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El jovencito cerrajero

en Hetero: Infidelidad

Desde que probé la verga del jovencito en mi casa de playa, quedé convencida que esos penes son muy ricos, con una potencia bárbara y además no te comprometen, pues quieren satisfacerse sexualmente sin buscarse complicaciones. Sólo desean sexo sin ataduras ni compromisos, dejándola a una satisfecha. Cerca de mi casa hay una cerrajería en el que trabaja un señor de unos 45 años y su ayudante es su joven hijo, un chiquito de unos 16 años que me gusta mucho pues es lindo, y al que no dejo de mirar cuando paso por allí, luciendo mi gran trasero con mis minifaldas, ajustadas a mis nalgas, con tacones medios y blusas escotadas, dejando entrever mis tetas. Siempre que paso, siento la mirada de este niño clavada en mi culo. Un día en que me encontraba sola en casa pues mi marido se había ido de viaje, como era ya costumbre, me disponía a masturbarme cuando se me ocurrió una idea. Llamé a la cerrajería y hablé con el dueño solicitando que enviara a su hijo pues se me había roto una cerradura para que la cambiara. Me contestó que en una hora más lo enviaría, anotando mi dirección. Yo me sentía como una colegiala en su primera cita. Me vestí con una falda más corta que lo normal y una blusita de algodón que demarcaba mis senos, por supuesto, no me puse sostén. Al mirarme al espejo, mis pezones rosados se traslucian bastante insinuantes, una diminuta tanga blanca de lycra que se perdía en mis nalgas y hacía resaltar mi gran trasero completaba mi vestuario. A los pocos minutos, sonó el timbre de la puerta. Era el joven cerrajero, vestía un overol azul, era un hermoso ejemplar de muchachito, catirito, pelo enruladito y ojitos verdes:

 

-¿Usted es la señora Raquel? -preguntó con voz tímida.

 

-Sí, -respondí con la mejor de mis sonrisas -adelante, pasa....

 

Lo acompañé a la puerta del dormitorio, donde supuestamente debería cambiar la cerradura. Noté que su mirada se clavaba en mis nalgas apretadas por la diminuta falda que lucía, me di vuelta y le di un pequeño espectáculo de mis senos, su mirada se dirigió hacia allí, pero cuando notó que yo lo miraba, desvió su vista hacia la puerta:

 

-Creo que esta chapa está buena -me dijo -¿qué quiere que le haga? -¡Mmm, de todo!, pensé con sonrisa maliciosa, hehe.

 

-Bueno, quiero cambiarla porque perdí la llave, me parece que en el closet tengo una nueva.

 

Continué sabiendo que era mentira y me subí sobre una silla para buscar en la parte superior del closet. Eso permitió mostrarle mis piernas. Nuevamente sentí su mirada penetrante, sabía que se estaba deleitando con el espectáculo.

 

-¿Sabes? No la encuentro -le dije mirándolo desde arriba -ayúdame a bajar -le pedí estirando una mano.

 

Él tomó mi mano y bajé una pierna, quedando al descubierto mis muslos por lo corto de la falda. Hice como que resbalaba y me apoyé con todo mi cuerpo en él, aplastando mis tetas en su pecho, mientras el catire me tomaba de la cintura para afirmarme. Quedé algunos segundos apretada al muchacho y luego me retiré. Miré su pantalón y noté que su miembro estaba muy abultado, indudablemente tenía una gran erección que no podía disimular:

 

-¿Cómo te llamas? –le pregunté.

 

-Mauricio -me respondió.

 

-¿Tienes novia?

 

-No.... no tengo -respondió tímidamente.

 

Yo me ponía de forma que pudiera ver mis erectos pezones desafiantes bajo la tela, lo que él no podía evitar. Su mirada tímida no podía desviarse de mi escote y mis piernas.

 

-¿Te gusta lo que ves Mauricio? –le pregunté con un tono erótico.

 

-Por supuesto.... usted es muy bella.... –dijo entrecortado.

 

-Mmmmm, un niño tan lindo como tú, trabajador, debes tener muchas admiradoras, al menos, chicas de tu edad.

 

-No crea, algunas, algunas, haha -decía con mucha pena y nerviosismo.

 

-Por cierto, me doy cuenta cómo me miras cuando paso por el taller.... pero me gusta.... ¡me gusta mucho como me miras!

 

Su carita se ilumino poniéndose colorada, estaba apenado.

 

-No te de pena, cuéntame, ¿eres virgen?

 

-Sss…. si, nunca he estado con una chica -respondió tímidamente poniéndose aún más rojo.

 

A todo esto, ya descaradamente, yo le mostraba mis senos, y él no quitaba los ojos de ellos.

 

-¿Te gustan? -le dije tomándome las tetas con mis manos, como levantándolas- ¿te gustaría vérmelas?

 

-¡Por supuesto! -exclamó- siempre me han gustado, al igual que sus caderas y sus piernas, son muy lindas.

 

Ya lanzada, me quité completamente la blusa, mis tetas quedaron desnudas ante su vista, grandes, redondas y con el pezón completamente erecto, mi vagina la sentía empapada por la conversación y por la expectativa de que ese muchachito me comiera y yo pudiese desvirgarlo, tal como hice con el chico de la playa. 

 

-Ven bello -lo invité acariciándome un pezón -tócalas, son tuyas.... acarícialas como desees....

 

El chico se abalanzó sobre mis tetas, primero con cuidado las tomó con sus manos y luego de sobarlas y amasarlas, posó su boca sobre un pezón y comenzó a chuparlo suavemente.... yo me derretía y sentía cosquilleos desde mis pezones por mi cuerpo llegando hasta mi entrepierna que estaba empapada y me latía mi cuca como pidiendo también una caricia.

 

-Aaaaaggghh.... Mmmmm -exclamé- ¡para ser tu primera vez qué bien lo haces! Es rico que me chupen las tetas así....

 

Comencé a acariciar el pecho del muchacho, abriendo los botones de su overol. Hizo un movimiento y quedó con el torso denudo. Lo acaricié y besé en los labios, abrió su boca y nuestras lenguas se enredaron en un baile erótico.... Yo sentía cómo se mojaba mi tanga y un cosquilleo me recorría completamente

 cuando el joven pasaba sus manos por mis tetas desnudas y luego bajaba por mi cintura y me agarraba de las nalgas con cierta brusquedad, lo que a mí más me calentaba. Lo arrastré hasta mi cama y me senté, permaneciendo él de pie. Poco a poco fui bajando su overol dejándolo sólo con un bóxer que no podía contener el tamaño de su gran verga.... mucho más grande de lo que imaginé.... no pense que un niñito pudiese tener semejante pene, me dio mucha alegría, el morbo y la calentura me tenían a mil.... Le bajé el bóxer y su verga saltó hacia delante insolente y preciosa. La tomé con mis manos mientras él continuaba acariciando mis tetas.

 

-Ay chico, qué verga tan hermosa tienes -dije mordiéndome los labios- y su tamaño, color, forma son perfectos para mí.

 

-¿Si, le gusta? Si supiera las pajas que me he hecho por usted, Señora....

 

-Ahora voy a darte una mamada -dije lujuriosa- tu primera chupada y esa lechita será toda mía.... 

 

-¡Por supuesto, es el sueño de mi vida!

 

Y diciendo esto, comencé a lamer la verga del muchachito como si se tratara de un helado, pero caliente. Lo lamí un rato y luego comencé a darle una mamada como si se me fuese la vida en ello, quería que se llevase de su desvirgada un buen recuerdo, era mi segunda chupada de verga virgen.... él gemía y movía sus caderas con su rico pene enterrado en mi boca.... apenas cabía.... pero me daba maña para tratar de meterla lo más profundamente posible.... su masaje a mis tetas me tenían hirviendo y su virilidad en mi boca me hicieron alcanzar mi primer orgasmo.... fue como si una barra caliente me penetrara desde mi vagina hasta mi boca en un ir y venir de sensaciones extraordinarias.... gemía y sollozaba con la verga lo más adentro posible de mi garganta.... el calor y el placer no me dejaban.... ¡una corriente eléctrica me recorría y me hacían sentir tan bien! El catire de repente se tensó y sus movimientos se hicieron más rápidos y empezó a cogerme por la boca.... de pronto me agarró fuertemente por la cabeza, se arqueó, sentí que explotaba y chorros de leche caliente me inundaron.... el primer chorro pasó directamente por mi garganta, pero los siguientes los pude retener en mi boca.... era su primera chupada y había culminado con una acabada espectacular.... tragué todo lo que pude.... ¡estaba tan caliente que no alcancé a reaccionar! Lo único que quería era seguir chupando ese rico miembro y seguir sintiendo las sensaciones brutales de mi orgasmo. El niñito dejó de moverse y yo sólo por inercia seguí chupando hasta dejarlo seco y limpio, reparé por primera vez en sus tersos y lampiños testículos que también chupé con gran placer. Caí desmadejada sobre mi cama y él tendido a mi lado. Se recuperó a los breves minutos y comenzó a besarme y acariciarme por todas partes, especialmente las tetas que eran su delirio, luego descorrió el cierre de mi falda, sacándomela. Comenzó a bajar su lengua por mi estómago hasta llegar a mi monte de venus, se quedó como absorto admirando mi depilada y encharcada vagina, yo abrí lo que más pude mis piernas y con mis dedos entreabrí los labios de mi estrechez empapada en jugos.

 

-Ven lindo, quiero que ahora tú me la chupes como yo te hice.

 

El dirigió hacia allí sus besos, lamió mis labios vaginales y buscó entre ellos con mi ayuda la entrada a mi gruta que lo esperaba ansiosa. Comenzó a darme lamidas suaves y profundas, haciéndome retorcer de placer.... gemidos, suspiros y quejidos escapaban de mi boca.... su lengua encontró mi clítoris que estaba erecto, le dije que dirigiese hacia allí dirigió su ataque.... una corriente eléctrica nuevamente me sacudió y lanzando un grito comencé a subir y bajar mis caderas como si me estuvieran cogiendo.... el placer que sentía era inmenso.... le fui dando indicaciones de que con su lengua lamiese mi clítoris y le diese pequeñas chupadas, haciendo que me revolcara en la cama como tratando de escapar de esa lengua fantástica pero deliciosa.... pasados breves minutos me vino mi segundo orgasmo, acabando con una fuerza extraordinaria, empapando la cara del joven que no dejaba de lamer y chupar mi botoncito. Mis movimientos se hicieron más bruscos, mis caderas subían y bajaban con gran rapidez, hasta que ya no pude más:

 

-Aaaaaaaaaugh.... ¡ya por favor!... qué cosa tan divinaaa....

 

Él le dio una última lamida a mi entrepierna, chupó mis labios vaginales, tragó mis jugos y se tendió a mi lado besándome en la boca, saboreando yo aquella mezclita.... Fue una acabada brutal que me dejó por varios minutos tendida en la cama, con las piernas abiertas y jadeando como si hubiera corrido varias cuadras. Luego de pocos minutos de descanso, la verga de “mi niño” estaba nuevamente dura como hierro. Nos besábamos deliciosamente, me acariciaba las tetas y mi bajo vientre con sus dedos, produciéndome una nueva calentura. Pero ahora lo deseaba dentro de mí.... ¡era lo que más quería! Había gozado demasiado con la chupada de verga, con la lamida de cuca que me había dado, que ahora quería sentirme ensartada por ese pene fantástico.

 

-Mauricio, ahora quiero que me lo metas y sientas lo que es poseer una mujer....

 
-Si si, yo quiero mi bella señora.... 

 

Nos acostamos en la cama matrimonial, con su gran tranca me fue ensartando suave, lentamente hasta tener la mitad adentro y le indiqué que parase.... era demasiado gruesota, me vino una calentura tremenda y entonces le pedí que lo metiese completamente, lanzando un grito de dolor, placer y triunfo.... al fin tenía esa gran verga enterrada hasta la empuñadura en mis calientes entrañas. Comenzamos a movernos rítmicamente, empujábamos al unísono en un concierto de gemidos y grititos de mi parte. Yo movía la cabeza para ambos lados, con los ojos semi cerrados, concentrada en el gran gusto que me estaba dando, mientras el muchacho agarraba y chupaba mis tetas que bamboleaban con mis movimientos, él me agarraba de las nalgas, me sobaba el culo sin dejar de moverse empujando su vergota en mi interior... muy pronto sentí nuevamente esa corriente eléctrica que precede a mis orgasmos, preparándome para la gran acabada.... la sentía venir lentamente como tomando fuerzas, avasalladora, pujante... hasta que un gran calor inundó mi cuerpo.... ¡casi pierdo los sentidos como me pasó con el vagabundo por esa ola inmensa de gusto!

 

-Aaaagggghhhh.... Mmmmmm.... quiero moriiiiiiiiiir.... ¡qué riiiiiiiiiiiicoooooo! -aullaba desesperadita de emoción. 

 

Mis movimientos se hicieron convulsivos cuando de pronto el chico se encorvó nuevamente, empujó sus caderas clavándome hasta el alma y me lanzó andanadas de leche hirviendo, llenándome de líquido que hicieron que mi orgasmo aumentara en intensidad, moviéndome más frenéticamente aún....

 

-Aaaaaaagh.... uuuuuuuugh.... señora Raquel, aaaghh, q... qué divino es esto -decía mi macho en el momento de descargar su semen en mí- uuuuffff.... ¡qué buena está usted y qué rico cojérsela! 

 

Quedamos desmadejados en la cama, él sobre mí recostando su cara en mis tetas y mi vagina agradecida y aún ensartada por su exquisita vergota.... Después de unos minutos, nos besamos, acariciamos y nos desacoplamos. Fuimos a la ducha juntos, jugueteando sin dejar de decirnos palabras lindas y cargadas de elogios.... Al secarnos, un fuerte deseo nos embargó nuevamente, tiré la toalla al piso, subí mis piernas sobre sus hombros y le pedí que me cogiese por el ano.

 

-Vamos Mauricio, mete ahora tu sabroso y duro pene en mi culo.... Quiero sentir que me desgarras y me posees como buen semental.... ¡Hoy me probarás todita!

 

-Si okey.... me la cojo con todo gusto, por el culo, ufff.... ¡Hago lo que pida mi señora!

 

-Ve metiendo la cabecita primero, mi ano se irá dilatando, amor, acostumbrándose a tu pene riquísimo.... ¡Poco a poco vas entrando, anda cójeme!

 

Introdujo entonces el inico de su miembro con cierta dificultad y, aunque me dolía, las ganas y el morbo siempre me permiten ir adecuándome.... Estando contemplándonos unos segundos a la cara, le pedí que me tratase como ramera, eso me enciende más:

 

-Dime lo puta que soy, dime que soy una sinverguenza, una mujer casada que le gusta tener otro macho que la satisfaga.... Aaaayyy, aaaayyyy papiii... ¡duele pero es riiiicoooo!

 

-Es usted una señora muy puta, una mujer que quería mi verga desde hace tiempo y me la mamó con hambre de perra en celo.... Me la voy a coger por ese culo que es mio ahora, sólo mio, ¡puta, puta!

-Aagghhh, aayyy bebé, sí, me traías loca desde hace mucho, eres bellooo.... qué gusto ser tuya ahora, aagghh, ayayay, aayyyy.... ¡Cógeme papito! Seré tu perrita, tuya nada más....
 

Arrancó a darme con fuerzas, ya estaba en el limbo, había cruzado el límite del dolor al placer máximo que ese catire me proporcionaba.... Deliraba, temblaba, me sobrevino un orgasmo brutal por la sensación de ese palo grueso en mi ser y el sentirme prostituta de nuevo por tener sexo en mi casa, en mi cama matrimonial, puta con ese chiquillo que me tenía sometida cual hembra... me sentía tan suya, tan sublime y me agradaba demasiado.... El mete y saca duró unos minutos hasta que acabó dentro de mi culo.... ¡Qué caliente su semen, ohh Dios! Cayó él nuevamente sobre mi cuerpo, nos llenamos de besos, nos paramos y volvimos a bañarnos sin dejar de decirnos cosas bonitas y agradables.... Luego, lo ayudé a vestirse, lo acompañé hasta la puerta desnuda, allí nos dimos un beso delicadito y un abrazo fuerte y se marchó. Yo me quedé extasiada, complacida y ansiosa por ese delicia de vivencia, esperando volver a repetir pronto con mi amante de 16, pues desde ese día sería su mujer....