El Indio que revela la verdad ha muerto ya no está más, ahora que será del pueblo muerto en sabiduría perdidos en el limbo de las manos de quien finge ser un rey; sube al tren de las mentiras que va directo al palacio del hombre que mira flores rojas, el que finge ser un conocedor de todo lo poderoso.

No mires más, no oigas más, las falacias del martillo y el azadón; Alcen las manos, corran,  griten muy fuerte contra la revolución del terror; el logra jugar con los sentimientos de las masas, finge saberlo todo pero en realidad no sabe nada, es conocedor de las hermosas artes del engaño. No, no creas que sean ciertas sus palabras, ha contaminado todo un mundo lleno de verdad absoluta.

Todos levanten la mano otra vez, gritemos nuevamente tan fuerte que los del palacio del hombre que mira flores nos puedan oír,  córtale la cabeza al supuesto rey, córtale la cabeza al rey del martillo y el azadón.

El libro de mentiras que ha derramado sobre las masas ha marchitado el corazón de los amantes que desean seguir adelante. Al parecer la inocencia es una niña vestida de harapos, con los ojos encharcados de lodo y ampollas en los pies, y la justicia es ciega solo cuando lo desea ser.

No a la revolución del terror, no a la comunidad del martillo y el azadón, martilléale la cabeza a Dios y a María, ellos fingen ser la solución, fingen ser el amor, pero solamente son los carniceros de la verdad oculta que clama por salir hacia la luz.

Martillea la cabeza de Dios y María, martillea y corta la cabeza del barón rojo que está en el palacio que mira flores.