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Oda a mi Querido

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Todo comenzó a navegar en mi cabeza aquella tarde de verano estando sentada bajo un árbol mirando a las demás personas pasar con sus vidas en las manos, era tan impresionante como todo comenzó a fluir de igual manera que fluye el agua entre las rocas. Ya había pasado aproximadamente un mes de lo sucedido, pero las heridas aun estaban abiertas, todavía seguía refugiándome en mi hogar como un león que se esconde para lamer  y curar sus heridas que obtuvo en la lucha; pero solo aquella tarde descubrí  como llevar a cabo mi mayor demostración de afecto a mi querido que una vez no hace mucho tiempo atrás fue mi infame destructor.

Aun sabía cuáles eran sus movimientos solo debía ser muy pero muy cautelosa si quería que todo saliera a la total perfección, mi primera víctima seria su nuevo acompañante, aquel que una vez derramo su miseria en mi, logre llamarle por teléfono al momento de que contesto la llamada utilice la voz más dulce solo para decirle.

 “Hola se que te parece extraño que te este llamando pero quisiera que nos viéramos para conversar han pasado muchas cosas y de verdad quisiera que nos lleváramos bien”

Al instante el vacilo un poco en responder pero insistí tanto que accedió tan fácilmente como un niño a la aceptación de un dulce; paute la cita para que el encuentro fuese en mi casa lo invite a cenar me esmere en preparar lo mejor  con los mejores ingrediente y con el toque mágico de los somníferos en el suculento plantillo que debía entregar a la disposición de su paladar  a la hora de su llegada mostré mi mejor rostro no podía levantar sospechas, debía ser sutil para que mi pequeña presa no sospechara en mi valioso plan.

Comencé a buscar cualquier conversación al momento de comenzar a degustar los platillos preparados por mis manos, manos que tomaran venganza por las lagrimas derramadas; fue hermoso ver como lentamente caía hacia el suelo desconcertado sin saber que pasaba hacia su alrededor, sin saber que era lo que le deparaba en las próximas horas.

Arrastre su menudo cuerpo hasta el sótano lo coloque encima de una vieja mesa que se encontraba allí, lo despoje de toda vestimenta sujeta a su anatomía ate sus manos y pies al lugar donde lo postre espere que despertara de su  dulce letargo, le susurre al oído cariño mío déjame llevarte al máximo placer de la tortura; desprendí cada parte de su cuerpo poco a poco mientras él sentía el dolor y gritaba cada gemido de dolor hacia que mis fluidos vaginales explotaran, corte cada pedazo de su ser deseche todo su cuerpo en un cementerio abandonado al este de la ciudad, deseche todo excepto su pene este lo congele en mi nevera para luego preparar la sorpresa de la segunda etapa de plan.

Debía ser rápida no debía esperar muchos días para que no notasen la ausencia de aquel que probo el sabor de mi veneno, así que al día siguiente llame al que una vez fue el infame destructor de mi corazón, debía insistir ya que sabía que el si seria cauteloso no seria fácil convencerlo, insistí tanto, tantas veces colgó la bocina pero al fin cedió.

Esa noche tome el pene de mi anterior presa y prepare con él un delicioso pastel, cuando mi querido entro por mi puerta decidí hacer lo mismo pero esta vez con mi platillo principal; el delicioso pastel; se veía tan hermoso mientras comía, cuando me pregunto de que era el pastel no pude aguantar las risas para decirle que era el delicioso pene de su amado su rostro se torno de tantas expresiones mientras me gritaba loca corrió con un conejo buscando la madriguera para esconderse pero esta vez buscando un baño donde poder regurgitar los restos de su querido pequeño mientras estaba allí tirado y asqueado vomitando lo que quedaba de su pareja que ahora ya estaba en su estomago aproveche para golpear su cabeza y arrastrar su preciado cuerpo pero esta vez a mi cuarto lo desnude y lo ate a una silla espere pacientemente que despertase de la contusión una vez lucido intento gritar pero no serviría de nada porque ya había amordazado su boca para que ninguna nota de su voz me atormentasen a menos que sean sus gemidos de dolor.

Lo mire fijamente a los ojos para decirle “cariño mío, amado de mi alma, el cuchillo será mi pincel y tu piel será mi lienzo” Ho que placer, que loco y delicioso placer sentía cada vez que el cuchillo cortaba aquella hermosa piel blanca haciéndola teñirse de un hermoso color rojo, el frenesí recorría mis entrañas ya manchadas de su liquido vital.

No soporte tanto placer que inicie mi masturbación con su sangre y le hice el amor a su cuerpo lleno de dolor, como se lo hizo la serpiente a Eva, sus llanto, sus gritos me hacían pedir lastimarlo mas y mas me bañe con su sangre y dolor por tantas horas, pero como lo bueno a veces dura muy poco, su alma se desprendió de su cuerpo para siempre.

Corte su cabeza la envolví en una caja de regalos con un tierno lacito rojo y la envié por correspondencia a la perra de su madre para que sintiese el dolor en carne viva por haber traído un mostro al mundo sin que nadie se lo hubiera pedido, imagino su rostro y llanto. con el resto del cuerpo prepare mis comidas y los guarde en mi nevera para recordarlo cada vez que llegue la hora del almuerzo o la cena recordar el hermoso momento de su tortura.