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Mariana, placer en soledad.

en Amor filial

Continuación del relato Mariana, tarde en la piscina.

Después del encuentro con mi prima en la piscina, me dedique a evitarla el resto del día, hasta que llego  mi madre de trabajar me topé con ella ya en la casa, pero no dejaba de sentirme incómodo.

Mariana se había bañado y se había puesto un vestido medio flojo, yo también me bañe en la casa de doña Paty y me puse ligero de ropas. Quería masturbarme después de lo de la piscina pero como estaba en casa ajena no me sentí a gusto para hacerlo.

Cenamos todos tranquilos nos acompañaba Doña Paty y su hija en la mesa. La cena y la compañía de todos ellos habían hecho que me tranquilizara, me seguía sintiendo raro pero más tranquilo.

Cuando estaba Mariana con otras personas se portaba de una forma diferente, me trataba normal. Es más ni me volteaba a ver. Y cuando estábamos solos me veía con una mirada que en ese entonces no podía identificar, pero que ahora sé que es de forma provocativa, como una invitación a hacer algo malo.

La cena termino, Doña Paty se quedó en la cocina con  mi madre a platicar como había estado el día y los demás nos fuimos a la sala a ver alguna película. Me acomode en el sillón que está enfrente de la Tv en el extremo izquierdo, después llego mi hermana y Leslie y se sentaron en el mismo sillón que yo que es para 3 personas. Mi hermano se acostó en el que es para 2 y quedaba el que es para una persona pero Mariana prefirió sentarse a lado de donde yo estaba, quedando muy juntos todos en ese sillón. Para no estar tan apretados yo había pasado mi brazo derecho por arriba del sillón, como si fuera a abrazar a Mariana, pero sin tocarla para que no mal interpretara, cosa que no sirvió de nada porque cuando se dio cuenta agarro mi brazo e hizo que la abrazara. Sin soltar mi mano ella se acurruco en mí.

Había sido un día muy caluroso y la tarde era bochornosa, y yo con Mariana casi encima estaba sudando. Ya iba la mitad de la película infantil a la que no le estaba prestando mucha atención porque casi no me gustan de ese tipo.

Mariana tampoco estaba prestando mucha atención a la película y se puso a jugar con mi mano que todavía tenía agarrada. La jalo un poco con lo que yo quede más cerca de ella. También sentí que ella estaba acercando mi mano a uno de sus pechos, aunque yo trataba de jalar la mano para no hacerlo pero ella me tenía agarrado muy fuerte y cuando lo roce di un pequeño salto en el sillón. Estaba sudando un poco más con esa actitud tan descarada que estaba teniendo Mariana conmigo.

Jale mi mano para ya no tocarle los pechos, pero Mariana se la llevo a la cara y se puso a jugar con ella. Se la empezó a pasar por toda la cara, como si quisiera que con el puro tacto yo la reconociera, como hacen los ciegos cuando quieren sentir a alguien. La ponía en sus labios lo que a mí me estaba excitando, podía sentir su respiración en la palma de mi mano.

Pero el brazo completo se me estaba durmiendo por la falta de sangre que le faltaba por tenerlo tan doblado y con la cabeza de mi prima sobre él.

- ¿Mari?, se me está durmiendo el brazo – le dije

- ¡Ah! Perdón – lo quite de cómo lo tenía y lo puse sobre mis piernas, solo que Mariana lo volvió a agarrar, entrelazo sus dedos con los míos y lo dirigió a sus piernas, haciendo que con las puras yemas de los dedos y el dorso de la mano le tocara la parte interna de los muslos, empezando a jugar de nuevo.

Mi experiencia en el trato a una mujer no era mucha, así que me quede sin hacer nada y deje que ella siguiera como quisiera. Ella vio mi disposición y se acurruco más a mí, se giró un poco dándole la espalda a mi hermana y subió una pierna a la mía. Jalando mi mano más hacia su sexo.

Pequeños temblores recorrieron mi cuerpo, no sé si de miedo de que mi mama que estaba en la cocina se le ocurriera salir y ver donde tenía la mano o de emoción, adrenalina, excitación, morbo y otras sensaciones que tenía combinadas.

Casi podía rosar el sexo de mi prima. Ella con las piernas semi abiertas solo era que yo echara la mano un poco atrás para sentirlo. Pero la posición de mi mano no era muy cómoda y me iba a ver muy obvio si lo hacía, así que deje la mano donde la tenía y me dedique a sentir lo que estaba pasando.

Sentía el calor que desprendía mi prima de esa zona, era un calor húmedo muy fuerte. Como ya no le estaba prestando atención a la película cerré los ojos para disfrutar mejor del momento. En la mano que me tenía agarrada mi prima podía sentir el ritmo cardiaco más fuerte de los dos, era un pequeño toc toc toc muy fuerte en las venas. Mariana movía la mano muy despacito y muy poco en círculos haciendo que yo acariciara sus piernas. También su respiración era más rápida y su cara la hundía más en mi cuello erizándome la piel.

No hace falta decir que para ese entonces yo ya estaba totalmente empalmado. La atmosfera en la sala estaba rodeada de erotismo. Mi hermana y Leslie en el mismo sillón platicando sobre la película y mi hermano también con la vista hacia la TV, estaban totalmente ajenos a lo que pasaba con Mariana y conmigo. De hecho yo tampoco sabía que era lo que estaba pasando en realidad.

La barrera de moralidad de cómo debía de ver a mi prima ya no sabía dónde estaba, pero debía de seguir en algún lado.

No sé qué explicación le podaríamos dar a mi madre si nos viera así, y menos a Doña Paty, que aunque muy buena persona con nosotros, tenía la boca muy suelta y no se le dificultaba el sacar conclusiones precipitadamente.

Mi madre cuando llegaba a la casa dejaba preparadas algunas cosas para el día siguiente y para que no se nos hiciera tan pesado prepararnos de comer, y aparte estaba Mariana que se encargaba de esas  cosas. Pero ya había terminado y ya se estaba despidiendo Doña Paty. Mariana se incorporó lentamente, sin llamar mucho la atención. Bajo su pierna de la mía y se volteó a ver la TV. No sin antes rosar mi cuello con sus labios. La mire a los ojos y me regalo un beso en la barbilla.

Aparte de miedo por lo que estaba pasando en la relación que tenía con mi prima sentía que también había más cariño y aunque yo me quería alejar un poco de mi prima sabía que había más unión entre los dos, o de pérdida una complicidad que no había tenido antes con nadie y eso me gustaba. En resumen mi mente estaba hecho un lio.

Nos subimos a dormir, pero yo quería pasar al baño a hacerme una paja, ya que no había podido hacerlo bien en la piscina y traía llenos los huevos, causándome una molestia. Fui el primero en subir y rápido gane el baño, fue una mala idea porque mi hermana, subió después de mí y me dijo que le apurara porque ella quería entrar.

Con 13 años era muy paranoico respecto a masturbarme, creía que todos se daban cuenta de cuando entraba a hacerlo y que se ponían de acuerdo para no dejarme hacerme una mano. Enojado y con los huevos llenos, me tuve que meter a la cama. Ya no le di las buenas noches a nadie.

Decidí ponerme a dormir y mañana en la mañana me aliviaría. Y eso era lo que estaba intentando pero a mi hermano se le ocurrió ponerse a jugar su Play Station, lo que combinado a mi estrés por no poder aliviar a mi amiguito me dio insomnio. Jugaba Resident Evil 3 uno de nuestros juegos favoritos aquel entonces, y me quede mirando como jugaba. Él era extremadamente bueno en ese juego y me gustaba verlo jugar.

Aparte que la protagonista del juego Jill me recordaba a mi prima. O tal vez yo ya veía a Mariana en todos lados. Estuvo jugando más o menos hora y media, y se fue a dormir, su cama estaba al lado de la mía y la mía estaba en frente de la puerta. En la casa casi nunca se cerraban las puertas de los dormitorios por la gran confianza que teníamos unos con otros.

Seguía sin poder dormir y me estaba molestando. Tenía mucho calor y solo haber estado viendo la protagonista del video juego me tenía caliente. Estaba tratando de ver como calmar mis ganas y decidí ir al baño a pajearme de una vez por todas, si no, no iba a poder dormir. Solo tenía que esperar el momento adecuado para poder salir al baño.

Como dije antes en ese entonces era paranoico y me daba miedo salir porque creía que iba a estar vigilando, una verdadera estupidez, pero se lo atribuyo a la corta edad. Estuve en la cama como media hora tratando de oír el más mínimo ruido y estar seguro de que mi hermano no se daría cuenta y ya cuando estuve seguro de que nadie se movía en la casa, con mucho cuidado me pare de la cama y me puse en movimiento. Con todo el cuidado del mundo abrí la puerta de mi dormitorio y asome la cabeza. Volteé a ver hacia la izquierda que sigue el pasillo de los cuartos hacia una puerta que da a una pequeña terraza y después gire a la derecha que es donde está el baño las escaleras y la habitación de mi madre. Salí, estaba yendo lo más despacio posible para no hacer ruido ni despertar a nadie.

Solo era cuestión de caminar hacia el baño y encerrarme en él. Pero supongo que la lujuria no me dejaba pensar con claridad. Iba concentrado en dar los pasos lenta y sigilosamente, por eso me tomo por sorpresa que al haber dado dos pasos, escuchar mi  nombre salir del dormitorio de Mariana.

- Andrés – dijo Mariana.  Me causo tal espanto que me quede de piedra.

- Ya me atrapo Mariana – pensé.

Me quede quieto como 5 segundos sin saber qué hacer, me sentí descubierto haciendo algo malo, el pánico me decía que corriera al cuarto y cerrara para no recibir el regaño correspondiente pero mis pies no reaccionaban. Pasaron otros segundos y se oyó como un gemido, como cuando tienes mucha sed y tomas un vaso lleno de agua.

- ¡Ahhh! - Me quede oyendo que más pasaba.

- ¡Mmm! – se vivió a oír.  

En mi inocencia me pregunte que si se estaría sintiendo mal Mariana y me acerque a su puerta a ver que estaba pasando. Como dije antes las puertas se quedaban abiertas y yo solo quería asomarme un poco para ver si Mariana estaba bien. Empuje muy lentamente su puerta solo para poder echar un vistazo. Su cama estaba al fondo de la habitación, lo que me permitía ver toda la cama desde la posición que tenía.

Lo que vi me dejo helado. Mi prima estaba acosada boca arriba, llevaba puesto un camisón que tenía levantado hasta sus preciosos senos, no estaba tapada con ninguna cobija porque hacía mucho calor. También tenía las piernas flexionadas y muy abiertas. Tenía una almohada bajo la cadera levantándole esa parte del cuerpo lo que me dejaba a mí una muy hermosa vista. En sus mano tenia lo que parecía un envase de desodorante. Ese envase lo tenía con la mano derecha y lo ocupaba  para estimularse la zona vaginal, y con la izquierda tenia agarrado uno de sus pechos y se lo estaba intentando llevar a la boca, solo que no podía y pasaba la lengua por el pezón. No podía ver bien pero o era lampiña o se depilaba toda la vagina.

Era la primera vez que podía ver una mujer masturbándose en vivo. Me quede maravillado por la escena que tenía delante de mí. Mariana se estaba proporcionando amor ella sola y se veía realmente sexy, muy erótico. Me prendió de inmediato. Si ya llevaba el pene medio erecto cuando iba al baño, en ese momento sentía que iba a reventar.

El cuarto de Mariana y el mío tenían unas ventanas que daban a la terraza y que permitían que éntrala luz de las farolas de la calle, la cual me dejaba ver con detalle todo lo que Marianita se estaba haciendo. No podía dejar de ver, aparte del cuarto salía un aroma embriagador. Era una mezcla de la loción de Mariana con el olor a agua de mar. Me tenía embelesado toda esa situación.

El envase de desodorante no era tan grande, pero si tenía un tamaño significativo. Lo frotaba de arriba hacia abajo de forma rápida, en círculos, lo intentaba meter en la ranura que tenía entre las piernas. Ella soltaba un líquido que atapaba con los dedos y se lo llevaba a la boca. Esa acción me causo una fuerte impresión, yo quería probar a que sabía ese líquido. Me imaginaba el sabor, la textura de semejante manjar. Quería beberlo directo de la fuente, se me estaba haciendo agua la boca.

Intentaba meter el envase en forma de tubo por la vagina pero no se deslizaba hacia adentro por la forma que tenía. Era plano de la parte superior e inferior. Se rindió Mariana, se llevó el desodorante a la boca y le dio una lamida desde la parte de abajo hasta la parte de arriba, en ese momento casi me corro.

Quería participar en los juegos de mi prima, pero la inexperiencia y lo cobarde que era no me dejaron empujar la puerta y ayudarle. Me acorde de mi amigo y lo saque de su prisión. No iba a hacerme una paja en el baño si tenía ese espectáculo en el cuarto de mi prima.

Empecé a masturbarme de una forma lenta, no quería correrme muy rápido, pero el solo contacto con mi mano hacían que mi pene sufriera pequeños espasmos que amenazaban con aventar todo el líquido de mis bolas. Mariana seguía con lo suyo, cada vez se quejaba un poco más fuerte.

- ¡Ahhh!, ¡mmmmm!, ¡mmmmmm!, ¡ahhhhhh!, ¡siiiiiiiiiii!

Eran sonidos bajos, como si solo los estuviera exhalando. Su respiración era muy rápida y el movimiento de su pecho lo indicaba. Había cambiado el desodorante por sus dedos, con los que frotaba de forma desesperada su vagina. Levantaba mucho la cadera, le chorreaba la vagina y se mordía los labios ferozmente. Entonces empezó a meterse los dedos de la mano derecha en la vagina, y con la mano izquierda que había pasado por detrás de la espalda se estaba embarrando los jugos que emanaba en el ano. Yo estaba a punto de reventar. Era demasiado lo que a mis 13 estaba viendo hacer a mi prima. Tenía dos dedos dentro de su vagina e intentaba meterse el dedo medio al ano. Estaba en la gloria, ella y yo. Tenía una cara de viciosa que no podía con ella, el labio inferior lo estaba mordiendo desde hace un rato, la frente, el pecho y los abdominales los tenia perlados en sudor. Era la imagen del erotismo personificado. En todo el cofre estelar no había astro más hermoso que el que yo tenía enfrente, ni tampoco más caliente.

Para ese momento yo también estaba como poseído jalándome la polla a velocidades supersónicas y ella cuando logro ensartar el dedo en el ano y empujarlo soltó un pequeño grito que me hizo estremecer. No pude aguantar más y me corrí, me vine en todo el piso del pasillo, solté leche en cantidades excesivas, sentía que aventaba fuego liquido por la verga, también solté un pequeño quejido que por más que apreté los labios si se alcanzó a oír. Fue agotador y liberador haberme corrido. Cuando volteé a ver a Mariana ella también había acabado. No creo que se allá percatado de mi gemido ni de mi presencia, ella estaba muy ocupada.

Ya lo he dicho antes pero se veía preciosa. La cara ya había recuperado la compostura, se le veía serena, tranquila y muy feliz. Seguía con los dedos en la vagina y en el  ano. Se quedó sin movimiento pero se veía como su pulso estaba acelerado.

Como al minuto de haber terminado, se sacó los dedos de la vagina y se los llevo la boca, saco su lengua y los chupo como si se tratara de una paleta. Después extrajo el del ano y lo limpio con unos pañuelos que tenía en la mesita de noche. Se tapó con la sabana nada más y se quedó dormida.

Me quede otro rato a ver como dormía. Estaba pensando en lo que había visto, no pude no sentirme mal por haber violado la intimidad de mi prima, no sabía cómo iba a verla a los ojos a la mañana siguiente. También pensé en lo guapa que era y en que realmente me gustaría estar con ella, en ese momento solo quería acostarme a su lado abrazarla y quedarme dormido así con ella. Quería verla feliz, quería verla sonreír, escucharla platicar cualquier cosa. Solo quería estar con ella.

Me disponía a irme ya a dormir pero antes tenía que limpiar el piso y sin luz lo que causo un gran problema. Terminando me fui a dormir ya mucho más tranquilo y con mucho sueño.

Bueno mis amigos, aquí acaba este relato que es la continuación de Mariana, una tarde en la piscina. Quería agradecer a los que se tomaron el tiempo para leer el relato anterior, pero especialmente a los que se tomaron la molestia de comentar y calificar el relato. Un saludo en especial a las personas que me mandaron un mail a mi correo para felicitarme o darme alguna sugerencia.

Gracias a todos por leerme.