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Mi perrote vagabundo y el chico cerrajero

en Zoofilia

Salí a buscar a Papi, el perrote vagabundo, por los alrededores hasta que lo encontré. Al verme, el noble can se abalanzó con alegría sobre mí, montando sus enormes patas sobre mis hombros y lamiendo mi cara, haha. Lo saludé con ternura y lo conduje a mi casa, me moría de ganas por ser su hembra de nuevo y creo que él presentía que comería y me montaría como la vez primera. Al entrar, le serví abundante comida en un plato y junto le puse un tazón de agua, se dio banquete del bueno.... Una vez terminado de alimentarse, lo conduje al patio donde le di un buen baño a regañadientes de su parte, pero para hacerlo más divertido y que se dejase sin problemas, me bañé con Papi. Luego lo cepillé, lavé su hocico y lo dejé bello, brillaba su cuerpo negrito y talladito, fibroso, se veía como todo un semental y yo enamorada, hehehe.

Pasamos adentro, me desvestí en un dos por tres quedando encueradita, le di la espalda a mi macho y paradita, separé mis piernas. Entonces el perrazo comenzó a lamerme desde el clítoris hasta el culo, cubriendo toda esa candente zona como sólo un gran perro puede hacer.... Yo lo disfrutaba:

-Mmmm, aaggghhh Papi.... Lame a tu perra así, qué divino, tu lengua se siente tan pero tan bien.... ¡Te extrañaba chico!

Mi amante perruno estuvo lame que lame hasta sacarme un tembloroso orgasmo, me senté y abrí mi boca para recibir su lengua mojada por mis flujos y su saliva abundante, pero que hurgaba mi boca de manera sensacional, yo sacaba mi pequeña lengua y también lamía en lo que podía el hocico, la rugosa sinhueso de mi Papi y sus colmillos. Mojé mis dedos en mi empapado bajo vientre para regar mis flujos llenos de hormonas alborotadoras de perros y hombres por mis tetas que ya pedían las correspondientes y complacientes relamidas de mi macho grandote, en una de esas, Papi cerró su hocico dándome una chupada en un pezón que me dejó boba e incrédula, estaba mamando mi teta de forma extra divina.... Lo acariciaba por donde podía disfrutando de aquello tan majestuoso que ese animal me otorgaba, tanto me encendió, que tuve la necesidad de mamarle su vergota con unas ganas impresionantes. Ya mi negro sabía lo que le vendría, no había olvidado las prodigiosas mamadas que su perra le había obsequiado la vez primera que fui suya. En cuatro patas sobre la alfombra de la sala, tomé delicadamente la funda de Papi para meneársela hasta ver aquel trozo de carne que yo anhelaba cual golosina:

-Papiiiii, mmmm, qué vergota te gastas, eh? Si supieras cómo quería tenerla, olerla, saborearla, mmmmm, mmmm.... -Inicié toquecitos con mi lengüita, luego la recorrí entera con mis labios y lengua hasta empezar a meterla en mi boca que, caliente, succionaba degustando ese pene hermoso y bien divino. Así estuve chupándosela embelesada hasta que mi macho, follándome la boca, me otorgó su rico elixir para darme un atracón regio. 

-Uuuuyyyy Papi, tu leche me fascina, okey? Mi bello, te quiero....

El can se recostó y se limpió su miembro como suelen hacer todos los de su especie, mientras yo a su lado, toda entregada a mi amante y deseosa de ser montada, lo acariciaba y sobaba. El momento llegó en que el perrazo se paró, me golpeaba suavemente con su hocico y patas indicándome que debía someterme a él ya, dio unos ladridos y esta perrita obediente y ganosa por llevar verga, adoptó la posición adecuada para que el macho bravío se encaramase. Luego de las respectivas intentonas, me la metió e inició la ambiciosa cogida:

-Aaagghh, aauuuch, Papi así, cógeme mi amor.... Tu perra te desea mucho, aagghhh.... Esa verga tuya es enorme, la siento tan adentro, me ocupa todita, aaggghhhh, rico, divinooo....

Las vapuleadas eran formidables, sentía mi cara de felicidad por sentirme poseída, mi cuerpo agradecía mi putería y la montada de ese ejemplar tan robusto y cogelón.... Pero oh, sorpresa, por mi entrega y éxtasis no me había fijado que, por dejar la puerta de mi casa abierta, el chico cerrajero que me había cogido días atrás, se encontraba impávido viendo la escena. Me percaté de ello porque Papi emitía ciertos gruñidos, algo que no había hecho antes y, separándose con brusquedad de mí, le ladró bravo al muchacho, éste trató de correr pero agarré a Papi y lo contuve:

-¡Tranquilo Papi, quédate quieto, quieto!.... Mauricio, ¿qué haces aquí? -Le pregunté al cerrajero con cierta mezcla de enojo y sorpresa.

-Di.... Disculpe señora Raquel, es que vine por petición de su esposo y.... y.... Yo, ¡disculpe!

Había olvidado que mi marido me había dicho antes de marcharse a trabajar que de la cerrajería vendrían a cambiar la cerradura de la despensa porque las llaves se habían extraviado. Agarrando fuerte a Papi quien seguía gruñendo y ladrando, le expresé al jovenzuelo:

-Pero debiste tocar el timbre antes de pasar, Mauricio....

-Es q.... que yo imaginé.... Usted sabe, que estaba solita y bueno.... Como el otro día....

-Ummm, qué pena contigo Mauricio.... Pero aún así debes avisar o tocar antes de visitarme.... mas ya me viste, y sí, ¡me gusta que me monte este perro, soy amante de este vagabundo y no está muy a gusto con tu interrupción!

-Se.... Señora, si quiere me voy, pero no suelte al perro, está muy bravo y parece peligroso, por favor, ¡perdóneme!

-¡Quédate tranquilo, tampoco es para tanto! No dejaré que papi lastime a otro de mis amantes, ¿no crees?.... Cierra la puerta y ven, creo que podemos hacer algo divertido al respecto.

-Pee.... pero el perrote me da miedo señora....

-Haha, ya está más calmado al ver que te trato con confianza, a pesar de ser un callejero, tiene clase y es muy inteligente, por eso y otras cosas lo amo, hahaha.

El chico se aproximó nervioso, le dije que debía relajarse para que el perro no sintiese la adrenalina y lo pudiese atacar. Pasó un rato y yo, que quería seguir culiando en medio de aquella escena entre perro y hombre, calmaba más a Papi y acerqué a Mauricio. Le dije que lo acariciase con calmita, suave.... Al tenerlo pegado a mí, le comento:

-Ya sé cómo te vas a relajar más, Mauricio, baja tus pantalones e interiores y déjame mamarte el pene....

Así, mientras Mauricio se ganaba la confianza de Papi, yo le daba una rica chupada en su falo que lo hacía suspirar y tranquilizarse aún más. El perro, al verme mamar supongo y aún con ganas de seguir haciéndome suya, empezó a buscar montarme. Pues busqué acomodarme, le pedí a Mauricio que con movimientos poco bruscos se acomodara para seguir chupándosela y, al cabo de unos segundos, allí estaba yo, siendo cogida furibundamente por mi macho perruno y degustando la herramienta de mi cerrajero:

-Mmmmm, mmmmm.... Rico, rico, divino, así papi, sigue follándome mi amor.... Aaggghhh, aaaagghhh.... Mauricio, tu pene sabe a gloria, aagghhh, mmmmm....

-Aaahhh señora Raquel, nunca había visto una mujer siendo montada como una perra por un perro, ¡es algo grandioso, me excita muchísimo!, mame, mame....

El jovencito se vino tras mis chupadas y yo saborié su espesa esperma, mientras Papi me sujetaba con sus patas para meter su bola y demostrar quién mandaba y era mi dueño. Así quedamos acopladitos y yo teniendo mis acabadas múltiples. Mauricio veía aquello con sorpresa y perversión, una gráfica que quizás nunca pasó por su mente adolescente. El negro se desacopló y yo busque el sofá para descansar y magrearme a besos con Mauricio quien ya tenía su verga erecta y desafiante. Sentí que era bueno y sano separarnos en ese momento de Papi, no fuese a ser que atacase al chico o a mí al ver a su perra cogida por otro macho. Sigilosamente, mientras el can bebía agua, nos fuimos a la habitación más cercana, cerré la puerta, para que el chico y yo empezáramos a coger como locos.... La calentura de ambos no era nada normal, me la metía por todos mi agujeros, yo le pedía más y más.... Tomamos varias posiciones sexuales y yo me desparramé de tantas acabadas, mientras Mauricio me echó dos más cual titán exaltado por aquella puta capaz de recibir verga de hombres y de perros por igual. a todas estas, Papi arañaba la puerta del cuarto y ladraba furioso, lo que me hizo entonces saber que mi decisión de apartarnos de él había sido sabia, haha. Luego de un rato, le pedí al jovencito se quedase allí, encuartado, mientras salía a ver a mi macho cuadrúpedo. A penas salí, papi se arrojó sobre mí forzándome a ser su hembra otra vez, por lo que lo llevé como pude hasta el sofá, me apoyé de nalgas allí, y busqué que el miembro viril de mi negro entrase por mi ano esta vez. Ello pude hacerlo tras elevar mi cadera bastante, Papi gruñía mientras violentaba mi agujero, creo que me reclamaba el haberme dejado coger por el cerrajero, yo gozaba del mete y saca que me proporcionaba, haciéndome delirar y convulsionar por las embestidas de ese semental canino que desgarraba mi culo, su culo.... Me dio durísimo hasta apartarse, alejándose un poco más, sin duda estaba celoso, hahaha. Quedé destruida sobre el sofá, como vi que Papi salió al patio, aproveché para indicarle a Mauricio que se fuera rápidamente. Salió de allí a toda carrera y aproveché ducharme. Salí, me vestí y el condenado de Papi me sodomizó otras veces más, me dolían mis cuevitas pero lo gozaba ciertamente, mmmm, ¡qué virilidad la de mi perrazo bello! Hacíamos breaks en los que se la chupaba y ese perro cómo tenía lechita, increíble, ¡es un bárbaro! Lo saqué al patio, ya estaba decidida a quedarme con él, convencería a mi esposito que me lo dejase tener y, así fue.... Le metí a Fabián una super labia en la noche cuando arribó a casa que logré aceptara a Papi (quedó así bautizado), por lo que tendría a mi amante fogoso y hermoso en casa a mi total disposición.... ¡Guaaooo, lo máximo!