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Los vecinos ruidosos (4)

en Dominación

Asi fueron pasando los dias. Yo subia todas las mañanas en las que Antonio no estaba. Jugaba con Rocio y disfrutaba con ella. La unica diferencia que que ahora ella ya no se tenia que vestir y le ordene a el que se desnudara en cuanto llegara a casa.

Así llego el primer Sábado en el que mi mujer tenía guardia. Pensaba pasármelo muy bien ese día. Subí a las 10.00 y me los encontré a los 2 desnudos sentados en el sofá. Al verme, rápidamente fueron al suelo  como sabían que era su lugar

-          Hola perritos. – Les dije.

Os he comprado un regalito para los 2

De una bolsa saque 2 collares de perro que había comprado en una tienda de mascotas que hay cerca de mi casa. Llevaban cada uno una placa con el nombre de cada uno. Me acerque a ellos y se los puse.

-          Asi, mucho mas guapos. Ahora tu Antonio cómeme la polla  mientras tu Rocío  ponte a mi lado que te pueda sobar las tetas.

Así pasamos un rato divertido. Yo tengo la costumbre de comer muy pronto. Me he acostumbrado y a las 13.00 estoy muerto de hambre. Por eso, a las 12.30, les dije que iba a llamar al tele pizza para que nos trajeran la comida. Pedí 2 pizzas y me dijeron que en media hora las tendría en casa.

Esa media hora fue una gozada pues veía en sus caras el miedo a que es lo que iba a pasar cuando llegase el repartidor. Por fin, llamaron abajo y mande a Antonio a abrir (yo seguía sobando a Rocío por todo su cuerpo). Mande a Rocío a la cocina a por un mandil y le dije que se lo pusiera. Era de esos de cocina que le tapaban las tetas y el coño, pero que dejaban su culo al aire.

Llamaron a la puerta y mande a Rocío a abrir. La cara del repartidor os puedo decir que fue hasta cómica. No sabia donde mirar ni que hacer con la pizza. Le dije que la metiera hasta el salón. El no quitaba ojo de Rocío, pero se quedo impactado también de ver a Antonio allí desnudo. Le dije a Antonio que le pagase y el lo hizo.

-          No tengo suelto para darte propina, pero a un chico tan agradable como tu hay que darle algo así que... hummm...  ya se.

¿Te gusta esta perra?

-          Si Señor, esta muy buena

-          Te dejo que te la folles como propina.

-          Pero... – Se quejo Roció y Antonio.

-          He dicho mi ultima palabra en este asunto

El repartidor era un hispano gordito y no cabía en si de gozo, al imaginarse follando a aquella hembra. Le quito el delantal a Rocío y empezó a quitarse el chambergo que suelen llevar los repartidores y pronto lo tenia ya en pelotas en la casa.

-          Sírvete – le dije

El la cogió y sin ninguna preparación se la metió por el coño de golpe

-          Aaayyyy. – Se quejo Rocío. Duele

-          Calla puta. Tu función en la vida es esta solo. Eres unos agujeros para dar placer y ya esta.

El pobre chico no pudo aguantar mucho y se corrió enseguida llenándole el coño de leche. Ahí quedo la puta con la leche goteando de su coño y los muslos empapados de ella. Le dije que se quedara en esa posición, echada sobre la mesa y allí quedo. Antonio mientras tenia los ojos lacrimosos de la humillación que había sufrido viendo como se follaban a su mujer.

El repartidor se vistió y se fue, no sin antes darme una tarjeta y decirme que si queríamos otra pizza pidiésemos que nos la trajera el.

-          Acostúmbrate a esto – le dije a Antonio. Es lo que te espera a partir de ahora. Y ahora, vas a azotar a tu mujer.

Le di una pala de madera que había subido conmigo y le puse detrás de ella. Ella seguía echada sobre la mesa y el la empezó a azotar.

Le tuve que decir que parara un poco porque la fuerza con lo que lo hacía era excesiva desde mi punto de vista. Se ve que se quería vengar de aquellas humillaciones. Ella chillaba y gritaba, llorando de dolor. Cuando su culo estaba ya rojo totalmente (morado mas bien diría yo) les dije que cambiaran de posición.

La cara de el fue de terror, ya que sabia que se había pasado con su mujer y ella se iba a vengar ahora. Y así fue. Ella empezó a azotarle con toda su fuerza. En este caso no la pare porque quería que Antonio sufriese mas para ganar terreno en su sometimiento a mi.

Después de esa experiencia, los deje descansar un poco pensando como podía humillarlos ahora. Estaba claro que el siguiente paso iba a ser con la comida. Ordene a Rocío que trajera 3 platos para comer la pizza. Ella fue a la cocina y volvió con los platos y se sentaron los 2 en el sofá dispuestos a comer

-          ¿Quien os ha dicho que os podéis sentar?

-          Pero creíamos que para comer...

-          ¿Cuando habéis visto a 2 perros comer en la mesa con su Amo? Vuestro lugar es el suelo, y ahí comeréis.

Volvieron los 2 al suelo a mis pies. Yo cogí los platos y les puse un trozo de pizza a cada uno. Los puse a continuación en el suelo

-          Ahí tenéis vuestra comida

Ellos fueron a echar mano de el trozo en seguida para comer

-          Quietos. No conozco aun perro que coma con las patas. Tenéis que comerlo a patas sin ayudaros de las manos como perros que sois.

Ellos me miraron. Luego se miraron. La primera que se agacho fue Rocío. Antonio la miraba perplejo de ver lo sumisa que era su mujer conmigo. Pasados unos minutos, él comenzó a comer también. La verdad es que se pusieron perdidos. Imaginad un trozo de pizza comido sin manos jeje. Yo, disfrutando,  comí de la mía con placer, viendo a mis mascotas comer como podían de su plato.

Cuando acabaron les dije

-          Ahora viene el postre, ¿no es así?

Ellos se miraron y luego me miraron a mi sin decir nada. Yo me baje los pantalones les mire y les dije

-          Ya sabéis lo que hay que hacer

Los 2 se lanzaron sobre mi polla como si fuese el manjar mas rico del mundo y empezaron a chupar con fruición. Una me chupaba la polla y el otro los huevos. Después al revés. Fue delicioso. Al final descargué todo sobre las tetas de ella. Le mande a el que la limpiara con la lengua, cosa que el hizo en seguida.

-          Me echaría una siesta ahora. Puta, ábreme la cama que me voy a echar un rato.

Ella se levanto y fue hacia su cuarto. Le puse a Antonio a continuación una correa del collar que les había comprado y le hice tirar de mi silla hasta su cuarto.

-          Antes de dormir, voy a mear un poco

Les puse a los dos delante mía con la boca abierta y empecé a mearlos. Ellos tragaban lo que podían. Lo que no, cayó al suelo.

-          Sois unos cerdos – les dije

Les mande lamer el suelo y limpiarlo bien, cosa que hicieron los 2. Una vez aseado el cuarto, me desnude y me metí en la cama. Lógicamente, era una cama pequeña para los 3, así que a ellos los mande al suelo a mis pies.

-          Es el lugar para los perros – dije.

Y me eche a dormir un ratito.

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