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Infame destructos

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Es complicado olvidarme de ti, es complicado poder llegar a odiarte, pero sé que no es imposible, nada es imposible la única cosa imposible es revivir lo que una vez la tierra se llevo para siempre. Tantas cosas te di; tantos sacrificios hice por ti, a muchas cosas me enfrente ciegamente sin importarme cual fuesen las consecuencias que caerían sobre mí.

Yo moriría por ti

Yo mataría por ti

 

Tantos esfuerzos en vano, que terrible decepción descubrir aquel medio día caluroso, en aquel parque casi apartado de la cuidad que todo fue una vil burla un pequeño juego macabro donde solo caen las almas inexpertas que tratan de amar con sinceridad.

Fuiste como aquel duendecillo infame que quiso hacer una travesura por aburrimiento, y en ese juego de azar callo mi alma de hielo. Me inyectaste tu veneno por todo el cuerpo para luego reírte al verme retorcer de dolor. Con el tiempo me eh dado cuenta de que eres un ser arrogante y muy buen actor, como para fingir que sentías mucho jubilo en tu corazón tan solo porque yo te amaba; aquel primer te amo que salió de tu boca, aquel beso congelado por la malicia de tu ser, en verdad todo eso fue una basura, en verdad todo fue parte de la burla hacia mi inocencia juvenil e inexperta ante el juego de azar de la vida.

No vales nada, las heces fecales de aquel perro de la calle son más valiosas que tu propio ser, solo eres un infame destructor o mejor dicho un pobre destructor de almas y corazones débiles que entran a caminar descalzos por el camino oscuro e incierto de una vida llena de dolor.

Aun me pregunto si mi amor fue lo único real y verdadero en toda esta falacia de historia sin pie ni cabeza. Mi corazón quedo tan vació como un desierto y tan destrozado como  un espejo roto en medio de una sala que está sola y vacía, o tal vez olvidada. Convertiste lo que se puede llamar mis sentimientos en piezas de hielo que luego colocaste al sol, para después ver como se derretían lenta y despaciosamente.

Ser sin escrúpulos, solo te importaba saciar tu hambre de sexo y una vez que conocías palmo a palmo mi anatomía, lo que es todo mi ser,  decides dejarme como si nada hubiese pasado, como si nunca hubiese pasado el tiempo para los dos. Mataste en mi la semilla de lo que podría nacer amor, no, no digas que no debe haber un culpable y no creas que seré yo.

Lo admito fui vencida, pero sé que algún día no muy lejano tendrás tu castigo, recuerda que la vida es un abanico sube y baja, espero verte el día que estés destruido que pruebes tu propio veneno, o quizás ya pierda el interés en volver a mirar tu retorcida alma pues como dije las heces fecales de aquel perro callejero son más importantes que un infame y triste destructor.