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Viaje a Mexico II

en Orgías

Al otro día me levante más tarde de lo habitual.

El alcohol y el sexo habían dejado su huella en mi cuerpo. Me sentía realmente cansada. Al levantarme note una leve jaqueca, producto del alcohol de la noche anterior.

Todavía podía sentir el gusto a semen en mi boca, pastosa como nunca. La sensación era horrible, y ni cepillándome los dientes la había podido eliminar.

Me quede un rato en la cama, pero necesitaba aire. Así que me levante de la cama y me dirigí al balcón.

El día era hermoso, por lo que decidí cambiarme para ir a desayunar a la playa.

Desde la ventana podía ver que ya había mucha más gente que lo habitual, producto de la hora.

Alfredo no estaba en la habitación, supuse que estaría en la playa.

Al ir al baño note restos de semen en mi pelo y cuello. No me quedaba otra que darme una ducha antes de salir de la habitación.

La ducha me despabilo un poco. No se cuánto tiempo estuve ahí dentro, pero lo disfrute al máximo.

Me cambie con ropa de playa, y nuevamente desistí de ponerme la parte de arriba de la bikini.

Para ese día elegí una tanga camuflada, con una mini de jean. Arriba una musculosa roya. Me puse los anteojos de sol y una capelina en la cabeza.

Antes de ir a la playa decidí pasar por el restaurant del hotel para ver si me lo encontraba a Alfredo. No lo vi pero me quede desayunando.

Luego me dirigí a la zona de la pileta, pero tampoco lo encontré. Como no quería dar vueltas por todo el hotel, empecé a caminar por la zona de las reposeras buscando una donde instalarme.

A lo lejos pude ver a Alan con sus amigos. Por un momento me dieron ganar de instalarme en alguna reposera cerca de ellos, pero el lugar mucho no me gustaba, por lo que decidí ir a otro sector.

Me senté en la reposera, y me saque la pollera. Me quede acostada un rato de esa forma, y cuando empecé a tener calor me saque la musculosa.  Enseguida me di cuenta que en el apuro no me había puesto protector, por lo que tuve que sentarme nuevamente y comenzar a colocármelo.

Empecé por las piernas, seguí por mi abdomen, y luego continúe por mis pechos. Me encanta ponerme crema en los pechos porque se sienten suaves y libres. Es una sensación totalmente placentera, y esta vez no iba a ser la excepción.

Me volví a acostar y me quede semi dormida hasta que siento que alguien me habla. ME levanto tapándome un poco y era Anibal. Ahí estaba parado delante mío saludándome. Sin sacarme los anteojos le devolví el saludo y ni bien paso esto se acomodó en la reposera de al lado.

La verdad es que en ese momento quería estar sola, solo hubiese aceptado la compañía de mi jefe, pero no tenía ganas de hablar con Anibal. De todos modos, y por respeto, puse mi mejor cara de buena onda y comenzamos a charlar. Obviamente Anibal no paraba de mirarme las tetas, y en un momento saco el tema de la noche anterior. Anibal estaba enloquecido. Según me dijo era la primera vez que tenía un encuentro de ese tipo. Estaba loco conmigo y entre todo lo que me dijo me invito a España unos días. Obviamente sin decir que no, ni que sí, trate de ser lo más política posible. No me llamaba en lo más mínimo la idea de ir a España con ese hombre. Es más, probablemente si se lo comentaba a Alfredo tampoco lo aprobaría.

Debe haber notado cierta negación de parte mía, y disimuladamente de levanto indicándome que iba a buscar algo para tomar.

En ese momento aproveche y me fui a meter un poco al mar. El agua estaba cálida y los peces se acercaban cuando alguien tiraba un poco de pan al agua. En determinado momento veo que Alan y sus amigos se acercan a donde estoy yo. Yo me hice la disimulada y como estaba con los anteojos podía mirar libremente y pasar desapercibida. Alan tenía muy buen cuerpo. Si bien ya lo había notado, ahora lo podía ratificar. En mi cabeza comenzaron a volar un montón de ideas, pero enseguida trate de eliminarlas. Era el momento de salir del agua y mientras enfilaba para mi reposera, Alan se me acerco.

“Hola, como estas? Como terminaste la noche?”. Obviamente que no le iba a contar con detalles, por lo que amablemente respondí, “muy bien, estuvo divertida”. Continuamos charlando un poco hasta que en un momento me disculpe y encare para mi reposera. Me gusta que me miren, pero estar parada en tetas delante de toda la playa no era precisamente lo que buscaba. Al volver a la reposera ya estaba Anibal sentado en la de él. Había traído una cerveza para mí. La verdad es que no tenía ganas de tomar cerveza, pero la sed me venció y tome. Estaba helada. Riquísima.

Anibal volvió a sacar el tema. Ya se ponía denso pero yo le seguía la corriente. Hasta que en un momento me pregunto algo que no me esperaba. “te animas a estar sola conmigo antes de que te vuelvas a Buenos Aires?”.   Mi silencio se ve que lo incómodo y contrataco, “el precio ponelo vos”. La verdad es que me dio mucha bronca. Literalmente me trato de prostituta y nunca me había pasado. Al menos no de esa forma. Por otro lado dentro mío me enfurecí con Alfredo. Era obvio que mi jefe le había contado a Anibal que yo lo acompañaba por plata. Por dentro me irradiaba ira. Estaba realmente enojada. Trate de ser lo más sincera y respetuosa posible, pero le respondí secamente. “no sé qué idea tenes o que es lo que se te cruzo por la cabeza, pero estoy segura de que Alfredo esto no lo sabe, y si lo llega a saber probablemente se lo tome de muy mala manera”. Anibal pareció desconcertado. Se quedó callado y de muy buena manera me pidió disculpas. “Natalia, discúlpame. No quise ofenderte. No sé qué se me paso por la cabeza. Es que anoche lo pasamos tan bien que realmente me encantaría poder estar nuevamente con vos. Te pido disculpas si te ofendí”. Con una sonrisa le acepte las disculpas. Anibal había quedado herido. Por lo menos me asegure de que no me molestara sin que yo le diera alguna razón.

Al rato aparecieron Gerardo y Alfredo. Habían ido hasta la ciudad a hacer no sé qué cosa. La verdad es que me lo dijeron pero no les preste atención. Tenía ganas de hablar con Alfredo para aclarar las cosas. Yo no era su puta….o si, lo soy, pero solo él lo sabe o lo tiene que saber.

Como no había reposeras para todos, nos tuvimos que trasladar a otro sector de la playa. Justo al sector donde estaba Alan con los amigos. Nos habremos instalado a unos 10 mts como mucho. Obviamente al verme ir para ese lado todo el grupo se dio vuelta para mirarme. Yo me sentía una reina. Estaba con 3 hombres, los cuales me cogían cuando yo quería, y encima había otro grupo de chicos más jóvenes, que sabía que también me deseaban. Mi autoestima estaba por las nubes.

En un momento le pido a mi jefe que me acompañe a la barra a buscar algo para tomar. Alfredo acepto y fuimos juntos. Una vez en la barra yo me pedí un gin tonic y el una cerveza. Sin vueltas le pregunte qué era lo que le había dicho a sus socios porque Anibal se me había insinuado ofreciéndome plata. Alfredo me juro por todos los santos de que él no había dicho nada. Que era incapaz de comentárselo a alguien sin mi consentimiento. Probablemente Anibal se había tirado a la pileta y pasó lo que paso, o tal vez era una suposición de él, pero Alfredo me juro que él no había dicho nada. La verdad es que le creí. Con Alfredo nos conocemos y en el fondo sé que es incapaz de exponerme o lastimarme. Le pedí que por favor no le dijera nada a Anibal, que era un tema mío y de él.

Volvimos a las reposeras y enseguida me saque la musculosa. Ahora quería jugar yo. Calentar a todos. Ser la gata de la playa.

Delante de todos le pedí a Anibal que me pusiera protector en la espalda ya que no llegaba a ponérmelo sola. Enseguida empezó a esparcirme la crema.  Alan y sus amigos miraban de reojo. Gerardo y mi jefe también. Me acosté para facilitarle la tarea, y le pedí que me pusiera en las piernas y cola. Anibal no tuvo drama y enseguida comenzó. En poco tiempo estaba masajeándome los cachetes de la cola. Cuando note que se estaba entusiasmando me di vuelta y le agradecí.

Yo misma comencé a ponerme nuevamente en los pechos. Me los masajeaba con ganas y a través de los anteojos notaba como todos me los miraban. La marca de la bikini ya casi había desaparecido, y ahora me sentía mucho más segura que los primeros días.

Me acosté y termine de tomar mi gin tonic. El resto de la tarde se pasó de esa forma. Me ponía protector, pedía que me pusieran en la espalda.. Iba al mar, volvía. Me mostraba continuamente.

Cuando comenzó a bajar el sol llego la hora de volver a la habitación y prepararnos para la noche. No sé qué era lo que Alfredo tenía en mente, pero yo estaba regalada. Si querían enfiestarme yo estaba disponible nuevamente.

Al llegar a la habitación Alfredo se fue a duchar y yo me quede en la cama. Me habré dormido no se cuánto tiempo hasta que siento que me despierta. Alfredo ya estaba cambiado. Según él había dormido 45´ aprox. Esa siesta me sirvió para recuperarme un poco.

Alfredo me había servido un vaso de Pepsi. Es un caballero…Yo le agradecí con un beso.

Pronto comenzamos a besarnos. Yo sabía que si él estaba cambiado era porque estaba por salir de la habitación, así que no había tiempo para sacarle la ropa. Enseguida comencé a bajarle el cierre del pantalón y se lo desabroche. Enseguida logre sacar su pene y comencé a chupárselo. Alfredo se relajó, y yo puse mayor ímpetu en mi tarea. No se cuánto tiempo estuve chupándosela, pero al rato note que comenzaba a ponerse tenso en señal de que estaba por acabar. Me la saque de la boca y comencé a mirarlo mientras me la frotaba por la cara y labios. Mientras hacía esto empecé a pedirle que me diera su leche. Mi jefe pareció explotar. No sé porque me comporte de esa manera, pero me sentía la más puta. Su semen comenzó a salir para todos lados. Gran parte en mi cara, otra parte en mi pelo y mano. Cuando note que ya no salía más comencé a chupársela limpiando cualquier resto de semen que hubiera quedado.

Después de esto me levante, y me fui a bañar y a arreglarme para la noche.

Al salir del baño encontré una bolsa arriba de la cama, con una nota. Era un regalo que me había dejado mi jefe. La nota tenía una dedicatoria sencilla. “espero que te guste, te lo mereces. Alfredo”. Adentro de la bolsa había una musculosa de noche y un pantalón.

La musculosa era de gasa negra. Muy fina. Muy linda. Era bastante ajustada y me resaltaba los pechos. Al ser de seda un poco se transparentaba. No mucho porque era doble, pero por lo que vi en el espejo se me notaban los pezones y el contorno de los pechos. Me encantaba.

El pantalón era blanco. Muy fino también. De vestir. Cuando me lo puse pensé que lo reventaba. Indudablemente mi jefe me ve más flaca de lo que soy. Me lo deje y me fui a maquillar y peinar. Si se estiraba un poco me lo dejaba, sino me iba a tener que poner otra cosa. Por suerte cedió un poco y lo que en un principio era una tortura, al poco tiempo se transformó en algo cómodo.

Como era temprano me quede un rato disfrutando de la noche en el balcón. Supuse que en algún momento me vendrían a buscar.

Al rato apareció Alfredo. Me venía a buscar para ir a cenar. Lo primero que hice fue agradecerle el regalo, y mostrarle como me quedaba. “guau” fue su expresión.

Me comento que lo había comprado esta tarde cuando había estado en el centro de Playa del Carmen. Pensar que él me había ido a comprar un regalo, y cuando volvió yo lo había atacado con lo de Anibal…..me sentí bastante mal al respecto.

Esa noche la idea era cenar en el hotel, pero Alfredo tuvo una idea mejor. Ir a cenar al centro de Playa del Carmen así yo salía un poco del ámbito hotelero.

En la recepción pedimos un taxi y al poco tiempo nos encontramos camino al pueblo. La distancia era corta. No más de 10´ por una ruta. Yo pensaba que estábamos más lejos.

El movimiento en la ciudad era intenso. Se notaba que es una ciudad donde la mayoría esta vacacionando.

Entramos a un restaurant de comida mexicana. La verdad es que a mi mucho no me gusta, pero Alfredo y Anibal querían comer ahí y como ni Gerardo ni yo nos opusimos terminado dentro.

La cena fue tranquila. Tomamos tequila y comimos comida típica mexicana. La verdad es que el restaurant estaba muy bien puesto y te atendían muy bien.

Durante la cena no se tocó el tema de la noche anterior aunque después del segundo tequila, si hubiesen querido, a mí me podrían haber cogido arriba de la mesa…..

Después de comer nos dirigimos a un pub que nos recomendaron. Adentro el ambiente era más fiestero y estaba lleno de gente. Casi todo el mundo era turista. La música estaba fuerte y hacia bastante calor. Logramos conseguir una mesa y nos acomodamos ahí. Yo me senté al lado de Alfredo. Enfrente tenia a Gerardo y su izquierda estaba Anibal. La luz que iluminaba la mesa hacia que mis pezones se transparentaran más, quedando casi en la desnudez total. La verdad es que yo no me había percatado de esto hasta que note que el mozo me miraba con atención.

Enseguida Gerardo hizo un comentario al respecto y me di cuenta de que literalmente se me veía todo. Los cuatro empezamos a reírnos y yo me tuve que resignar ya que nadie llevaba nada como para taparme. Además el calor ahí dentro era insoportable y si hubiese tenido un abrigo dudo que me lo hubiese puesto. Me acomode sobre la mesa, y apoyando los codos sobre la misma trate de cruzar los brazos quedándome las manos a la altura de la cara. De esta manera lograba taparme. No era que me daba vergüenza que me vieran Gerardo o Anibal, sino que no tenía ganas de ser el espectáculo del resto de la gente.

Anibal se mostró molesto con mi actitud, pero enseguida aclaro que era una broma. Alfredo bromeo con que había sido el quien había escogido esa musculosa. En una parte del pub había una especie de pista de baile, donde varias personas bailaban. No se cuánto habríamos tomado, pero yo ya estaba mareada y desinhibida como siempre. Así que en un momento agarre a Alfredo de la mano y lo invite a bailar. Como en la pista la luz era diferente, no se me transparentaba nada. Esto me permitió moverme más libremente. No se cuánto tiempo bailamos, Alfredo odia bailar y se notaba que estaba incómodo. En un momento se acercó Gerardo y lo salvo. Me quede bailando con Gerardo quien al oído me pregunto cuando tenía planeado viajar a Uruguay. Sabía que entre Abril y Mayo tenía que viajar, por lo que la pregunta de él era con doble sentido. Le dije que probablemente a fines de Mayo, a lo que me respondió que le avisara así arreglábamos bien que hacer esos días.

Después de un rato de bailar volvimos a la mesa. Mi jefe había pedido un champagne y estaba tomando con Anibal. Enseguida se sumó Gerardo y yo tome un poco también. Gerardo volvió a hacer un comentario sobre mis tetas, que de nuevo estaban al descubierto por la luz. La verdad es que ahora no me importaba. Así que no me tape. Anibal festejo mi decisión. Seguimos tomando y charlando un rato. Yo en un momento estaba tirada casi encima de Alfredo y sin darme cuenta había empezado a masajearle el pene por arriba del pantalón. Alfredo lejos de resistirse se dejaba. Como estaba debajo de la mesa no se veía que era lo que estaba haciendo, pero Gerardo lo debe haber notado ya que hizo un comentario al respecto. Para seguirle la broma, lo invite a que se sentara al lado mío. De esta manera tenia a mi jefe a mi derecha, y a Gerardo a mi izquierda. Como pude apoye mis manos sobre sus bultos y suavemente comencé a masajearlos. Gerardo poco tardo en lograr una erección y mi jefe ya hacia un rato que la tenía. Anibal se empezó a quejar de que había quedado marginado, a lo que yo le respondí que él estaba en capilla. Gerardo no entendió el comentario y trato de que alguien le explicara algo, pero no hubo caso. Mi jefe se hizo el que no entendía pero que tampoco le interesaba, y Anibal se quedó en silencio sin saber que responder. Para que no se enojara, y para volverlo a poner en clima, disimuladamente apoye uno de mis pies en su entrepierna. Anibal pareció sobresaltarse y enseguida se acomodó para facilitarme la tarea. De todos modos la situación duro poco. Un grupo de chicos nos miraba desde unos metros y eso me hizo volver a la realidad. Riéndonos cortamos la situación prometiendo que la continuaríamos en el hotel.

Terminamos el champagne y caminamos hasta la esquina donde había una parada de taxis. Gerardo se subió adelante, y yo detrás junto con Anibal y mi jefe.

Enseguida llegamos al hotel. Yo sola enfile para la habitación. No quise mirar para atrás ya que supuse que me acompañarían los tres hombres. Para mi sorpresa al llegar a la puerta de la habitación solo me había seguido Gerardo. No le pregunte donde estaban los demás. Abrí la puerta y casi sin cerrarla nos comenzamos a besar.

Gerardo literalmente me ataco. Tomo el control de la situación desde un primer momento.

Rápidamente me saco la musculosa, dejando mis tetas al aire. Mientras me las chupaba me mordía los pezones. Me dolían un poco pero me gustaba. Yo trate de tocarlo, pero él me agarro los brazos y me los puso por detrás de la cabeza. Con una mano me los sostenía mientras con la otra comenzaba a desabrocharme el pantalón. Tuve que ayudarlo ya que como era muy ajustado no era fácil la tarea. Enseguida logro sacarme el pantalón y me metió uno o dos dedos en la vagina. Estaba empapada y entraron fácilmente.

Me dio vuelta y comenzó a besarme el cuello. En un momento noto como comienza a bajarse su pantalón y enseguida siento su pene metido entre mis nalgas.

Seguimos en esa posición hasta que con ayuda de la mano corre aún más mi tanga. Sin mucho esfuerzo me penetro en esa posición. Yo boca abajo en la cama, sin casi posibilidad de moverme, y el tomándome con una mano mis brazos por arriba de mi cabeza. Me sentí violada. Realmente me excitaba la situación. Sus bombeos eran intensos y yo gritaba de placer. Con su otra mano comenzó a pellizcarme los labios de la vagina. Esto me hizo estallar de placer. Tuve dos orgasmos impresionantes.

En eso siento que sale de dentro mío y me da vuelta. Se acomoda arriba mío dejando su pene a escasos centímetros de mi cara. Sin esperar un segundo comienzo a chupárselo con ganas. Podía sentir mi gusto en su pene. Siempre me gustó el pene de Gerardo. Es grande. No el más grande que tuve pero si grande y gorda. En eso se corre de donde estaba y se acuesta en la cama. Yo sin esperar instrucción alguna me siento encima de él y comienzo a montarlo. Mis jugos facilitaban la lubricación. Mientras lo montaba con sus manos apretaba mis tetas. En un momento con una de sus manos comienza a tomarme del culo, introduciendo un dedo dentro de mi ano. Yo cada vez me movía con más intensidad, hasta que Gerardo me indico que parara en señal de que estaba por acabar. No me importo lo que me pidiera, ya que yo también estaba por acabar y no quería cortar el clímax. Seguí moviéndome y enterrándome cada vez más dentro esa hermosa pija hasta que Gerardo tuvo un espasmo y empezó a acabar dentro mío. Esto es algo que solo se lo permito a mi marido, pero la excitación en ese momento era tan grande que no me importo. Seguí moviéndome hasta que yo también termine de acabar. Después de esto me tire arriba de Gerardo tratando de recuperar el aire. El corazón de Gerardo parecía querer salir de su pecho.

Al poco tiempo escucho que se abre la puerta de la habitación. Era mi jefe que venía con Anibal. Al verlos entrar me recosté sobre la cama y Gerardo se levantó para ir al baño. Alfredo y Anibal habían pasado por el bar antes de venir a la habitación, por eso solo me había seguido Gerardo. Estaban bastante tomados, y al verme desnuda en la cama con Gerardo Anibal expreso sus ganas de sumarse. Sin que yo llegase a decirle algo comenzó a sacarse la ropa. Enseguida estuvo desnudo y se acercó al borde de la cama. Su pene estaba flácido y apenas lo toque comenzó a erectarse. Suavemente empecé a masturbarlo mientras lo miraba a los ojos. Podía sentir el semen de Gerardo chorrear por mi vagina e interior de los muslos. Comencé a chupar la pija de Anibal. Era diminuta al lado de la de Gerardo. En eso veo que mi jefe se sienta en un sillón. Se había quitado la ropa y estaba mirando la situación mientras aprovechaba para masturbarse suavemente. Sigo chupando la pija de Anibal mientras alterno mi mirada con él y con mi jefe. Aparece Gerardo y se sienta en uno de los sillones del balcón, pero girándolo de manera de que quede mirando para el interior de la habitación.

Anibal comienza a exclamar y parece que pronto va a acabar. No para de alagarme y a mí me encanta. Cuando siento que esta por acabar le indico que se siente en la cama y de un movimiento me siento arriba de él. Con mi mano acomodo su pene dentro mío. Puedo sentir como su pene se mezcla con el semen de Gerardo. Al poco tiempo Anibal me dice que está por acabar. No quiero que él me acabe adentro, por lo que me levanto y me arrodillo en el piso para que termine en mis tetas. Sale gran cantidad de semen que termina alrededor de mis pechos. En eso Alfredo se levanta y se acerca con su pene en la mano. Sin levantarme del piso lo agarro por la cola y lo acerco hasta que su pene queda a la altura de mi cara. Comienzo a chupársela. Ya me dijo varias veces que lo vuelve loco como se lo hago y esta vez volvió a decírmelo. Se la chupe un rato y note que no iba a acabar, por lo que seguí pero disminuyendo mi intensidad.

Anibal se había levantado y estaba sentado en el balcón con Gerardo contemplando la situación. Mi jefe se sienta en la cama y yo me siento encima de él, repitiendo la posición que había hecho con Anibal minutos antes.

Mientras lo monto me dice al oído, “yo no voy a acabar mi amor, al menos no ahora”. De todos modos yo no quería salir y me quede sentada arriba de él. Después de unos minutos así me levante y me fui a lavar al baño.

Al salir estaban los tres en el balcón. Abrí el frigobar y me agarre una gaseosa. Agarre un cigarrillo y me fui al balcón con ellos. Gerardo enseguida se levantó queriéndome dejar el lugar. No lo acepte y le dije que si no se ofendía me sentaba arriba de él. Enseguida pude sentir su pene flácido a la altura de mi entrepierna. Salvo mi jefe que se había tapado con un tallón, tanto yo como Anibal y Gerardo estábamos completamente desnudos. Si alguien pasaba por la playa probablemente hubiese tenido una visión perfecta de la fiesta.

Mientras charlábamos pude sentir como levemente el pene de Gerardo se endurecía. Todos empezamos a reír y Gerardo se disculpó diciendo que la tentación era muy grande. Sin decirle nada deje la lata sobre la mesita del balcón, y empecé a manosearle los testículos que aparecían debajo mío. Cuando su pene estuvo lo suficientemente duro me acomode, y de un movimiento me lo metí nuevamente. Gerardo suspiro, y Anibal y mi jefe empezaron a reírse y hacer comentarios. Al principio me quede quieta. Al poco tiempo comencé a moverme. La situación era muy excitante. Me estaban penetrando mientras los otros dos miraban, y mientras charlábamos como si nada. En un momento siento que estoy por acabar, y sin decirle nada a Gerardo logro un orgasmo impresionante.

No sé si estuve bien o no, pero me levante y volví a ir al baño. Las piernas me temblaban. El esfuerzo había sido tremendo. Al salir del baño me pongo la musculosa y una tanga. Era la señal de que para mí la noche estaba terminada. Amablemente me despedí de los tres y me metí en la cama. No daba más del cansancio. Ellos se quedaron en el balcón pero no se cuánto tiempo. Yo me dormí y no escuche más nada.

Todavia nos quedaban unos dias mas de vacaciones......