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Mi antigua compañera de clase (3)

en Hetero: Infidelidad

Buenas, soy Ángel, un chico de 31 años, de España, vivo en la costa de Andalucía, al sur de la península ibérica, soy bombero , de constitución atlética, 185 de estatura, y bueno, de labios carnosos, mirada profunda, pelo castaño, rasgos varoniles, y a la mayoría de las mujeres les resulto atractivo.

 Llevaba mucho tiempo sin escribir y publicar por distintas circunstancias, pero principalmente cansancio por mucho trabajo, y no tener motivación para sacar ese ratito y escribir, algo que me encanta, porque es una forma de compartir con los demás mis fantasías, sueños, experiencias vividas, formas de expresarme , de sentir, de pensar.

 En algún momento en la vida, las dinámicas cambian, y me he decidido a volver a intentar continuar relatos que deje en sus comienzos, además de tantos otros relatos que rondan en mi mente.

 El presente relato es la continuación de la serie de relatos titulada Mi antigua compañera de clase, basada en una experiencia real que tuve con una pareja, y de la que ya escribi las dos primeras partes hace tiempo, además de en mi perfil de autor, podeis leer dichos relatos en los siguientes enlaces : 

http://www.todorelatos.com/relato/94903/ (Parte 1)

http://www.todorelatos.com/relato/95108/ (Parte 2)

 Aconsejaria al lector que leyera las anteriores partes, para comprender mejor el desarrollo de los acontencimientos.

En el final de la segunda parte, la historia se quedó en que después de conocer a la pareja formada por Sergio y Natalia, habíamos decidido ir a mi casa, que estaba a unos quince minutos en coche, sin haberse concretado nada aún, de que íbamos a hacer allí, pudiendo respirarse altas dosis de morbo en el ambiente, con la incertidumbre de que iba a pasar.

 Para los lectores, recordaré que nunca antes había estado en una situación igual, por lo que cada sensación para mi era nueva, estando centrado en cada sensación que se presentaba, pero sin vislumbrar más allá de si ocurriría algo o no.

 Llegué primero a la comunidad, y antes de meter el coche en el garaje, les dije a Sergio y Natalia, que me esperaran, que enseguida salía y entraba con ellos por el portal.

 Natalia seguía sonriente, bromista, al lado de su marido, sin hablar mucho, pero con esa actitud entre desenfadada y nerviosa que me tenia un poco descolocado.

 Recuerdo que Natalia al pasar por la zona comunitaria y ver la piscina, hizo un comentario como, oh, tiene piscina, que bien, celebrando su hallazgo como si se tratase de una niña chica que esperaba el comienzo del verano para ir a la piscina, lo cierto es que me transmitia una dosis de dulzura esa mujer.

 Cuando entramos al piso, a Natalia se le iban los ojos a todos los detalles, ya que era de nueva construcción por entonces, Sergio continuaba con su actitud amistosa, y como si supiera que papel interpretar, discreto, tranquilo, sin embargo Natalia era puro nervio, iba de una habitación a otra descrubriendo cosas, y preguntándome inquieta sobre cualquier detalle, lo que permitía que empezara a fluir un poco más entre nosotros la comunicación, las miradas, las risas.

 Recuerdo en la cocina, donde no me había dado tiempo a lavar los platos, que Natalia se horrorizó medio en broma ante esa situación, y se ofreció a lavar los platos, negándome yo, diciéndole que era mi invitada, pero Sergio, su marido, con toda tranquilidad me dijo que la dejara lavar, que a ella le gustaba. 

Así que como la vi tan feliz, cogiendo el mandil para no mancharse y poniéndose los guantes no me pude negar. En ese momento Sergio dijo que tenía que ir al baño, quedándome a solas con su mujer en la cocina.

 Tenia a Natalia de espaldas a mi, fregando tan feliz, por lo que una perversa idea apareció en mi mente, con la excusa de poder observar lo bien que fregaba, me aproxime por la espalda, y le dije que si podía acompañarla un poco a la hora de frotar para que ella viera si lo hacía bien, ella con su risita nerviosa me dijo que bueno.

 Así que me aproximé por la espalda, pasando mis manos por los lados rodeándola, acariciando primero sus manos, a través del guante, subiendo posteriormente hacia sus brazos disimuladamente, y dejándome llevar por la calentura, pegué bien mi paquete en su culo, estando ya mi polla muy dura, pudiendo sentirla Natalia, que dio un respingo, y se movio hacia delante haciéndose la sorprendida, como intentando zafarse, diciéndome…oyeee, pero como ya no tenia mas espacio y estaba pegada a la repisa del fregadero, aproveche y volvi a pegarme, restregando mi paquete en su trasero y metiendo las manos por debajo del mandil de cocina, por encima de su blusa, palpe sus pechos, apretujándolos contra mi, con la palma y haciendo movimientos circulares, notando como Natalia seguía haciéndose la remolona, diciendo, que haces…, no seas malo..y mi marido.., y justo en ese momento escuché abrirse la puerta del baño del pasillo, por lo que me despegué rápidamente de ella como si nada hubiera pasado, entrando de nuevo en la cocina Sergio, el cuál, no creo que fuera tonto, sin duda se percató de que algo había pasado, su mujer estaba con las mejillas sonrosadas, se notaba más caliente, y yo tenia una erección que se notaba en el pantalón.

 Recuerdo al lector como es Natalia físicamente, en aquella época tendría 32 años, morena de pelo rizado, un cuerpo muy apetecible, con curvas generosas, caderas anchas, culo de buen tamaño, redondito, respingón, con unas piernas modeladas por el patinaje, y muy bien proporcionadas con su trasero, y por lo qeu había podido palpar tenia unas tetas de muy buen tamaño, bien puestas y blanditas y turgentes al tacto.

 Después de que Natalia terminara de lavar los platos, prepare algo rápido de picar, unos embutidos ibéricos, queso curado, canapés, patatas fritas..estando sentados mis invitados en el sofá del salón, y yo expectante y nervioso, les preguntaba si querían tomar otra cosa, si faltaba algo, que querían de beber, sorprendiéndome que ninguno de los dos queria apenas comer nada, ni tampoco les apetecia nada de beber, cosa que la verdad me sorprendió bastante, ya que si no querían comer, que querían..jaja.

 Yo al menos si comí un poquito, y bueno, continuamos con las anécdotas del trabajo, Sergio me preguntaba si había tenido que socorrer alguna chica en mi trabajo, y yo la verdad, tenía más anécdotas graciosas que contar sobre ese trabajo, que anécdotas sexuales, o picantes, y al notar que Sergio lo que pretendía era llevar la conversación a un terreno más caliente, pues me solté un poquito, y conté alguna aventura con alguna chica que había conocido saliendo de noche, sintiendo como cuando entraba un poquito en contar detalles sexuales, Natalia se sofocaba un poquito, y su risa era más perversa que la risita inocente de cuando descubrió la piscina.

 Sergio tomó un poco la iniciativa, y le dijo a Natalia que tenia que cambiarse, yo no entendí bien, entonces Natalia obediente sacó un tanga de su bolso, y le dijo a su marido que la acompañara a cambiarse al baño.

 Animado por ese giro en la situación, yo también me ofrecí para ver como se cambiaba, pero ahí Natalia si se puso seria, y me dijo que no, que eso era una cosa privada, y sólo podía estar su marido.

 La verdad que no sabía que pensar, tenía en mi casa a un matrimonio que acababa de conocer horas antes, (aunque ella hubiera estado en mi clase en la universidad, pero no la recordaba), y ambos estaban dentro de mi baño, cambiándose ella para ponerse un tanga.

 Cuando salieron del baño Natalia llevaba cara de niña traviesa, y Sergio se sentó de nuevo en el sofá, quedándose ella de pie, pidiéndome si tenía música, la verdad que no soy de tener archivos guardados de música, y cuando me apetece escuchar algo lo busco en internet, pero Natalia me comentó que mejor pusiera la tele, que en los cuarenta , siempre hay música latina, que le apetecía escuchar esa música.

 Una vez puesto el canal, y con la música de ambiente de fondo, Natalia me pidió bailar un poquito, que le encantaba bailar, yo le dije que no se me daba demasiado bien, que me enseñara, a lo que ella se reía diciéndome que me dejara llevar, y poquito a poco fuimos pegando nuestros cuerpos, balanceándonos al son de la música, mientras su marido nos observaba.

 Al agarrarla por la cintura y bajar un poco por mis manos pude tocar sus nalgas suavemente, notando su dureza, preguntándome Natalia si me gustaban, recibiendo piropos por mi parte de que por supuesto que estaban muy duritas, que me encantaba su tacto, y al ver que ella no ponía impedimento, continue palpando sus nalgas, apretando un poco más , y clavando mi mirada en la suya al mismo tiempo, ambos con la sonrisita en la boca, pero cada vez más excitados, acelerando la respiración, fui recorriendo con mis manos todas sus nalgas, desde su cintura, pasando por sus muslos, lentamente, mientras Natalia me manoseaba la polla , todavía dentro del pantalón, apretándome, y pasando la palma de su mano por encima, suspirando en señal de que le gustaba mucho lo que tocaba.

 Cada vez deseaba tocar y sentir más, y aunque el pantalón que llevaba Natalia era uno de lycra, totalmente pegado a su piel, donde se podían distinguir sus formas perfectamente, ansiaba tocar su piel.

 Por un momento me había olvidado de Sergio, que seguía contemplando desde el sofá, pero seguía siendo consciente de su presencia, y de que aunque él sin duda estaba consintiendo esta situación, y la había propiciado, por dentro yo seguía sintiendo esa sensación de estar entrando en un terreno prohibido, de estar profanando la pertenencia sagrada de otro hombre, nada menos que su mujer, y quería estar seguro de que en todo momento no daba un paso equivocado que estropeara el momento, por eso con mi mirada, entre tocamientos, y miradas con Natalia, de vez en cuando la vista se me iba hacia Sergio buscando en su mirada, la expresión de que todo iba bien y podía continuar. 

Metí mis manos jugueteando por debajo del pantalón de Natalia, desde su cintura, bajando por su culo, pudiendo sentir el tacto suave y calentito de sus nalgas, su dureza, clavando mis dedos en ellas, amasándolas, apretándolas, al tiempo que Natalia y yo nos fundíamos en un beso timido al principio, rozando nuestros labios, pero que iba ganando en intensidad, enlazando nuestras lenguas en un beso apasionado y caliente.

 Terminé de quitarle a Natalia los pantalones, y yo me quité los mios y mi ropa interior, y la apoyé en la mesa, de frente a mi, quedando sus piernas abiertas abiertas, estaba muy caliente, y volví a mirar a Sergio, el cuál mantenía un rostro tranquilo, cómplice con su mujer, intercambiándose ambos miradas de vez en cuando, donde sólo ellos sabían que significaban.

Tenía ganas de follarme a esa zorrita, por lo que apunté mi rabo, que estaba muy duro, apuntando al techo, grueso con las venas marcadas, directo hacia el coño de esa buena zorra, como dijo su marido, “fóllate a la zorra”, fueron sus palabras que terminaron de sacarme de dudas, y de hacerme espabilar. Tenia la situación de cara, la zorrita estaba deseando ser follada, y el cornudo feliz por ello, por lo que diriji mi polla hacia el coño de Natalia apartando el tanga, rozando mi capullo con los labios de su coño, al tiempo que la miraba, la cual con voz ronca y quejosa jadeaba, y me decía que se la metiera, que no la hiciera sufrir. Me recree durante un rato recorriendo con mi glande toda la entrada de su raja, impregnando la punta de mi rabo de sus jugos, notando como cada vez se abria mas ese chochito tragón, avisándome de que estaba listo para ser penetrado.

 Con decisión y un rápido movimiento de cadera, agarrando a Natalia de la cintura hacia mi, clave mi polla en su coño, umm, que sensación más rica, ese coño era puro placer para mi polla, cálido, apretando con sus paredes vaginales muy lubricadas mi polla.

 Miraba a Natalia alos ojos, mientras tenia mi polla clavada hasta el fondo de sus entrañas, viendo como los cerraba y se estremecía, retorciendo el gesto, soltando por su boquita un Ay¡, dejando mi polla allí metida, recreándome en la escena, sacándola lentamente hasta que abrió los ojos de nuevo, momento en que se la volví a clavar más fuerte y más rápido, volviendo a gemir de placer.

Realicé varios metes sacas intensos, profundos, embistiéndo a Natalia con mucha fuerza, para dejarle bien claro que si buscaba jugar, y tenía ganas de rabo. No se había equivocado aquí estaba yo para darle buenas sesiones de polla, que dudo que el cornudito de su marido pudiera igualar.

 Fui subiendo el ritmo de la follada, embistiendo de forma más rápida y constante, notando como el chochito de mi amante se estaba inundando de jugos, a cada pollazo que le daba se escuchaba el chapoteo entre ríos de fluido, ambos ardíamos de placer uniendo nuestros cuerpos.

 Como la posición era algo incómoda, Natalia propuso de irnos al dormitorio, cosa que acepté sin dudar claro, levantándose en ese momento Sergio para acompañarnos, ocurriendo en ese momento algo que me encantó, Natalia ordenó a su marido que él se quedara en el salón, que quién él no podía venir, reaccionando él como un niño chico cuando le quitan un capricho en el último momento, y esperando que ella tuviera piedad, se quedó mirándola, dejando ver su lado de cornudo sumiso, esperando expectante un cambio de decisión, diciéndole finalmente ella, que sólo podría mirar desde la puerta de la habitación. 

Nos dirigimos al dormitorio dejando encendida la luz del pasillo, y apagada la del cuarto, ya que se veía, al estar la puerta abierta y su marido allí, como espectador invitado, tengo que decir que en este punto su presencia cada vez me intimidaba más, sus cuernos habían credido, y mi figura de corneador había tomado más presencia y protagonismo, llegando a darme igual que estuviera al lado, es más, hubiera disfrutado más si se hubiera quedado en el salón escuchando los gritos de la puta de su mujer mientras la reventaba a pollazos.

 En el dormitorio, Natalia y yo terminamos de desnudarnos completamente, ya que a ella le faltaba quitarse la blusa y el sujetador, cosa que hicimos de forma acelerada, como dos adolescentes inexpertos, que desean devorarse cuanto antes, y no tienen paciencia, quitándome yo también la camiseta interior, devorando a mi amante por todos lados, ella tumbada boca arriba, comiéndonos la boca, jugando con nuestras lenguas, pasando por su cuello, el cuál lamí, chupé, al igual que sus preciosos y sensuales pechos, vaya par de tetas tenía y tiene la amiga, no veía el momento de empezar a devorar ese manjar(si sí, cornudo tu mira, que yo disfruto por ti, jeje pensaba para mi).

 Chupé, besé, lamía con devoción esas teas, chupando y mordiendo esos pezones tan ricos, gruesos, de color oscuro, manoseando una teta pasando el pezón entre mis dedos, pellizcándolo con dos dedos, al tiempo que me comia la otra teta, intentando metérmela entera en la boca, otras veces juntaba los dos melones, y con los pulgares ensalivados los hundía, frotándolos por encima, lamiendo con mi lengua ambos pezones, viendo como Natalia no dejaba de jadear, y pedia que la follara, no demorándome más, con la polla a reventar, de nuevo la follé en la postura del misionero, parecíamos dos animales en celo, follando como posesos, intercambiando embestidas lentas y profundas, con momentos de follada continuada y salvaje, y en una de las pausas, Natalia miró a su marido y le dijo: “Es un buen macho dominante eh”, a lo que él asintió desde la puerta, pudiendo apreciarse su mirada cómplice con su mujer en mitad de la oscuridad.

 Puse a Natalia a cuatro patas, mirando hacia la puerta del dormitorio, donde estaba su marido, y la follé así, sin contemplaciones, dándole duras embestidas que le llegaban hasta el fondo de su coño, rebotando violentamente mi pubis con sus nalgas en cada embestida, siendo muy placentero ya que tiene unas nalgas muy carnosas y respingonas, ( es algo que me encanta, follarme a una mujer que al embestirla sienta en mi pubis esa redondez de su culo), sujetándola con fuerza de las caderas con mis manos para que no se fuera hacia delante. 

Por un momento pensé que su marido se haría una paja, o se tocaria, porque se le apreciaba un bulto en el pantalón desde que empezamos en el salón, pero no, hay se quedó, tranquilo, como un observador invisible, como si no quisiera molestar, interferir en el momento, como si quisiera que nosotros nos despreocuparamos y no fueramos conscientes de su presencia.

 Natalia estaba muy excitada en la posición del perrito, recibiendo mis pollazos a cuatro patas, mirando a su marido, para ella, sin duda no resultaba indiferente la presencia del cornudo, y saber que él veía como disfrutaba con otro macho sin ningún pudor, en sus narices, y más en esa postura, recibiendo mis embestidas, haciéndola temblar, pudiendo mostrarle a su marido sus gestos de placer, su boca abierta, jadeando, gimiendo, como cerraba sus ojos cada vez que notaba que ni nabo se incrustaba por completo de forma brusca en su chocho, disfrutando como una golfa desvergonzada delante de su marido.

 El morbo de la postura y de la situación me pudo, y estando cabalgando a mi yegua en esa posición, comencé arremeter contra ella a más velocidad, trotando al galope, dándole pollazos a Natalia que le harian caerse de la cama, al tiempo que le daba azotes en sus orondas nalgas, a lo que ella jadeaba diciendo: "siiii, siiii cabrooooon, follaaaaameeeee, follaaameeeee maaaaaas, me corrooooooo, me corrooooooooooo cabrooooon…" sintiendo como su chocho depredador apretaba mi rabo y mi polla se bañaba de sus flujos, momento en el que tras darle los últimos pollazos como si me fuera la vida en ello, deje mi polla clavada, corriéndome al mismo tiempo mientras ella exprimía mi polla, llenándola de una tremenda lecheda que mis cojones estaban guardando desde hace rato, al tiempo que le decía: "toma putaaaaaaa, toma mi lecheeee zorraaaaaaa"-.

No habíamos hablado mucho desde que empezamos a jugar en el salón, había sido sexo salvaje y silencioso, menos al final, cuando nos corrimos, terminados jadeando, y sudados, sobre todo yo, todavía con mi polla dentro de su coño, echado sobre ella, con mi pecho sobre su espalda, sintiendo nuestras pulsaciones, nuestras respiraciones, en un momento único para los dos, no deseando que terminara, hata que fuimos poco a poco separándonos, recuerdo mi polla brillante en la oscuridad, bañada de fluidos de mi Natalia, y los mios propios.

 Natalia se fue incorporando, y lo primero que le dijo a su marido, como si no hubiera pasado nada, es que le fuera buscando la ropa, que se había dejado por toda la casa, y cuando éste le trajo todo, todavía desnuda se fue hacia él, antes de vestirse, y le besó, en los labios, en un beso cómplice, que señalaba que ambos habían cumplido con lo que querían, con su fantasía, ella la de sacar su lado de hembra caliente, de puta que disfruta en brazos de otro hombre delante de su marido, y él sin duda en haber observado todo aquello, que aunque estoy seguro no era la primera vez, por la complicidad que habían mostrado, sin duda no le había resultado indiferente esta experiencia.

 Todavia estaba flotando por la situación vivida, y recuerdo que sin nisiquiera vestirme, ni ponerme la ropa interior, tras asearme un poco en el baño, acompañé a Natalia y a Sergio hasta la puerta, ya habían pasado algunas horas, eran altas horas de la madrugada y debían regresar a casa, estreché la mano de Sergio, y Natalia y yo nos dimos un pico en los labios, que para lo que habíamos hecho antes era nada, jaja.

 Recuerdo que Sergio estaba un poco frío en la despedida, y Natalia, para nada, estaba muy dulce y cariñosa antes de salir del piso, y de nuevo recuperaba esa expresión de niña traviesa, y antes de subirse al ascensor, me lanzó de nuevo una de sus miradas inocentes de niña traviesa, al tiempo que me dedicaba una última sonrisa.

 Al cerrar la puerta, y volver a estar solo en el piso, hubiera sido un buen momento para fumarme un cigarrito de los normales, o de los de la felicidad, pero no fumo, jeje, así que tuve que hacer las reflexiones de lo vivido acompañado del sonido de la marea del mar, realmente había sido una vivencia mágica, cuando quedé la tarde anterior con ellos para tomar un café, y me encontré tan cortado en la situación, no podía imaginar que terminaría asi la historia.

 Fue una experiencia que me ayudó a conocerme a mi mismo, aparte de conocer a dos buenas personas, me aportó el poder sacar mis lados ocultos y perversos que a través de las fantasías intuía tener, y que en una situación real ha aflorado, el lado dominante, salvaje, meterse en el papel de un chico que cornea a una mujer delante de su marido, sin tener ensayado el papel, dejándome llevar.

 Era la primera vez que vivía una fantasía de este tipo, pero sin duda, no sería la última, me había encantado el morbo de la situación, el no saber que ocurrirá en cada instante, en dejarme llevar, el poder tomar posesión del cuerpo una caliente mujer unida sentimentalmente a otro ser, el poder ser cómplice de una fantasía secreta de una pareja, de algo que no pueden compartir con los demás, pero que tanto desean y disfrutan vivir en la intimidad.

 No fue la última vez que vi a Natalia y a su marido, más adelante se dieron otras situaciones muy morbosas que contaré con el tiempo.

  

Mi correo es Bomboy_sexy@hotmail.com, está a disposición de quién le apetezca escribirme, siendo mi deseo poder conocer parejas interesantes, y vivir nuevas y excitantes fantasías juntos, puedo desplazarme por andalucía y la zona de levante, y también tengo sitio para recibir.

 Si eres un cornudo, y tienes fantasías en mente que desearías cumplir, y quieres ver como me follo a la puta de tu mujer escríbeme, me la follare en tu presencia, estando tu ausente o junto a ti, según acordemos. 

Si la que lee el relato eres tú, la mujer, escríbeme para que entre los dos le pongamos unos buenos cuernos al cornudo de tu marido

 A la misma dirección me pueden escribir las chicas y mujeres de mi país, y que deseen contactar conmigo, nunca se sabe si puede ser el comienzo de una interesante y bonita historia, fantasía, experiencia, amistad, para vivir en la realidad.

 Prefiero que quién me escriba lo haga al correo, No agrego al messenger o skype sin haber hablado antes.

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