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El vestidor

en MicroRelatos

El vestidor

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Anna quería hacer algunas compras, así que le dije que la acompañaría. Había estado tan ocupado últimamente con mis estudios que apenas habíamos llegado a pasar algún tiempo juntos, así que un viaje a por ropa sonaba como un buen argumento, para compartir una tarde en compañía de mamá.

Nos estábamos divirtiendo, bromeando y hablando dulcemente o burlándonos el uno del otro, ambos pasándolo bien en compañía del otro. Después de ir a algunas tiendas típicas, casi todas ellas del “Sr. Amancio”.

Anna me preguntó si podíamos parar en un lugar más. Estuve de acuerdo en ir con ella para realizar la última incursión a una de las infinitas tiendas de la ciudad, pero pronto me percaté de que nos dirigimos al centro comercial. Mamá me había engañado, pero tuve que sonreír ante su ingenio.

Lo cierto es que odio el centro comercial, pero con ella a mi lado, cogidos de la mano como una pareja más entre las multitud de gente, no me molestó como normalmente hubiese sído. Apreté la mano de mi chica, sonriendo de una manera que le permitiera saber cuán orgulloso estaba de ella.

Se comportó, sólo me hizo ir a unas pocas tiendas más. Ella compró un artículo de cada boutique, pero no demoró mucho tiempo. La última tienda a la que fuimos fue una tienda de lencería. Mamá me dijo que se iba al vestuario para probarse algunas cosas.

Mientras estaba de pie, tratando de no mirar demasiado a las otras clientas y lo que estaban comprando, noté el teléfono vibrar en mi bolsillo. Lo extráje y leí el mensaje que acababa de recibir: “Estoy en el último probador del final, ven. ”

Sonreí, escudriñando la tienda. Todos los empleados parecían ocupados, llevando a la gente a la caja o ayudándoles con las prendas. Me decidí a pasar a los probadores de las mujeres, mientras nadie me observaba.

Con un golpe suave en la puerta, dejé que mi querida madre supiese que ya estaba aquí. Me dejó entrar, diciéndome que tomara asiento en un taburete de la esquina. Cuando lo hice, me di cuenta de que se estaba probando una especie de encaje sexy de una sola pieza - y que mi madre ya estaba de rodillas y frotando mi entrepierna.

—¿Qué es todo esto?— pregunté juguetonamente.

—Yo quería mostrarte este pequeño y divertido conjunto para ti—, dijo. 

—Pero en realidad, sólo quería darte las gracias por venir conmigo, pasando tu tiempo con tu madre, yendo de compras conmigo. Sé que no es tu pasatiempo favorito …

—Pero tú si lo eres— ,contesté al instante.

Ella sonrió mientras me desabrochaba los pantalones.

—Déjeme recompensárte por ser tan bueno conmigo.

No pude ni responder, puso un dedo sobre mis labios para que no hablase y mi polla ya estaba fuera de mis pantalones, rodeada por sus manos, con sus labios cubriendo alrededor, el cabezón de mi berga. El hecho de estar con mi madre casi desnuda ante mi, y en un lugar público. Hizo que el primer chupetón en mi polla, me pusiese completamente en tensión y la polla durísima y tiesa como un palo de béisbol.

—¿Quieres recompensarme?—, le pregunté.

—Sí,— dijo ella con esa voz sexy.

—Creo que sólo quieres recompensarte a ti misma. Te estás divirtiendo arrastrándome contigo, y comprándote ropa sexy, y ahora estás muy cachonda y necesitas esta polla en tu sucia boca de puta.

Ella sonreía mientras acariciaba y lamía mi vientre, mirándome a los ojos.

—Me conoces muy bien, hijo. Sabes que no puedo dejar de intentar poner tu gran polla en mi boca. Hace mucho, que no me das tu leche.

— ¿Hace mucho?…si ayer noche me estuviese comiendo la polla, mientras orinabas y yo me lavaba los dientes antes de irme a la cama ¡¡¡….no paraste hasta que vaciaste mis huevos, no entiendo como papá no se da cuenta …oliéndote a semen la boca….casi cada noche.

Mamá hizo una mueca de niña perversa y comenzó a mamar mi polla ofreciendome su garganta profunda, empujándo toda la longitud de mí polla en su húmeda boca caliente.

Mis manos corrían a lo largo de su cuerpo, disfrutando de la forma en que sus carnes se sentían bajo el encaje. Había mucha piel para disfrutar también, ya que la pieza de ropa no cubría demasiado. Corrí mis dedos a lo largo de su espalda, aparte el tanga, encontrando sus agujeros. Mientras los acariciaba, yo adoraba lo húmeda que mi madre ya se había puesto.

—Me encanta lo mojada que te pones, solo de chupar polla, mamá —dije.

—¿Por qué no vienes aquí? — y ella se puso en pie de un solo movimiento. Se giró, poniéndose de frente al espejo.

—Adelante, siéntate sobre esa polla. — le ordene.

Mi madre se sentó en mi polla, dejándola lentamente sumergirse dentro de ella. Cuando ella me tomó por completo dentro de su vagina, puso su mano sobre su boca, tratando de amortiguar sus propios gemidos.

El grosor y longitud de mi polla, le estiraba la carne de su estrecho coño, y podía notar como mi glande tocaba su cervix.

Mientras trataba de moverse suavemente sobre mi berga para no gritar excesivamente, la agarré por el pelo. La mire a los ojos, a través de su reflejo en el espejo y acercando mis labios a su oreja, le digo.

—Montame, puta … cabalga sobre la polla de tu hijo, la llevas deseando desde ayer…¿verdad?

Y en el momento en que se lo ordené, la muy puta comenzó a golpear instantáneamente, su culo arriba y abajo contra mi vientre, bombeando su coño como ella sabía hacerlo, se jodía ella sola con mi polla, mirándose al espejo, sintiéndose sexy y hermosa, joven y feliz de nuevo.

Le di una bofetada en el culo, agarré sus tetas, le tiré el pelo, y le dije que era una puta cochina y sucia. La tenía retorciéndose de gusto y a punto de correrse en muy poco tiempo, estremeciéndose mientras ella seguía cabalgando en mi regazo.

—Eres una puta muy sucia —dije— Ni siquiera puedo llevarte de compras sin que necesites ser follada.

—Simplemente no puedo estar lejos de tu polla, hijo— dijo, entre suspiros de satisfacción.

—¿Te gusta tener la pollota de tu hijo dentro de ti?

—¡Me encanta! ..…¡La necesito!

—Sí, sí, mamá. Sí … tú … haz … no pares…joder.

Yo también estaba muy excitado…joder. Podía decir que estaba preparado para correrme.

—Ponte de rodillas para mí.

—¿Vas a eyacular?

—Sí, mamá, sí. Déjame gozar en esa boca.

Se puso de rodillas, abrió la boca con fuerza mientras yo me sacudía la berga. Al tercer golpe de muñeca, estaba corriéndome a chorro gordo, viendo como gruesos cordones de espesa lefa, salian disparados con potencia fuera de mi polla y se estrellaban en su boca, pegándose a su precioso rostro, y salpicando su pelo y hombros.

—Ostia puta, mamá…joder que corrida !!!!….wuau… carajo, como te he puesto— dije mientras cubría la lengua de mi madre de blanca y espesa leche….parecía una pizza cubierta de mozzarela fresca.

—Estas tan sexy con toda mi leche encima….buffff…como me gustas cuando te veo así de zorra, mamá.

Ella sonrió mientras tragaba mi copiosa descarga que se le escurría hacia abajo, sobre sus hermosas tetas.

Ella comenzó a limpiar todo lo que tenía pegado a su cara, llevándose lo a su boca.

— Límpiate bien, chochona — le dije cariñosamente con admiración. —¿Vas a quedarte ese conjunto tan sexy?….creo que a papá le gustará.

—Creo que no debería hacerlo, ¿no?. Quiero decir, ya me has jodido el conjunto, mira….el sujetador esta lleno de semen, esto no puedo ponerme lo ahora…¿Como lo voy a dar en caja?

— No te preocupes, dámelo… yo lo dejaré disimuladamente, en la tienda, pero me lo cobraré más tarde.

— ¿Qué vas a hacer?

— Te voy a joder esta noche, en casa.

Ella me guiñó el ojo mientras se levantaba de rodillas del suelo del probador.

— ¿De verdad crees que puedes esperar tanto?

—No te lo estoy pidiendo mamá, es una orden…— dije con una sonrisa.

— Parece que no soy la única puta caliente aquí. Me alegro de tener un hijo tan cabrón, y haberte hecho esta polla tan hermosa— dijo, poniendo ella misma, mi polla en mis pantalones. — Siempre haces que valga la pena.

La besé en los morros, lamiéndonos como animales en celo y salí del probador de mujeres con una sonrisa en los labios, y la caja con el conjunto de lencería en la mano. Pensando en como me la iba a follar esa noche, cuando mi padre se quedase dormido.

💋 Anna