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Con mi padrastro después de mi profesor.

en Sexo con maduros

            Con mi rostro hacia arriba dejo que el agua cálida recorra mi cuerpo igual que lo han hecho los hombres que han saboreado las delicias de mi piel. Me siento un poco avergonzada de que el taxista me viera en aquel estado, pero ha la vez me siento deliciosamente excitada, un par de horas antes no me había planteado lo delicioso que sería tener la virilidad del taxista dentro de mí, pero ahora ya es otra historia, aunque siempre he dicho que nunca me metiera con un empleado o con alguien como él, pero el hecho de saber que tiene de conocimiento que soy una puta ninfómana, me calienta, pero tengo que sacar esos pensamientos de mi mente, porque aquel taxista no está en la misma condición social que yo, no es la de la clase de hombres a los que dejo que me metan mano ha placer, pero creo que esos pensamientos son solo porque estoy muy caliente, hasta parece que no me han cogido en días. Con estos pensamientos y más, dejo que el agua recorra el largo de mi cabello hasta llegar a mi media espalda cambiando de temperatura cuando toca mi piel, cuando llega a mi cintura siento como se abre en tres caminos, pero el que me produce un delicioso placer es el de en medio, que corre con mayor rapidez por el pliegue que separa mis nalgas, baja con mayor rapidez y cuando llega a mi sexo me hace cosquillas, y sigue bajando por mis largas, contorneadas y duras piernas. En mi cara se dibuja una sonrisa de satisfacción por el cuerpo que tengo.

            Tomo un poco de shampoo y me lavo a profundidad mi cabello castaño, después tomando jabón líquido lo derramo en una esponja y lo froto por todo mi cuerpo, dando un masaje a mi piel en círculos, primero mi cuello, bajando a mis senos, hasta llegar a mi abdomen plano, me gusta darme baños muy minuciosos, me gusta estar limpia y fresca.

            Cuando estoy satisfecha con la limpieza de mi piel, tomo la regadera que está enfrente de mi a media altura, es una de esas regaderas de mano; presionando el botón empieza a salir agua fría que me hace dar un brinco y soltar un pequeño grito, pero inmediatamente el agua toma una temperatura agradable, la tomo con mi mano izquierda y la dirijo a mi vagina haciendo que el agua choque contra ella, la presión del agua hace que me excite de inmediato, se siente como miles de pellizcos, es un cosquilleo agradable, hasta ahora no hay hombre que pueda hacer eso, y no los culpo, ya que para hacerlo deberían tener miles de dedos. Con mi mano derecha abro los labios vaginales y la sensación se intensifica, y con mi dedo medio me doy un masaje muy estimulante. Como lo dije antes me gusta limpiarme a profundidad, mi dedo empieza a meterse en mi vagina para sacar toda la leche de mi profesor, aunque sé que no se daría cuenta mi padrastro, pero aun así yo me limpio, al entrar mi dedo me produce un poco de dolor, abro las piernas y el dolor desaparece y mí dedo entra con mayor facilidad, el placer que siento al apretar mi dedo contra las paredes de mi vagina y sacar los fluidos de mi profesor hace que mis piernas pierdan fuerza, que la respiración se me corte, que mis pezones se pongan duros, mi respiración se dificulta por el agua que cae en mi cara, manteniendo los ojos serrados imagino que el dedo que está hurgando dentro de mi es de mi padrastro, el dejarme coger por el me produce un morbo inimaginable. Después de unos minutos de limpieza mi orgasmo se hace presente. Me detengo con una mano de la pared que tengo frente a mí, las fuerzas de mis piernas empiezan a flaquear, y el temblor de mi cuerpo no ayuda a sostenerme en pie, suelto un gemido largo, liberador. Mis piernas recuperan su fuerza y me quedo de pie debajo de la regadera, cierro las llaves del agua y tomo una toalla para secarme el cabello y el cuerpo. Mientras miraba mi figura desnuda en el espejo mientas me cepillo el cabello, no puedo dejar de admirar la belleza en la que estoy convertida, y pensar que todos los hombres que me ven caminar me desean, me hace sonreír.

            Me enrede una toalla en el cuerpo y me senté en la cama, tome mi mochila y le di otra hojeada a las hojas que me dio mi profesor, esto me libraría de hacer tres días de investigación y otros dos de redacción, que alivio estar bien buena. Mire el reloj y todavía faltaban dos horas para que mi padrastro llegara así es que baje a la sala y me senté en el sofá, prendí la televisión y me puse a ver una película.

            Casi termino de ver la película de cementerio de mascotas, cuando recordé que tenía que esperar a mi padrastro en mi cama. Me levante del sofá, ya era de noche, prendí las luces de la sala y me fui a mi cuarto, mientras subía las escaleras pienso que es muy divertido ser cogida dos veces por diferentes hombres en el mismo día, aunque recuerdo una vez que me usaron 4 hombres en el mismo día, pero eso ya fue hace mucho. Pero la que guardo en mi memoria con mucho cariño fue mi primera cogida. Mientras estoy parada frente al espejo de mi cuarto, frotándome el cuerpo desnudo con una crema hidratante con olor a durazno, el favorito de mi padrastro y mío, recuerdo esos días de hace mucho tiempo, para nada fue traumático, aunque si doloroso, pero nada traumático, al contrario, me quede con las ganas de mas, aunque durante un año antes ya me había tocado mientras veíamos películas porno, no había sentido lo que era un orgasmo, hasta ese día, cuando me desvirgo. Con eso en mente me recuesto en el centro de mi cama, los osos de peluche que están en mi almohada, son testigos mudos de cómo me estoy tocando por todo mi juvenil cuerpo, desde un año antes de que me desvirgara ya me había dicho que sería su puta particular, en ese entonces no sabía muy bien a lo que se refería, pero pacientemente me lo explicaba mientras en la televisión pasaban las escenas que más me gustaban, con las que una vez me descubrió viéndolas una tarde de junio.

            -así me gusta, que siempre estés preparada para que tu macho te use.

            Esas palabras me sacaron de mis recuerdos eróticos, lace la cabeza y descubro a mi padrastro recargado en el marco de la puerta desnudo, con su verga en la mano jalándosela, comencé a respirar cortadamente sabiendo lo que me espera, siempre me a dado un poco de miedito cuando mi padrastro me monta, ese tremendo placer que me da y que le doy es algo intimidante. Flexiono las piernas y las separo más, con los dedos de mi mano izquierda separo los labios de mi vagina que ya está preparada, húmeda y hambrienta de carne, y con mi otra mano señalo el mástil que tiene en la agarrando y hago señas como jalándolo con un dedo, invitándolo a que se acerque, me paso la lengua por los labios y lo invito a que se acerque con voz cariñosa, dulce, cachonda.

            -ven papi, ven, cógete a tu puta.

            Él no se hace del rogar, camina hacia mi mientras yo abro ligeramente la boca y paso mi lengua por mi labio superior, haciendo un recorrido lento de un lado a otro, mientras mi padrastro se acomoda en medio de mis piernas tomo su verga con mi mano derecha y la apunto hacia mi entrada sin dejar de separar los labios vaginales con la otra mano. Su mirada es de un morbo total, de un macho desbordando control sobre mí, eso me prende, y me hace soltar un gemido de expectación, subo y bajo mi mano sobre su tronco, lo aprieto haciendo que suelte un gruñido de animal, dejo descansar mi cabeza en la cama jalando su verga hacia mí, metiéndola, mi padrastro entiende el movimiento, y con un ligero golpe de caderas me la mete, solo un poco, solo la punta; mi vagina por ser tan estrecha no deja que entre su verga a la primera, él sonríe, le gusta que este apretada, y empuja más y más, sin obtener resultados. En mi cara se dibuja un rictus de dolor, mis piernas se tensan con cada embestida lenta pero fuerte de mi padrastro, pasa sus manos por debajo de mis brazos tomándome de los hombros, sé que es lo que viene, me aprieta con sus manos, muy fuerte, hace hacia arriba sus caderas, y en un segundo siento un dolor en mi vagina que me hace soltar un grito de dolor y placer, la forma en que me la mete es animal, de una fuerza abrumadora, pero solo ha entrado la mitad, en estos segundos es cuando maldigo mi suerte de tener una vagina tan pequeña, abro mis ojos y me encuentro con su cara llena de placer, su boca esta arqueada en una sonrisa lasciva.

            -me duele papi, más despacio por favor.

            -¡cállate puta! Me gusta que estés apretada, me gusta que me aprietes perra calenturienta.

            Saca lentamente su palo de mis entrañas, puedo sentir cada vena de él, cada palpitación, su glande apretado en la entrada de mi vagina, se prepara para envestirme, lo tomo con mis brazos rodeándole la nuca, me aferro a él como si quisiera llevarse mi vida, y de momento siento de nuevo ese exquisito dolor, me hace gritar y mi cara se contrae de dolor, pero después de sus palabras, de saber que está complacido con mi cuerpo, ya no me importa recibir más dolor. Me la saca solo dejando la punta dentro, separo las piernas lo más que puedo para dejarlo hacer su gusto, y siento de nuevo el dolor. Esta vez me duele diferente, suelto un gemido que se puede escuchar por toda la casa, ciento sus huevos en el perineo, me siento llena, feliz, completa, así es como me gusta estar, llena de carne de macho, entre las lágrimas que están en mi cara por el dolor, se me dibuja una sonrisa, me gusta estar en las manos de un macho que disfrute de su cuerpo, solo de esta manera puedo disfrutar yo. Mi padrastro empieza a sacarlo lentamente, y después me la hunde con fuerza; repite una y otra vez el mismo movimiento, cuando me la mete puedo jurar que me empuja todas mis entrañas hacia la garganta, siento mi ano apretado, mi culo se contrae con cada envestida.

            -Ay qué rica pucha, apretada…qué tetas… que culo…. que cuerpazo te cargas zorra.

            -que rico, Sí cógeme, cógeme…a-a-a-a-a-a-a-a-a-a

-Te encanta la reata, ¿verdad putita?...¡contéstame puta!

-Sí, me encanta la reata-a-a-a-a-a-a-…

-Eres mi puta, Maite, y te voy a prestar con mis amigos.

-Sí, papito, si lo que tú quieras papacito, pero cójame…cójame.

            Mientras mi padrastro y yo soltamos gemidos en el oído del otro, en cada envestida de mi padrastro mis pies dejan de sentir mi cama, me doy cuenta que en cada envestida me acerco más y más a la cabecera de mi cama. Mi padrastro se endereza tomándome de las caderas haciendo que no salga su verga de dentro de mí y que mi cabeza quede en la cama, me la empieza a meter y sacar lo más rápido que puede, mis gemidos son más fuertes y cortados, en unos momentos mi cabeza choca con la cabecera de mi cama, el pacer que me produce la cogida que me está dando mi padrastro es desesperante, no se como pero en un momento me doy cuenta que estoy estrujando mis senos, pellizcando los pezones, jalándolos con fuerza; eso me hace sentir un placer que se recorre por todos mis senos, por la columna vertebral, y por mi estómago. Con la boca abierta y una cara de placer que hasta la más puta de las estrellas porno envidiaría lo miro a los ojos, puedo ver su felicidad al disfrutar de mi cuerpo, me mira y me da una bofetada, y con ese arrebato de machismo mi orgasmo se hace presente haciendo que me convulsione, que grite, llegando el momento que me quedo sin aire, mis pulmones por un segundo eterno no responden. Mi padrastro no se detiene, al ver y sentir mi orgasmo se avienta hacia mi comiéndome frenéticamente mis senos, con una mano me aprieta el seno derecho y con su boca me chupa con fuerza el izquierdo, me mordisquea los pezones haciendo que suelte un grito de dolor.

            -es muy buena perra, la divertida que se darán con tigo.

            Me da otra bofetada y me besa brutalmente metiendo su lengua hasta que toca lamia; mis gemidos se ahogan dentro de su boca, nuestras lenguas chocan una contra la otra. Se vuelve a enderezar a la misma posición que antes.

            -eres mía puta.

            -si papi soy tuya.

            -me gusta que me obedezcas zorra.

            -si papi lo que tú quieras.

            -te prestare a mis amigos porque eres mi puta.

            -¡Si, así, así, métemelo más duro, más, más hasta el fondo, dámelo todo, me encanta papi, mételo todo, párteme en dos mi amor!

            Me da otra bofetada haciendo que mi rostro me arda, haciendo que me sienta como la más puta ramera de todas, haciendo que me sienta como un objeto que puede hacer lo que quiera con él, haciendo que me sienta feliz. Con un gruñido por parte de él, y alzando su cabeza al cielo, me da una envestida llegando a lo más profundo de mi, descargando toda su leche, ese hermoso liquido cremoso y muy caliente, siento como 4 disparos bien cargados dentro de mí, inundando todo.

Salió de mí, dejándome acostada, y rápidamente me quede dormida, con una pregunta en la cabeza ¿ira en serio?