miprimita.com

Elenas Tale (El cuento de Elena) II

en Amor filial

 2 
 

Los pensamientos impuros que como perros salvajes me atacaban secretamente empezaban a agobiarme. No sabia si realmente tendría algún sentido continuar pensando en algo que cualquier persona cuerda concebiría como aberración.  

La mayoría del tiempo que pasaba en casa, lo hacia estando desnuda; quería llamar la atención de mi madre con tantas fuerzas, pero a esas alturas, después de dos meses de haberle pedido que nos desenvolviéramos mas "libremente" en casa, a ella ya no le sorprendía verme sin prenda alguna, es mas, le causaba mucha gracia, aunque aveces parecía molestarle mi falta de vergüenza 

Contra lo que cualquiera podría pensar, conforme fue avanzado el tiempo, ella empezó a imitarme, no se si por curiosidad o algún otro motivo secretoEn un par de ocasiones la había visto paseándose en ropa interior y a todas prisa cuando estaba tarde para su trabajo. Incluso con lo alterada que se ponía cuando se le hacia tarde, verla solo con su bata de baño descubriendo trozos de su piel momentáneamente, era perturbadoramente fascinante, pues cuando la veía, sentía que el corazón se me saldría por la boca. 

Hubo un tiempo que, como teniendo un poco de claridad intente dejar todas esas fantasías, sobre todo cuando aquello se veía tan irreal e imposible. En mi cabeza me decía que quizás podría empezar a salir con chicos, pues nunca me habían faltado declaraciones románticas en la escuela, además de las insinuaciones (que sentía mas como golpes en el estomago que como halagos) de todos los idiotas que me seguían. Pero cuando llegaron mis exámenes finales y por fin me vi obligada a concentrarme en otra cosa, mi madre comenzó a comportarsemuy extraño; esto obviamente no tenia nada que ver conmigo, sino que ella estaba siendo asediada por alguien mas, algún amigo que tenia en el trabajo que intentaba conquistarla o algo así... Esto le había dando un montón de seguridad; se sentía hermosa de nuevo y su estrés causado por el trabajo había casi desparecido. De pronto con la puerta de su habitación medio abierta caminaba desnuda entre su ropa tirada, cantando; e incluso a veces me llamaba desde dentro sin mostrar ni un poco de vergüenza. Esas imágenes me maravillaban y de alguna manera también me acosaban. Todo lo que veía como espectadora: la forma en que como un "tic"que tenia al peinarse y maquillarse, arqueaba su pies y se paraba de putitas, estilizando toda su figura y poniendo a la vista su trasero, las nalgas mas bellas que aun con las estrías podrían morderse como manzanas. Además de los gestos raros que hacia frente al espejo cuando se pintaba los labios y su poco natural pavoneo al caminar, como si fuera un gato, e imaginara que ese nuevo hombreque había entrado a su vida la miraba desde lejos; aunque a quien realmente enloquecía era a mi.  

Y como si de un concurso de sensualidad se tratara, yo empecé a hacer las mismas cosas. Cuando llegaba acasa de la escuela o de salir con mis amigas, lo primero que hacia al cruzar la entrada era sacarme los zapatos, después subía las escaleras y  corría hasta mi habitación, abría la ventana mientras me desprendía de todo, hasta quedar solo en ropa interior o incluso hasta de esta me deshacía, esperando que una hora mas tarde mi madre también llegara a casa.  

Cuando estaba frente a ella tenia una incomodidad obvia, pero en vez de hacérselo notar, hacia movimientos llamativos y sensuales que para nada eran parte de mi personalidad, así que resultaba en algo bastante gracioso de ver. Cuando caminaba y mi madre estaba detrás de mi, me agachaba hasta tocar mis pies, levantándole y mostrándole mi culo pensando que ella vería ese dibujo como de concha cerrada que formaba mi vagina apretada entre mis piernas y en dadas ocasiones, mientras comíamos o cenábamos, sentada en mi lugar, abría mis rodillas creyendo que atreves del cristal de la mesa ella me descubriría, como una invitación, como algo que le podía apetecer comer junto con lo que estaba en la mesa; pero a ella solo le causaba gracia o a veces le molestaba, pero nunca se mostraba atraída de la forma que yo quería. El mayor interés que llego a tomar fue el de preguntarme el por que de estar completamente depilada; mi respuesta fue un balbuceo torpe de que "por higiene y comodidad" y con la mayor torpeza y estupidez termine sugiriéndole que ella también se depilase, incluso le insinué que yo podía hacerlo por ella, a lo que solo respondió con un montón de "No's"pero después de sugerírselo varias veces durante toda la semana comentarle que no solo era mas cómodo si no que también resultaba mucho mas atractivo, termino diciendo que se depilaría ella misma 

Hasta mi habitación podía escuchar los murmullos que venían del baño, las maldiciones y los gruñidos por el ardor de las navajas de un rastrillo pasando sobre la piel seca. Cuando entre al baño a preguntar a mi madre que estaba haciendo (aunque yo sabia lo que hacía) sentí que las piernas se me doblaban y pude haber caído de rodillas al verla sin ninguna prenda, sentada con las piernas abiertas y solo una toalla sobre su rodilla, pasando un rastrillo por su vientre. "No, mamá, tienes que ponerte crema" Le dije a la vez me daba la vuelta y salía para volver a mi cuarto en busca de la crema depilatoria, mientras sentía que tenia cuervos en mi estomago que me despedazarían para salir por mi pecho... "mariposas" mejor dicho. "No, no, yo lo hago, espera" le grite cuando regrese, casi sin querer decirlo realmente. Mire a mi madre, que estaba tan frustrada como avergonzada. Yo no tenia idea de lo que estaba haciendo, casi podía sentir que actuaba por inercia o que la gravedad me jalaba hacia ella y que mi cerebro se había quedado en mi habitación, masturbándose. Me hinque en el suelo del baño frente a ella y descaradamente mire bajo su vientre. La zona sin vello, adornada con un par de cortadas del tamaño de una de mis pestañas estaba completamente roja e irritada. Puse un poco de crema en mi mano y la pase cerca de sus mulos temiendo que si tocaba la vagina de mi madre me caeria un relámpago y moriría, pero al ver que mi madre no tenia objeción alguna (de hecho no decía ni una sola palabra) toque por primera vez en mi vida la tibia vagina de otra mujer y con el tipo de caricia que solo te puede dar una amante, esparcí la crema hasta tocar el pliegue de sus labios ocultos casi como para merecer una cachetada inmediata de mamá. Como no paso nada y como no había un solo sonido en el baño que pudiera advertirme de detenerme, con un cuidado casi artesanal deslice el rastrillo de arriba hacia abajo retirando cada vez mas de la crema. Al quitar el vello, aprecie con un detalle nunca antes visto la vagina de mi madre, ese pequeño portal por donde yo había llegado a este mundo y que ahora era la cosa que mas deseaba probar. Dentro de mi sabia como reaccionaba el cuerpo femenino a los estímulos, un ligerísimo cambio en los labios que aun no se puede notar, la hinchazón del santo grial clitorial que sale de entre las líneas de la piel. Pensar que mi madre comenzaba a excitarse a causa mía, trajo como consecuencia mi propia sobre excitación.Pensé en besar esa pequeña cavidad e forma de flor de la cual yo había nacido. Pensé en lamer sus pliegues oscuros para retirar el resto de la crema con mi lengua. Pensé en eso y sin embargo trate de terminar de quitar el vello lo mas rápido posible para poder salir de ahí y correr a refugiarme. Y mi madre no decía absolutamente nada y yo tampoco me atrevía a mirarla al rostro. Cuando finalmente acabe, las palabras que salieron de mi boca estaban fuera de mi control. "No sabes cuanto vas a excitarlos con esto" Le dije y levante la cabeza para verla; en su cara se dibujo la expresión de mayor confusión que haya visto y solo quedo un silencio hasta que salí del baño.        

Intente no sentirme culpable o como la mayor de las pervertidas. Quería llevar mi mente a otro lugar, pero era bastante difícil. Nunca comentamos nada sobre las dos ocasiones en las que nos encontramos mi madre y yo en el baño justo a punto de romper con algo que parecía ser tan sagrado para todos... Madre e hija, flor y semilla, mujer y mujer, orgasmo femenino y orgasmo femenino, el demonio en forma de lujuria. parecía que habían existido en otra realidad o en un sueño. 

Los días siguientes mi madre comenzó a salir con su nuevo chico. Un caballero de menor estatura que ella y con una barba que cubría la mitad de su rostro; había visitado nuestra casa un par de veces para recoger a mi madre ( >_< ). Yo nunca me mostré irrespetuosa con el aunque me ardía el estomago al verlo. Este romance era demasiado significativo para ella y la había cambiado completamente. Se veía llena de energía y alegre, y esto me alegraba a mi también, ¿pero porque ella hacía como si lo del baño nunca hubiera pasado? y con ganas de vomitar pensaba ¿pudo haber significado algo para mi mamá?     

Y como si las sospechas de que ella me atormentaba apropósito no fueran suficientes, una noche mientras veíamos tele en la sala, me pidió que le diese un masaje en los pies. Aunque ella seguramente lo dijo de broma, yo obviamente acepte sin pensarlo. Sus pies simplemente me encantaban, mas haya del atributo físico que su cuerpo de mujer representaba para mi, encontraba especialmente eróticos sus dedos descalzos que eran largos y hermosos y las plantas de sus pies, suaves como la seda.  Y mientras los frotaba y acariciaba me sentía igual que cuando la abrazaba en la regadera o mientras quitaba la crema depilatoria de su vagina. Le pregunte si ella podía darme un masaje a mi y de inmediato dijo que si. Me emocione tanto que me sonroje. Ella empezó a masajear mis pies, mientras ambas estábamos recostadas en la alfombra de la sala. Para mi eso era equivalente al mas delicioso estimulo sexual. Yo tenia los pies de ella entre mis manos y ella los míos, al final no pude evitar soltar un casi inaudible gemido, que sonó mas como el chillido de un gato. Cuando regrese de mi éxtasis y contra mis propios deseos de comenzar a hacer algo mas indigno con los pies de mi madre, le dije que tenia que ir al baño. Subí dando brincos por las escaleras y entrando en el pasillo, sabiendo que ya nadie podía verme, me hinque en el suelo y metí  mi mano en mi pantalón. Fue extraño lo que paso, pues como si hubiera sido parte de una intensa relación sexual o como si hubiera estado masturbándome con a misma fuerza eléctrica, sentí un orgasmo corto pero intenso que me hiso soltar un grito agudo que resonó por el pasillo vacío. "Elena... ¿Qué haces? grito mi madre desde abajo mientras me incorporaba y la electricidad en mi piel se desvanecía con un suspiro profundo. No le respondí, tenia que recluirme en mi cuarto para seguir tocándome y fantasear con alguna estupidez como que mi madre entraba a mi cuarto despues de mi, o dentro de mi... con sus dedos...