– Vengo solo, ¿y tú? -dijo tuteandome; es la primera vez que lo hacia.
– Con unas amigas -mentí-, pero ya las perdí.
Sonrió; me tomé el vaso de agua mineral y lo agarré de la mano.
– Ven, acompañame en lo que las ubico otra vez – le dije al oido.
El profesor Roberto nunca conoció a mi marido asi que bien podia estar a nuestro lado, como un extraño más. Pasé al lado de mi marido y le di un leve empujón y nos siguió. Busqué un grupo de ambiente , de esos que se la pasan gritando y me situé a su lado. Me apretujé un poco mas e inicié el movimiento de cadera y hombros mientras Roberto se colocaba donde queria: en medio de mis nalgas.
Pasó media cancion y aun no sentia su bulto así que mientras todos estaban con las manos en alto, puse mi mano atras y para que no hubiera duda, le bajé el cierre hasta que se la encontré: estaba medio crecida y de lado; la enderecé y comencé a masturbarlo.
Senti una mano en una teta izquierda y noté que era mi marido, convenientemente colocado a mi lado. Me guiñó un ojo y por perversidad con la otra mano lo toqué sobre el pantalon: la tenia dura.
La mano de mi marido descendió y entró bajo el mallón. Mi monte depilado lo recibió asi como un botón que estaba pidiendo a gritos ser masajeado. Su dedo comenzó a moverse en “u” y mi mente a perderse en la sensación. En ocasiones cuando estamos en la cama y vamos a dormir, mi mano busca su verga y lo masturbo durante horas; siento que aun dormida lo hago. Pero no era la de mi marido la que tenia atras, sino la de un conocido; lo miré de reojo y él tenia los ojos cerrados. Yo me moría por chuparsela pero allí sería muy arriesgado.
Mi marido sabía lo que hacia pues llegué rápido al orgasmo; me sincronicé con el que tocaba la bateria pues cuando tocó con fueza un plato, exploté y me quedé quieta, apretandole la verga a Roberto.
Saqué la mano de mi marido de mi pantalon pues sabia que seguiria y necesitaba concentrame en darle placer a Roberto: así de puta soy con los que por vez primera toco o me tocan; me dedico a ellos, a que me descubran y a descubrirlos.
La verga de Roberto se puso mas dura y lo masturbé mas rápido hasta que senti un poco de seman en mis manos. Me detuve y me acerqué a su oreja.
– Mi boca es más cálida que mi mano; acompañame por mi abrigo a mi auto- le dije.
Salimos del apretujadero y mi marido atras, siguiéndonos. El guardia del local nos puso un sello en la mano para poder regresar; caminamos entre los autos y miré que nadie aparte de mi esposo, nos siguiera; me agaché e inicié lo que según mi marido mejor hago: mamar. Roberto no aguantó mucho y se vino en mi boca mientras mi esposo recargado en un auto, fumaba y nos miraba.
-¿Regresamos al concierto? – le pregunté al profesor- aun limpiandome sus restos pues su venida fue abundante.
– No, yo me quedo pues parece que te esperan -dijo señalando a mi esposo, ¿todo bien con él?
– Muy bien; siempre me cuida. Yo lo amo.
Por eso me encantan los maduros; ven las cosas diferentes; un joven no habría sido tan observador y buscaria defender un territorio que NO ES SUYO.
Nos dimos un gran beso de despedida, intercambiamos redes sociales y regresé con mi marido; me abrazó y retornamos al concierto; aun disfrutamos cinco canciones y yo dos orgasmos con sus dedos. Cuando terminó quise montarmele a mi marido en el auto pero habia mucha gente,esta vez, mas atenta a su alrrededor.
Los dias siguientes mi esposo y yo estuvimos cogiendo a todas horas, recordando lo sucedido (él más que yo). Mi marido se vino en mi boca las veces que quiso pues tiene mas deseo por mi boca que por mi vulva. Por supuesto a mi me encanta mamar pero necesito verga, necesito que me la metan.
Mientras se la chupaba a mi marido me imaginaba la verga del profesor Roberto. Ya se la habia probado: límpia, gorda y de buen tamaño; no inmensa que me lastime y no chica que no llene. Lo busqué por internet y hallé su perfil repleto de su trabajo; de mujeres, ni rastro. En varias fotos sostenia un vaso de café.
Soy muy directa cuando tengo hombres enfrente pero muy tímida para buscarlos y proponerles que me cojan. Sencillamente no se como hacer la propuesta; si fuera hombre, seguiría siendo virgen. Así que tendría que fingir otro re encuentro con el profesor. Le dije a mi marido lo que pretendía y despues de sopesar pros y contras, aceptó que lo buscara.
Me maquillaba, vestia sexy e iba al centro comercial muy de mañana y por las tardes pero no lo hallé en casi un mes. Mi marido , fastidiado, me propuso enviarle un mensaje a su perfil pero dije que no y asi pasó otro mes hasta que una noche despues de que se vino en mi boca, me dijo que yo tenia una cita con el profesor Roberto.
-¿Le enviste tú el mensaje? -pregunté nerviosa.
– Sí, en tu nombre. Le dije que querias verlo y dijo que él te estaba buscando pero perdió tus datos. Anda, ve y coge con él.
Abracé a mi esposo.
– ¿No te enojarás si dejo que me coja mucho? Porque si me envias a la cita, dejaré que me la meta todo lo que quiera.
-Yo prefiero tu boca y a ti te gusta que te la metan. ¿Porque te voy a privar de lo que quieres si a mi me das gusto con lo que yo quiero? Te compre un baby doll para que él te lo quite.
El profesor me propuso vernos en la mañana pero le dije que no y cambie la cita a la tarde para que mi marido me llevara. Sé que le gusta ver como voy vestida y no quiero que me vea a traves de una pantalla. Aunque llevamos años de casados, cuando me visto para otros es diferente: mi marido me ve y toca más.
Asistí a la cita con el orgasmo a punto y con una humedad inmensa un poco por saberme cogida y otro poco por la complicidad que tenemos entre mi esposo y yo. Tener sexo por placer, juntos, separados, pero siempre cómplices. Mis encuentros no tendrian sentido si fueran infidelidad; no soy de las que hacen sufrir a su pareja por vanidad. Él siempre debe saber lo que haré o por lo menos estar alli y verlo.
Roberto me trató como reina en la cita y como puta en la cama, tal vez por la pastilla azul que mi marido propuso me llevara para que me super cogiera.
Llegué a casa a las 2 am con la sensacion de estar llena de verga , casi para no pedir por dos meses. Mi marido que me esperaba en nuestra cama con su verga afuera; me tomó de la cabeza y abri mi boca…