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Sexo compartido cap. 5º

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Capitulo 5º

 

Salí del baño, por un sentido del pudor, me sentí un poco ridículo enrollándome una toalla a la cintura, miré hacia la habitación, no había nadie, solo la gran cama en completo desorden.

Encontré a Marta sentada en el sofá, fumaba un cigarrillo, echando la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados y una sonrisa de felicidad en el rostro, tenía puesta la chaqueta de pijama abierta, cubriendo únicamente sus hombros, sus pechos magníficos asomando retadores, con las piernas estiradas y abiertas, enseñando descaradamente su sexualidad. Quedé parado frente a ella, admirando su cuerpo, repasando todas y cada una de sus generosas formas, el vientre plano, de piel suave, el pubis, cubierto de rizado vello, enmarcando los labios de la vulva, que con las piernas en aquella posición, quedaban entreabiertos, presentando el interior rosado de su vagina, no pude evitar que mis ojos se dirigieran a su sexo.

- Hey, ¿ Ya estás aquí ?- Me saludó cuando apreció mi presencia, cubriéndose con la chaqueta.- Estaba rememorando el placer que hemos compartido.

Encogió las piernas, cerrándolas púdicamente.

- Si, ha sido estupendo, ¿ Te has quedado sola ?.

- Juan se está duchando.

- Creo que Susan ocupaba el baño.

- Si, por eso a ido al otro. ¿ Que, ? ¿ Dispuesto para la próxima actuación ?. - Dijo, cuando se fijó en el bulto que hacia levantar la toalla.- Veo que la ducha te ha animado la libido.

Y, es que, viendo su cuerpo tan deseado, el miembro se me elevaba descarado.

- Ven, acércate.- Sus manos descubrieron mi cuerpo de la prenda que lo cubría.- No puedo reprimirlo, me gusta chupar una verga como la tuya.- Dijo al ver el pene apuntando directamente a su cara.

Me cogió por los glúteos, apretándome hacia ella, que esperaba con la boca abierta, introduciéndose el miembro hasta el fondo del paladar, sus labios chocaron con el pelo del pubis. No podía comprender como una verga tan hinchada y larga, podía alojarse completamente en su boca.

Sin dejar de mirar el efecto que me causaba su acción, emitía murmullos de gusto, gemía de placer cuando, lentamente, sacaba y metía el duro pene entre sus labios, chupando y lamiendo su envergadura.

- ¿ No te gustaría corresponder ?,- Dijo cesando su felación y estirándose sobre el sofá, con las piernas separadas.

- Claro, Como no,- Me puse sobre su cuerpo, mirando a sus pies. Con la cara sobre su pubis.

Su boca volvió a apoderarse de la verga. Separé con las manos el vello que cubría su sexo, abriendo los labios vulvares, el rosado interior de su vagina apareció a mi vista, tenía el clítoris erecto, lo fregué con un dedo, se movía con deseo de que lo acariciara, apliqué la lengua sobre él, frotándolo con la punta endurecida, con la cabeza hundida entre sus piernas, aspirando su olor sexual, lamiendo el interior de la vagina, mientras en mi miembro, sentía las chupetadas que ella, ansiosa, temblando el cuerpo de placer, me practicaba.

Tan excitados estábamos con nuestro mutuo placer, que no notamos la presencia de Susan, que en silencio nos contemplaba. Con la vista puesta en nuestros cuerpos unidos, gozando del sexo oral que nos hacia tremolar con espasmos nerviosos, tenía una mano masándose uno de sus pechos, pellizcándose el pezón, mientras con la otra, se practicaba una masturbación, metiendo su dedo en la vagina, frotándose el clítoris ansiosamente.

Excitada, se acercó a nosotros, pasó su mano por mi espalda. Acariciándola desde los hombros hasta las nalgas, suave, tibia, me estremecí cuando poniéndolas sobre los glúteos, los separó y agachándose sobre ellos posó sus labios en el medio, besando el ano, con un beso húmedo, que después se convirtió en una lamida, mojándolo con su saliva, la punta de la lengua se endureció para intentar penetrar en el orificio.

La felación de Marta se aceleró, mi cuerpo subía y bajaba sobre ella, Susan, conseguía introducir su lengua, a través del esfínter, que yo relajaba, entrando en el intestino, con un profundo placer por mi parte.

Mi resistencia al orgasmo no pudo soportar el sentir la doble caricia, con la boca pegada al sexo de Marta, metiendo le lengua hasta lo mas profundo de la vagina, un aullido ahogado se escapó de mi garganta, envaré el cuerpo, apresado entre las dos mujeres, sin poder retirarme de ellas, eyaculé copiosamente, la boca de Marta recibió la emisión de esperma, que parecía no tener fin, una tras otra, con ramalazos de placer, fui descargando en su interior un río de semen, que ella, con gemidos recogía, tragándose el flujo vital.

Cuando separó la cara, dejando libre el miembro, una última expulsión de semen, goteó sobre sus labios, Susan metió su cabeza por debajo de mis piernas y juntó su boca a la de Marta, besando sus labios impregnados, lamiéndoselos golosa, mientras yo elevaba mi cuerpo para permitirle la acción y mi boca se apoderaba de su vulva, sorbiendo el flujo que manaba de su vagina, ligeramente salado.

Susan, empujó mi cuerpo para que me retirara de su amiga, me dejé caer hacia un lado, resbalando hasta el suelo, donde quedé estirado sobre la alfombra. Ella se puso de rodillas sobre el sofá, sobre la cabeza de Marta, aplicándole la vulva sobre su boca, esta, sin esperar mas, empezó a lamer y chupar el húmedo sexo que reclamaba caricias, la lengua penetró entre los labios de la vulva, frotando el clítoris, que duro como estaba, recibía la caricia con excitación creciente.

Su cuerpo se movía excitado, apoyada en el respaldo del sofá, refregaba su vulva sobre la boca de Marta, que se esforzaba en meter su lengua dentro de la vagina, intentando sujetar con sus manos las nalgas de Susan, que gritaba y gemía convulsiva, expresando su placer.

Con un aullido, envaró el cuerpo, dejándose caer sobre la cara de su amiga, con el sexo completamente pegado a su boca, eyaculando en ella, llenando su cara de flujo, que su vagina despedía con profusión, producto de su orgasmo prolongado.

El esfuerzo de las dos mujeres en darse placer, las dejó sudorosas y complacidas, Susan se dejó caer, resbalando sobre el cuerpo de Marta, fregando su sexo contra el cuerpo desnudo, dejando un rastro de flujo en los pechos, vientre, pubis, deteniéndose sobre este, frotándose sexo contra sexo, impregnándolo con él, mientras sus bocas se unían en un húmedo beso, pasándose la lengua mutuamente.

Juan volvió del baño, cubierto como yo, una toalla enrollada a la cintura, contempló la escena, las dos chicas abrazadas estrechamente, sus cuerpos desnudos fregándose uno sobre el otro, frotando ambos pubis, sexo contra sexo, las piernas entrelazadas, emitiendo gemidos ahogados, con las bocas unidas, besándose y lamiéndose con ardor, los pechos aplastados entre sí encontrando placer en aquel contacto íntimo.

Me miró a mí, estirado en la alfombra, brazos y piernas abiertos en cruz, sus ojos se fijaron en mi sexo, flácido, caído sobre el escroto, aun con el glande descubierto, pero con aspecto deprimido, en descanso, con el pelo del pubis impregnado de semen y saliva.

- Por lo que veo, no se os puede dejar solos ni un momento. ! Cuanta excitación !, Espero que guardéis algo de deseo para mí.

- Claro, cariño, para tí guardamos lo mejor, - Dijo Susan, desenredando sus piernas de las de Marta, bajándose del sofá.

- A mí me tienes a tu disposición, si quieres.- Le dijo Marta, con una sonrisa invitadora, abriendo sus piernas.-Te espero.

- Para lo que yo he pensado, es mejor que pasemos al dormitorio.- dijo Susan, acercándose a él.-Antes vamos a ver como estás de ganas - Y le despojó de la toalla.

Marta se incorporó para contemplar curiosa como el grueso miembro de Juan, se empinaba rápidamente.

- Creo que está muy a punto para nosotras.- Comentó alegre.

- ¿ Vamos a la cama ?.- Dijo Susan, cogiendole de la mano, dirigiendose al habitación.- ¿ Vienes tu también, Marcos?. Me parece que tu también estás dispuesto a participar.

- Si me dejáis un momento, quiero lavarme un poco.

- Pero no tardes,- Contestó Marta, mirándome con una sonrisa,- Te necesitamos. ¿ Verdad, Juan ?.

Juan, me miró mientras seguía a Susan.

- Si, tengo pendiente aún disfrutar de tu cuerpo, o que disfrutes tu del mio, - No tardes, porque estas mujeres son capaces de dejarme seco.

Esta vez no me molesté en cubrirme, completamente desnudo entré en la habitación.

Realmente, Juan y la chicas no perdían tiempo en preámbulos, me quedé en la puerta admirando la escena, Susan, arrodillada sobre el cuerpo de Marta, con la boca pegada a su sexo, las nalgas levantadas para permitir a ésta tener entre ellas su cabeza, Juan, derecho tras ella, sujetándola por las caderas, tenía el miembro introducido hasta el fondo de su vagina, mientras por debajo de ellos, la lengua de Marta, se alternaba en lamer la vulva, el clítoris y la bolsa de los testículos de él, que, de tanto en tanto, sacaba la verga de su alojamiento, para ofrecersela a la boca golosa de Marta, y después de que se la chupase, la volvía a meter en la vagina de Susan. Juan aceleró los embates de su cuerpo, tan pronto parecía que se correría en la boca de Marta, como que su orgasmo lo tendría en la vagina de Susan. Esperé hasta ver como acabaría.

Entre gemidos, gritos de placer y un aullido por parte de él, por fin tuvo el orgasmo dentro de Susan, se quedó quieto, apretando el pubis contra las nalgas mientras eyaculaba, doblando su cuerpo sobre el de ella, mientras Marta, bajo ellos, recogiendo la mezcla de flujo y semen que se escurría de la unión de sexos con su lengua, esperando para, que al sacar el pene de la vagina, recibir en su boca las últimas gotas de la corrida.

Juan se retiró, dejando que Marta se apoderara de su miembro, apoyado sobre la cintura de Susan, dejó que la chica le chupara y le lamiera la punta del glande, recogiendo golosa una gota espesa de esperma que lo coronaba.

Entre risas y suspiros, gemidos y gritos de placer, fueron relajando sus cuerpos, desmadejados se dejaron caer sobre la cama, entrelazando brazos y piernas, tres cuerpos unidos para complacer su deseo de sexo, compartir el éxtasis del placer al máximo.

Marta, levantó la cabeza para mirarme.

- ¿ Te gusta hacer de mirón ?, Anda, acércate.- Me dijo tendiendo una mano hacia mi, estirada sobre la cama, con el cuerpo al contrario de los otros cuerpos. Tenía la mano de Juan cubriendole el sexo, mientras Susan, retenía en la suya el miembro de él, con los ojos cerrados, gozando del contacto tierno de la verga, que después del orgasmo estaba flácida, sin volumen destacable, como un músculo relajado.

-Creo que por hoy ya tengo bastante,- Dije, al comprobar que mi pene ya no adquiría consistencia, a pesar de la escena que estaba contemplando.- No podría complaceros.

- ¿ Que te apuestas a que si puedes ?- Me contestó coqueta,- Yo puedo recuperar tu virilidad. Si me dejas.

- ¿ No pensarás dejarnos ahora ?. Dijo Juan, alarmado, levantando la cabeza.

- Creo que sí. Será mejor que lo dejemos para otro día.

- ¿ Tu que dices ?.- Se dirigió a Susan.

- Yo también creo que es mejor que nos reunamos la semana que viene. ¿ Te parece bien; Marcos ?.

- Perfecto, el sábado por la noche. Estaré dispuesto.

- ¿ Volveremos a ser los cuatro ?. Preguntó Marta.

- ¿ No te ha gustado ?- Le contestó Juan,- Me ha parecido que disfrutabas mucho con los tres.

- !Ya lo creo!, Pero me habría gustado veros a vosotros dos gozando del sexo. Lo encuentro muy excitante. Dos hombres dándose placer con el sexo. ¿ No lo encuentras fascinante, Susan ?.

- Yo ya los he visto practicando una felación mutua. Desde luego es algo que a mí me excitó mucho. Supongo que verlos como se lo hacen por el ano, será una escena de orgasmo.

- Entonces quedamos para el sábado. - Acabó diciendo Juan,- ¿ Estás de acuerdo Marcos, ?. Les daremos un buen espectáculo a esta chicas.

- Siempre que estas chicas quieran colaborar. No me gustaría hacerlo solo contigo.

- No te preocupes,- Dijo Susan, con un guiño de picardía,- Nosotras también intervendremos, ¿ He, Marta ?.

- ! Naturalmente !. no os dejaremos solos. Yo también quiero disfrutar de vuestro sexo.

Me retiré para vestirme. Los dejé sobre la cama, besándose y tocándose, excitándose para empezar otra vez a gozar del sexo compartido.

 

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