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Mariana, una cita especial.

en Amor filial

Días después de haber visto a Mariana masturbándose me aleje mucho de ella. Después de salir de la escuela me quedaba todo el día con mis amigos y ya llegaba a la casa antes de que llegara mi madre. Me sentía mal con mi prima, ella estaba todo el día sola en la casa. Estuve evitándola por lo menos dos semanas.

Además yo me sentía muy mal con ella. Había invadido su privacidad y eso me tenía mal. Pero Mariana estaba normal. Ella seguía siendo la misma. Claro ella no sabía que yo la había espiado una noche en la que se estaba masturbando, pero su trato conmigo seguía siendo el mismo. Cuando me veía solo me tiraba miraditas cómplices y cuando estábamos acompañados me trataba normal.

Hasta me inscribí en un gimnasio para no pasar tanto tiempo en la casa, tenía un compañero de clase que practicaba boxeo y tenía tiempo invitándome a que lo acompañara y no encontré mejor excusa para alejarme de la casa que esa.

Mi cabeza estaba hecha un lio. Me gustaba Mariana pero en aquel entonces no quería aceptarlo. Día tras día me gustaba más ella y no sabía qué hacer. No sabía que tenía ella pero era algo que me encantaba, que hacía que me sintiera bien pero a la vez que me sintiera muy mal. No me podía dar el lujo de enamorarme de mi prima, mi madre me había inculcado desde pequeño que la familia era sagrada y que para que las relaciones familiares funcionaran tenía que haber mucho respeto.

En aquel entonces mi experiencia en el amor o en el sexo era casi nula. Había una niña que me gustaba en el instituto y tal vez ya habría besado a algunas niñas o también ya había visto alguna película porno que vi en la casa de algún amigo pero no pasaba de eso.  Aparte cuando vas en la secundaria la educación sexual que tienes es la que vas haciendo por las habladurías de tus compañeros.

Con la llegada de Mariana me empezaban a gustar otra clase de cosas. Por ejemplo me dejo de llamar la atención la niña del instituto y me empezó a llamar la atención la mujer que estaba hecha mi prima. Pero seguía sabiendo que estaba mal sentir esas cosas por mi prima.

Lo peor era que no se lo podía contar a nadie, ni a mi madre, ni a mis amigos, ni tenia hermanos mayores a quienes decírselos y ni que decir que no podía decirle a mis hermanos pequeños, los traumaría de por vida. Por lo tanto yo solo me las tenía que arreglar.

Un viernes saliendo de la escuela me sentía muy cansado. Las horas que pasaba en el gimnasio me estaban pasando factura, y además ese día tuve educación física en la escuela, por lo que estaba hecho polvo. Decidí no ir al gimnasio ni salir con mis amigos a perder el tiempo, me iría a descansar a la casa. Estaba cansado física y mentalmente.

Llegue a la casa y no había nadie, mis hermano como ya dije antes se la vivían fuera de la casa. Pero Mariana tampoco estaba, cosa que se me hizo raro pero no le preste demasiada atención. Subí me di un baño y me tire en la cama, me quede dormido enseguida.

Me habré dormido unas dos horas. Cuando desperté me quede en la acostado en la cama mientras reflexionaba todo el que me estaba pasando últimamente. En eso estaba cuando oí que alguien había llegado a la casa.

- ¿Hay alguien en casa? – grito Mariana y estuve tentado en hacerme el dormido, pero al final le conteste.

- Yo, Andrés – subió a saludarme.

- Hola Andy. ¿Qué haces tan temprano en la casa? – yo tenía los brazos atrás de la cabeza, Mariana se subió a la cama y me dio un beso como siempre muy cerca de la boca. Después se acostó a  mi lado y en posición fetal y con su cabeza en mi pecho. Paso un brazo por encima de mí como en un abrazo y ahí se quedó.

- Me sentía cansado y me vine a dormir.

- Pero si es viernes. ¿No vas a salir con tus amigos hoy?

- No creo Mari. Ando medio cansado y mejor me quedo a dormir un rato. ¿Tú de dónde vienes?

- Fui a dejar a Lalo a la imprenta (así le decíamos a mi hermano Eduardo de cariño) –nos quedamos en silencio un rato.

Tenerla recostada sobre mi pecho era algo nuevo en nuestra relación. Su trato hacia mí siempre me sorprendía, siempre había algo nuevo con ella. Tenerla tan cerca me gustaba. Pero mi corazón empezó a latir muy fuerte y ella podía sentirlo. Quite una mano de detrás de mi cabeza, quería ponerla sobre su cuerpo. Recargarla en su brazo, yo también la quería abrazar, y lo iba a hacer pero en el último segundo me arrepentí y solo la deje caer sobre la cama.

- ¿Y no tienes la tele prendida? – me pregunto

- Estaba durmiendo, no la estaba viendo pero si quieres puedes prenderla –le pase el mando y ella prendió la TV, puso una película de comedia romántica. Volvió a poner la cabeza en mi pecho.        

Aunque me aleje de ella por un par de semanas, el trato de ella seguí siendo el mismo conmigo y por mi parte todavía me sentía incomodo por haberla visto en una situación tan íntima. Pero en ese momento me sentía bien. Me gustaba tenerla así. Realmente me gustaba Mariana y sentirla así de cerca lo amplificaba.

Trataba de no interesarme demasiado, pero muy en mi interior estaba deseando que ella comenzara a tratarme de esa forma tan descarada que tenía cuando no había nadie cerca. Yo también podría dar ese paso, empezar a jugar con ella, pero no lo hacía por la falta de experiencia. Esa misma falta de experiencia me hacía dudar del trato que ella me daba. A veces me convencía de que era yo el que malinterpretaba una buena relación de mi prima. Deje de pensar en esas cosas.

Trate de concentrarme en la película, aunque fue muy difícil. Ahora no podría saber cuál fue la que estaba viendo. Cada de que pasaba una escena romántica en la película me imaginaba que era yo y Mariana los protagonistas. Solo que era imposible que a una mujer como ella le gustara un niño como yo.

No habíamos dicho nada desde que prendió la televisión y yo no quería romper la burbuja en la que estaba

Trataba de concentrarme pero no podía. Siempre terminaba pensando en ella. Deje de intentar prestarle atención a la película. Me dedique a verla discretamente. Llevaba una playera negra sin mangas tipo camiseta que usamos los hombres. Llevaba los brazos desnudos y también tenía un escote no muy pronunciado pero que si dejaba ver algo. También llevaba los típicos jeans ajustados que le delineaban sus hermosas piernas. Su pelo rizado y abundante liberaba un aroma a fresas del zampo que usaba. Su piel tenía ese tono bronceado dorado que me encantaba.

La estuve viendo por varios minutos. Solo era cosa de que girara un poco la cabeza para también poder verle la espalda. Y lo hacía, la figura que tenía mi prima era realmente bella. Sus curvas eran perfectas. La que se formaba de su cintura con su cadera que era la más pronunciada me tenía mal. También la forma de su trasero, en fin, era una chulada. Nada más recuerden que lo está relatando una persona que estaba enamorado y tal vez ese estado no me dejaba ver bien a mi prima.

Yo creía que ella estaba concentrada viendo la película pero en eso sentí que tenía un poco húmeda la playera. Me enderece solo para ver y vi que Mariana se había quedado dormida, había dejado salir tantita saliva de esa hermosa boca que tenía. Sentí muchas cosas en ese momento, pero la ternura que sentí fue tal que me empezó a latir el corazón muy fuerte.

La mano que había quitado de mi cabeza, la lleve a su rostro. Retire el cabello que tenía en la frente y acomode su cabeza para tener una vista mejor de sus facciones. Se veía hermosa, tan bonita con su respiración acompasada. No pude contenerme y empecé a acariciarle la cabeza, quería que se sintiera tranquila.

Llevaba mi mano por todo su pelo y luego me aventure más y le empecé a acariciar la cara. Le pase sobre las mejillas solo con las puras yemas de los dedos, el tacto era tan suave que me estaba excitando, pero con ella dormida no me importo que se me notara la erección. Le recorría el rostro entero, las mejillas que se las apretaba un poco sintiendo el calor que desprendían, la frente, la nariz, la barbilla, las orejas con las que jugaba con su lóbulo el cual era muy suave.

Pero tenía miedo de rosar sus labios, tenía muchas ganas de tacarlos pero me daba miedo que se fuera a despertar y fuera a echarlo a perder. La sola idea de tocarlos me hacía tener algunos temblores en el cuerpo. Preferí seguir por su barbilla hacia abajo y rozarle el cuello, me causaba un morbo tremendo rosar su cuello y descender hasta su clavícula y recorrer ese hueso, subía hasta su mandíbula y regresaba a su oreja.

Me estaba dando gusto con la piel de mi prima. Era todo un placer estarla tocando sin que ella se diera cuanta.

Estaba jugando con su pelo cuando Mariana se movió tantito para acomodarse, levanto un poco más el rostro, yo solo tenía girar la cara un poco en su dirección y levantarla levemente para besarle los labios, pero no lo hice. También pego su cuerpo lo más cerca que pudo de mí, subiendo hasta una pierna en mi cuerpo, casi rosando mi erecto miembro. Yo también acomode un poco la almohada para poder tener los dos brazos libres, disponibles para tocarla con mayor comodidad. Ahora tenía el brazo derecho libre y con ese le iba a acariciar la cara y el brazo izquierdo que era en el que estaba recargada Mariana lo pose sobre sus costillas. Hasta escalofríos me dio sentir su cuerpo con mi mano solo separado por la playera que traía.

Seguí un rato acariciándole el rostro, quería tocar con mis manos sus labios ya que no podía darle un beso. Agarre valor y combinado con la excitación que tenía arrastre el dedo índice desde su mejilla hasta su labio inferior. Lo dibuje lo más lento que pude, solo que los labios son muy sensibles y ella reacciono un poco pero sin despertarse, trate de hacerlo con más cuidado y volví sobre ellos. Me estaba dando un morbo tremendo.

Como ella tenía los labios carnosos se los agarraba entre los dedos índice y el dedo medio, se presionaba con el dorso de la mano o con el dedo selo pasaba de arriba hacia abajo logrando abrir un poco su boca y llegar a mojarlo levemente con su saliva. Me encanto la sensación y le volví a bajar el labio con el dedo medio y cuando estuvo abierta la boca lo suficiente con el dedo índice le recorrí el labio pero por la parte de adentro que estaba húmeda. Temblaba todo mi cuerpo cando saque el dedo de su boca. No me lo pensé dos veces y me lo lleve a la boca.

Deje de jugar con su rostro y solo pose mi mano en sus labios, ahí la deje un rato. Mientras tanto con la mano izquierda empecé a recorrer lo que tenía disponible de su espalda, la recorría de arriba hacia abajo y luego de abajo hacia arriba. Llegando nada más a donde empezaba su pantalón y hasta donde tenía su brazo desnudo. Podía sentir donde tenía el listón del sujetador y presionando un poco también cada una de sus costillas.

Después subí a su brazo desnudo. Allí también solo con las yemas de los dedos la acariciaba, haciendo círculos con mis dedos una y otra vez. Se le erizo la piel con un pequeño escalofrió. Recorrerle la piel con los pelos de punta fue una sensación agradable. Se le erizaban más cuando pasaba la mano por atrás del brazo casi haciendo contacto  casi con su axila pero sin llegar a tocarla. Cambie de lado y hacia el frente del brazo y en un descuido pude rozar el pecho que tenía disponible. Ella dio un pequeño salto, apenas pude sentirlo. En otras circunstancias tal vez me hubiera aprovechado para tocarlo con más detenimiento, pero no quería pasar el límite, en ese momento solo quería que ella sintiera el cariño que le tenía y no quería sobrepasarme toqueteando sus partes más íntimas.

Estuve así un rato hasta que me quede dormido. No supe a qué hora fue eso. Pensaba en cómo era posible que pasara de querer alejarme a querer pasar el mayor tiempo posible con ella. Entre sueños sentía sanaciones muy agradables.

Cuando me desperté mi prima me estaba acariciando el pecho con la mano que tenía encima de mí y tenía su rostro enterrado en mi cuello, estaba jugando ahora ella con sus labios sobre mi manzana de adán. Me calentó mucho lo que estaba haciendo, sentir esa humedad en mi cuello me acelero el pulso y también la respiración. Me deje hacer lo que ella quiso, yo solo pude girar el rostro para que ella tuviera mejor acceso al cuello. Sus labios apenas si rosaban mi piel, y era muy placentero pero al mismo tiempo era doloroso, era como si me estuvieran pasando una pequeña descarga eléctrica en la piel. La piel se me erizo. Tuve tal escalofrió que mi prima paro y me dejo que volteara a verla.

- Ya va a llegar tu mama a la casa – me dijo.

- ¿Qué hora es? – no sabía porque me lo decía.

- Son las 5:30 – me estaba mirando muy profundamente. Quería como que le leyera el pensamiento. Después de un tiempo ella hablo.

- Llévame al cine Andy – me pidió con una carita totalmente tierna. Si me hubiera pedido que matara en su nombre lo hubiera hecho con tal de verla feliz.

- Por supuesto – le dije todavía embelesado con su rostro.

- Perfecto – me dijo ella y me dio un beso en los labios – voy a bañarme.

Vi como salió de mi cuarto y yo me quede paralizado. Sabía que algo en nuestra relación había cambiado, no sabía cuánto pero ya no iba a ser la de antes. Ya el que fuera mi prima no me importaba como antes. Ya lograba ver la belleza de mujer de Mariana.

Mariana se bañó muy rápido y luego me metí a bañar de nuevo, quería refrescarme. Me arregle lo más rápido que pude y baje a la sala para esperar a que Mariana terminara de arreglarse. En eso llego mi madre con Lalo. Me vio muy arreglado y me dio mi beso de saludo.

- ¿A dónde tan arregladito? – me pregunto.

- Voy a ir al cine con Mariana madre – le dije – claro, si tú me dejas.

- ¿Y llevas dinero?

- Si, de mis ahorros.

- Nada más se cuidan.

- Claro – y mi madre se fue para la cocina.

Cuando vi bajar a Mariana por la escalera casi se me sele el corazón. Estaba hermosísima, llevaba puesto un vestido algo holgado de abajo y ajustado de arriba, apenas le llegaba hasta las rodillas. Era blanco con flores en colores cálidos, resaltando el dorado de su piel. Me le quede viendo totalmente embobado, hasta que Lalo me dio un golpecito con la pierna.

- Se te va a caer la baba – me dijo. Mariana solo se rio.

Mariana fue a arreglar el permiso con mi madre a la cocina, cuando ella salió mi madre me hablo.

- Cuídate mucho y cuidas a tu prima. Llegan temprano para que no me preocupe –y me coloco un billete en el pantalón.

- Gracias Madre.

Pedimos el taxi para que llegara a la casa y nos fuimos al centro comercial más cercano que teníamos de la casa. Llegamos directo al cine, había muchas películas en cartelera, pero a mí la que me llamo la atención era la de Spider man 2, que no tenía mucho de haber salido y esa fue la que yo sugerí.

- Mira esta Spider man 2, vamos a comprar los boletos – ella volteo a verme como si estuviera haciendo algo malo.

- ¿No crees que en esa película va a haber mucha gente? – me dijo.

- Por supuesto – le dije – es Spider man, todos quieren ver la película – no me quiero justificar, pero a esa edad a lo único que yo iba al cine era a ver películas. No sabía a qué más iban las parejas al cine.

- Si pero esa la podemos ver después, hay que entrar a ver mejor una donde no allá tanta gente – me dijo. Yo no entendía nada y ella me miraba de nuevo como si quisiera que le leyera la mente.

- ¿Entonces cual quieres ver?

- Pues al exorcista. No creo que entre mucha gente – Me le quede mirando con una cara de no entender nada. (De hecho era otra película de terror de las que no son muy taquilleras pero no recuerdo el nombre, así que la voy a decir que era la del exorcista).

- ¿Me estás diciendo que vienes al cine a ver la película del exorcista en lugar de ver a Spider man? – la verdad no era por el terror, mis videojuegos favoritos eran los de Silent Hill, pero ver el exorcista no me apetecía en lo mas mínimo.

- Cuando estemos viéndola me vas a entender – fue lo último que dijo antes de dirigirse a la caja para comprar los boletos, yo la seguí un poco molesto.

- Señorita, ¿me podría vender dos entradas para el exorcista?

- Si claro, ¿me podrían mostrar sus identificaciones? – ella si traía pero yo no, yo todavía tenía 13 años, aunque siempre he sido alto y aparento más edad la vendedora no se la creyó.

- Mi novio no trae - dijo Mariana – pero con la mía basta ¿no? – yo volteé a verla con cara de no saber qué ocurre, ella me dio un golpecito para que le siguiera la corriente.

- No creo que sea posible, el reglamento me obliga a pedir la identificación para dejar entrar al joven a la película.

- ¿Y no hay forma de que lo dejes entrar?, no se ¿si te doy dinero de más? – Yo estaba rogando para que no nos dejaran entrar.

- Pues no se puede y si no van a entrar a ver otra película salgan de la fila para que la demás gente pase – Mariana se había molestado mucho y ya no quiso tratar con ella. Entonces yo compre los boletos.

- No te preocupes, véndeme dos boletos para Spider man 2 – me gire para ver a Mariana y me veía con cara de enfado.

- ¿Que lugares le doy?

- Los que estén más en el centro, por favor –teníamos los mejores boletos para ver la película. Todos saben que del centro de las butacas se ve mejor la pantalla. Pero a Mariana no le había gustado la idea en nada, salió de la fila muy rápido.

- ¿Qué tienes? - Le pregunte en cuanto al alcance.

- De perdida hubieras pedido lugares hasta atrás – me dijo muy molesta.

- Pero tenemos los mejores lugares.

- Si pero ahí nos van a ver todos – se giró y se puso a caminar. Yo no sabía en que estaba mal, y ya no le discutí nada.

Nuestra función era hasta las 7:30 así que teníamos como una hora antes de que empezara la función. Perdimos el tiempo entrando a la tiendas de ropa. Mariana se probaba todo, pero no se decidía por nada. A mí no me molesto en esa ocasión que se probara ropa porque me llamaba a los vestidores para preguntarme como se le veía lo que se probaba. Con todo se veía hermosa.

Ya más calmada, me tomo de la mano, ella era un poco más alta que yo pero no nos veíamos mal agarrados de la mano, iba feliz por todo el centro comercial. De repente no faltaba quien se le quedaba viendo, pero ella me abrazaba.

Antes de entrar a la película pasamos por unas palomitas, algunos dulces y los refrescos. Ya listos entramos. Ocupamos nuestro lugar y esperamos a que empezara la función. Yo estaba emocionado, pero Mariana se veía un poco rara. Empezó la película y yo ya no tenía la mitad de mis palomitas todos en el cine empezaron a aplaudir y es algo que yo nunca he entendido. Mariana me tomo de la mano y me la inmovilizo en más de la mitad de la película, porque yo si la estaba viendo, pero ella estaba muy distraída, muy seguido me volteaba a ver como esperando algo y me apretaba la mano cuando me volteaba a ver.

Cuando estaba lo mejor de la película que ya faltaba como 20 minutos para que se terminara, jalo mi mano y la coloco en su pierna. Me saco de la concentración de la película. Volteé a ver a mi alrededor a ver si alguien nos veía, e iba entendiendo cual era el punto de que la sala estuviera vacía. Me tomo de sorpresa cuando ella se giró lo más discretamente hacia mí y coloco su mano en la pierna y la fue subiendo poco a poco. La película estaba en lo más importante y no creo que nadie nos prestara atención.

Siguió subiendo su mano por mi pierna y yo aguante a ver cuál era su siguiente movimiento para poder actuar yo. No quería que nuestra relación se basara en esos juegos pero no podía negarme a ellos.

Llego a donde reposaba mi pene semi erecto. Lo empezó a acariciar arriba de la tela del pantalón. Volteé a verla, y ella me giño. Me decidí a hacer lo mismo que estaba haciendo ella, subí mi mano por su muslo, luego antes de llegar a su sexo me regresaba hacia su rodilla, lo hice un par de minutos, más por indecisión de hasta donde debía de llegar que para prolongar el deseo de mi prima.

Me decidí a seguir con el juego y llegue hasta el sexo de mi prima. Ya estaba húmedo y muy caliente, gire a ver a mi prima y ella tenía los ojos entrecerrados. Tenía la cara totalmente encendida, mire sus piernas y se veían preciosas con el vestido levantado mi mano en medio de sus piernas y su pantaletas color blancas expuestas.

Era un espectáculo hermoso. Mariana quito la mano de mi pene y lo llevo a sus pantaletas, haciéndolas a un lado. Después jalo mi mano y la puso sobre su sexo.

Como yo ya sabía mi prima no tenía pelo en esa zona, lo que proporcionaba un tacto muy suave. Ella soltaba pequeños gemidos que yo podía notar porque la miraba de reojo. Echo su cuerpo un poco hacia enfrente de la butaca para que tuviera mejor acceso. Me dedique un gran tiempo a acariciarle los labios. Después de un rato acariciando esa área ella puso su mano sobre la mía y empezó a guiarla. Agarro dos de mis dedos y con ellos apretó sus labios. Después con uno estimulaba lo que después supe era el clítoris. Se arremango la falda de atrás para que sus jugos no mancharan el vestido.

Mariana metió dos de mis dedos dentro de ella y después me dejo que lo hiciera yo solo. En la posición en la que estábamos me era fácil masturbar a Mariana. Al principio estaba costando, pero abrió las piernas un poco más y con los flujos que estaba sacando fue fácil. Estuve un rato metiendo y sacando los dedos, hasta que ella se tensó y apretó las piernas apretando mi mano entre ellas. Me lleno los dedos de flujos y yo quería llevármelos a la boca pero no sabía que era lo que fuera a pensar ella.

Cuando recupero el aliento, ella llevo su mano a mi pene e intento desabrocharme el pantalón pero yo lo evite. Quería que me lo sacara ahí mismo pero no estaba seguro de que la gente de a lado no se fuera a dar cuenta.

- ¿Quieres seguir viendo la película? – me pregunto.

- No me importa la película.

Se arregló el vestido y se levantó del asiento en el que estaba, me tomo de la mano y nos salimos de la película, causando algunos chiflidos por interrumpir la función y por lo guapa que se veía Mariana. Saliendo de la sala me recargo en la pared del pasillo, me miro y me beso en los labios. Era lo que había querido desde hace un rato y cuando lo hizo me quede paralizado. Ella lo noto y bajo el ritmo, fue más despacio. Con la boca abierta rosaban mis labios, movía la cara de un lado para otro solo para tocar los míos lo exacto para sentir su tacto, yo trataba de aspirar el aliento que ella exhalaba. Me estaba mareando, su aliento era como una droga. Me sentía mejor que nunca. No creí que necesitara nada más en mi vida. Me sentía completo.

- Hay que movernos de aquí – me dijo

Me jalo del brazo y me llevo hasta el baño de mujeres, nos metimos al baño de discapacitados y empezó a besarme de forma más lujuriosa que antes. Su lengua recorría mi boca y de vez en cuando me mordía los labios. Me tenía abrazado de la cadera y me jalaba hacia ella con mucha fuerza, sentía todas sus curvas. Llevo mis manos hasta sus senos. Apenas si cabían en las manos, estuve un rato masajeándolos, pero era incomodo hacerlo y besarnos al mismo tiempo.

Baje las manos por su espalda hasta llegara a sus nalgas. La tela del vestido me hacía más fácil el recorrido en su piel, deslizándose muy fácilmente. Llegue a sus nalgas y ahí deje mis manos. Era lo mejor del mundo.

Me quito lo playera, para mi iba muy rápido, pero al deje. Empezó a besarme el cuello e iba bajando poco a poco, llego a mi pecho y me beso los pezones pero no fue una sensación que me gustara. Con su lengua recorrió mi ombligo y hacia círculos alrededor de él. Llego al cinturón de mi pantalón y lo desabrocho, bajo el zíper y me bajo el pantalón con todo y bóxer. Me estaba mirando y su cara estaba llena de morbo. Cuando puso su mano alrededor de mi falo y lo empezó a jugar hasta las piernas me fallaron. Lo empezó a masturbar. Lo jalaba de atrás para delante.

- ¿Te gusta? – me pregunto viéndome con un a cara muy perversa.

- Aja – fue lo único que le pude contestar.

No me quitaba la visita de los ojos cuando se fue acercando mi pene a su boca. Yo estaba que me derretía de lo caliente que estaba. Se lo metió a la  boca hasta la mitad, con su lengua lo empezó a llenar de saliva y empezó el mete saca en la boca. Fue mi primer sexo oral, sentir el calor de su boca alrededor me volvió loco. Yo estaba recargado en la pared y trataba de hacerme más atrás por lo rico que sentía. Jugo mucho tiempo con él se lo sacaba de la boca y lo lamia por los laterales, lo  levantaba y llegaba hasta mis huevos. Y volvía a subir con la lengua a húmeda.

Luego su boca se fue a mis huevos, con su lengua movía de un lado a otro cada uno de mis huevos mientras me pajeaba con la mano. Fue increíble. Me separo un poco más las piernas y llevo su lengua hasta donde terminan mis huevos y desde ahí me dio un lametazo hasta la punta de la verga. Fue increíble la sensación que experimente.

Después empezó a pajearme muy rápido. La boca la tenía pegada a mi verga para que la corrida le callera de lleno en ella. Con una mano me estimulaba la verga y con la otra jugaba con mis huevos. No tarde en correrme como animal en la boca de mi prima, me sorprendo de la cantidad de leche que avente en su boca y la presión con la que la avente. Casi caigo de rodillas cuando estaba sintiendo los últimos chorros.

A Mariela se le escurría un poco por la comisura de los labios pero con un dedo lo junto y se lo llevo a la boca. Pude ver como lo paladeaba. Me senté en la taza del baño en lo que recuperaba el aliento. Mi prima seguía arrodillada y se estaba acomodando la ropa. La ayude a levantarse y la abrace por la cintura. Se veía hermosa con las mejillas encendidas. La bese en la mejilla, fue un beso tierno lleno de el amor que sentía en ese momento por ella. Después la bese en la boca, trenzando nuestras lenguas en el acto, sentía el sabor de mi semen en la boca de mi prima, no me gustó mucho, pero por probar los labios de Mariana no me importo nada. Tenía mis manos en su espalda baja y las estaba empezando a bajar más cuando se abre la puerta del baño y nos quedamos quietos para que no nos descubrieran.

Me subí el pantalón y me puse la playera, le ayude a acomodarse el vestido a Mariana. Nos mirábamos y sonreíamos. Me sentía pleno, feliz. No me faltaba nada estando con Mariana, me estaba enamorando de una forma muy fuerte. La volví a tomar de la cintura y la volví a besar.

- Me gustas mucho Mariana – me salió del corazón. Ella solo me sonrió y me beso.

Tenerla entre mis brazos y sentir su hermosa y esbelta figura pegada a mi cuerpo me hacían sentirme verdaderamente un hombre, me sentía grande por primera vez. Ella me hacía sentir bien.

Esperamos mucho tiempo a que se desocupara el baño, parecía que una película acababa de terminar y la gente estaba entrando mucho al baño. A mí no me importaba porque yo me la pase besándome con Mariana todo ese rato.

Como diez minutos después se desocupo el baño y pudimos salir. Eran más o menos las 10 de la noche. Ya no nos entretuvimos más en el centro comercial y nos dirigimos a la casa. Tomamos un taxi y 10 minutos después ya estábamos llegando a la casa. Todo el transcurso Mariana se fe recargada en mi hombro y llevábamos las manos entrelazadas.

Esta es el tercer capítulo de la serie. Es un poco largo, pero tenía muchas cosas que relatar. Agradezco a los que se tomaron el tiempo de leerlo hasta el final, y también a los que han leído los dos primeros relatos que he publicado. Un agradecimiento en especial a los que se toman el tiempo de calificar y comentar mis relatos. También a los que me mandaron un mail a mi correo ya sea para felicitarme o darme algunas sugerencias. Voy a tratar de contestarles a todos, aunque me tarde en hacerlo.

Gracias por leerme.