miprimita.com

Fantasías a cuatro manos

en Fantasías Eróticas

FANTASÍAS A CUATRO MANOS

(ÉL)

Hoy ha sido un día duro de trabajo. No más que otros días, pero junto al calor que hace hoy en la calle ha sido suficiente para que en todo el camino de vuelta tuviera en mente una ducha relajante. Me gusta el agua bien caliente para abrir los poros y sudar incluso bajo el chorro y acabarla con un latigazo de agua fría para cerrarlos. Tras envolverme en el albornoz y ya relajado, me tumbo boca abajo sobre la cama para conseguir la desconexión total. Todos mis músculos se sueltan poco a poco mientras me llega el duermevela. Oigo entonces cómo se abre la puerta de la calle y unos pasos de tacón que se acercan por el pasillo. Lo siguiente es un aroma intenso a perfume que llena por completo la habitación.

Me encantan los masajes relajantes en los pies, son mi debilidad. Las manos que frotan mis plantas provocan escalofríos en la espalda. Suben después a los gemelos y las noto cálidas, suaves, pero firmes en su recorrido ascendente. Hacen que las separe inconscientemente aumentando la superficie de mis muslos libres a las caricias. Se cuelan por debajo del albornoz y las piernas quedan del todo liberadas... por donde las manos siguen su recorrido casi hasta los glúteos, pero buscando el interior de los muslos, haciendo que se tense el perineo sin llegar a tocarlo. El masaje hace que se relaje de nuevo y las manos siguen su camino bajo el albornoz para elevarlo más aún y dejar al aire (ahora sí) mis nalgas...

Ufff, ahora ya el masaje se torna más intenso, porque son las uñas las que marcan el camino... y repito un "ufffff" que sale de mis pulmones siguiendo el recorrido de esos dedos lentos clavándose en la piel pero sin pararse, y tensando todos mis músculos adivinando lo que viene después... auuuuuchhhhh: un ligero mordisco en el glúteo derecho... auuuuuuchhhh otro más intenso en el izquierdo... y una advertencia: sssshhhhhhhh, para que no grite mucho so pena de sentir los dientes clavarse con más intensidad...

Me tienta el gritar para que los mordisquines lleguen a grado superior. Me encanta sentir los labios que envuelven mi piel esperando un cálido beso, pero que descargan pasión con los dientes... uffff!!!  Tensionando todo mi cuerpo como un latigazo y volviéndolo a relajar... Dos, tres, cuatro, cinco veces... pierdo la cuenta. A un lado, al otro, más arriba, más abajo, más en medio, más abajo...

Menos mal que mi polla está bien colocada para que se pueda revolver, para que se pueda estirar, para que se restriegue sobre las sábanas limpias dejando el rastro de las primeras gotas de "almíbar"...

Un cachete, mejor dicho nalgada, marca la orden para colocarme boca arriba. Con el albornoz ya totalmente abierto mi polla da un respigo hasta ponerse en situación. Sigue recibiendo piropos de "bonita", "que bien hecha estás" y "aguanta mucho", cosas que yo doy por hecho, sin reparar en ello, pero que se escuchan con agrado y en este caso se repiten... Sin soltar palabra, solo clavándole la mirada, con unos ojos que no le quitan atención mientras las manos vuelven al interior de los muslos, casi donde se juntan, tocando ya de refilón mis huevos... uuuuuffffff. Esa primera caricia siempre es la más intensa!!!! Aunque luego se repita, la primera siempre es la que estremece...

Las manos abandonan las piernas para subir hasta el pubis... Dioosssss que sensación!!! Nunca sé decir si es placer o es una tortura!!!! Tortura al recorrer con lentitud los dedos por el vello rizado como un dibujo sin formas, y sentir cómo las manos rodean la base de mi polla atrapándola sin remisión y empezando una lenta subida hasta el capullo que supura más almíbar todavía, mientras los labios lo rodean y comienzan a recoger esas gotas de aroma intenso con la lengua juguetona...

La boca se cierra haciendo el vacío mientras la lengua pelea lenta con el capullo por ver cuál de las dos está más mojada: mi polla tiesa, empalmada, dura como nunca o la lengua que la llena de saliva untuosa... Las manos que la sujetan bombean hacia arriba la presión igual que la mejor de las corridas. La saliva y el almíbar se funden, se confunden en un solo líquido a lubricar la boca y la polla por igual mientras el ritmo de la mamada aumenta con el ansia con el que chupa... Mmmmmmm. 

En un movimiento rápido, siento como mi cara queda rodeada por el tacto de unas medias de seda que adornan dos hermosas piernas que acaban en un hermoso culito tan solo cubierto por unas braguitas negras de encaje transparente... Mmmmmmm, invitándome a un 69 con aires de reto por ver quién hace sucumbir antes al otro, para sentir quién derrumba a quién. 

La visión es perfecta para mí. Prendas elegantes, sexys, para no desprender, solo apartar suaaaaavemente mientras consigo venganza al clavar un mordisco en esas nalgas hermosas a la vez que... ZZZZAAAAAAASSSSS!!!, cae un certero azote en el otro lado. Venganza que libera de presión mi interior y con un hermoso: "AAuuuchh", con dulce voz que ya denota cierta sumisión... y gritos que en realidad son gemidos... Mi lengua recoge almíbar del coño abierto, de entre los labios separados, hinchados, enrojecidos como mi polla y ambos se sienten al mismo nivel.  A la misma intensidad de deseo por ser acariciados, chupados, mamados, empujados hasta el camino de no retorno... Mi lengua busca el punto de donde fluye el almíbar mientras con un dedo, con dos, busco, froto dentro de ese coño abierto sensible y babeante... Ambas caderas se mueven al mismo ritmo empujando arriba, abajo, a un lado y a otro para que las mamadas sean más intensas... Diossssssss, que coño tan sabroso, qué néctar tan ricoooo, mmmmmm.

Mientras siento que mi polla va a reventar, a la vez que se llena mi cara con los fluidosssss, oigo una voz..., un sonido intenso, un gemido agudo que dice........................

Rinnngggggg, Rinnnnnnnngggggg... Es el timbre de mi puerta... que me saca del duermevela con la polla más hinchada, más dura, más empalmada que nunca, y oigo unos pasos de tacón que se acercan por el pasillo, tras lo que un aroma intenso a perfume llena mi habitación...

 

(ELLA) 

 

 

"¿Por qué no habrá venido a abrir la puerta?", me pregunto, refunfuñando. He tenido que dejar las bolsas en el descansillo de la escalera para poder buscar la llave dentro del bolso y abrir la puerta. Al fin dentro, tomo de nuevo las bolsas, cierro la puerta y entro en la cocina. "Seguro que se habrá quedado dormido", pienso, pues conozco sus rituales. Cuando llega a casa después del trabajo, siempre se da una ducha rápida y se tumba en la cama. 

 

Avanzo decidida por el pasillo porque tengo ganas de mostrarle el conjunto de lencería que he comprado y que llevo bajo la ropa. El taconeo de mis zapatos es lo único que rompe el silencio. Llego junto a la puerta del dormitorio y la encuentro entornada, pero la empujo un poco más y me asomo al interior. Él está sobre la cama, como yo pensaba, pero lo que no me esperaba es descubrirlo con la polla apuntando hacia el techo, en plena erección. Sin delatar aún mi presencia, recorro su cuerpo con mi mirada. El albornoz está abierto y desde mi posición tengo una magnífica vista de su cuerpo atlético. Permanece inmóvil, con los ojos cerrados, solo puedo apreciar el leve movimiento de su pecho al respirar. "¿Estará soñando conmigo?", me pregunto, al mismo tiempo que empiezo a sentir más calor bajo la piel. 

 

Abro del todo la puerta y entro en la habitación. Me acerco a la cama y recojo unas prendas que hay en el suelo. Siempre deja tirada la ropa cuando se va a duchar... Sin embargo, su cuerpo desnudo vuelve a llamar la atención de mi mirada. Me acerco más a la cama y deslizo una mano sobre su pecho. Me encanta sentir la suavidad de su vello. Juguetona, le pellizco una tetilla y no se inmuta. Realmente está durmiendo. Mi mano desciende por el pecho y alcanza el ombligo. Con un dedo dibujo un círculo a su alrededor y luego sigo bajando, hasta alcanzar el vello ensortijado del pubis. Mis dedos lo acarician mientras mis ojos, una vez más, no pueden evitar quedarse prendidos del mástil que apunta hacia el techo... 

 

Me incorporo mordiéndome los labios por la expectación, pues se me ha ocurrido una idea que no puedo desaprovechar. Cojo dos de sus corbatas y las utilizo para atar sus brazos al cabecero de la cama. Sonrío, como una niña que ha hecho una travesura. Me siento sofocada y empiezo a desabotonar mi blusa. Después, deslizo la cremallera de la falda y esta cae al suelo. Contemplo en el espejo del armario el conjunto de ropa interior de encaje negro que he comprado y que ya me he dejado puesto. Unas medias negras hasta medio muslo y un liguero rematan el conjunto. ¡Me siento tan divina como una mujer fatal!

 

Acaricio una de sus piernas mientras me acerco a los pies de la cama. Entonces sí, apoyo mis manos sobre sus fuertes muslos y recorro la piel hasta rozar los testículos y la base de la polla. Acerco mis labios al mástil, desde la base, y lo recorro con la punta de la lengua, trazando un sendero con mi saliva mientras asciendo. Al mismo tiempo, mi mano busca, acaricia y reclama los huevos, apretándolos ligeramente. Bajo mi lengua, siento que el mástil tiembla. Crece y se endurece todavía más. Mis labios, ya en la cumbre, rodean el capullo y saborean las gotas de almíbar. Él, aunque duerme, mueve las caderas y suelta un suspiro. 

 

Me quito el sujetador. Me acaricio los pezones, que ya están excitados y duros. A él le gustan así. Acerco los pechos al mástil y lo acomodo entre ellos. De este modo empiezo a moverme, arriba y abajo, con la polla atrapada entre la cárcel de mis pechos. Él empieza a gemir, ya de forma continua, y se debate en sueños, intentando liberarse de sus ataduras. Pero no puede hacer nada para escapar de mi tortura... 

 

Me detengo. Quiero saborearlo de nuevo. Vuelvo a rodear el capullo con mis labios, lamiendo y chupando, y luego, abro más la boca para dar paso a la polla hasta el fondo de mi garganta. Al mismo tiempo, vuelvo a apretar los huevos y con un dedo desciendo y busco el ano. Jugueteo con la entrada. Es entonces cuando decido dejar la polla y centrarme en esa parte... Me arrodillo entre sus piernas y comienzo a chupar los huevos, mojando todo el vello con mi saliva. Los lamo, los mordisqueo y, después, me los meto en la boca. A continuación, sigo descendiendo y lleno de saliva la entrada del ano. Con la lengua empiezo a presionar, abriéndolo muy suavemente. Hasta que ya está preparado para recibir mi dedo. Lo meto muy lentamente, mojándolo más en saliva durante el proceso, y oigo que se le escapa un gemido que hace que se mojen más mis bragas. Al fin, él abre los ojos y, esta vez ya despierto, lucha por liberarse, pero mis caricias le arrancan nuevos gemidos, hasta que con voz entrecortada me dice: "Ya no puedo más, voy a correrme". Entonces me incorporo un poco para volver a meterme la polla en la boca y siento que se derrama en mi interior. 

 

Él está sudoroso, aún con los brazos atados. Me siento en la cama, a su lado, me apoyo sobre el cálido colchón de su pecho e inclino la cabeza para besarle en los labios. De este modo los dos saboreamos el néctar que ha depositado en mi boca. 

 

—¿Me desatarás? —me pregunta luego—. Ahora me toca a mí tocarte... ¡¡¡Te vas a enterar!!!

 

Yo me incorporo, recojo la ropa que está en el suelo y le dedico una sonrisa de niña traviesa. Estoy pensando en dejarlo atado un buen rato más... 

...¿Continuará?...