Charlamos, querida amiga, sobre el modo más conveniente de nombrar a ese pedazo que tiene el hombre pendiente, y surgieron en un momento muchos y variados nombres con que llamar esa herramienta que sirve para plantar hombres. (Esto no lo digo yo, que sabes pienso despacio, esto lo dice en su obra el inmortal Boccacio). Pero dejemos la palabrería dediquémonos seriamente a estudiar como llaman al pene en este mundo la gente, porque ... pene es el nombre que la anatomía atribuye a ese trocito que cuelga, que se irrita y que bulle cuando una visión indiscreta, o cuando una caricia atrevida, o cuando un erótico sueño le hacen cobrar vida.; que dormido... un pene es poca cosa, un fláccido y blando pingajo, pero... ¡ay!, si se le despierta se transforma en un carajo largo, grueso y duro; orgulloso y bullanguero; atrevido y obsceno; mal encarado y altanero. Siempre ha llamado mi atención que, siendo tal miembro masculino, algunos le llamen polla, que es del género femenino; aunque también el diccionario, si uno con atención se fija, tacha al mencionado miembro masculino, de femenina pija. A mí.... este nombre no me gusta y como puedo, el género elijo, y así, entre nosotros, prefiero a mi pene llamarle pijo. |
El vulgo, que todo lo malicia, hace comparaciones imaginarias que transforma en metáforas más o menos ... estrafalarias; y así identifica el aparato con animales partes: cola o rabo. O con nutritivos vegetales: banana, pepino o nabo. También se le compara, hablando con desparpajo, con esa parte de la campana que cuelga ... con el badajo. O haciendo alusión, sin duda, a nuestro origen animal llamamos al pene, verga, pero a mí eso me suena mal. Y en un lenguaje más culto derivado del latín italo, al masculino miembro podemos llamarle falo. Pero llamándole como se quiera, conmigo has de reconocer que si se usa convenientemente pude dar un gran placer tanto a su legítimo dueño como a cualquier dama, tanto si se usa en un sofá, sobre un mueble, o mejor.... en la cama. |