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El recuerdo de mi tía, me puso triste y cachondo.

en Amor filial

Esa relación provoco en mi, que yo madurara en cuestiones del sexo, mucho más rápido que otros cuates de mi edad y la verdad me gusto un chingo, ya que mientras ellos se la pajuelaban duro y macizo, yo ya había probado las dulces mieles del sexo de una mujer, de muchas diferentes formas.

 

 

También esa relación, provoco que yo tomara la costumbre de ver desnuda a mi madre cuando se bañaba, me encantaba hacerlo, me encantaba ver el cuerpo desnudo de mi madre, sus grandes tetas y sus ricas nalgotas que se cargaba. Mi madre era muy caliente en la cama, de este hecho yo me di cuenta varias veces, cuando mi padre, que en paz descanse, le daba unas tremendas cogidas a mi madre, provocándole que soltara muchos grititos de placer.

 

 

Era obvio que yo me diera cuenta de este hecho, porque en esa época, éramos muy pobres, por eso, la mayoría de las veces vivíamos en vecindades con viviendas de no más de dos cuartos, de los cuales uno lo utilizábamos como dormitorio y el servicio de baño casi siempre se encontraba aparte. Estábamos hacinados, entonces es por eso, que cuando caí la noche, me gustaba ver a mis padres como cogían bien sabroso y más me gustaba ver a mi madre como lo cabalgaba ricamente, tragándose toda su verga en ricos sentones, la verdad yo me imaginaba que era mi padre, tremendas chaquetotas me hacía en su honor.

 

 

Hago un pequeño paréntesis en mi relato, para esa época que les cuento, si no mas recuerdo, mi tía Julieta era muy jacandarosa, bien alivianada, tenía como 35 años bien vividos, tenía un cuerpazo sensacional, lo que más me gustaba de ella era que tenía unas grandes tetas bien paraditas, pese que ya era madre de dos hijos y unas nalgas bien sabrosas, no tan grandes como las de mi madre, siempre andaba vestida con faldas bien entalladas y blusas que dejaban ver ese par de casotas que dios le dio.

 

 

Como les iba contando, el baño que usábamos, como se estilaba o como todavía se estila en las vecindades, casi siempre se encontraba aparte de la vivienda, por lo que, cuando se iba a bañar, era toda una ceremonia.

 

 

En esa época que les cuento, estaba concursando para entrar en el Heroico Colegio Militar. Al regresar de los exámenes, llegue justo a tiempo cuando entraba al baño mi madre para bañarse, por lo que, no se dio cuenta de que había llegado, ella aprovecho que mis hermanos estaban en la escuela para hacerlo y yo para darme un taco de ojo.

 

 

Para esto déjeme les cuento, la vivienda que habitábamos y el baño, se encontraban en el patio trasero de la vecindad en donde vivíamos, el baño estaba justo a un lado de la entrada. Entre el baño y la entrada de la vivienda se encontraba el lavadero con su respectiva pileta, ese día para mi suerte no había habido agua, por lo que estaba vacía, la mayoría de la veces siempre estaba así.

 

 

Desde hacía mucho tiempo, yo le había hecho un hoyo en la pared del baño justo en el borde de la pileta, (lo suficientemente grande y a baja altura, para que no lo viera), para poder espiar a mi madre cuando se bañaba. Rápidamente me metí en la pileta e incado, comencé a espiar a mi madre. Lo que más me gustaba ver, era cuando se enjabonaba la pelambrera que cubría su sabroso bizcocho, y yo como siempre lo hacía, me hacia justicia con mi propia mano en su honor, en eso estaba, cuando sentí un tremendo jalón de orejas, era mi tía Julieta, diciéndome en voz baja, ¡con que si cabroncito, mira qué bonito, estas espiando a tu mama!, por la prisa de espiar a mi madre, no me di cuenta que mi tía estaba de visita.

 

 

La muy cabrona me saco de la pileta agarrado de una oreja, para qué les cuento, del susto la verga se me bajo, tomado de la oreja me metió a la casa, solo ahí me soltó. Sabiendo cómo era mi padre de cabron, casi me le inco todo lloroso, rogándole que no le fuera decir nada a mi madre y muchos menos a mi padre, se me quedo mirando dudosa, al ver el estado en que estaba, me dijo no les diré nada, cosa que cumplió al pie de la letra.

 

 

Tiempo después, ya siendo cadete, en un día de visita, no se ahora, pero en ese tiempo eran los jueves, me fue a visitar, yo esperaba que estuvieran mis papas, pero me sorprendió que estuviera ella, dichas visitas se repitieron varias jueves, pensé, era lógico, porque en esa época se estaba separando de mi tío y seguramente se sentía sola.

 

 

Un día, me pregunto, que tienes que hacer el próximo sábado, yo le dije, nada mas dormir, porque las chingas en esa institución eran bien cabronas, le dije, porque es la pregunta, es que quiero que ese día me acompañes hacer unos encargos de tus papas en Cuautla y no quiero ir sola, yo le dije, que estaba bien.

 

 

Llego el día, cuando salí de la escuela, ella ya estaba afuera esperándome, cosa rara en ella, con un vestido azulito, que le sentaba de maravilla, ajustado en la parte de arriba, que dejaban ver un par de melones bien sabrosos y en la parte de abajo, bastante amplio. Nos dirigimos a la terminal del sur y salimos a Cuautla. Como yo les había contado ella era muy alegre y bastante jacarandosa como buena morelense que era, pero ese día iba bien callada, llegamos por la tarde a Cuautla, comimos y de inmediato hicimos lo que teníamos que hacer, cuando terminamos, para entonces ya había caído la noche y ya era muy tarde para regresar a México, por lo que rento dos cuartos en un hotel del lugar.

 

 

Después de alojarnos, me quede esperándola en el lobby del hotel, mientras, supongo yo, iba al baño, bajo sonriendo, diciéndome, acompáñame, vamos a cenar. La verdad, yo tenía un chingo de sueño, lo que quería era dormir, pero hice tripas corazón y la acompañe, entramos a un restaurant bar, cenamos y ella empezó a tomar, yo la verdad no estaba acostumbrado, así que, nada más me eche una cerveza, pero ella si se chingo como doce y unos 5 tequilazos entre pecho y espalda. La verdad, la peor pendejada que debe hacer una persona es tomar, para olvidar las penas de amor, porque la experiencia me dice que en vez de olvidar, se le ahonda más el sentimiento.

 

 

Y eso es lo que le paso a mi tía, cuando la vi que estaba con media estocada adentro, le dije mejor vámonos, antes de que te pongas mas mal, entonces la tome en mis brazos y como no queriendo le sobe esos dos sabrosos melones, lo que me puso bien caliente, mi tía, creo yo, para ese momento no sabía ni su nombre, estaba bien peda.

 

 

Llegamos al hotel y acomedidamente la conduje a su habitación, la quise acomodar en su cama, pero antes de que me dejara, se dejo caer en la cama con las piernas colgadas, abiertas y el vestido arremangado, que dejaba ver el inicio de sus pantis blancos trasparentes, al verla en tal situación, aunque no lo quisiera, me puso a mil, lo que provoco que mi verga casi de inmediato se parara, de tal manera, que sentía romper mis pantalones, con la potencia que da la juventud de un joven cadete.

 

 

Decidí acomodarla mejor en la cama, esto con el fin de ver si con el movimiento se despertaba y para saber cuan borracha se encontraba, la coloque boca arriba, al hacerlo, ella se acomodo de costado, dándome la espalda, la volví acomodar boca arriba y ella se volvió a dar vuelta, fue entonces, en donde decidí llegar un poco más lejos, comencé a desabotonar su vestido, el cual era de una sola pieza, logre quitárselo, no, sin mucho esfuerzo, la coloque boca arriba, y al hacerlo, quedo ante mis ojos ese bello cuerpo que era cubierto solo por un brasier y una panti tranparente que dejaba ver su hermosa rajita, la cual se encontraba depilada.

 

 

Me acerque a ella y le quite el brasier, liberando esos enormes pechos, los cuales empecé a lamer y mamar como si fuera becerro de un año, sus pezones eran hermosos, los cuales chupaba o mordía como un loco insaciable, me fui bajando poco a poco, sin apartar mis labios y mi lengua de ese hermoso cuerpazo que estaba a mi disposición, imaginándome que era mi madre, ya que eran muy parecidas las dos.

 

 

Por fin llegue a esa zona que siempre quise tener delante de mí, pude oler ese aroma que aun puedo sentir, con tan solo recordarlo. Era maravilloso tener tan cerca esa vagina que al pasarle mi lengua una y otra vez, sentía un placer que aun no puedo describirlo, porque como les dije, imaginaba que me estaba comiendo la concha de mi madre.

 

 

Delicadamente le baje sus pantis, el cual solo cubría esa hermosa vagina, la cual, ahora yo la tenía solo para mí y no había nada, ni nadie que pudiera evitar, que yo me comiera esa rica papayita. Comencé a lamer esa rica vulva, la cual tenía un olor excitante, lo que me excitaba de tal forma que no podía contenerme, luego de besar y comerme esos labios depilados, empecé a meterle mi lengua y sentí ese gustito salado del flujo que las mujeres llevan en la vagina, no pude más.

 

 

Me puse delante de ella en posición de misionero, agarre mi verga la cual estaba bien parada que la sentía estallar, con tan solo ver ese hermoso par de labios vaginales que esperaban ser penetrados. Coloque mi verga en la entrada de sus labios, puse algo de saliva en la entrada de su vagina y embarre mi verga también, para que pudiera entrar con mayor facilidad, empecé a empujar con mucho cuidado para no despertarla.

 

 

Sentí como mi verga se introducía poco a poco en ella, hasta lograr metérsela completamente, me quede un largo rato sin hacer nada estático, saboreando la sabrosa presión que ejercían sus paredes vaginales a lo largo de mi verga, después de un instante, levante sus piernas sobre mis hombros y empecé el mete y saca, al principio lo hice lentamente y después rápidamente, saboreando cada estocada que le daba.

 

 

Me contuve y saque mi verga para no venirme aún en ella, pues quería gozarla en su totalidad, porque esa oportunidad sabía que no se volvería a repetir, (bueno al menos en ese momento eso pensé yo), la coloque boca abajo, le coloque una almohada bajo su vientre, con el fin de que parara sus nalgotas, porque quería sentirlas en mi bajo vientre, cuando la penetrara, abrí sus piernas, mostrando delante mío ese hermoso culo sedoso que me volvía loco, entonces le empecé a sobar ese par de cachetotes y a darle unas mordiditas saboreando tan rica carne.

 

 

No me pude contener mas, le puse la cabeza de mi verga entre sus labios, para entonces extrañamente ya estaban bien lubricados y volví a metérsela muy despacito, saboreando tan rica sensación, después decidí bombearla con más fuerza, por un buen rato, cada vez que se la metía toda, me di cuenta que mi tía soltaba unos pequeños gemidos entre cortados, me detuve en chinga por un instante, pensando que se había despertado, me cerciore que no fuera así y no queriendo tentar mi suerte, decidí terminar tan sabroso palo, seguí con el mete y saca a toda velocidad, mientras lo hacía, volví a oír los pequeños gemidos que soltaba mi tía, pero esta vez no me importo nada.

 

 

Era excitante, escuchar el sonido que producían mis bolas al estrellarse en sus nalgotas, yo creo que no hay otro sonido más excitante que ese, me sentía en la gloria por tanto placer que estaba sintiendo, que no pude resistir más, y muy a mi pesar, antes de venirme, saque la verga de tan rico estuche y me vine como nunca lo había hecho en sus nalgotas, fue una tremenda venida que nunca he podido olvidar y cada vez que la recuerdo, mi güera paga los platos rotos, porque le doy una buena cogida hasta decir basta, por supuesto ella queda contenta y yo también.

 

 

Después de que me recupere, me puse a limpiar con mucha delicadeza, la vagina y las nalgotas de mi tía, que estaban todas chorreadas por la venida que tuve, después de arreglar todo el desmadre que hice, la acomode en la cama y me dispuse a salir, cuando lo estaba haciendo, mi tía lanzo un hondo suspiro de satisfacción, me le quede mirando fijamente, no sé si fue mi impresión, pero creí que tenía en sus labios una sonrisita picarona de satisfacción.

 

 

Al otro día, nos reunimos en el lobby del hotel para irnos a la terminal, ella bajo sonriente, muy contenta, como si no hubiera pasado nada, regresamos a México, durante el trayecto, me pregunte varias veces, que tan borracha estaba, que no se dio cuenta, según yo, que me la había cogido, bueno, eso creía yo, tarde como un mes en volverla a ver, en ese impase que no la vi, termino por divorciarse de mi tío, quedando de nuevo solterita y de muy buen ver.

 

 

Un jueves me volvió a visitar, la note más alegre, de nueva cuenta me pidió que la acompañara al centro del D.F., con el fin de hacer unas compras, yo le dije que sí, me convino porque me compro algo de ropa y unos zapatos, cargado como un burro, de repente me soltó, no te quieres probar tu ropa, yo le dije, que no se podía, puesto que su casa y mi casa estaban lejos de donde estábamos, yo vivía por el rumbo de Tlalpan y ella vivía por Naucalpan (tiempo después nos fuimos a vivir a Iguala), ella me dijo que eso no era problema, me comento, que como ella tenía que hacer muchas cosas en el centro del D.F. había alquilado una vivienda que estaba ubicada por la calle de Zarco, en la Col. Guerrero.

 

 

No habiendo mas remedio, la tuve que acompañar, ya estando en la vivienda, que estaba muy acogedora, me soltó de repente. Desde hace tiempo he querido platicar contigo, yo me puse a la defensiva, ella continuo hablando, mira mi hijo, te voy preguntar algo y quiero que me contestes, con voz grave, ¿porque me hiciste el amor esa noche?, yo tartamudeando, le dije que me perdonara, pero que no lo pude evitar, ya que era muy linda, además se parecía mucho a mi mama, al oír esto se quedo callada, sonriendo, me dijo, que no tenía importancia, que aunque eso había estado muy mal, me agradecía que le hubiera hecho el amor, ya que tenia rato de no hacerlo, es más me dijo, que le había gustado y que si yo quisiera, lo hiciéramos la veces que quisiéramos, que ese iba hacer un secreto entre los dos, ese noche me la volví a coger varias veces, desquite la ropa que me había comprado, desde ese día y por tres años más, fui su amante hasta que me gradué de oficial.

 

 

Ese fue nuestro secreto que se llevo a la tumba, por eso fui a su velorio y le llore bastante, porque ella me dio muchos gratos momentos durante tres años que fue mía. Por cierto, durante esos años mi madre se me quedaba viendo bastante rara, hasta que una vez………, bueno esa es otra historia que luego les voy a contar, saludos.

DIRAN QUE ESTOY LOCO Y DIRAN TAMBIEN QUE SOY UN OBSESO SEXUAL, PERO EN LO PARTICULAR A MI ME GUSTA DISFRUTAR DEL SEXO CONCENSUADO, LAS RELACIONES QUE TUVE CON MI TIA Y MI MADRE, FUERON RELACIONES QUE HICIMOS DE COMUN ACUERDO, SI ALGUNA DE ELLAS NO HUBIERA QUERIDO, LES ASEGURO QUE NUNCA HABRIAN PASADADO, SALUDOS.

 

TODOS ESTAS VIVENCIA LAS SUBI EN UNA PAGINA QUE SE LLAMA VOYAZTECA, ME SALI DE AHI, PORQUE VARIOS PRESENTARON UNA DOBLE MORAL Y LA VERDAD ME CHOCA QUE ALGUNOS SE DEN GOLPES DE PECHO, SALUDOS Y ESPERO QUE DISFRUTEN LOS RELATOS, TAL COMO YO DISFRUTE ESTOS ENCUENTROS SEXUALES