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Lo que pasa cuando te olvidas el corpiño VI

en Hetero: Infidelidad

 

Ese día salí de la oficina y me fui directamente a las Galerías Pacifico a darle uso a lo que me había ganado.

Si bien no tengo un mal pasar económico, poder gastar $6000 pesos en pocas horas, y en ropa, era algo que nunca había hecho.

Me compre varias cosas, incluyendo regalos para mi marido y mi hijo. Y debo confesar que termine poniendo plata mía ya que me excedí de los $6000…jajaja

Llegue a casa tarde, pero feliz. 

Mi marido no podía creer cuando me vio llegar tapada por bolsas, y cuando encima le pedí que bajara a buscar un par más que estaban en el auto y que no había podido subir. Sin decirme nada entendió de donde había salido la plata para las compras, pero al estar nuestro hijo dando vueltas se contuvo de preguntar.

Ni bien tuve la oportunidad le comente lo de los sobres, confirmándole de que en una semana viajaba a Europa por 4 días, y lo de los $6000. Su comentario me sorprendió, “ah, podemos decir que formalmente ya sos una puta”. Mucho no me gusto el término pero era cierto. Para ponerle un título un poco más sutil lo corregí. “yo diría que soy acompañante de lujo y que ya tuve el primer pago por mis servicios”. La verdad que el tilde de “puta” no me gustaba, pero cada vez me gustaba más la idea de que me pagaran por sexo.  Sobre todo de la manera en que lo estaba haciendo.  Mi marido bromeando me dice, “espero que no le tomes gustito a la plata fácil y después quieras empezar a cobrarme a mí”. Entre risas le conteste, “todavía no, y depende de lo que me pidas”. Después de esta charla nos fuimos a la cama.

Mientras estábamos acostados me dice, “me gusta y me calienta el saber que te vas a garchar a otro, que lo vas a pasar bien, y que encima te van a pagar. Es una fantasía que siempre tuve y que en realidad nunca creí poder concretar. Ahora que es real lo estoy disfrutando”.” La verdad”,  le dije, “es que que a mí me gusta sentirme deseada, poder hacer algo así por diversión y no por necesidad, y encima poder compartirlo con vos me genera un morbo terrible.” “y si en algún momento te molesta algo, o hay algo que no quieras que haga me decís y le ponemos punto final”. – “quédate tranquila” me dijo. Mientras hablábamos empecé a tocarle la pija masturbándolo suavemente. Estaba excitado y no lo podía disimular. En un momento empecé a chupársela mientras lo miraba a los ojos y sacaba su pija de mi boca para contestarle. Era como si estuviese tomando un helado. Seguimos charlando y en un momento, mientras él hablaba y yo se la chupaba me dice, “tendríamos que volver a enfiestarnos como antes, tenemos volver a disfrutar el sexo a pleno”. En mi cabeza volvió el recuerdo de cuando aún no éramos padres y de tanto en tanto nos armábamos una fiestita. Hicimos varios tríos HMH, otros tantos intercambios, y un par de veces estuvimos con una pareja pero sin intercambiar, donde solo nosotros “jugamos”. Siempre lo pasamos muy bien y por lo general después de cada fiesta nuestra sexualidad explotaba. Con la maternidad nunca más habíamos hecho nada. Seguí chupándosela asintiendo con la cabeza a su propuesta. En un momento, y sabiendo de que lo que le diría lo iba a calentar aún más, saco su pija de mi boca y le digo, “mira que ahora enfiestarme tiene tarifa”. A lo que secamente me respondio, “vos sabes que mis amigos no tienen problema en pagar”. Acto seguido me levanto y me puso de espaldas en la cama. Se acostó encima mio y sentí como me penetro en un solo movimiento. Fue fácil ya que yo estaba muy mojada. Su pene, que no es enorme pero tampoco chico, entro fácilmente. Por la posición podía sentir como en cada empuje sus huevos rebotaban. No era sexo violento, pero era sexo desenfrenado. Lo note diferente, como que lo que charlamos o los sucesos de los últimos dias habían transformado nuestra sexualidad. Yo no podía moverme, me dejaba violar y lo estaba disfrutando. Mis tetas estaban aplastadas sobre la cama y sentía que no podía respirar, pero lo disfrutaba. En un momento freno su intensidad, lo que era señal de que estaba por acabar y se quería contener. Como pude lo agarre con mis manos para retenerlo, ya que yo estaba acabando y no quería cortar mi orgasmo. Él lo entendió y sin moverse se quedó dentro mío. Mi orgasmo fue intenso y duradero. Julian se contenía por no acabar, asi que ni bien termine yo, salió y me puso boca arriba. Empezó a besarme las tetas y a apretármelas tanto que en un momento sentí que me iban a explotar. Me empezó a decir guarangadas como, “sos mi puta”, “que lindo tener una puta propia y que no me cobre”, “no te imaginas las cosas que te vamos a hacer”. Etc. Me hizo levantar las piernas y ponerlas sobre sus hombros, de manera de poner penetrarme aún más al fondo. Yo volví a tener otro orgasmo y en ese momento el empieza a acabar. La mitad fue dentro mío, y la otra mitad sobre mi vientre. Me acomode y empecé a chupársela para dejársela limpita. No es algo que me agrade mucho, pero últimamente venía haciéndolo seguido y a mi marido sé que le encanta.

Nos quedamos tumbados en la cama por unos instantes y en un momento me dice, “cuanto le vas a cobrar por el viaje a Alemania?”. Me quede pensando y dude que responder. Nunca habíamos hablado realmente de plata con mi jefe y yo tampoco me había puesto a pensar en eso. Pero dentro mío pensé, si me dio $6000 por Uruguay, por ir con el a Alemania me tiene que dar mucho más. “no tengo idea, que le digo?”, le pregunte a mi marido. Creo que nunca había pensado en que cobrarle a mi jefe porque en realidad la experiencia pagaba los servicios. El imaginarme en Alemania, como acompañante de mi jefe, en lugares de primera, etc, era lo que me motivaba y no la plata. Era la aventura más que la parte monetaria. De todos modos el arreglo era por plata, así que le dije a mi marido que me ayudara a definir mis “tarifas”. De pronto nos encontramos hablando de cuanto por chupársela, cuento por dejarle hacerme la cola, cuanto por adelante, etc., hasta que entro en razón y lo freno. “Juli, yo no pensaba cobrarle por cada cosa que hagamos, sino por la compañía y todo lo que eso incluye. No me da para decirle, si te la chupo tanto, si me acabas en la boca tanto más, por la cola esto, etc.,. Para mí es un combo por el viaje y listo. Vos que pensas?”. Juli se quedó pensativo y después de unos segundos me dice, “tenes razón, estaba hablando boludeces, es que por un momento me imagine la situación”. 

Al otro día decidí vestirme provocativa como nunca. Es que después de haber recibido los $6000 estaba motivadísima. Quería mostrarle a mi jefe en que había invertido lo que me había dado. Entre todo lo que había comprado la tarde anterior había un trajecito beige (lo había elegido para alguna reunión en el viaje) que consta de una falda ajustada de unos centímetros por arriba de la rodilla, y elegi una remera entallada color rosa fuerte. La remera al ser entallada se estira bastante, por lo que termina siendo media transparente. Debajo me puse un corpiño rosa de encaje, por lo que si uno prestaba atención se notaban claramente la sombra de mis pezones. Me ate el pelo, maquille, puse perfume y me fui.

Estaba realmente llamativa, pero muy elegante.

Como siempre llegue a la oficina y me sentí observada. Como tenia frio por el aire acondicionado me deje puesto el saco.  Vino Jime y nos pusimos a charlar, le conté lo de los sobres del día anterior y un comentario suyo me hizo reír mucho, pero me dejo pensando, “a mí me da ese sobre, vuelvo a su oficina y se la empiezo a chupar debajo del escritorio”. Le dije que no daba. Que no podía llegar a tanto. Y ella volvió por mas, “me vas a decir que no te animas?”. Como había mucha gente dando vueltas decidimos cortar la conversación, pero quedamos en ir a almorzar juntas.

Cerca del medio día llego mi jefe, y se encerró en su oficina. Media hora después me llama para que vaya. Antes de ir a su oficina me saque el saco. Sabía que el frio iba a notarse en mis pezones y no iban a pasar desapercibidos. Al entrar note como mi jefe me miro de arriba abajo deteniéndose justamente en mis pechos. Se sonríe y me dice, “queres que baje el aire?”. A lo que le respondo, “nose, vos queres que deje de tener frio?”. En ese momento me di cuenta de que estaba decidida a jugar de igual a igual. Mi jefe se rio y no dijo nada.

No quería hablar de trabajo, sino de nosotros. Me pregunto por los sobres y enseguida me pregunto si el dinero estaba bien. Le dije que que si, que nunca habíamos hablado de plata y que en realidad me había parecido mucho. Me dijo, “Natalia, vos no entendes que a mí me viene muy bien tu compañía. Quiero que vos estés bien y que le saques el provecho a esto tanto como yo”. No supe que decir, por lo que le dije un seco, “ok”. Le comente que estaba todo arreglado para el viaje, que la plata la había usado para comprarme ropa y que justamente lo que llevaba puesto me lo había comprado ayer. Me respondió, “me encanta lo que te compraste, pero sos más linda desnuda”. En ese momento sentí vergüenza, pero también ganas de sacarme la ropa. Entonces le pregunte, “si queres puedo sacármela”. En ese momento mi jefe se levantó y se acercó a mí lentamente. Siguió hasta la puerta, la abrió y le dijo a su secretaria, “estoy en una conference con el exterior, por favor nada de llamadas ni interrupciones”, y cerró la puerta nuevamente. Reconozco que no me gustó mucho por el temor a que alguien sospechase algo, aunque no era la primera vez que le pedía a la secretaria que no lo molestaran. Ni bien cerró la puerta se acercó a mí y me dio un beso. Yo se lo devolví y estuvimos así unos segundos. Empecé a manosearle la pija mientras el me agarraba del culo. Mi pollera ya estaba levantada y en un momento empezó de masturbarme por arriba de la tanga. Yo aproveche y bajándole el cierre deje su pija al descubierto. Me arrodille en la alfombra y comencé a chupársela. Me sentí la más puta y la verdad es que me gusto. Estuve chupándosela unos minutos hasta que mi jefe volvió a levantarme. Me pregunto si podía metérmela y le dije obviamente que sí.  Me termino de levantar la pollera y me puso de espaldas. Me saco la tanga y empujándome sobre el mueble me empezó a penetrar. Podía sentir como empujaba con fuerzas y yo trataba de no hacer ruido. En mi cabeza estaba tachando otra fantasía cumplida. En eso me doy cuenta de que mi jefe estaba por acabar, por lo que me doy vuelta y mirándole le pido que por favor no me acabe adentro ni me manche la ropa. Él lo entendió y cuando estaba por acabar dio dos pasos para atrás y termino descargando en su mano y la alfombra.  Habrán pasado 10 segundos y ambos empezamos a acomodarnos la ropa. Él se sentó en su escritorio y yo me senté frente a él. En eso llamo a su secretaria y le pidió que nos trajera un par de cortados y dos vasos de agua. Al entrar la secretaria yo aún tenía la tanga en la mano, por lo que disimuladamente la escondí debajo de mi pierna. Simulamos estar hablando de la conference y ni bien estuvimos solos de nuevo mi jefe me dijo, “no te voy a pedir que hagamos esto todos los días, pero no me podes negar que no está bueno”. – “todos los días no porque vas a terminar fundiendo a la empresa”, le dije en broma, “pero sabes que soy la empleada perfecta”, le dije después. Nos reímos un poco, agarre unos papeles para simular que habíamos estado tratando un tema y me levante. Al levantarme veo mi tanga en la silla, por lo que la agarro y le dijo, “te dejo un regalo”.

Volví a mi escritorio, las piernas me temblaban. Podía sentir el frio entrar en mi vagina por debajo de la pollera, y mis pezones duros mitad frio mitad excitación.

Al medio día mi jefe sale y escucho que le dice a su secretaria que vuelve en un par de horas.

Yo aprovecho y voy a almorzar al mismo lugar de hace dos días con Jimena. En el restaurante enseguida le cuento lo que había pasado hace un rato y me dice, “te enviciaste, y él se enamoró”. En cierto sentido yo pensaba lo mismo. Alfredo me estaba pagando no solo para cogerme, sino porque yo le hacia compañía. Siempre fue una persona solitaria. O al menos esa era la imagen que daba en la empresa.  Pero enseguida le aclare a Jimena, “no creo, le gusta este juego tanto como a mí”. Me dice, “sos una guacha, vas a ver qué vas a terminar cogiendo con el más que con tu marido. Ahora cada vez que te vea ir a su oficina voy a imaginarme lo que está pasando adentro”. Nos reímos sobre este último comentario y no supe que decirle. Probablemente a este ritmo terminaría garchando con mi jefe más que con mi marido, aunque sabía que si le contaba todo lo que había con mi jefe a Julian, este se iba a excitar y terminaría garchandome también. O sea, tenía asegurado dos garches por día. Después de pensarlo se lo dije a Jimena de la misma manera y ella acoto, “sos una hdp, como te envidio. Ayer le contaba a mi novio de vos y me dijo que te invitara un día a casa.” Volvimos a reírnos. Aunque no me gustó mucho que le contara a su novio mi historia, dentro mío sabía que era imposible que no se lo dijera. Le conteste, “vos sabes que ahora todo tiene precio”. En ese momento note que su mirada cambiaba, pero lejos de quedarse callada me pregunto, “y si fuese conmigo sola, también me cobrarías?”.  La verdad es que no supe que responder y eso fue lo que le dije a Jime, “no sé qué decirte”. No se si me estaba hablando en serio o si era joda. Nunca estuve sola con una mujer, las veces que estuve con una fue en presencia de mi marido y como parte de una fiesta aún mayor. Y para no arrugar y para sacarme la duda le dije, “vos me estás hablando en serio?”. Jime con una risa extraña me contesto, “si boluda, era una joda”.  En el fondo creo que me tanteo para ver que le respondía, y confirme la teoría de que es bisexual y/o le gustan los tríos e intercambios. No me anime a preguntarle, pero no hizo falta.

De vuelta en la oficina, la verdad es que se me dificultaba ponerme a trabajar. Cada vez que me levantaba para ir a sacar una fotocopia o al baño podía notar como los ojos de todos se clavaban en mis tetas. Me encanta. Estoy muy cómoda con mi personaje. Mi jefe ya había llegado pero no tuve contacto con él hasta que a última hora me vuelve a llamar. Mientras me dirigía hacia su oficina comencé a tratar de imaginarme lo que me pediría. Estaba convencida de que se la iba a tener que chupar nuevamente.

Entro a la oficina y me pide que cierre la puerta. Por suerte su secretaria ya se había retirado por lo que salvo Jime nadie sabía que me había vuelto a encerrar con él.

Arriba del escritorio había una bolsita chiquita. Me la da y me dice, “esto es en agradecimiento a lo de esta mañana. Tu tanga no te la voy a devolver”. Abro la bolsa y dentro había un estuche. Al abrir el estuche descubro que dentro había una cadenita de oro. La verdad es que me gustó mucho y enseguida di la vuelta al escritorio para agradecerle. Me senté arriba suyo y comencé a besarlo. Estuvimos en esa posición unos instantes y cuando comencé a intentar desabrocharle el pantalón, me freno sutilmente diciéndome que esperaba gente en un ratito.

No me gusto que me cortara de esa forma, pero comprendí que tal vez ese no era el momento para agradecimientos. Se dio cuenta de que me había incomodado la forma en que me había cortado y volvió a besarme  pidiéndome disculpas. En ese momento me volví a mi silla, del otro lado del escritorio y me senté. Nos pusimos a hablar del viaje a Alemania, pero sobre temas laborales, porque evidentemente no me llevaba solamente para que le chupe la pija, sino también para involucrarme en temas laborales. En lo llaman desde seguridad y le avisan que sus visitas habían llegado. Ahí es cuando me pide, si es que no tenía otro compromiso, que me quedara a participar de la reunión. Pero me lo pide de la siguiente manera, “la gente que me viene a visitar es muy importante. Si nos va bien vamos a cerrar un negocio que va a casi duplicar la facturación. Como encargada de la gerencia administrativa me gustaría que participes. Además, así como estas tu presencia me va a ayudar mucho.”. Le pregunto a que se refería con, “así como estas”, a lo que me responde. “te viste las tetas?”. Yo no estaba segura de lo que me estaba pidiendo, y tímidamente le pregunte., “pero queres que haga algo más?.” Mi pregunta llevaba doble sentido. Yo tenía en claro de que ahora era su “acompañante” y de que podía llegar a pedirme cualquier cosa. Además en mi cabeza enseguida se vino el recuerdo del viernes anterior con Sergio y el. Entendió mi pregunta y tranquilizándome un poco me dijo, “no, solo que te muestres”. En eso mi jefe sale de la oficina y se va a recibir a los invitados. Yo no tenía idea de que iba a hablar, pero aproveche para arreglarme el pelo y la ropa. Era verdad, tenía las tetas que explotaban.  

Me quede parada en la puerta de la sala de reuniones hasta que mi jefe apareció con sus invitados. Eran tres hombres, uno de 45 años aprox, otro de unos 50 y el otro de unos 50 y pico. Ninguno me pareció buen mozo, pero estaba muy bien vestidos lo que dejaba entrever una muy buena posición económica. Ni bien me vieron parada me miraron disimuladamente pero note que los ojos terminaban siempre en mis tetas. Recordé lo que me había dicho mi jefe y lejos de tratar de ocultarlas me pare más erguida de manera de que se notaran aún más.

Luego de las presentaciones pertinentes, y al no estar la secretaria, oficie de anfitriona y muy educadamente les pregunte que deseaban tomar. Al salir de la sala rumbo a la cocina pude notar como sin mucho disimulo me miraron el culo. Obviamente lo moví como un pavo real.

Al regresar enseguida volvieron a mirarme, mientras mi jefe hablaba entusiasmadamente. En un momento note que cada ves que podían me dedicaban una mirada. Yo estaba sentada, bien derecha y no decía nada. El hombre de los 50 y pico de llamaba Luis, y era el que mas me miraba. En un momento yo ni siquiera escuchaba lo que hablaban, solo sonreía y simulaba prestar atención. En mi cabeza pasaban todas las fantasías posibles. Me imagine arrodillada en el medio de los 3 chupándoselas, mientras mi jefe me miraba sentado en su silla, o acostada en el escritorio, y cogiéndome de a uno mientras a otro se la chupaba. Mis fantasías estaban pasando todos los límites conocidos por mí. Empecé a sentir como me mojaba y al no tener tanga me sentí demasiado húmeda. En eso me doy cuenta de que mi jefe me estaba hablando a mí, consultándome sobre ciertos números de la empresa. Obviamente respondí enseguida y todos quedaron contentos. La reunión termino, me saludaron cariñosamente sin que faltara oportunidad para que uno de ellos pusiera su mano muy cerca de mi cintura lo cual tome como una avanzada. Me quede sola en la sala de reuniones esperando que volviera mi jefe y me dijera como nos había ido, pero demoro bastante por lo que era evidente de que se había quedado charlando con esta gente en otro lugar de la empresa. Al regresar me dice, “acabas de cerrarme un negocio de mucha plata”. Yo no entendía porque en realidad lo único que había hecho era mostrarme un poco. Así que le respondo, “no hice nada más que mostrarme un poco como me pediste, no me quiero imaginar que le hubieses sacado si se las chupaba”. A lo que me responde, “quien dice….”

Volví a casa pensando en esta última frase, y con ganas de contarle a mi marido como había sido mi día. Sabía que probablemente íbamos a tener sexo mientras se lo contaba.

***esto que les cuento paso ayer, por lo que hasta que no vuelva del viaje no creo tener muchas más anécdotas para compartirles.  Si les interesa puedo contarles sobre mis experiencias anteriores. Espero sus comentarios. Besos a todos y gracias por leerme.