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La historia de amor entre una hija y su padre

en Amor filial

Después de algunos años de reflexión y de leer muchos sitios de relatos eróticos, me he decidido contar mi historia, que es la misma que pueden haber vivido o estar viviendo muchas mujeres en la vida real, en lo personal en mí no genera ningún conflicto emocional ni arrepentimientos, fui muy feliz y sigo siendo muy feliz.

Me llamo Yesennia, en la actualidad tengo 34 años soy madre soltera de un hermoso varón de 14 años, resido en una ciudad que se llama Chone que queda en el Ecuador. Todo esto sucedió hace 20 años cuando yo tenía 14 años (igual que mi hijo en la actualidad).

En aquel entonces vivíamos con mi padre y mi madre (soy hija única) en un área rural a aproximadamente 45 minutos de Chone (provincia de Manabí), en una pequeña hacienda dedicada principalmente al cultivo de cacao, por lo que vivíamos prácticamente solos ya que solo se contrataba personal de forma esporádica para ciertas labores como la cosecha, el sembrío o el desbroce del terreno.

Al cumplir los 14 años, mi madre nos abandonó de un momento a otro simplemente dejándonos una carta diciendo que ella ya no aguantaba más vivir en esa soledad en medio de la nada, desde ese entonces hasta esta fecha nunca más he vuelto a saber de la vida de ella. Para ese entonces yo tan solo había terminado la primaria y por cuestiones de distancia yo no podía seguir estudiando, y me dedique a aprender las labores domésticas del campo, que básicamente correspondían cocinar, lavar la ropa y cuidar algunos animales que teníamos en la casa. Como comprenderán a los 14 años estaba lo suficientemente preparada para cuidar de la casa yo sola.

Para las personas que leen y son del Ecuador o conocen mi país, sabrán que las mujeres del campo, especialmente las de Manabí, desarrollamos muy jovencitas, en mi caso mi primera menstruación fue a los 9 años y ya para los 14 años mi cuerpo estaba prácticamente totalmente desarrollado, senos redondos, abundantes y solidos con unos pezones color café oscuro largos y de amplía aureola, por el constante trabajo tenía piernas muy bien formadas y nalgas grandes y sólidas, como aún era virgen mis labios vaginales no se notaban pero eran bastante gruesos con una producción de fluidos abundante, mi vello púbico también era bastante abundante para la edad oscuro y largo. Yo mido alrededor de 1.65 m, en ese entonces tenía el cabello largo hasta las caderas color castaño oscuro y la piel morena, del estereotipo de las cholas manabitas.

Desde que se fue mi madre yo quede a cargo de toda la casa y sus quehaceres, en realidad a las 2 semanas de su partida ni siquiera nos hacía falta, mi padre se hacía cargo de que yo no tenga ninguna falencia afectiva. Una noche, justo al mes de que mi madre nos abandonó, mi padre entró a mi habitación y se sentó a mi lado y me dijo que se sentía muy feliz de que yo me haya hecho cargo de todas las cosas de la casa, pero me explico que él tenía necesidades masculinas y que él debía buscarse una mujer que le atendiera esas necesidades, tan solo al escucharlo mencionar eso yo entre en pánico, yo no podía permitir que una mujer extraña entre en mis dominios, yo y solo yo tenía que ser la señora de esa casa.

En ese momento abrace fuertemente a mi padre y le rogué que no lo haga, él tan solo me dijo que lo iba a pensar pero que sus necesidades de varón eran muy fuertes, se levantó y se fue. Me acosté en mi cama y me puse a pensar que podía hacer para evitar la desgracia de que mi padre meta una mujer extraña a nuestra casa, y después de dos hora de pensarlo mucho solo pude llegar a una solo conclusión, yo tenía que ser la mujer de mi padre, tenía que ser su hija/esposa.

Tome la decisión más importante de mi vida, la que me llenaría de inmensa felicidad por largos años, me desnude completamente salí de mi habitación y me dirigí a la habitación de mi padre y entré absolutamente desnuda a mis 14 años, siendo virgen aún pero completamente desarrollada lista para él. Mi padre era un hombre de 34 años en ese entonces, medía 1,70m, piel morena, cabello castaño oscuro lacio (como buen cholo manaba) y tenía un maravilloso pene de 20 cm de largo, grueso y cabezón, para ser honesta que inicialmente me atemorizo, pero no había vuelta atrás, yo amaba a mi padre y no podía permitir que una extraña ocupe mi lugar como dueña y señora de la casa.

Mi padre me quedó mirando sin sorprenderse y me dijo: “bebe, te estaba esperando, sabía que no me ibas a dejar solo.” Yo no lo sabía pero él estaba desnudo esperándome, yo me quede maravillada y realmente enamorada de ese hombre, mi padre y mi esposo.

Me tomo de la mano muy delicadamente y me sentó en sus piernas y me besó muy suave y tiernamente, y me dijo que desde esa noche en adelante íbamos a dormir juntos y desnudos cada noche, pero me dijo que aún no podíamos hacer el amor porque yo necesitaba comenzar a usar anticonceptivos porque aún no era el momento para que yo quedara embarazada. Pero esa noche, mi padre me hizo sentir cosas que nunca antes había sentido con su boca, lengua y manos. Mientras nos besábamos acariciaba mis senos y mis pezones que estaban muy erizados por la excitación, nunca ningún hombre me había tocado pero mi vagina reacciono de la forma esperada lubricándose a mares para que mi padre pueda beber los fluidas de su hija/esposa y mientras lo hacía lamía mi clítoris y chupaba mis gruesos y oscuros labios vaginales que eran suyos (y hasta hoy siguen siendo de él porque ningún otro hombre me ha tocado) todo mi cuerpo estaba erotizado y yo gemía como una poseída, sí poseída por mi padre.

Luego de que yo quedé absolutamente satisfecha, llego el momento más dulce y tierno de mi vida satisfacer a mi padre de forma manual y oral. Yo tome su pene con mis manos, lo mire y lo examine para conocer cada vena, cada uno de sus abundantes vellos acaricie sus gordas bolas, él no me decía nada solo me dejaba hacer a mi antojo, su cara estaba llena de felicidad con un poco de temor con la punta de mi lengua lamí la cabecita de ese hermoso pene que estaba enteramente erecto y me pertenecía a mi sola, pude saborear una gota de su líquido pre-seminal, que tenía un saborcito salado de ensueño, por instinto comencé a lamer toda la extensión del pene y llegar hasta sus testículos, les confieso estaba enamorada, su líquido pre-seminal seguía fluyendo, entonces abrí mi boca instintivamente y comencé a chuparlo suavemente, debió haber sido su nivel de excitación pero a los 5 minutos de haber estado haciendo eso mi padre eyaculo sobre mi cara y mis senos, una de las experiencias más subliminales de mi vida, al ver su cara de satisfacción me sentí feliz de saber que había aliviado sus necesidades de varón, y de haber evitado que se aparezca una extraña en mi casa, donde yo era la dueña y señora.

Esta es la primera parte, si tengo buenos resultados y comentarios de las personas seguiré contando el resto.

Besos.

Yessenia