelero sus movimientos dándose violentos sentones en mi miembro provocándome una eyaculacion mas, que le lleno por completo las entrañas; al mismo tiempo el se vino también haciendo que sus contracciones anales, de por si intensas, tuvieran un violento incremento que solo ayudo a aumentar mi placer.

Juan Carlos, satisfecho, se separo de mi teniendo cuidado de que ni una gota de mi jugo se le saliera del culo, era un goloso. Con cuidado acomodo su cabeza en mi hombro y usando sus dedos jugueteó con el semen que bañaba mi pecho, para después ingerir aquel manjar sexual aderezado con mi sudor; honestamente no se cuanto le tomo devorarse esa cenita con leche de macho, ya que el cansancio se apodero de mi y me quede profundamente dormido

El delicioso y profundo cansancio del "después de" me noqueo, dormí como un bebe durante varias horas, sin embargo mi conciencia regreso al mundo de la vigilia ante el delicioso olor a sexo que desprendía mi cuerpo; un aroma rico, robusto y ligeramente penetrante que me remitió varios recuerdos de la noche anterior. Gustoso rememore aquel inmenso placer que había sentido, y aquella hábil boca que me había hecho ver estrellas, casi podía sentirla de nuevo trabajando en mi verga… hasta que me di cuenta que de hecho la boca de Juan Carlos estaba una vez mas jugueteando con mi miembro, en una silenciosa mamada matutina. Sorprendido abrí los ojos y en efecto ahí estaba mi jarocho caliente, pegado a mi entrepierna mamándomela como si la vida se le fuera en ello. El notó que había despertado y se separo un momento de mi miembro para sonreírme y tas saludarme con su verde mirada exclamo

- Perdón si te desperté, pero la tenias bien parada y yo quería desayunar lechita de macho… y la tuya esta tan rica que no me aguante las ganas de ordeñarte la verga

Le correspondí la sonrisa y poniendo mi mano en su rizado cabello negro lo invite a continuar; el volvió a su faena hasta que, como prometió, me ordeño una vez mas

Esa fu mi primera noche con el. No voy a mentir, ese fin de semana fue el mas placentero y agotador que he tenido en mi vida. Juan Carlos resulto ser una bestia hambrienta de placer, solo una buena dosis de verga con leche lograba calmarlo por un rato, tras el cual volvía al ataque

Lo hicimos en todas las pocisiones y en todos lados: en mi cama, en los sillones, en la mesa del comedor, en la cocina, en el baño, en la azotea, incluso me dio una sabrosa mamada en el cine; y siempre terminaba igual: con nuestros cuerpos cubiertos de sudor y semen y con el culo o la boca de Juan Carlos rebosante de mi blanca esencia masculina

El domingo por la noche lo fui a dejar a la estación de autobuses y tras una ultima cogida en el baño de la estación, donde Juan Carlos se encargo de succionarme toda la leche que pudo, nos despedimos. No hubo lágrimas, solo abrazos. Habíamos logrado satisfacer esa hambre que sentíamos el uno por el otro, al menos por el momento y eso tendría que bastar hasta que nos volviéramos a ver. Tarde o temprano volveríamos a sentirla, eso lo sabíamos, pero también era obvio que si nos quedamos juntos mucho tiempo no duraría, terminaríamos aburriéndonos, por lo que en ese momento era mejor separarnos y crear la expectativa de un encuentro futuro.

De esto hace ya 4 años, Juan Carlos esta bien, sigue estudiando y trabajando, ocasionalmente hablamos por msn recordando aquel caliente encuentro e intentamos agendar algún otro para el futuro, pero hasta el momento no nos ha sido posible

En cuanto a mi, pues todo bien. Como dije alguien como Juan Carlos no se olvida. Y se que nunca podremos ser mas que amantes ocasionales, y creo que así esta bien. Con el tiempo eh tenido otros encuentros y los eh disfrutado tanto o mas como el que tuve con el… aunque a veces cuando estoy solo y caliente en mi cuarto no puedo evitar conjurar su imagen mientras me masturbo y me vengo en su honor.

 

Pues bueno, espero que este segundo relato les haya gustado también, una vez mas les agradezco cualquier comentario que me quieran dejar en esta pagina o en mi correo faktorkhaos@hotmail.com si quieren compartir experiencias o cualquier cosa pues adelante

Y una vez mas gracias por haber leído esta experiencia, les prometo que en un futuro cercano les contare otra de mis memorias sexuales