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Mis amigos de la escuela.

en Orgías

Cursaba el segundo año de secundaria en la ciudad de Aguascalientes, era una escuela muy reconocida por su gran nivel académico, también era una escuela católica. En aquel entonces no se me dificultaba los estudios, era especialmente bueno en matemáticas y me fui a concursar en algún año para representar a la escuela y aunque mis calificaciones no eran excelentes, mi nivel académico era muy bueno.

En la escuela mis mejores amigos eran tres, Fernando, Javier y Perla. Nosotros tres no la pasábamos juntos cuando se podía. Perla era un año mayor que nosotros tres y ya iba en tercer año. Ella también tenía sus amigas y eran dos, Montse y Dalia. Ellas tres iban en el mismo salón y junto con Fernando, Javier y yo, éramos muy unidos.

Nuestra vida social en la escuela era bastante limitada con los compañeros, ya que nos consideraban muy pesados. Aparte de nuestras tres amigas, casi siempre no la pasábamos con compañeras ya que Fernando era bastante popular con ellas.

Fernando era una persona muy adinerada ya que su padre fue un empresario exitoso, pero desafortunadamente había muerto unos años atrás, heredándole a su madre varias compañías textiles con un buen prestigio. Su madre se había ido a vivir al extranjero con dos de los hermanos de Fernando y a él lo había dejado al cuidado de sus tíos, los cuales le daban todo, para llenar el hueco que le había dejado la ausencia de sus padres.

Él era una persona muy desinhibida, extrovertida y se la pasaba metiéndose en problemas. Hacía mucho relajo y sus tíos siempre lo sacaban de sus problemas. Yo creo que él lo que quería era llamar la atención, cosa que solo lograba de nosotros, sus amigos, ya que sus tíos se la pasaban trabajando.

Javier era el típico chico rudo de la escuela, él y yo íbamos al mismo club de boxeo, lo que nos hacía muy buenos amigos, pero con la demás gente era bastante llevado, lo cual le ocasionaba bastantes problemas. Él y yo aunque íbamos en segundo ya éramos de los más altos de la secundaria, pero él era más alto que yo.

Perla era nuestra mejor amiga, y también era prima de Fernando. Al igual que él, ella era bastante extrovertida y problemática. Tenía una reputación que dejaba mucho que desear, todos decían que era bastante “fácil”, por cambiar de novio muy seguido. También era muy guapa, ella y Fernando eran bastante parecidos, hasta en la estatura, solo que Perla tenía ojos verdes y Fernando los tenía marrón.

Montse era la mejor amiga de Perla, ella también era muy guapa, solo que de repente era muy aniñada, no sé cómo funcionaba la relación con Perla siendo tan diferentes.

Dalia era una verdadera belleza. Ella fue la ganadora del concurso de belleza que se realizaba en la escuela los tres años que estuvo estudiando ahí. Tenía el cuerpo perfecto y una linda cara, pero para mí lo que más llamaba la atención eran sus hermosos ojos, ya que tienen un color marrón rojizo que la hacían ver angelical y extraña a la vez. Ella no solo era bella por fuera, también era muy buena persona con todos los de la escuela, y era de las únicas personas que saludaban a todos los compañeros de la secundaria.

Después estaba yo. Yo aunque nunca había tenido ningún problema con mis compañeros, varios de ellos me catalogaban de una persona muy mamona y bastante alzado, cuando solo era algo cortante, nunca me ha gustado ser el centro de atención por alguna payasada, solo cuando lo ameritaba me gustaba participar. También era una persona muy relajada, solo que cuando alguien no me caía, no hacia el esfuerzo por no demostrar lo contrario. También como dije antes, me gustaba entrenar boxeo.

Por los desplantes de Fernando, lo llevado de Javier y lo maman mío, no éramos los más populares a la hora de jugar futbol, básquet o vóley con nuestros compañeros de clase. Nosotros no la vivíamos en el receso en el área de cafetería, y ahí siempre había alguien que nos acompañaba, ya que a Fernando le gustaba ser un poco esplendido con las compañeras, pagándoles el desayuno. También de vez en cuando no lo pagaba a Javier y a mí.

Fernando, Javier y yo nos sentábamos hasta atrás del salón, y por lo general él se la pasaba molestando a las chavas del salón, cosa que de repente me molestaba, ya que me distraía mucho, pero un día el estaba sentado sin hacer relajo y bastante distraído. Le pregunte a Javier si sabía que le pasaba y él me dijo que no sabía.

En la hora del receso también él se la pasaba molestando a las compañeras de la escuela, pero a algunas les gustaba bastante que Fernando las tomara en cuenta, ya que tener la atención de uno de los más ricos de la escuela, era bueno para la popularidad de las chicas. Pero ese día Fernando seguía muy distraído, apenas si nos prestaba atención cuando le hablábamos. Era bastante extraño, ya que otros días parecía hiperactivo.

-¿Qué traes bro?- le pregunto Javier.

-Nada, nada- era lo único que decía.

-¿No estás en tus días?, ¿verdad chiquita?- le dijo Javier en forma de broma. Con lo que Fernando le contesto con un golpe en el hombro.

Nos fuimos al área de comedores, para almorzar algo, pero la actitud de nuestro amigo era bastante deprimente. Ni siquiera comió nada.

Llego Perla a la mesa en la que estábamos, ella venía con sus amigas, cosa que siempre era bueno, ya que si de por si los compañeros nos envidaban, cuando estábamos con Dalia hasta los profesores volteaban a vernos.

-¿No sabes que le pasa a Fernando?, ha estado muy callado en todas las clases y eso tu sabes que no es normal- le pregunte a Perla.

-No es porque se acerca tu cumpleaños, ¿verdad Fernando?- le pregunto Perla.

A Fernando no le gustaba celebrar sus cumpleaños, creo que era porque su madre ni ese día le hablaba por teléfono. Nadie sabía por qué su madre lo había dejado aquí en México cuando ella vivía en USA.

-Estoy cansado, he estado muy estresado últimamente- le contesto Fernando a Perla, como quitándole importancia.

Estuvimos charlando de cualquier cosa, y al ver que Fernando no se animaba decidimos ir a la cancha que está en la parte de atrás de la escuela. Esta es un área donde se encuentra los talleres de carpintería y herrería, y para llegar ahí se necesita cruzar una puerta que tiene una cadena y un candado, solo que alguien se puede brincar y quitarle los seguros a la puerta y como es de doble hoja, la jalamos y se puede pasar por debajo de la cadena.

Al estar ahí Javier saco una cajetilla de cigarros, solo que nadie fumaba más que Javier, pero cada uno de los que estábamos ahí tomamos un cigarro. Todos hacíamos como si fumáramos.

-Deberías de hacerle un baile erótico a Fernando, a ver si así se anima- le dijo Perla a Dalia, con lo cual Fernando volteo a ver a Dalia para ver que decía ella. Dalia era el amor platónico de casi todos los jóvenes de la secundaria, incluyéndome, y su belleza hacia que la gente le tuviera bastante respeto, hasta Javier y Fernando se abstenían de faltárselo.

-¿Y porque no se lo haces tú?- contesto ella.

-Hazlo tú- insistió Perla ahora a Montse, solo que ella se ruborizo un poco.

-Deja de decir esas cosas- le contesto Montse.

-Entonces se lo voy a tener que hacer yo- dijo Perla, y comenzó a bailarle muy sugerentemente a Fernando.

Los demás que estábamos ahí solo nos empezamos a reír, porque aunque según Fernando estaba bajoneado, se le iban los ojos al trasero de su prima. Estuvimos bromeando un rato en lo que estábamos ahí. Perla sugirió que Fernando tenía que celebrar su cumpleaños, aunque fuera una pequeña fiesta, que eso lo animaría.

-Ándale Fernando, vas a ver que eso te va a levantar el ánimo- le decía Perla.

-No estés molestando Perla, ya sabes que a mí no me gustan los cumpleaños.

-Aunque sea entre nosotros. Va a ser algo chico, tampoco queremos invitar a toda la escuela- le insistía Perla.

El no quería celebrarlo, pero tanta fue la insistencia de todos nosotros que el término aceptando. Quedamos de hacerla el viernes, para que todos tuviéramos chance. Javier y yo no teníamos tanto problema en que nuestros padres nos dieran permiso, pero Montse y Dalia iba a ser un poco más difícil que les dieran permiso de quedarse toda la noche.

-Ya se, si quieren yo le llamo a sus mamás para decirles que se van a quedar conmigo en mi casa y así que les den permiso- les dijo Perla a las chicas.

Ya estaba hecho, todos quedamos en hacer algo el viernes para que Fernando levantara el ánimo. Fernando era muy buena persona, solo con los demás no lo era tanto. Con nosotros sus amigos nunca dudaba en ayudarnos, nos trataba como a su familia.

-No estoy de ánimos para entrar a la siguiente clase- dijo Fernando.

-Pues nosotras ya nos vamos- dijo Dalia, ya que casi se acababa el receso.

-Yo tampoco voy a entrar a la siguiente clase- dijo Perla.

Javier y yo fuimos a abrirles la puerta a las chicas para que entraran a la escuela. Nosotros tampoco íbamos a entrar a clase.

El mejor lugar para saltarse las clases era en el que estábamos, ya que solo lo abrían cuando había taller de herrería o carpintería y ni los maestros ni los prefectos se asomaban ahí. También era bueno, ya que ahí aventaban los pupitres que ya no tenían paleta o ya no servían, con lo que hasta lugares donde sentarnos teníamos.

Acomodamos cuatro pupitres para quedar lo cuatro en círculo, Fernando quedo frente a Perla y Javier frente a mí. Empezamos a hablar de lo que íbamos a hacer el viernes. Perla y Fernando querían tomar algo de alcohol, y aunque yo en aquel entonces no tomaba mucho, me pareció buena idea, iba a ser bueno ver a las chicas tomadas.

Después la charla empezó a tener tintes eróticos por parte de Javier, ya que se imaginaba con las chicas tomadas sin ningún adulto que nos supervisara. Cosa que a todos nos emocionó, hasta a Perla, que algunos decían que también le hacía a las chicas.

Perla era un desmadre, ella se la pasaba albureando a sus amigas y hasta a nosotros, pero nosotros le entendíamos la mayoría de veces. También se la pasaba manoseando a los hombres de la escuela, a nosotros tres algunas veces que nos veía nos daba alguna nalgada.

Fernando seguía algo bajoneado, si le afectaba demasiado que su madre no le prestara nada de atención. En alguna ocasión que fui a su casa vi algunas fotos que tenia de su madre con sus hermanos y vi que la cara de sus hermanos estaba rayada y solo tenía visible la cara de su madre. Aunque era muy desconcertante, nunca le pregunte porque tenía así las fotos de su familia.

-¿Sigue triste mi primo?, ¿quiere que su prima lo contente?- le dijo Perla a Fernando, sacándose un zapato y colocando su pie entre las piernas de Fernando.

La relación de Fernando con su prima pasaba lo amistoso. No era raro que Fernando le diera una nalgada a Perla sin importarle que estuviéramos otras personas o que Perla le golpeara el paquete a Fernando. Nosotros lo tomábamos lo mejor que podíamos, pero para otras personas se les hacia raro.

Fernando levanto la cara y le sonrió a Perla, es impresionante lo bien que puede hacerte un solo gesto de una mujer guapa, no importa que sea tu misma prima. Perla comenzó a sobarle con el pie el pene a Fernando, lo que ya era más de lo que veíamos de vez en cuando.

-¡Hey, hey, hey!, no coman pan en frente de los pobres- soltó Javier.

-No seas así Javier, no ves que soy yo el que está en depresión- le contesto Fernando.

-Si tengo que poner la cara de pendejo todo el día para que me des ese trato, mañana lo hago, para que estés al pendiente- le dijo Javier a Perla.

-Jaja- le sonrió irónicamente Perla.

Fernando también se quitó el zapato y puso el pie entre las piernas de Perla y comenzó a frotarlo contra su vagina. No supe en que momento pasamos de estar platicando a estar viendo la escena de una película porno.

-Es una broma, ¿verdad?- les comente a Fernando y a Perla, pero ellos seguían en lo suyo. Voltee a ver a Javier y este tenía la vista clavada en las piernas de Perla, que ya tenía el vestido un poco arriba de los muslos, solo teníamos que hacernos para enfrente para poderle ver sus braguitas.

-¿No quieren jugar ustedes también?- nos preguntó Perla, posando una mano en la pierna de Javier y una en mi pierna.

-De ninguna manera voy a estimular a Andrés- dijo Javier escandalizado.

-Jajaja, no seas imbécil Javier, ella dice que si no quieres jugar con ella- le dijo Fernando, sin que pareciera molestarle que fuera su prima.

Perla ya llevaba la mano para arriba de mi pierna, yo solo estaba observando aquella escena, decidiendo que era lo que tenía que hacer. La relación que teníamos con Perla era bastante buena, pero nunca habíamos tenido ese acercamiento, de vez en cuando ella se daba algún repegon con nosotros, pero lo tomábamos como amigos, o de pérdida yo. Yo en lo personal nunca lo hice con malicia, porque era mi mejor amiga y aparte la prima de uno de mis mejores amigos, pero ahora nos sugería jugar un poco con ella.

Para cuando me di cuenta, Perla ya tenía la mano en mi entrepierna, también ya había quitado su pierna del pene de Fernando y había abierto más las piernas para que Fernando siguiera con su estimulación.

Perla se giró para besarme y yo voltee a ver a Fernando para ver que decía el, ya que era su prima y no quería que hubiera un mal entendido. Él sonreía y cuando vio que lo estaba viendo afirmo con la cabeza, con lo que entendí que no le molestaba. Lleve mi boca a la de Perla y nos fundimos en un beso algo apasionado.

-Esto va a estar bueno- oí decir a Javier.

Perla batallaba para bajarme el zipper del pantalón. Yo estaba indeciso de que tenía que hacer y me separe de ella, solo para ver qué era lo que estaban haciendo mis amigos, no sea que fuera a ser una broma y yo cayera a la primera.

Cuando volteé a vera a Javier ya tenía la verga de fuera y se la estaba masturbando con la mano de Perla, ella seguía batallando para sacármela a mí, ya que solo estaba utilizando una mano. Fernando se había levantando de su silla y estaba atrás de Perla desabrochándole el saco del uniforme.

En alguna ocasión Fernando, Javier y yo nos habíamos puesto a ver una película porno en la casa de Fernando una vez que no estaban sus tíos, pero no fue una experiencia muy grata, ya que no era lo mismo que estar tu solo sobando te el pito. En la casa de Fernando no podías ver hacia los lados, ya que de perdida por mi parte no quería encontrarme viendo cómo se masturbaban mis amigos, lo que no ocurrió, pero no dejo de ser incómodo.

Pude verle el miembro a Javier y fue la misma sensación de incomodidad, pero en esta ocasión estaba Perla en proceso de ser desvestida y en la escuela, con el peligro de que por alguna razón alguien nos fuera a descubrir, lo que le daba un aspecto muy erótico al asunto.

Fernando debió de ver mi indecisión, ya que se me quedo viendo un poco.

-No seas mamon Andrés, es solo un juego, no va a pasar nada- me dijo Fernando ya totalmente animado. No podía dejar a mis amigos solos en una situación como esta, me arme de valor y me decidí a participar.

Ayude a Perla a sacarme la verga, la volví a besar y ella comenzó a estimularnos a Javier y a mí al mismo tiempo. Fernando ya le había desabrochado el saco a Perla y ahora le estaba desabrochando la blusa que llevaba, dejando al aire sus preciosas bubíes, le bajo el sujetador sin quitárselo y le comenzó a masajear.

Mi pene iba tomando forma, era muy buena la chaqueta que me estaba haciendo Perla. Javier tenía los ojos cerrados y le marcaba el ritmo con su mano sobre la de ella. Yo como no tenía ocupadas las manos lleve una al sexo de Perla. Después me la lleve a la nariz. Perla usaba alguna clase de perfume íntimo, ya que le olía muy bien.

Perla se giró para comenzar a besar a Javier, y el la recibió con mucho gusto. Yo comencé a acariciarle las piernas a ella, pero después me calenté algo y decidí estimularle su sexo, no era experto, pero tampoco era un novato.

Quite la mano de Perla de mi pene y me arrodille en frente del sexo de Perla. Comencé jugando con mis dedos sobre sus braguitas negras, pero después de un momento Perla volteo a verme con cierta suplica en los ojos, por lo que le comencé a quitárselas. Ella echó la cadera para enfrente para que yo pudiera quitárselas con mayor facilidad, y con lo húmedas que estaban se le pegaron a la piel, dibujándole los labios.

Cuando logré sacarle las braguitas me las lleve a la cara y las olfatee todo lo que pude. Decidí quedármelas y me las guarde en la bolsa del saco de mi uniforme. Me quite el saco y quede en pura playera, por el calor que estaba haciendo. Perla abrió las piernas lo más que pudo, y yo comencé a separarle los labios dejándome ver esa figura tan peculiar, como los pétalos de una rosa.

Tenía los labios mayores bastante hinchados y también estaba muy húmeda, y yo solo le pasaba de arriba a bajo los dedos, pero ella me jalo la cabeza hacia su sexo. Yo no me hice del rogar y estampe la cara en su vagina. Comencé a lamerle todo lo que pude. Con los dedos le separaba los labios y le pasaba la lengua por todo lo largo de esta.

Fernando se puso atrás de mí, enfrente de Perla. Le jalo los pelos a Perla para que dejara de besar a Javier y se sacó la verga.

-Chúpame la verga, pinche zorra- le dijo a Perla. A ella pareció no molestarle el trato y se llevó la verga de Fernando a la boca. Yo tuve que jalar las piernas de Perla hacia un lado, ya que no quería tener la verga de Fernando atrás de mí. Perla quedo en una posición medio incomoda, pero no paro en la tarea de masturbar a Fernando. No volvería a besar a Perla en lo que restaba del día.

Javier como no tenía nada que hacerse puso a chuparle una chichi a Perla, yo comencé con las lamidas más fuertes, movía mi cara de un lado a otro como si estuviera diciendo que no, mi nariz rozaba su clítoris y mi lengua le estimulaba los labios.

Después de un rato comencé a meterle dos dedos en la vagina, ella paso una pierna sobre mi cuello y me jalo con ella lo más que pudo a su sexo. Casi estaba cargando su peso sobre mi hombro, y meterle los dedos se me dificulto, por lo que ahora le metía la lengua lo más a dentro que podía. Estuve así un buen rato, y ella empezó a contraerse de la vagina. Me jalo más fuerte con su pierna y después de unos momentos ella empezó a expulsar jugos, yo solo sacaba y metía mi lengua, recogiendo los mas que podía, pero como su pierna todavía me tenía aferrado, no tenía mucho movimiento.

-¡mmmmm! ¡Ahhhh! – gemía Perla con la verga de Fernando dentro de su boca.

-¡ahhhhhh! ¡Siiiiiiiiiiiiii! – oía decir a Fernando.

Después se fue relajando un poco, como había parado de masturbar a Fernando, el comenzó a arremeter un poco contra la boca de Perla, causando que le salieran unas lágrimas de los ojos y un poco de saliva por las comisuras de los labios.

Ella con la mano que tenía libre trato de parar las arremetidas que le estaba recibiendo. Él se calmó un poco y Perla comenzó a estimularlo de nuevo. Javier seguía masturbándose con la mano de Perla, era el que la estaba pasando más tranquilo. Ya que Perla me había soltado me dedique a limpiarle los jugos que tenía por ahí.

Cuando termine me levante y tenía el pito muy erecto y estaba pensando en metérselo a Perla, pero no me atreví, ya que no traía un condón y las clases de educación sexual que daban en la escuela recomendaban hacerlo con condón, o mejor no hacerlo, ya que era una escuela católica.

-Chúpale una chichi Andrés- me dijo Javier, pero no me apetecía tener la verga de Fernando tan cerca de mi cara. Para tener algo que hacer me volví a sentar en mi pupitre y me dedique a pellizcarle la chichi de mi lado a Perla.

Al poco rato Fernando acabo en la boca de Perla, ella también acabo pero con lágrimas en los ojos. Escupió el semen de Fernando al lado de Javier, manchándole los zapatos. Yo no pude evitar reírme.

Javier y yo nos quedamos con la verga de fuera y esperábamos a ver que seguía. Perla se limpió la boca con agua de la que llevaba en una botella y después nos jalo a Javier y a mí de la verga a cada uno, levantándonos de las sillas.

-Ahora les toca a ustedes- nos dijo.

Quedamos hombro con hombro Javier y yo. Ella se arrodillo a en frente de nosotros. Primero se metió mi verga a su linda boca, me daba un poco de corte que un momento antes tenía semen de Fernando, pero trate de no hacerla de a pedo. Estuvo un rato haciéndome sexo oral y a Javier con la mano, hasta que cambio y se metió la verga de Javier a su boca, por un momento creí que iba a meterse las dos a la boca, lo que para mí hubiera ocasionado un conflicto. Por suerte no lo hizo.

No quería que se volviera a llevar mi verga a su boca de nuevo, por lo que comencé a pajearme yo solo, tratando de terminar lo más rápido posible. Jale a velocidades supersónicas para terminar, lo que función. Acabe en su cara, su pelo y su pecho.

Yo no hubiera aguantado que Javier acabara y parte de esa corrida me manchara, pero a Javier no le importo que yo lo hiciera, el seguía disfrutando.

Cuando termino Javier, hicimos recuento de los daños, yo y Perla éramos los más desordenados, pero ella si acabo hecha un desastre. Yo tenía el cuello rojo y estaba un poco despeinado. También sentía que la cara me apestaba a sexo, eso sí, con loción. Perla estaba talmente despeinada, con la ropa muy sucia y la boca hasta hinchada.

-Eso fue increíble– dijo Perla ya un poco recompuesta.

-Claro que lo fue– contesto Javier –deberíamos de hacerlo más seguido.

Nos fuimos de ahí a arreglarnos al baño, tratando de que nadie nos viera. Entramos a las dos últimas horas de clase. Los compañeros nos volteaban a ver, me imagino que por el olor que traíamos. No quería imaginarme que pensaban de nosotros tres oliendo de esa manera y que los tres fuéramos hombres.

Las últimas horas pasaron sin pena ni gloria. Yo estaba algo cansado y no puse atención en nada de lo que dijeron los profesores.