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Una desconocida llamada Esther

en Hetero: Infidelidad

UNA DESCONOCIDA LLAMADA ESTHER

No es la primera vez que vamos de vacaciones al camping Torre de la Mora en Tarragona, no es un camping especialmente barato que digamos pero a toda la familia nos gusta por el lugar donde se encuentra situado (en mitad de un espacio natural), por sus instalaciones y por sus playas de arena fina y agua transparente.

Solemos aprovechar a finales del mes de junio, ya que los precios no son todavía prohibitivos y el tiempo por lo general acompaña. Como cada año reservamos un bungalow de madera que son una cucada y que están situados en la zona alta del camping a la sombra de árboles centenarios.

El día que llegamos mi mujer Sara se quedó recogiendo todo mientras yo bajaba con  los niños a la zona de la piscina, hay que decir que el camping tiene todas las comodidades de un hotel, cuenta con una piscina enorme con una especie de isla en el centro que se comunica con pasarelas, cuenta con animación propia y a las noches siempre hay algún tipo de espectáculo.

La Primera vez que vi a Esther fue en la piscina, nos colocamos en las hamacas, ella estaba con su marido y sus dos hijos a unos 10 metros en frente de nuestra posición. Recuerdo que nada más llegar nuestras miradas se cruzaron por un instante y tras unos minutos en el lugar, ya habíamos comenzado a jugar a ver quién aguanta más sosteniendo la mirada.

Esther era una chica delgada y más bien baja, con el pelo negro y ondulado, tenía un bonito cuerpo que a pesar de estar rondando los treinta y tantos, podría pasar por el de una adolescente de 16.

Aunque realmente lo que más me llamó la atención cuando la vi levantarse para refrescarse en la piscina, fue su culo perfecto y respingón en el que tenía tatuado un símbolo rojo, que no sabría especificar si era una mariposa o una flor.

Como mi mujer no había llegado todavía, aproveche para seguir jugando a las miradas y de paso comprobar si conseguía poner nerviosa a la chica del culo perfecto.

Para mi sorpresa, ella también  mantenía la mirada a pesar de que su marido se encontraba a su lado y comenzamos a jugar a ese juego de la atracción que no todo el mundo entiende, pero que si logras conocer, es lo más excitante, sensual y erótico que existe.

Ella como es natural sabia de sus armas y no perdía ocasión para levantarse o colocarse de manera que pudiera observar su culazo, se movía de forma sensual a la vez que me mantenía la mirada y se daba crema acariciándose casi como si estuviera masturbándose para mí.

Su disimulada provocación consiguió que me pusiera un poco malo, así que decidí meterme en el agua para bajar un poco el calentón que me estaba provocando por momentos.

Nade durante unos minutos y al pasar por uno de los laterales de la piscina la vi… se había situado de tal forma que la isla que se encuentra en mitad de la piscina hacía de parapeto entre ella y la hamaca en la que estaba su marido.

Estaba recostada contra la pared con los brazos apoyados en el borde mientras movía las piernas chapoteando en el agua como si hiciera ejercicio. Volvió a clavar su mirada en mí y esta vez fui yo quien no pude mantenerla.

Pensé en salir del agua y no acercarme a ella, ya que mis hijos andaban por ahí y en cualquier momento aparecería mi mujer, pero como dijo aquel… “puedo resistirlo todo menos la tentación”,me coloque a su lado traspasando el espacio de seguridad que mantenemos con los desconocidos y mi mano rozó su cadera de forma voluntaria.

No se inmutó con el primer roce y decidí  ir más allá. De la forma mas disimulada posible, mi mano derecha comenzó a acariciar su piel tersa, hasta llegar a su monte de venus que se adivinaba a través de su bañador, mis dedos presionaban ligeramente su coño por encima del bañador, mientras ella empezaba a mover sus caderas al ritmo de la leve presión que mi mano hacia sobre su sexo.

El corazón estaba a punto de salir del pecho, mientras… por debajo de la piscina mi mano derecha magreaba su sexo, por encima del agua miraba de forma disimulada a todos los lados como si allí no estuviera pasando nada.

Mientras el resto de bañistas pasaban a escasos metros ajenos a nuestros juegos, fui un poco mas lejos al introducir mis dedos por dentro de la braga del bañador.

En ese momento ella no pudo evitar lanzar un gemido ahogado al notar el cálido roce  mis dedos  por vez primera su coñito, lo hizo de forma disimulada, intentando esconder su rostro y cualquier atisbo de la excitación que la estaba recorriendo de abajo a arriba.

Yo intentaba disimular como podía, mientras, ella movía las caderas bajo el agua a la vez que su mano se posaba sobre la mía guiándome e invitándome a seguir acariciándola.

Mi polla estaba a punto de romper el bañador, hechizado por lo morboso de la situación, cuando se pudo escuchar con toda claridad un niño que llamaba a su madre

-          ¡Mama!

Esther se incorporó sobresaltada y yo me separé de ella de la forma más natural de la que fui capaz, la voz era la de su hijo que por lo visto necesitaba de su presencia para algo.

Al mirar hacia el niño no sin cierta preocupación por la posibilidad de haber sido descubiertos, me di de cuenta que aquel chaval que llamaba a su madre, se había hecho amigo de mi hijo y la llamaba para decirle que se iba con su nuevo amigo a jugar al futbol.

Tuve que esperar un rato para poder salir de la piscina por el calentón que llevaba, cuando lo hice mi mujer ya estaba sentada en la hamaca y es por eso que intente mirar lo menos posible a Esther, que aun con mi mujer a mi lado no paraba de mirarme.

La cosa no quedó ahí, porque al regresar al bungalow, comprobé que los vecinos de casita eran ellos, Esther  y su familia…

Como es natural y más habiéndose hecho nuestros hijos amigos, no tardamos en comenzar a hablar y coger amistad.

La situación me ponía bastante nervioso la verdad,  pero a la vez me resultaba muy morbosa. Estar las dos parejas hablando  como si nada, sin que los otros dos miembros no supieran lo que había pasado, era  porque no decirlo… excitante, muy excitante.                                              

Los días pasaron sin otra novedad, hasta que uno de esos días, no podía pegar ojo por el calor y decidí salir a tomar el aire y dar un paseo, mire la casita de al lado y observé que alguno de los vecinos tampoco podía dormir, esperé unos segundos hasta que los ojos se acostumbraran a la oscuridad y la vi, estaba fuera sentada en la silla de plástico, con las piernas apoyadas en la otra silla, con un pequeño vestido con faldita estampado, mientras mantenía la cabeza pegada a lo que debía de ser un netbook.

La saludé y le comenté entre susurros mi imposibilidad de conciliar el sueño, a la vez que le decía que me iba a dar un paseo hasta la cala Roca Plana, que se encontraba al final de un paseo de aproximadamente un kilómetro entre los pinos.

Ella se quedó pensativa pero no dijo nada y nos despedimos con un buenas noches y una sonrisa un poco pícara.

Caminé durante unos 10 o 15 minutos por el sendero que lleva por a la parte trasera del camping hasta la citada cala. En realidad son dos calas pequeñas y muy bonitas que están separadas por rocas, en una de ellas suelen hacer nudismo, mientras que la otra es utilizada por bañistas que no quieren el agobio de la playa grande del camping.

Hacía calor, así que decidí hacer lo que en otras ocasiones he practicado, que no es otra cosa que bañarme desnudo, es una sensación refrescante y liberadora y aconsejo que se pruebe una vez en la vida al menos.

Al final de la playa había una tienda de campaña, que seguramente sería de algún chaval que pensaría pasar allí la noche. Me desnude y dejé la ropa en la orilla, me metí en el agua y rápidamente una sensación de frescor se fue apoderando de mí, a la vez que entraba dentro.

Durante unos minutos estuve nadando un poco y disfrutando de la sensación de libertad y frescura que supone bañarse desnudo, fue al mirar hacia la orilla cuando mi corazón dio un pequeño vuelco… allí de la playa estaba ella, a pesar de la oscuridad de la noche, sabía que era ella porque llevaba puesto el vestido de faldita con  estampados naranjas el mismo que tenía en el porche hacía unos minutos.

No me lo pensé y me acerqué mientras salía del agua dejando al descubierto mi cuerpo desnudo, con cada paso el corazón golpeaba contra mi pecho como si quisiera salir y solo la expectativa de poder tenerla  había comenzado a excitarme.

Al llegar a su altura completamente desnudo, ella me sonrió de nuevo mientras si mirada se desviaba de forma instintiva a mi polla, la verdad es que ya había comenzado a agrandarse con la idea.

-          Pensé que no vendrías…

 

-          No ha sido de caballeros dejar que una dama venga aquí en plena noche sola.

Cuando dijo esas palabras, recordé una canción de Sabina y le contesté.

-          Hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama.

 

Ella sonrió y yo la besé, mi cuerpo desnudo se aferró al de ella, nuestras bocas se fundieron en un apasionado beso húmedo, sus manos no tardaron en acariciar mi cuerpo frío y las mías hicieron lo propio con el suyo,

Mis manos se colaron de forma obscena por debajo de su faldita y rápidamente me deshice de su tanga que quedó olvidado en la arena, mis manos magreaban su culo y se deslizaron entra sus curvas, acariciando cada uno de sus más íntimos rincones.

Las respiraciones se habían acelerado convirtiéndose en auténticos jadeos, nuestras manos recorrían con avidez cada cuerpo, intentando aplacar de esa forma el deseo que nos atenazaba.

Descolgué los tirantes entre sus hombros y rápidamente el vestido cayó sobre la arena quedando su desnudez a mi merced. Hice que se diera la vuelta y comencé a besarle el cuello, mis manos acariciaban sus pequeños pechos y terminaban presionando sus pezones, mordí su cuello y los lóbulos de sus orejas hasta que comenzó a suplicarme.

-          Quiero que me folles como nunca me han follado, no pares por favor.

-          Ahhh, por favor sigue no pares…

Gimió con fuerza cuando sintió mis dedos rozar su coñito húmedo y cálido. Acariciaron su clítoris mientras con la otra mano repartía mis dedos entre su vagina y su culito prieto.

-          Ahhh, me gusta, sigue no pares, me gustaa.

 

Movía sus caderas al compás de mis dedos en su interior, frotándose mientras su  mano presionaba sobre  la mía, intentando que no dejara de proporcionarle ese gusto exquisito.

Sus flujos vaginales emanaban de sus entrañas sin parar, corrían por sus muslos en pequeños hilos atraídos por la gravedad, mientras, mis dedos los esparcían por la entrada de su culito que hacía de lubricante natural.

-          Sigue por favor, no pares… quiero que me hagas tuya, quiero ser tu sumisa.

 

Sentía que estaba a punto, quería disfrutar de la maravillosa sensación de sentir como una mujer se derrite ante ti, como llega al éxtasis entregada por completo, sentir el placer del orgasmo femenino.

Sabía que llegaba cuando los movimientos de cadera se tornaron en espasmos, cuando gemidos fueron constantes y descontrolados, su cuerpo se estremeció arqueándose hacia atrás en los últimos espasmos del clímax.

-          Me corro, me corro… ahhhh, ahhhh sigue… no pares…

Tras la locura Esther se recostó jadeante y exhausta contra mi pecho, estábamos de pie y mi polla que quería reventar, toda la sangre se había amotinado en su interior y sentía la inmensa necesidad de hacerla mía.

Entramos en el agua tibia y nos adentramos hasta que me cubría hasta el pecho, una vez allí comenzamos a besarnos y a acariciarnos de nuevo con avidez, ella volvió a pedírmelo.

-          Quiero que esta noche me folles aquí mismo, quiero ser tuya por esta noche, quiero ser tu puta y que me folles como tal

Me excita muchísimo cuando una mujer sexualiza, cuando es tal y como desea ser, sin importarle los complejos sociales y culturales de lo que una mujer debe de ser, me encanta conocer sus deseos más ocultos, más íntimos, aquellos que tan solo se atreve a imaginar en sus sueños más inconfesables.

Me sorprendió cuando entro dentro del agua y por varios segundos buceo hasta introducir mi polla en su boca, me la lamio una y otra vez haciendo pequeños paréntesis para salir a la superficie a respirar, me hizo una mamada de diosa, haciendo el vacío en mi polla a la vez que su lengua saboreaba el glande.

No podía más y la alcé fácilmente sobre mí, de tal forma que sus piernas se entrecruzaban alrededor de mi cintura, mi polla se presentó en la entrada de su rajita y la observe antes de entrar en ella, es una visión espectacular mirar a una mujer antes de metérsela, antes de penetrarla y sentir como sus paredes vaginales ceden ante el empuje y la presión de  tu miembro duro, a la vez que su rostro se congestiona por el placer.

Mis manos se posaron sobre su culo y mi mirada sobre la suya, la mire a saboreando el momento y  tras una fuerte sacudida mi polla entro en ella como un cuchillo en la mantequilla, entro con facilidad abriéndose paso entre su cálido chochito, mis manos se aferraron a su precioso culo y lo estrujaron con fuerza a la vez que la atraía hacia mí para que la penetración fuera más profunda, quería metérsela hasta el fondo, quería que sintiera mi polla llenándola por completo.

Una y otra vez mis caderas golpeaban sobre las suyas en un ir y venir de auténtica lujuria, la sujetaba con facilidad y la movía a mi antojo, ella se aferraba a mi cuello mientras gemía como una gatita en mi oído.

Tras unos instantes de locura, sentí que mi cuerpo estaba empezando a abandonarme, ella se percató y me pidió que no lo hiciera dentro.

-          Dentro no, por favor…

No quería y no podía parar, iba a introducir todo mi semen en ella, quería colmarla con mi leche caliente y que lo sintiera en su interior, la sujete con fuerza y comencé a sentir como me alcanzaba el clímax y llegaba a un punto de no retorno, el éxtasis me sacudió y lance varias sacudidas violentas que terminaron por hacerme llegar al orgasmo, mientras que mi cálido semen entraba en lo más profundo de sus entrañas.

Los dos quedamos exhaustos, jadeantes, abrazados en el agua, hasta que tras unos segundos supimos que teníamos que despertar y volver a la realidad, salimos del agua y poco antes de llegar al bungalow nos separamos para que nadie nos viera llegar juntos.

Las vacaciones terminaron, pero la amistad sigue, así que quien sabe si en otra ocasión tengamos la suerte de coincidir…